Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)
Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)
Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)
Libro electrónico395 páginas6 horas

Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

La luz no puede existir sin la oscuridad. ¿Pero qué pasa si ambas chocan?

Oscura tiniebla es el segundo libro de la saga «Blanco y Negro».

Tras dos meses separados, las vacaciones de verano terminan y ha llegado la hora de que Alexander, Minette y Toya se reencuentren para comenzar un nuevo curso escolar. Pero tras la misteriosa desaparición de Stella, nuestros tres protagonistas estarán obligados a investigar en el pasado de esta misteriosa mujer, de la cual lo único que saben es su nombre.

A su paso, tendrán que buscar el paradero de la enigmática Wendy, una niña sin pasado y con poderes extraordinarios, que los guiará a la victoria en la venganza de Charly contra ellos.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento1 nov 2019
ISBN9788417984878
Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)
Autor

Mario Sergio Martínez González

Mario Sergio Martínez González nació en La Habana (Cuba) el 11 de noviembre del 1998. Cursó estudios técnicos de cocina y servicios gastronómicos, pero desde muy temprana edad se involucró en la lectura de diferentes temas, convirtiéndose en un seguidor de los libros. Esta adicción lo llevó a iniciar sus propias creaciones literarias desde muy joven. Hoy, con tan solo 19 años, ha terminado su tercer libro. Su literatura, llena de fantasía y ficción muy ilustrativa, hará al lector recorrer un camino inimaginable de incertidumbres y sorpresas sin igual. Disfrútelo y espere el siguiente. Cuando no está trabajando, está pegado al computador escribiendo. Actualmente vive en Madrid, donde trabaja y escribe sus obras.

Relacionado con Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)

Títulos en esta serie (2)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Fantasía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2)

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Oscura tiniebla (Saga Blanco y Negro 2) - Mario Sergio Martínez González

    1:

    Vacaciones

    —Me alegro de que hayan pasado el final de las vacaciones conmigo. Alexander estaba alegre con sus dos nuevos amigos que estaban sentados junto a él.

    —Yo también, en estos dos meses me he divertido y hemos entrenado tanto los tres que podríamos ser invencibles —dijo Carlos, que estaba junto a Alexander y Brut, sentados los tres en el suelo del patio de la escuela que en esos momentos estaba vacío.

    —Yo también me divertí mucho, me alegro haberme encontrado con ustedes, chicos. —Brut se puso de pie y se quedó mirando fijamente cómo los últimos rayos del sol del día se escondían entre los edificios que había alrededor—. Aunque en dos días comencemos las clases seguiremos siendo amigos, ¿verdad?

    Alexander lo miró, asintió con la cabeza y se sacudió el polvo que tenía en la ropa por todo el entrenamiento que habían tenido en ese día.

    —Me alegro de que tu hermano nos haya ayudado a entrenar el primer mes, no recordaba que fuera tan genial —dijo Carlos sin esperar una respuesta—. ¿Sabes por qué se fue?, me hubiera encantado que siguiera entrenando con nosotros.

    —Regresó a Europa para estudiar y buscar trabajos que le paguen más para ayudar con los gastos de las obras para reconstruir la casa. —Alexander se secó la gota de sudor que corría por su cara bajando desde la frente—. No podíamos quedarnos para siempre en casa de Minette.

    —¿Quién es Minette? —preguntó Brut intrigado.

    Brut era un chico muy apuesto, de la misma altura de Alexander, con los ojos verdes y de una alta autoestima que parecía imposible de alcanzar, ya que él siempre decía que en su antigua ciudad todas las niñas querían estar con él por su enorme hermosura.

    Días después de la separación de Alexander, Minette y Toya, Brut se había mudado con su madre a la casa junto a la de Alexander, y al momento las dos familias hicieron una fuerte amistad. Luego, comenzaron a entrenar juntos, porque Brut no era muy bueno con los poderes que tenía, casi ni los controlaba y aprovechando esa oportunidad, Alexander entrenó junto a él para hacerse más fuerte, porque ese era su objetivo para cuando se reencontrara con Minette y Toya.

    Días más tarde, a sus entrenamientos se le agregó Carlos, que a pesar de que Alexander estuviera molesto con él por lo que le hizo a Toya con el perro cuando eran pequeños, decidió darle otra oportunidad, y con el paso del tiempo supo que no se había equivocado, ya que la mala actitud que tenía antes había sido sustituida por una más gentil y una que se preocupara por sus amigos más cercanos; y así poder hacerse fuertes con la ayuda de Alejandro, que les estuvo enseñando todo lo que sabía en el primer mes que estuvo con ellos.

