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Breve historia de la cultura y de la sociedad: El pensamiento y la actividad de la humanidad
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Breve historia de la cultura y de la sociedad: El pensamiento y la actividad de la humanidad
Libro electrónico440 páginas5 horas

Breve historia de la cultura y de la sociedad: El pensamiento y la actividad de la humanidad

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Son muchos los libros de educación media superior que han sido escritos para cubrir los programas vigentes en esta materia, sin embargo, la mayoría de ellos se enfoca en mostrar imágenes vistosas y dejan de lado los contenidos sustanciosos. Por ello, nuestra misión como profesores de este nivel educativo es preparar materiales que sean distintos, d
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 may 2022
ISBN9786077490142
Breve historia de la cultura y de la sociedad: El pensamiento y la actividad de la humanidad
Autor

Hildebrando Castro Garibay

Hildebrando Castro Garibay. Es un egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha realizado diversos estudios en el campo de la cultura, la religión y las artes. Es especialista en Historia de la cultura Japonesa. Ha impartido cátedras y ponencias en el ITESM, campus Cd. de México, en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en la Universidad de la Ciudad de México y en la UNAM. Actualmente es profesor de las asignaturas de Historia de México e Historia de la Cultura, en la Universidad La Salle.

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    Breve historia de la cultura y de la sociedad - Hildebrando Castro Garibay

    Se ha ocupado el concepto historia en niveles educativos anteriores y es poco el énfasis que se le da a la teoría histórica en dichos niveles y, en general, se prefiere la praxis histórica. En efecto, tanto libros como docentes muchas veces dejan el escrutinio teórico de lado pensando que el alcance del pensamiento del lector no será muy grande, sin embargo para el nivel educativo de esta obra, se vuelve fundamental y urgente el cuestionamiento crítico de los elementos históricos en pos de una actitud reflexiva.

    En esta unidad se explican los fundamentos teóricos del ejercicio del historiador así como las definiciones más apropiadas para cada uno de los términos más esenciales. Resulta importante perfilar conceptos, ya que algunos de ellos, como el de historia o cultura, no se han ocupado únicamente con otros propósitos anteriormente, sino que continúan usándose indiscriminadamente en la actualidad.

    1.1 Definiciones teóricas

    1.1.1 Historia e historiografía

    La primera definición conduce al significado de historia: ‘investigación’; en griego ατορία es el conocimiento adquirido tras una indagación, y eso es, sin duda, lo que motiva al historiador: una investigación constante hacia el pasado. Si bien se han estudiado incontables afirmaciones, válidas en su momento, sobre la razón de ser de la historia, e inclusive hay quienes todavía hacen la distinción entre Historia e historia para diferenciar conceptos en el rubro de la palabra escrita, debe aceptarse que el ejercicio reflexivo y crítico del historiador es primordial en el momento de interpretar y dar a conocer las investigaciones que de él emanen.

    La acepción más antigua de historia se equipara con el actual concepto de investigación.

    En la actualidad se afirma que la Historia es un conocimiento metodológico que aproxima a las realidades humanas del pasado, una disciplina cuyo objetivo no es sentar verdades comprobables, sino acercar cognoscitivamente la existencia pretérita del hombre al presente para, primero, conocer dicha existencia, luego interpretarla y, por fin, darla a conocer.

    Efectivamente, todo historiador necesita una serie de pasos para poder acercarse a su objeto de estudio de un modo eficiente, sin embargo, la metodología en las ciencias sociales difiere, en algunos puntos, de la aplicada en otras disciplinas, principalmente porque su objetivo no es conseguir información comprobable, sino interpretaciones personales sólidamente argumentadas.

    Algunas personas creen que Historia es solamente la acumulación de datos, sean nombres de personajes, eventos, lugares, fechas específicas, etcétera, y que dichos datos son la razón de ser de esta disciplina. Piensan que si la Historia es una ciencia que tiene datos duros puede entonces enfocarse en ellos para así llegar a una comprobación. Esta confusión con la cronología no es inexplicable y se debe primordialmente a un enfoque positivista sobre la Historia, aunque en la actualidad esta forma de ver dicha disciplina como una colección de datos infructíferos y carentes de interpretación crítica es algo caduca.

    La cronología es, entonces, una herramienta muy útil para dotar de ubicuidad los acontecimientos históricos, pero aprender los datos contenidos en ella no forma parte de su labor. Al considerar la Historia como la rama del conocimiento que estudia los sucesos pretéritos, en el código de los especialistas dichos sucesos se denominan acontecimientos, que pueden ser a la vez hechos aislados o largos procesos.

