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Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya: Volumen III. Investigación arqueológica en Oxtankah y área circundante
Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya: Volumen III. Investigación arqueológica en Oxtankah y área circundante
Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya: Volumen III. Investigación arqueológica en Oxtankah y área circundante
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Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya: Volumen III. Investigación arqueológica en Oxtankah y área circundante

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La ciudad de Oxtankah desempeñó un papel crucial sociopolítico establecido por las comunidades en la porción sur del actual estado de Quintana Roo, con lo cual se concluye que sus habitantes lograron un alto grado de sustentabilidad ecológica que les permitió diversificar la economía local, basada en la explotación de recursos marinos, costeros y l
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 jul 2023
ISBN9786075398013
Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya: Volumen III. Investigación arqueológica en Oxtankah y área circundante

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    Oxtankah - Hortensia Ana De Vega Nova Mendoza Ochoa

    Agradecimientos

    ———•———

    Al gobierno del estado de Quintana Roo, por facilitar el financiamiento para la realización de los trabajos arqueológicos llevados a cabo en Oxtankah en los años 1997-1998, y especialmente al entonces gobernador, licenciado Mario Villanueva Madrid.

    A la Universidad de Quintana Roo, campus Chetumal, y a su entonces rector, licenciado Efraín Villanueva Arcos, por el apoyo incondicional brindado durante el proceso de las investigaciones durante su gestión.

    Al arqueólogo Enrique Nalda Hernández (†), por la confianza depositada en nuestras investigaciones y su disposición para orientarlas cuando fue necesario.

    A Adriana Velázquez Morlet, entonces delegada del Centro inah Quintana Roo, por auxiliarnos en la solución de los problemas que se fueron presentando.

    A los investigadores y compañeros que intervinieron en las diferentes etapas de los trabajos de campo y gabinete:

    • Arquitecta Ma. Teresa Ontiveros Ortiz, por apoyarme en una infinidad de acciones, entre ellas: realizar todos los dibujos de edificios, plantas, alzados, hipotéticas de la ciudad, de los enterramientos, apoyarme con el control de los peones en campo, trazo de la retícula de excavación en campo. A ella, mi más profundo agradecimiento.

    • Arqueólogo Luis Pantoja Díaz, por haber aceptado la responsabilidad de conducir las excavaciones de la Estructura IV y del templo de la Estructura I en Oxtankah, entre otros.

    • Arqueólogo Marcos Noé Pool Cab, por la realización del análisis de los materiales cerámicos recuperados durante varias de las temporadas de campo llevadas a cabo en el proyecto y por acceder a conducir las excavaciones del Altar Central de la Plaza Abejas de Oxtankah.

    • Arqueólogo Emiliano Melgar Tísoc, por el estudio realizado de algunos de los materiales de concha obtenidos en Oxtankah y la región en general.

    • Pasante de arqueología Francisca Rosas Sánchez, por su amistad, entusiasmo, honradez y compromiso de trabajo demostrados en su participación en todas las labores que le fueron encomendadas, tanto en campo como en laboratorio, no sólo en este proyecto, sino en tantos otros en los que estuvo a nuestro lado a lo lar­go de más de una década.

    • Licenciado Max Lara Fernández, por sus trabajos de iconografía.

    • Ernesto Rangel, por las tomas de video obtenidas durante los procesos de excavación de las primeras temporadas de campo en Oxtankah.

    • Restauradora Elda Anrrubio Vega, por haber dirigido los trabajos de conservación y mantenimiento de los murales de estuco policromado recuperados en Oxtankah.

    • Restauradores Frida Mateos González y Gerardo Calderón Magallón, por el apoyo brindado en la restauración y consolidación de varias piezas prehispánicas.

    • Doctora Claudia García Arteaga, por la rápida y certera atención médica brindada tanto a los trabajadores como a los investigadores que participaron en el proyecto en la primera temporada de excavaciones (1997), ya que sin su ayuda no habríamos podido sobrellevar las enfermedades sufridas.

    • Compañía Tempo Nuovo, por digitalizar los dibujos de la arquitecta Ontiveros Ortiz.

    • Jan van Beuren Bruun, por los apoyos brindados para dar solución a los múltiples problemas que se presentaron en campo.

