Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Morir en abril
Morir en abril
Morir en abril
Libro electrónico64 páginas49 minutos

Morir en abril

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Esa mañana Casilda despierta con un pequeño antojo, corre el mes de abril y nada le parece más perfecto que morir. Nada que no haya pensado antes, pero esa mañana pinta un aire de posibilidad. Sin embargo, esa misma mañana muere su abuela y con esto, se abren las puertas a secretos y cicatrices familiares que cambiarán la vida de Casilda para siempre. Ganador del Premio Bellas Artes Juan Rulfo 2019, Morir en abril, que es narrado con melancolía y tristeza, nos transporta, de manera magistral, a los sentimientos de una niña abandonada que, día a día, fantasea con su propia muerte como único recurso.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 sept 2022
ISBN9780463338681
Morir en abril

Relacionado con Morir en abril

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Morir en abril

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Morir en abril - Gloria G, Fons

    Morir en abril

    Literatura

    Edición Smashwords

    Colección MAREA ALTA

    Gloria G. Fons

    Morir en abril

    Primera edición Morir en abril, 2019

    Producción: Secretaría de Cultura. Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura

    Editorial Lectorum

    © Gloria G. Fons

    Angélica Irene Carmona Bistráin/Diseño y formación de portada

    Laura Romo González /Diseño y formación de interiores

    Gabriela Orozco/Corrección de estilo

    Vilma Cebrián / Edición digital

    Tithi Luadthong para Shutterstock®/Ilustración de portada

    D.R. © 2019 Morir en abril

    Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura/Coordinación Nacional de Literatura

    Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n colonia Chapultepec Polanco, alcaldía Miguel Hidalgo, C.P. 11560, Ciudad de México

    D. R. © Editorial Lectorum, S. A. de C. V., 2019

    Batalla de Casa Blanca, Manzana 147-A, Lote 1621 colonia Leyes de Reforma, 3a. Sección

    C. P. 09310, Ciudad de México Tel. 5581 3202 www.lectorum.com.mx ventas@lectorum.com.mx

    Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Bellas

    Artes y Literatura de la Secretaría de Cultura y de Editorial Lectorum.

    Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, sin la previa autorización por escrito del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y de Editorial Lectorum.

    ISBN edición impresa: 979-8627649856

    El Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela, 2019, fue otorgado a Morir en abril, de Gloria G. Fons, por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Gobierno del Estado de Puebla, por medio de la Secretaría de Cultura y Turismo, y la Universidad Iberoamericana Puebla. El jurado estuvo compuesto por Patricia Laurent Kullick, Daniel Espartaco Sánchez y Omar Nieto.

    Aunque ahora veo la muerte cara a cara, la vida todavía me acompaña.

    Oliver Sacks

    Para Manuel, que nunca me dejó morir.

    I

    El día en que mi abuela murió desperté con el antojo; lo normal era que me diera por la tarde, después de comer, como si fuera un postre apetecible con la virtud de evitar que la colitis hiciera de la sobremesa un instrumento de tortura y pena capital. El antojo también me daba antes de dormir; sucedía después de estar dando vueltas y vueltas, cuando al fin hallaba acomodo, en ese estado de letargo en el que se está más dormido que despierto: entones me invadía la ilusión de ya no despertar jamás o no despertar siendo quien era o haber sufrido una metamorfosis que hiciera de mí un bicho para no tener que salir nunca más de mi recámara.

    Ese día, el día que murió mi abuela, desperté con el antojo, el de siempre, el de ya no existir de una buena vez.

    Por lo general, al despertar, lo primero que se me apetece es un café, un par de huevos con salsa verde, molletes o un burrito de frijoles con chorizo. Aquel día nada de eso me provocó. Sólo tuve deseos de colgar los tenis, aprovechando que Jacinta no estaba en casa. Aquella mañana estaba allí, tirada en la cama lánguida, con mi larga mirada perdida en el techo, pensando que tal vez podría darme un ataque al corazón y refunfuñando por lo poco factible que eso era, pese a que mi alimento básico eran las grasas saturadas. Imaginaba mis arterias tan intransitables como la autopista México-Acapulco en Semana Santa, pero no: estaban más limpias que la conciencia de un recién nacido. En el remoto caso de que me hubiera dado un infarto lo más seguro es que hubiera sido tan benigno que sólo habría guardado un par de días en cama, obligada por Jacinta a tener una convalecencia productiva. Pudo darme un derrame cerebral, que me tuviera en coma durante meses para que mis padres valoraran mi existencia; pero mis padres estaban tan absortos en sus vidas que cuando Jacinta hablara con ellos para decirles que estaba en coma, ya hasta habría despertado. También consideré resbalarme en la

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1