    El término historia involucra, por un lado, el objeto de estudio ubicado en el pasado y, por el otro, la disciplina que se encarga del estudio de dicho objeto a través de una metodología.

    En ese sentido es importante indicar que, si bien Historia es por un lado el objeto de estudio del historiador, por el otro es también la disciplina que la estudia, lo cual significa que historia es todo el conjunto de eventos que han ocurrido, encadenados en amplias redes llamadas procesos y, simultáneamente, el estudio de los historiadores so bre dichas cuestiones. No obstante, la discusión sobre esta distinción se muestra estéril cuando, en el momento de referirse a historia, se da por entendido que no es ni lo uno ni lo otro exclusivamente, sino ambos términos por igual, ya que el uno se contiene en el otro.

    Ahora bien, si el estudiante se enfocara nada más en la acción reflexiva del historiador y la aplicara hacia el total de las cosas en un tiempo indefinido, estaría planteando un ejercicio de tipo filosófico, pero la Historia, por gran distinción con la Filosofía, se encarga de las particularidades y los eventos que han ocurrido en un tiempo determinado por la inexistencia: lo que estudia la Historia no existe, existió.

    Lo anterior no anula la posibilidad, hermosa y muy estimable, de que el historiador y el filósofo se hermanen, ya como dos personas distintas, ya como un solo individuo, para elaborar estudios complementarios desde enfoques reflexivos igualmente, pero con alcances diversos.

    Si se ha mencionado que el historiador se encarga del tiempo, podría preguntarse qué pasa entonces con el espacio, con los lugares, regiones, localidades o países. Evidentemente, los profesionales de la historia necesitan de todos los estudios que el geógrafo pueda brindar sobre dicha dimensión, ya que todo lo que ocurre se hace en ambas dimensiones. Pero una vez más, en ese sentido, a los historiadores poco les importa, en las investigaciones, cómo es el espacio geográfico en la actualidad si no existe un vínculo con la geografía histórica, es decir, con ese espacio modificado por las acciones del tiempo. Por ello es frecuente la expresión: En lo que actualmente es…

    Por último, en esta equiparación que se ha hecho respecto de otras disciplinas cabe destacar que al unísono de la Sociología y la Antropología, la Historia no estudia otra cosa que no tenga que ver con el ser humano, pero cabe entonces la pregunta: ¿qué cosa no involucra directa o indirectamente al hombre?... y la respuesta resulta obvia: todo tiene o ha tenido una relación con él. Así se abren entonces los enormes horizontes de estudio de las tres disciplinas, aunque, claro está, aquellas prefieren al ser humano que está siendo para sus investigaciones, mientras la Historia se enfoca en el ser humano que fue.

    1.1.2 Corrientes historiográficas

    Otra definición importante es la de historiografía. Con este término los historiadores se refieren, como puede deducirse por su etimología, a todo aquello que involucre una historia escrita, a los modos como se ha entendido la Historia a través de los documentos escritos. Desde una perspectiva sintética podría decirse que la Historiografía es el estudio de las interpretaciones que han tenido los historiadores a lo largo del tiempo.

    En la Historiografía siempre se procura no únicamente leer lo acontecido, sino aproximarse a la mentalidad del historiador que escribió perfilando su circunstancia, sus razones para hacerlo, y de qué forma está analizando lo que narra. En ese sentido, la Historiografía aproxima a una historia de cómo se historiaba.

    Es importante señalar, sin embargo, que aunque hasta hace unos años la Historiografía se ocupaba exclusivamente de los documentos escritos, las nuevas metodologías de investigación abren nuevos panoramas hacia ocupar recursos novedosos en la labor historiográfica. Por ejemplo, ahí donde hace unos años solamente los libros, periódicos y revistas formaban parte del acervo historiográfico, en la actualidad la fotografía, el cine e inclusive los medios masivos de comunicación pueden muy bien formar parte de un estudio historiográfico.

    La labor de los historiadores ha sido abordada desde diferentes posturas teóricas a lo largo del tiempo. De hecho, lo que significaba para ellos la palabra historia difiere en gran medida, pues eran influidos por la doctrina filosófica contemporánea en su propia vida.

    En una brevísima historia de la historiografía deben mencionarse las siguientes escuelas o corrientes historiográficas, que, para su fácil identificación, tienen estas características:

    Posturas antiguas. Si bien en la antigüedad no existían corrientes sino trabajos individuales en los que cada historiador utilizaba su propio estilo, podría aseverarse que el grueso de los trabajos historiográficos antiguos tienden hacia una explicación del pasado del tipo anecdótico, esto es, que se encargan más bien de relatar lo acontecido enfocándose poco en la interpretación de los eventos. De tal modo, desde Herodoto hasta los historiadores de la Ilustración concebían la historia como una mera herramienta para acercarse a la verdad.