    • Antonio Salgado García, por su amistad y participación en el análisis de materiales arqueológicos.

    Especial agradecimiento a la arqueóloga Sylviane Boucher Le Landais, por realizar el análisis de los materiales cerámicos y por las facilidades que incondicionalmente brindó al proyecto, permitiéndonos también hacer uso de algunas instalaciones de la ceramoteca del Centro inah Yucatán, bajo su responsabilidad.

    A Cristina Antúnez Moreno, por la paciencia, constancia y disciplina con las que realizó su minuciosa revisión y corrección de los textos que integran esta obra, así como por sus atinadas sugerencias; sin duda, su esfuerzo contribuyó a alcanzar la calidad editorial requerida.

    Al arqueólogo Carlos Álvarez Asomoza, por su paciencia y destreza en la corrección de este texto.

    A los miembros del Taller Experimental de Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y a su coordinador, el arquitecto Ismael Reza Urbiola, por ayudarnos a formar los mosaicos de las fotografías aéreas de la región en estudio y verter en ellos los datos digitalizados de la información obtenida en campo.

    A don Gazpar Centeno Huchín, por los conocimientos que nos comunicó acerca de las costumbres y lengua mayas; por su amistad, consejos y lealtad, por la eficiencia y rapidez demostrada en el trabajo, y por haber dejado a un lado su vida personal durante tantos años para cumplir con la responsabilidad de custodiar el patrimonio arqueológico de Oxtankah, que sabe suyo y heredado de sus ancestros.

    A los trabajadores de las ciudades de Calderitas, El Cocal, Oxkutzcab y Chetumal por su esfuerzo, solidaridad, lealtad y eficiencia en su trabajo, que constantemente supieron acompañar de una amable sonrisa.

    Introducción

    ———•———

    Desde sus orígenes, la investigación planteada por este proyecto tuvo como objetivo contribuir al conocimiento de la historia de la región del sitio prehispánico de Oxtankah para colaborar en la búsqueda de una explicación sobre el desarrollo de la cultura maya anterior a la conquista española, de ahí que en el programa general se plantearan las líneas de investigación y las tareas concretas que se iban a desarrollar:

    a. Inicialmente, completar la información con que contaba el inah en relación con los restos arqueológicos ya detectados en la bahía de Chetumal y la zona lacustre situada inmediatamente al oeste y norte de ella, a fin de tener una imagen precisa de la distribución de la población indígena en los diferentes periodos de su historia prehispánica. Para satisfacer esta necesidad, se planteó desarrollar un programa de reconocimiento de superficie apoyado con imágenes de sensores remotos, básicamente de fotografía aérea.

    b. A partir de los recorridos de campo, del mapeo de vestigios arquitectónicos prehispánicos, de la recolección de materiales arqueológicos de superficie, de la excavación de pozos de sondeo en los sitios importantes por su contexto y del análisis preliminar de los materiales, se planteó la elaboración de mapas de distribución de sitios por época y el avance en el estudio de los respectivos patrones de asentamiento. Aceptando en principio la tesis de Andrews, Jones, Hamilton y Cobos de que el antiguo Chetumal podría ser el complejo polí­tico-económico-cultural definido por el conjunto de los asentamientos denominados La Iglesia, San Manuel, Oxtankah, Ichpaatun, Tamalcab y Calderitas, sería necesario hacer hincapié en la prospección sobre ellos.

    c. Con la información recuperada se plantearía la necesidad de desarrollar excavaciones extensivas en los sitios que representaran indudablemente situaciones contextuales relevantes por investigar, dando especial interés a aquellos que permitieran establecer patrones de subsistencia.

    d. Se planteó la necesidad de realizar levantamientos topográficos para el apoyo terrestre de la fotorrestitución, así como para el control de la estratigrafía y la posición de los artefactos que se recuperarían durante los futuros trabajos de excavación arqueológica, pues los planos de Alberto Escalona Ramos y de Fernando Cortés de Brasdefer son esquemáticos, no contienen curvas de nivel y, por tanto, no sirven para producir planos de distribución de artefactos ni para controlar excavaciones.

    e. Con la información obtenida se elaboraría el expediente técnico con el que se estructuraría la propuesta de declaratoria de zona de monumentos arqueológicos, a fin de asegurar la defensa y conservación adecuada de los sitios.

