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Los neandertales
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Libro electrónico188 páginas2 horas

Los neandertales

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Los neandertales suelen evocar la imagen de unos seres muy próximos a nosotros pero, a la vez, distintos, lejanos y enigmáticos. Ante la inquietante pregunta ¿de dónde venimos?, las sociedades humanas han construido su particular relato para dar respuesta a esta incógnita y, en este ámbito, los neandertales juegan un papel principal. Sin embargo, debido a la gran cantidad de información que actualmente recibimos sobre ellos, no siempre resulta fácil para el no especialista distinguir las conclusiones científicas de aquellas interpretaciones basadas en una imagen tópica (casi mítica) de esta especie humana extinta. Por eso, el autor asume el reto de transmitir, de una forma veraz y accesible, todo el conocimiento del que ahora se dispone y las claves necesarias para comprender los avances y evoluciones que sin duda se producirán en los próximos años. ¿Cuál es su origen?, ¿cuándo se extinguieron?, ¿cuáles fueron las causas?, ¿los neandertales y los humanos modernos representan especies distintas en el sentido estricto del término? Éstas son sólo algunas de las preguntas que se plantean en esta obra, una empresa nada fácil, puesto que la imagen que la ciencia y la sociedad tienen sobre el universo de los neandertales se encuentra en un proceso de drástica transformación.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 mar 2020
ISBN9788490978795
Los neandertales
Autor

Antonio Rosas

Es profesor de investigación del CSIC, director del Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC y responsable del estudio de los fósiles neandertales de El Sidrón. Es autor de más de 300 publicaciones científicas y 5 libros de divulgación. Su investigación está relacionada con el estudio de la Evolución Humana y el Cuaternario. Cabe señalar como líneas principales de trabajo la Paleobiología de los homininos; la evolución de su sistema cráneo-facial y la excavación y estudio de tafo-sistemas pleistocenos en la Península Ibérica y Guinea Ecuatorial. Entre sus aportaciones más rele-vantes, destacan la puesta en valor de la colección de El Sidrón y el estudio del crecimiento de los Neandertales (Science, 2017); la colaboración activa, desde el lado paleontológico, en estudios de paleogenética: Genoma Neandertal (Science, 2010) e hibridación sapiens-neandertal (Nature, 2016), y ser coautor de la especie Homo antecessor (Science, 1997) y del Europeo más antiguo (Nature, 2008), estas últimas en el contexto del proyecto Atapuerca. Investigador principal de proyectos del Plan Nacional, Explora Ciencia y Proyectos Europeos, compagina el trabajo de campo con el uso de la tomografía computerizada, la morfometría geométrica y la microscopia óptica y electrónica en el estudio de los fósiles.

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    Los neandertales - Antonio Rosas

    Los neandertales

    Antonio Rosas

    Colección ¿Qué sabemos de?

    Catálogo general de publicaciones oficiales

    http://www.060.es

    Diseño gráfico de cubierta: Carlos Del Giudice

    Ilustración de cubierta: © 3D Morphometrics

    Lab. Grupo de PaleoAntropología MNCN-CSIC

    © Antonio Rosas, 2010

    © CSIC, 2010

    © Los Libros de la Catarata, 2010

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 05 04

    www.catarata.org

    isbn (csic): 978-84-00-08985-6

    e-isbn: 978-84-00-10623-2

    isbn (catarata): 978-84-8319-489-8

    e-isbn: 978-84-9097-879-5

    nipo: 472-10-080-6

    e-nipo: 833-20-094-3

    depósito legal: M-7.520-2010

    este libro ha sido editado para ser distribuido. la intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.

    … en lo profundo

    A Rosa

    … y para Blanca

    Prólogo

    El ser humano, por medio de sus cualidades intelectuales, su necesidad moral y su pulsión estética, sabe de su singularidad. El animal humano ha sentido que algo básico en él difiere del orden observado en la naturaleza. Y ante la incógnita del origen, las sociedades humanas han construido a lo largo de los tiempos su particular relato en la búsqueda de autoafirmación sobre la inquietante pregunta: ¿de dónde venimos? En este ámbito, los neandertales, como veremos, han jugado y juegan un papel principal en la explicación de este interrogante. Bajo la pregunta del significado de los neandertales se esconde siempre la redefinición de nuestra propia naturaleza.

    Desde la Edad Media, la tradición cultural de Occidente ha considerado el relato bíblico como una fuente básica de conocimiento. El Génesis proporciona una explicación al origen de los seres humanos y suministra, además, una fuente divina a la singularidad de la naturaleza humana. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.