    Herodoto es considerado el padre de la historia por haber sido el primero en elaborar historiografía.

    Positivismo. Con el paso del tiempo y la evolución de las ideas, Augusto Comte formuló, en el inicio del siglo XIX, una filosofía centrada en el uso de la ciencia para acceder no exclusivamente a la verdad, sino al progreso. Esta filosofía, el positivismo, establecía que todas las sociedades humanas tienen tres estados en su avance del estado salvaje e incivilizado, hacia el progreso: el teológico, donde imperaba el conocimiento mágico religioso; el metafísico, en que la filosofía reemplazaba la religión como axis del conocimiento; y el positivo, donde la verdad se fundamentaba en el conocimiento científico. Su postura de la historia era rigurosa: debía apegarse objetivamente a los hechos demostrados en las fuentes primarias, preferiblemente documentos; ocupaba excesivamente el dato duro como son nombres, fechas, lugares, y casi nunca brindaba interpretaciones sesudas, antes bien, prefería las sencillas y prácticas que fuesen comprobables. Con el paso del tiempo, el positivismo cayó en desuso pues despreciaba mucha información que en realidad podía ser útil en manos de otras dinámicas teóricas y por obviarse la imposibilidad de comprobación en los estudios de las humanidades.

    Augusto Comte desarrolló la filosofía positiva para acercarse al conocimiento verdadero.

    Materialismo histórico. Desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels, era una teoría que argumentaba que las sociedades humanas satisfacían sus necesidades a través de la transformación del entorno natural. Para conseguirlo, las distintas sociedades habían realizado actividades productivas aplicando modelos de desarrollo económico denominados familiarmente modos de producción: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo y comunismo. Aunque el materialismo en la actualidad ya ha sido superado, algunos términos surgidos dentro de esta corriente han generado nuevos enfoques teóricos, como la Teoría de la Alienación, los enfoques económicos hacia la macro y microhistoria y las teorías que se enfocan en la lucha de clases. Los principales exponentes del materialismo histórico son los propios Marx y Engels, junto con Eric Hobsbawm, Antonio Gramsci, Louis Althusser y otros.

    Friedrich Engels y Karl Marx desarrollaron el materialismo histórico como una oposición al positivismo de Comte.

    Historicismo. Un movimiento opuesto al materialismo, formado durante los principios del siglo XX, señalaba la importancia de la singularidad histórica en la imposibilidad de aplicación o descubrimiento de leyes en el devenir humano. Los acontecimientos históricos son únicos e irrepetibles porque la circunstancia en la cual se dan contiene un sinfín de procesos que se concretan en un momento que no podría volver a conjugarse jamás. En otro sentido igual de importante, delimita la importancia del relativismo en el conocimiento adquirido por el historiador, ya que él mismo es un ente histórico afectado por una circunstancia, razón principal por la que nunca se podrá conseguir una verdadera objetividad en el estudio histórico. Algunos exponentes de esta corriente son Benedetto Croce, Wilhelm Dilthey, Hans George Gadamer, José Ortega y Gasset; y entre otros, en México, Juan Antonio Ortega y Medina y Edmundo O’Gorman.

    imagen

    Wilhelm Dilthey fue uno de los principales desarrolladores del historicismo, una filosofía que se acopló perfectamente al relativismo, enfocando su estudio en la singularidad histórica.

    Escuela de los Annales. Una propuesta vinculada con la anterior corriente historiográfica, generada en la segunda mitad del siglo XX, enfoca su metodología hacia la interdisciplinaridad y complementaridad de otras disciplinas de estudio científico y social con la historia. De dicho modo promueve la ocupación de la Sicología, la Semiótica, la Antropología, los estudios de género, para acercarse a las realidades históricas. Uno de sus pilares principales es la ruptura con la documentación rígida, de modo que el investigador puede adentrarse, por ejemplo, en el estudio de las mentalidades a través del cine y de la fotografía. Son exponentes: Fernand Braudel, Marc Bloch, Jacques Le Goff, Lucien Fevbre, Jules Michelet y el renombrado Michel Foucault, de quien se ha desprendido una rama conocida como Sicohistoria.

    Michel Foucault, uno de los más importantes historiadores de las últimas décadas, fue el principal ideólogo de los Annales.