    El proyecto se inició en 1995, cuando el Consejo de Arqueología del inah aprobó su ejecución.¹ Las investigaciones del asentamiento maya de Oxtankah se enfocaron en un contexto mayor que su emplazamiento, con una perspectiva regional que abarcó un espacio de aproximadamente doscientos kilómetros cuadrados cuyos límites geográficos fueron: al norte, los canales que comunican la laguna Guerrero con la bahía de Chetumal; al oeste, el litoral oriental de la laguna Bacalar; al sur, las márgenes del río Hondo, y al este las costas orientales de la bahía de Chetumal, donde se incluye la totalidad de la isla Tamalcab. Las coordenadas utm van de E359200M a E380000M y de N2045900 a N2053600. La región queda comprendida en la carta topográfica levantada por el inegi en las líneas de vuelo 262 (05’09), 263 (05’07) y 264 (05’09), de febrero de 1998, identificada como CHETUMAL-E16A66, escala 1:50 000 (fig. 1).

    Figura 1. Carta topográfica CHETUMAL-E16A66 del inegi. La línea roja comprende la región en estudio.

    La investigación dio inicio con la obtención de los datos relativos a los 12 sitios arqueológicos que se tenían registrados por el inah antes de nuestras intervenciones, específicamente en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, cuyas claves de registro, nombres y coordenadas utm son:

    Figura 2. Plano con la ubicación de los 12 sitios arqueológicos registrados por el inah en la región.

    Los sitios se distribuyen tanto tierra adentro como en el litoral de la bahía de Chetumal (fig. 2).

    Es importante mencionar que el sitio denominado San Andrés fue descubierto por el arqueólogo Enrique Nalda Hernández durante sus trabajos de fotointerpretación de la región, realizados en la década de los noventa del siglo pasado.

    consideraciones generales

    Los nombres actuales de los asentamientos prehispánicos de la región que nos ocupa no les fueron asignados por los antiguos mayas, sino por el investigador Alberto Escalona Ramos, quien los dio a la luz pública en 1946 en el libro Algunas ruinas prehispánicas en Quintana Roo, que escribió con base en el registro que obtuvo en 1937, durante la Expedición Científica Mexicana a Quintana Roo, Belice y Guatemala organizada por Luis Rosado Vega con el apoyo de las secretarías de Comunicaciones, Educación y Defensa Nacional y del gobierno del entonces territorio federal. Entre otros casos, a las ruinas aledañas al entonces pueblo de Calderitas las denominó Yaaxcanab por el color verde de las aguas de la bahía de Chetumal; dio nombre también a Ichpaatun y a Oxtankah —cuyo topónimo podría traducirse como tres barrios, en medio de tres pueblos o lugar rodeado de ramones—, y a las ruinas conocidas como El Henequenal las llamó Nohichmul.

    En esa publicación Escalona Ramos presenta un plano con la ubicación de los sitios que visitó en el área de nuestro interés (fig. 3).

    Los sitios de Oxtankah, San Manuel, Tamalcab y La Iglesia son en realidad uno solo, aun cuando Escalona Ramos los haya registrado separadamente.

    Figura 3. Plano publicado por Alberto Escalona Ramos (1946: 572), con la ubicación de los sitios que visitó en el sur de Quintana Roo (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    En relación con Oxtankah, el autor apunta:

    Estas ruinas, como las próximas a las de La Iglesia, situadas a unos 300 o 400 metros al norte, están entre bosques de árboles altos, por lo que, como en otros casos, el levantamiento del plano, a pesar de ser esquemático, resultó muy difícil. Se encuentran a unos 800 o 900 metros de la Bahía de Chetumal, al oeste de las ruinas y rancho o paraje de San Manuel, a 900 metros al norte de las ruinas de Ichpaatun y a 14 kilómetros también al norte (NNE) de Chetumal. Forman un conjunto de 350 metros de largo de este a oeste y 250 metros de ancho de norte a sur, que pueden hacerles considerar como restos de una ciudad de importancia. Son aproximadamente 24 montículos distribuidos alrededor de tres grandes patios de 100 metros por 90 metros, 70 m. x 40 m., y 80 m. x 40 m.