    Sin embargo, cuando en 1859 Charles Darwin formaliza en su obra El origen de las especies un pensamiento evolutivo que venía gestándose desde el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, el origen del hombre quedó a merced de los procesos ciegos de la naturaleza; al igual que el resto de los seres vivos, privado de su privilegiado soplo divino. El azar como fuente de creación se hace sitio en las conciencias y la idea de la nada abre un incómodo hueco en el pensamiento. Desde ese momento, la sociedad moderna experimenta fuertes tensiones ideológicas y comienza un debate que aún hoy no está del todo resuelto —pensemos en el auge de las ideas creacionistas empujadas por el denominado diseño inteligente—. Y justo en aquellos años tan sensibles de mediados del siglo XIX se descubren y son dados a conocer los primeros restos neandertales. El primer neandertal científicamente reconocido se descubre en Alemania, en una cueva próxima a la ciudad de Düsseldorf, en el año 1856, tres años antes de la publicación del libro seminal de Darwin.

    En tales circunstancias históricas y culturales, los neandertales vinieron a proporcionar un candidato especialmente apto para ocupar el hueco de nuestra ascendencia. Una forma humana desaparecida de aspecto primitivo venía, al menos para algunos, a confirmar las ideas evolucionistas emergentes. Así, el vacío de la creación vino a ser llenado por esos seres prehistóricos recién descubiertos que desde entonces llamamos neandertales. A partir de ese momento, ocupan un lugar ineludible en la discusión sobre nuestro origen, y en su comparación y estudio tratamos de identificar aquello específico que nos hace humanos. Al igual que los primeros recuerdos infantiles acompañan siempre al individuo, los neandertales forman parte de las imágenes más básicas en el imaginario colectivo de la sociedad actual. Se establece, en el mismo momento del nacimiento de una conciencia evolutiva, el imprinting neandertal en nuestra conciencia colectiva e individual. Por eso, al decir neandertal evocamos una imagen de unos seres muy próximos a nosotros y a la vez distintos, lejanos y enigmáticos. Cada uno de nosotros, según nuestro interés y formación, tiene constituido en su imaginario al menos un boceto de tales criaturas, por lo general envuelto en un halo de primitivismo y tosquedad. Es el mito de los neandertales.

    Y, así, los datos científicos se entremezclan de manera casi indisoluble con la particular percepción del estudioso, fenómeno singular que no ocurre con otras formas humanas fósiles tales como el Homo erectus o el recientemente descubierto Homo floresiensis, por citar dos ejemplos. Por eso, entre la vasta información sobre los neandertales actualmente accesible en publicaciones de divulgación, en Internet y en los medios de comunicación, no resulta fácil para el no especialista discernir entre las conclusiones científicas sólidas y aquellas interpretaciones y simplificaciones basadas muchas veces en una imagen tópica —casi mítica— de esta especie humana extinta. Este libro plantea el reto de transmitir una información veraz y accesible, pero que vaya más allá de una simple recopilación sintetizada de todo ese caudal de información: pretende ordenar toda esa información y transmitir las claves necesarias para poder seguir los avances y evoluciones que sin duda se producirán en los próximos años. A decir verdad, la empresa no es del todo fácil. La imagen que la ciencia y la sociedad se han formado sobre el universo de los neandertales se encuentra en un proceso de drástica transformación.

    Agradecimientos

    Quiero agradecer a mis amigos y colaboradores Markus Bastir, Rosa Huguet, Antonio García-Tabernero, Samuel García-Vargas, Almudena Estalrrich y Beatriz Fernández su interés permanente y el debate crítico continuo sobre los múltiples aspectos de nuestra investigación sobre el mundo de los neandertales.

    Antonio García Tabernero me ha ayudado a pie de obra en la elaboración de las figuras y en la corrección de textos.

    Samuel García Vargas ha sugerido acertados matices sobre el borrador de este libro.

    Con el profesor Javier Fortea, recientemente fallecido, junto con Marco de la Rasilla, tuve y tengo la suerte de compartir el estudio de los restos arqueo-paleontológicos de El Sidrón (Asturias), la mejor colección de neandertales descubierta en España.

    De la mano de Carles Lalueza-Fox tengo el privilegio de participar en las investigaciones de vanguardia sobre el ADN de los neandertales.

    Rosa Huguet me ha ayudado a orientarme en aspectos de la Prehistoria alejados de mis áreas de especialidad. Y sin su total apoyo en casa, estas páginas no hubiesen sido posibles.

    capítulo 1

    Qué entendemos por ‘neandertal’

    Su espacio y su tiempo

    Los neandertales son una especie humana extinta, de anatomía muy característica y ámbito cultural inscrito mayoritariamente en el Paleolítico Medio, que vivió durante el intervalo comprendido entre hace unos 300.000 y unos 28.000 años, momento de su desaparición. Su distribución geográfica fue muy amplia y abarcó multitud de hábitats, desde las costas de Portugal hasta el Próximo Oriente y Siberia occidental. Y desde las llanuras norteuropeas hasta las penínsulas de la Europa del Sur, en su extremo más meridional. Hasta la fecha no se han descubierto restos en África y se acepta que nunca llegaron a habitar en ese continente. Por el contrario, otras especies del género Homo habitaron diferentes regiones africanas y grandes extensiones de Asia durante el periodo de existencia de los neandertales.