    1.1.3 Metodología

    Cuando se habla de la metodología en las ciencias sociales, está expresándose los modos que tienen los investigadores para conseguir una red argumentativa sólida y que pueda resistir la confrontación de investigaciones que busquen objetivos contrarios. La metodología sirve para definir tanto la Heurística —el conjunto de medios que se tienen o que deben encontrarse para solucionar problemas—, como la Hermenéutica —labor interpretativa de cada investigación— y precisar la forma y el contexto del estudio, considerando, obviamente, cuál de los enfoques teóricos, respecto de las corrientes historiográficas antes mencionadas, es conveniente ocupar.

    De ningún modo los historiadores buscan elaborar leyes que rijan el comportamiento humano ni tampoco investigan objetivamente datos comprobables. Como ya se mencionó, su labor metodológica se fundamenta en el principio de que hacen historia desde el ser humano y para el ser humano, por tanto cualquier estudio histórico es perfectible y está sujeto a la crítica constante de colegas y de otros profesionales. De tal modo, la metodología es importantísima para dotar de credibilidad sus trabajos.

    Metodología.

    Todas las humanidades requieren un trabajo metodológico y profesional para poder tener bases en sus argumentaciones.

    ¿Cuál es la metodología que habrá de seguir un historiador para realizar su quehacer? Curiosamente no hay una respuesta concreta a la mano, y sucede que no hay recetas en la labor del historiador; cada uno tiene su método y cada quien le hace los cambios que cree pertinentes a lo largo de los años del ejercicio profesional; sin embargo, y como una aproximación al modo más adecuado de iniciar una labor investigativa, se mencionan los siguientes pasos:

    1. Definir y delimitar el tema de estudio. Al respecto es importante señalar que hay que intentar que el tema sea creativo a pesar de que haya sido tocado con diferentes enfoques en otras ocasiones.

    2. Elaborar la labor de investigación y recopilación. De inmediato y conforme se vayan obteniendo los datos, aplicar el cuadro teórico 5W, es decir, responder las primeras cinco preguntas base que cimentarán el resto del trabajo. A saber y en la terminología en inglés:

    - Cuándo (When). Identificar los períodos, siglos, años y décadas del conjunto de eventos por estudiar, preferentemente colocarlos en una cronología de modo que resulte más sencillo ubicarlos posteriormente.

    - Dónde (Where). Delimitar las localidades, regiones o zonas involucradas. Resulta muy útil hacer mapas para ilustrar esto.

    - Quién (Who). No solamente mencionar los personajes más importantes, sino familiarizarse con sus biografías.

    - Qué (What). Poner en juego los elementos anteriores y desarrollar un ensayo que narre lo que aconteció.

    - Por qué (Why). Al tener lo anterior, debe empezarse con la labor interpretativa, explicando, argumentando y definiendo las razones. Como ya se mencionó, es quizá la labor más importante y medular del trabajo histórico.

    3. Desarrollar una hipótesis.

    4. Redactar el texto de difusión y poner en juego los puntos 2, 3 y el aparato crítico, que es el recurso metodológico que incluye las notas al pie de página, referencias, bibliografía.

    5. Generar conclusiones.

    6. Redactar la introducción del texto.

    7. Recopilar en la bibliografía las referencias ocupadas.

    ¿Qué puede concluirse, entonces? ¿La Historia, dentro de su metodología de investigación, habla de generalidades o de particularidades? ¿Hablar de un trabajo de especificación en conceptos y circunstancias históricas no provoca perderse dentro de un sinfín de posibilidades? ¿Qué es lo que define a la Historia como una disciplina objetiva dentro de su carácter y su enfoque social? Puede que precisamente su procedimiento y sus resultados sean producto del hombre —para él y por él—, que sean una respuesta a la llamada de atención que hace la razón para encontrarse dentro de su medio, inclusive la esencia de esta, el indagar y tener frente a ella una realidad y presentársele un porqué.

    Para continuar con la reflexión

    1. Elabora una explicación, con tus palabras, acerca de las diferencias entre Historia e Historiografía.

    2. ¿Cuáles son las principales corrientes historiográficas? Elabora un resumen de cada una de ellas.

    3. Elabora un estudio histórico de no más de tres cuartillas siguiendo los pasos del cuadro teórico 5W (¿Cuándo, dónde, quién, qué y por qué?). Entrégalo a tu profesor para que sea evaluado.