    Se destacan por su altura dos de ellos que se encuentran en el centro; su elevación es … es de unos 10 metros. Por sus grandes proporciones se singulariza el situado al oeste del patio mayor; tiene 60 m. de largo, más o menos.

    En los lugares marcados en el plano con números se encontraron perforaciones destructoras.²

    En esa ocasión levantó el plano esquemático del sitio con los vestigios arquitectónicos que detectó y a los que hace referencia en su texto (fig. 4).

    Respecto al sitio de San Manuel, menciona:

    Las ruinas del rancho o paraje de San Manuel, están situadas a 1 kilómetro al norte de las ruinas de Ichpaatún, y 14 kilómetros también al norte (NNE) de C. Chetumal.

    Los cinco montículos de que se compone este núcleo en la actualidad presentan un estado de destrucción avanzado, pues sus piedras fueron aprovechadas en parte para construir las casas o chiqueros que están entre o sobre ellos (marcados en el plano con números); además, el mar, al penetrar, se lleva fragmentos de alguno de ellos y quizás se ha llevado ya alguno entero.

    No se nota en el conjunto una distribución regular.

    Frente a un patio abierto se conserva un largo montículo que aún tiene los cimientos de una antigua construcción.

    En la parte alta del montículo mayor, que tiene unos 4 metros de altura, se encuentran también cimientos como los anteriores y además bases de columnas.

    En toda la localidad y en la playa, a unos 300 metros al sur, hay restos abundantes de cerámica.

    Este núcleo por su situación marítima debió ser el puerto de la ciudad arqueológica cuyo extremo norte se conoce con el nombre de La Iglesia, la cual está a un kilómetro al oeste. Debió servir, junto con el de las ruinas de la isla de Tamalcab, que se encuentran enfrente, como punto avanzado de la ciudad amurallada de Ichpaatún.

    El nombre de La Iglesia procede de las ruinas de una capilla cristiana del siglo xvi, colocada en ese extremo norte, que perteneció a la Villa Real fundada por Alonso de Ávila en 1532.³

    Figura 4. Levantamiento de Oxtankah. Alberto Escalona Ramos (1946: 584) (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    El texto fue acompañado del plano esquemático de las estructuras que en ese momento componían el sitio (fig. 5).

    Figura 5. Plano esquemático del sitio de San Manuel, elaborado por Escalona-Ramos (1946: 586) (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    En relación con el sitio de Tamalcab, refiere:

    En la isla de Tamalcab, que se halla en la Bahía de Chetumal a menos de 2 kilómetros de distancia de tierra firme, existen unas ruinas situadas casi a la mitad de ella, frente a las ruinas del rancho de San Manuel, las cuales están a su vez en la playa de tierra firme a un kilómetro al norte de las ruinas de Ichpaatún y 14 kilómetros al norte (NNE) de C. Chetumal (Payo Obispo). Dicha isla tiene unos 10 kilómetros de largo, y, en el sitio de las ruinas, sólo 150 ó 160 m. de ancho. En sus playas hay manglares y cocales, y al centro un bosque de árboles grandes, especialmente zapote y habían. [sic].

    El conjunto se compone de dos grandes patios de 45 m. de lado, rodeados por montículos de 1 a 5 metros de altura. El mayor de ellos conserva en su parte alta restos de muros o cimientos de muros y columnas. La orientación general es de 10° de norte a este.

    Además de múltiples fragmentos de cerámica que se encuentran en el suelo de este lugar, deben mencionarse los más abundantes que se ven a la orilla del mar y en el mar mismo, en un sitio distante, a 30 m. al sur. Algunas piedras labradas en escuadra que hay en este mismo lugar, sugieren que debieron pertenecer a algún pequeño edificio que destruyó el mar al penetrar.

    La distribución de los edificios fue recuperada en el levantamiento esquemático que acompañó al texto (fig. 6).

    En el artículo publicado en 1943 por el mismo Escalona Ramos con el título Algunas construcciones de tipo colonial en Quintana Roo, expresa la correspondencia entre la iglesia que se encuentra en Oxtankah y la de la Villa Real de Chetumal que menciona Alonso Dávila en sus textos de 1533, siendo ésta la primera vez que un investigador emite este juicio.