    Multitud de hallazgos han jalonado la investigación científica de los neandertales. Afortunadamente, hoy en día disponemos de la base de datos más completa de una especie humana fósil. Entre los descubrimientos más significativos por una u otra causa podemos destacar los de La Chapelle-aux-Saints, La Ferrassie, Kebara, Spy y Guattari, entre otros muchos. A esta lista añadimos la magnífica colección de El Sidrón (Asturias), que viene a llenar una ausencia secular en fósiles de restos de esta especie en la península ibérica —si excluimos algunas excepciones de interés como Gibraltar—. Asimismo, se han ido descubriendo restos neandertales y evidencias de sus ocupaciones en otras regiones euroasiáticas más al este, tales como los localizados en la región del Cáucaso, tanto al norte como al sur de la cordillera; los de Uzbekistán, en Asia central, y aún más al este, llegando a los montes Altai en plena Siberia central, los de la cueva de Okladnikov.

    Históricamente, los neandertales se identificaron en 1856, tres años antes de la publicación de El origen de las especies de Darwin, a partir de un esqueleto parcialmente conservado hallado en la caverna de Feldhofer, a la sazón explotada como cantera. Dicha gruta estaba situada en el valle del río Düssel (Alemania), después renombrado como Neanderthal (valle del hombre nuevo, en honor a Newman, clérigo erudito muy afamado en la región. En alemán Neander significa hombre nuevo y Thal significa valle). Previamente, una serie de descubrimientos fortuitos realizados en Engis (Bélgica) en 1829 y en Gibraltar en 1848 habían pasado inadvertidos para la ciencia. Los restos de la caverna de Feldhofer fueron, sin embargo, oficialmente presentados en sociedades científicas alemanas e inglesas, suscitando encontrados debates que aún hoy persisten. A partir de ese momento los descubrimientos del valle del río Düssel darían origen a una disciplina científica: la paleontología humana, además de un mito: el Hombre de Neandertal.

    Rastreo histórico de las ideas sobre los neandertales

    Numerosos textos tratan con profundidad y acierto el desarrollo de las ideas y los determinantes sociológicos que han rodeado el estudio de los neandertales. Remitimos al lector interesado a consultar la bibliografía. A continuación se ofrecen unas breves notas para poner en una perspectiva histórica los debates que actualmente rigen la investigación de esta especie humana.

    La presentación oficial de los neandertales en agosto de 1856 tiene lugar en el epicentro temporal del nacimiento del darwinismo. Cuando los primeros científicos se enfrentaron al reto de dar una explicación a aquellos hallazgos, el problema se planteó bajo una doble vertiente. Por un lado, había que dar una explicación a la robusta morfología de la parte superior del cráneo y algunos huesos de las extremidades encontrados en la gruta de Feldhofer, ya que se salía de toda norma humana conocida en ese momento. El otro lado del problema recaía en la antigüedad de esos restos. La conjunción de las dos vertientes del problema se resumía en saber si aquellos restos eran realmente prehistóricos o no.

    Desde el primer momento aparecieron en la escena académica dos concepciones bien diferenciadas. Una, representada originalmente por Johann Karl Fuhlortt, profesor de instituto de secundaria, quien consideró la naturaleza de los restos como propia de una especie extinguida, anterior a la nuestra, y con una edad antediluviana. Se trataba, por tanto, de una primera concepción evolutiva de los neandertales. Y en el otro extremo, se negó la antigüedad prehistórica de los restos y se interpretaron como una variante anormal de los humanos modernos. En un principio, esta concepción no evolutiva tuvo diferentes seguidores en Alemania, quienes ofrecieron variopintas interpretaciones. Como ejemplo de la que nos parece hoy día la más extravagante, en 1864 hubo quien consideró que los huesos de la cueva de Feldhofer correspondían a un cosaco mongol de las tropas del general ruso Tchernitchev, que anduvieron por la zona persiguiendo a los restos del ejercito francés allá por 1814. Y el influyente profesor de patología Rudolf Virchow diagnosticó que la causa de la morfología anómala de los huesos de Feldhofer correspondía a enfermedades tales como osteomalacia y raquitismo.

    El descubrimiento de aquellos humanos primitivos, sin embargo, fue muy bien acogido en Inglaterra, donde el estudio y la aceptación de la teoría evolutiva estaban en plena gestación. Prueba de ello fue que en 1864 el británico William King clasificó a los humanos de Neanderthal como una especie humana distinta, con el nombre de Homo neanderthalensis.

    El debate sobre si se trataba de un humano de edad prehistórica o no vino a zanjarse con el descubrimiento en 1886 de dos nuevos esqueletos en el yacimiento de Spy (Bélgica), en clara asociación con instrumentos de piedra del Paleolítico

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