    1.2 Elementos de composición cultural

    1.2.1 Cultura y civilización

    El concepto cultura ha sido igualmente tomado desde diferentes enfoques variables. A veces se le ha equiparado con nivel educativo cuando se tiene mucha o poca cultura. En efecto, se dicen constantemente expresiones como: Esa persona es muy culta, o bien: La juventud de hoy es inculta. Corresponde a este respecto decir que los procesos de apreciación, valoración y aculturación de una y otra cultura —y entre ellas— puede darse por medios académicos, como lo son el estudio en aulas, el trabajo profesional en campo, la lectura de diversas bibliografías, pero también es un proceso que se da constantemente, día con día, a veces sin que las personas lo perciban. Buscar una sinonimia entre los conceptos de cultura y arte o entre todo aquello que tenga que ver con las cuestiones artísticas resulta un error frecuente y hasta cierto punto comprensible, pues si bien la expresión artística tiene mucho que ver con la cultura, no es esta una rama exclusiva de dicha expresión artística, sino todo lo contrario: el arte emana de la esencia cultural de los pueblos y, como consecuencia, forma parte de su bagaje cultural. Esta es la principal razón por la que los académicos de hoy día prefieren no hablar de alta cultura y baja cultura, y han eliminado de sus vocablos profesionales los términos de buen y mal gusto. Resulta pertinente señalar que los fenómenos de cultura kitsch y naco serán estudiados en la última unidad como expresiones populares y con su propio derecho de existencia.

    En otras ocasiones se ha igualado cultura con el concepto de civilización. Resulta importante señalar que el término cultura tiene su origen en el latín colere, un verbo que se aplicaba para cuestiones prácticas como el cultivar y habitar una localidad y también en cuestiones más profundas, como las vinculadas con los ritos de fecundidad y adoración de las divinidades protectoras. Consideraba a las personas relacionadas en su todo con la tierra a la cual y de la cual se servían y, por tanto, dotaba de una identidad propia a los individuos rurales que generaban un culto hacia dichas divinidades. Podría decirse, a grandes rasgos, que durante el período imperial romano el término se asociaba con las labores del campo, por un lado, y con una praxis religiosa por el otro, cuya suma daba por resultado una identidad.

    El concepto de cultura, con el uso metafórico del trabajo agrícola al de la educación, fue perdiéndose en la Edad Media y en los períodos históricos posteriores; dejó atrás el estricto sentido de ‘identidad provinciana’ y comenzó a aplicarse en un sentido pedagógico como la adquisición de conocimientos, tras un esfuerzo intelectual, para adquirir una identidad particular y, podría decirse, inclusive, una libertad. En ese sentido ya no era una pertenencia, sino un modo de progresar, una medida de que el hombre podía controlar su entorno y domesticar la naturaleza.

    Civilización, en consecuencia, es un concepto acuñado desde la necesidad lingüística de definir lo que es de la ciudad y lo que es externo. En Roma, dicho término, civitas, tenía connotaciones calificativas que separaban a los habitantes de la ciudad de aquellos que no conocían la metrópoli romana y vivían en provincia (con su cultura). En ese sentido civitas también otorgaba una identidad, pero como un antagonismo de lo rural y provinciano, y al mismo tiempo de lo que está afuera de la jurisdicción romana: los pueblos bárbaros, los incivilizados.

    Este valor moral y jurídico es de notable relevancia porque ya en la Ilustración, civilización fue convirtiéndose, más que en un vocablo de identidad, en un término paradigmático de una cultura con moral, leyes y estado avanzados, diferenciada totalmente de aquellas donde no existía la Ilustración. Resulta obvio señalar que de inmediato se observa un etnocentrismo de por medio, pues eran las sociedades que habían alcanzado —según ellas mismas— tales estados de progreso las que, de igual modo, se consideraban a sí mismas como civilizaciones, mientras que las culturas que ignoraban la existencia de las primeras, cuando eran conocidas y conquistadas, nunca refirieron a sus propios controladores como los civilizados. En resumen, si bien civilización se refería en un principio a otro tipo de identidad, opuesta a lo rural, con el tiempo se volvió un paradigma moral y jurídico de una cultura avanzada, que presumiblemente se sentía con el derecho y la libertad de cualificar e intervenir en las otras culturas incivilizadas.

    Cultura. Tantos elementos la componen que enumerarlos sería infinito; por lo mismo es mejor agruparlos en grandes campos para su investigación.

    Con el paso del tiempo, el término fue volviéndose más y más despectivo y, hacia el siglo XIX, civilización ya significaba un nivel cultural avanzado y progresista, adquirido por sociedades que habían aprehendido la ciencia y la tecnología y desechado conocimientos rudimentarios como la religión, la magia o la moral cristiana.

    Como surgieron nuevos tipos de moral, prevaleció del mismo modo el nuevo valor que adquirió el término, hermanado con cuestiones más prácticas. Este significado evidentemente está en desuso, pues implicaría menospreciar otras expresiones culturales en el mundo que, si bien no han adquirido algunos conocimientos científicos y tecnológicos, han sabido suplantarlo con otros propios muy particulares y que simultáneamente

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