    En relación con la iglesia de Oxtankah, Escalona Ramos refiere en dicho artículo:

    Figura 6. Plano esquemático del sitio Tamalcab, elaborado por Escalona Ramos (1946: 583) (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    Al sur del Territorio de Quintana Roo existen las ruinas de una capilla abierta de mediados del siglo xvi, perteneciente a lo que fué Villa Real, fundada por Alonso de Ávila en 1532. Está situada a 800 ó 1,000 metros al oeste de la bahía de Chetumal, y 1,200 metros al este del camino que conduce de Payo Obispo a Santa Cruz Chico. De aquella ciudad dista 14 kilometros al noroeste.

    La capilla mencionada, que mira hacia el oeste, está construida con piedra de montículos prehispánicos. En medio del atrio y frente a la puerta existe uno de ellos.

    Las dimensiones de la misma son: 20.10 m. X 10.40 m. El espesor de sus muros es por término medio 1.30 m. Se compone de una capilla central abierta con una gran entrada rematada por un arco correspondiente a la bóveda de cañón, de 6.60 m. de diámetro y dos aposentos laterales de 7.80 m. X 4.65, y 7.80 m. X 3.60 m., que debieron servir, respectivamente, como habitación del capellán y como sacristía, pues en tanto que aquél tiene puerta hacia el atrio, el otro la tiene hacia la capilla.

    Figura 7. Levantamiento de la iglesia de Oxtankah, realizado por Escalona Ramos y publicado en 1943 (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    El techo de los tres compartimientos está derrumbado totalmente. El de la capilla fué bóveda de cañón. Los muros se conservan en pie, en regular estado, excepto los que miran al sur y oriente de la habitación que se han caído. (Por lo que parece, también los dos aposentos laterales tuvieron bóveda de cañón.)

    Al centro de la capilla y de la sacristía hay dos grandes oquedades practicadas por un espiritista llamado Antonio Cocom. Éste sacó en 1927, por indicación de su maestro, algunas cenizas que encontró en la capilla y las expuso al viento para que se purificaran; en la sacristía no halló nada.

    Las dimensiones del atrio son: 51 x 36.50 m. Éste tiene tres entradas: una al oeste, casi frente a la habitación, otra al norte, próxima a la sacristía, y otra a la mitad de lado sur.

    La capilla se encuentra hacia al noreste del mismo atrio, en uno de los lados menores.

    Atrás de la capilla y a corta distancia, se encuentra un aljibe cavado en la roca, que debe pertenecer a la época prehispánica.

    La vegetación boscosa rodea y cubre estas ruinas.

    El texto fue acompañado con el correspondiente levantamiento (fig. 7).

    Los primeros contactos

    de los españoles con Uaymil-Chetumal

    No obstante desconocerse el nombre que los mayas dieron a Oxtankah, sabemos que a la entrada de los españoles formaba parte del cacicazgo de Chetemal (Uaymil-Chetumal o Waymil-Chetumal), cuya extensión aproximada la da fray Diego de Landa en la Relación de las cosas de Yucatán (fig. 8).

    La historia de las primeras incursiones de los españoles en la región da una idea no sólo de la extensión de las entidades políticas, sino también de la actitud y resistencia mayas ante el avance de los españoles, así como de la historia de la capilla de Dávila; pero aun siguiendo detenidamente las descripciones que se hacen de las rutas que tomaron para acceder a las poblaciones de la región, resulta imposible identificar con exactitud el nombre maya que originalmente tuvo Oxtankah.

    Figura 8. División aproximada de Yucatán en la época de la conquista, donde se muestran los cacicazgos entonces existentes. Fray Diego de Landa (1959) (redibujado por Ontiveros Ortiz).

    La expedición de Dávila de 1531 cruzó la provincia de Maní o Tutulxiú y pasó por Cochuah y Tulma⁶ antes de llegar a la frontera de Uaymil-Chetumal;⁷ pasando Chablé, se adentró en territorio del señor de Chetumal, rumbo al poblado de Bacalar, localizado en la margen izquierda de la laguna del mismo nombre, justo en la línea donde principiaba el territorio de Waymil —integrado en ese momento a la provincia de Chetumal—, que era un importante centro comercial y famoso por sus canoeros. Después

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