Hace algo más de una década, el ayuntamiento de Valencina de la Concepción, municipio de la comarca sevillana de Aljarafe, decidió honrar a una de las celebridades locales en una rotonda ubicada en uno de los accesos a la localidad: hizo instalar una reproducción en bronce, de 3 metros de altura, de un ídolo placa encontrado en un yacimiento a pocos kilómetros de allí. El original es una lámina de pizarra de 20,8 cm de altura, decorado con dibujos grabados en su superficie en torno al año 2100 antes de nuestra era, y se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico de Sevilla. La Carta Arqueológica Municipal de Valencina de la Concepción lo describe como «un ídolo placa de pizarra con dos perforaciones para colgar y decoración de motivos geométricos que en el anverso se acompañan de ojos radiados a modo de soles». Pero los vecinos de la localidad no tardaron en usar otro apelativo para referirse a la enorme escultura emplazada en la rotonda frente al cementerio: la rotonda del búho. Quiso la casualidad que entre aquellos vecinos hubiese un biólogo especializado en etología de las aves de presa: Juan José Negro, director de la Estación Biológica de Doñana entre 2012 y 2015.
«Yo tengo la suerte de vivir en Valencina, donde hubo un asentamiento en el Periodo del Cobre muy importante; de los más importantes de la península ibérica. Cada vez que vengo paso por esa rotonda.publicado por , sostiene que son dos las especies de búhos presentes en estas placas: el mochuelo y el búho chico Pero el texto, elaborado junto con otros investigadores del CSIC, la Universidad de Sevilla o la Complutense de Madrid, esconde una sorpresa de mayor calado: estas tablillas de la edad del cobre fueron, según los autores, juguetes para niños pequeños. «Estas placas de pizarra, tan características de la Edad del Cobre en Iberia, pudieron también ser parte del proceso de aprendizaje del manejo de objetos de piedra», afirma Víctor Díaz, otro de los autores del estudio e investigador en Historia del Arte en la Universidad Complutense.