    —Ella es una chica que conocí unas semanas antes de que tú llegaras —dijo Alexander con una sonrisa en la boca, deseando ver lo mucho que había evolucionado ella después de estos dos meses—. Ella hizo un viaje con su madre, pero prometió estar aquí antes de que comenzaran las clases.

    —Me encantaría conocerla —dijo Brut sin pensarlo dos veces, ya que la palabra vergüenza no estaba en su vocabulario.

    —En cuanto llegue te la presento. —Alexander se puso de pie y ayudó a Carlos, dándole una mano.

    —Debemos irnos, no quiero que nos coja la noche en el camino —afirmó Carlos que le dio la espalda a la puesta del sol y se acercó a la reja de la escuela, que era por donde habían entrado, ya que se la encontraron abierta cuando fueron.

    —Sí, estoy un poco agotado. Creo que hoy nos esforzamos más de lo normal. —Brut se acercó a él, que ya estaba del otro lado.

    —Quizás es porque no entrenaremos más juntos por lo ocupados que estaremos en la escuela. —Alexander corrió hacia ellos para alcanzarlos, no sin antes mirar por última vez la escuela, que estaba tan callada y tan silenciosa que se podía oír el sonido de la naturaleza, como los pájaros cantando, los grillos tocando su melodía al unísono como si estuvieran en un concierto, la última brisa de aire del día que movía las hojas de los árboles, haciéndolos chocar unos a otros para crear un sonido que daba un toque de tranquilidad a todos los demás.

    Esa mirada le abrió viejas heridas a Alexander, a pesar de que quería evitar mirar la vieja torre del reloj, donde él y Charly habían creado un fuerte vínculo, el cual resultó ser una mentira. Ahora se daba cuenta de que todo ese trágico momento de ser herido por los gemelos Matías y Mateo, era un plan preparado para que Alexander confiara más en él y depositara toda su confianza.

    En el último momento, en el día en que Toya y Minette se fueron con sus padres tuvieron una última reunión donde intercambiaron todos los datos que tenían reunidos, porque aún había algo que no encajaba en toda la historia, todavía quedaban algunas preguntas por responder.

    —Esta será nuestra última reunión antes de la separación —dijo Minette sentada en la cama de su cuarto mirando a Alexander y a Toya que estaban sentados en el piso con un refresco en la mano—. Quiero que nos contemos las cosas que hemos descubierto por separado, y buscar lo que coincide.

    —Yo voy a comenzar. —Alexander alzo la mano, no sin antes dar un largo trago de su refresco porque su garganta se estaba secando—. ¿Recuerdan cuando saqué de mi interior el tridente que usé para derrotar a Petrus? —Todos afirmaron—. Bueno, ustedes recordarán que fue solo un minuto lo que pasó para que yo lo sacara, pero fue más que eso. En el momento en que la estrella del bastón de Stella atravesó mi cuerpo, mi mente estaba en una habitación negra con un infinito y profundo lago y frente a mí estaba Melody.

    —¿Quién es ella?

    —Melody es el espíritu de mi carta personificada, y ella me mostró los recuerdos que ella guardaba desde el momento en que fue despertada por Stella y Petrus, junto a otros cuatro elementos; y por lo que vi, Petrus y Stella parecían tan unidos cuando eran niños que se podría decir que eran como hermanos.

    —No pueden ser hermanos, si no, Stella nos lo hubiera contado cuando le pedimos explicaciones aquella vez en el bosque. —Minette agarraba su bolso con la mano y lo tocaba de vez en cuando porque pensaba que algo se le iba a quedar, y para cuando se acordase sería tarde para recuperarlo—. ¿No viste la cara de sus padres?

    —Eso era lo más raro, porque mientras más avanzaba en los recuerdos, no había nadie, solo una especie de mayordomo personal que los cuidaba a ambos en una mansión cerca de un gran lago de aguas cristalinas, repleto de una gran variedad de peces de agua dulce. Y luego no apareció nadie más hasta que Stella le regaló mi carta de poder a un hombre llamado Richard como regalo de bodas.

    —¿Por qué ella nunca nos dijo que se había casado? —preguntó intrigada Minette, pensando que Richard sería una buena oportunidad para averiguar nuevas cosas sobre la vida de Stella—. Pero eso nosotros ya lo sabíamos, Charly nos lo contó cuando nos devolvió tu carta.

    —No lo sé, pero algo tuvo que haber pasado, y creo que todo esto está relacionado con la misteriosa muerte de Petrus —dijo Toya tratando de no hacer que Alexander se sintiera mal porque pensaba que lo había matado—. No te preocupes, Alexander, nosotros sabemos que tú no fuiste.

    —¿Sabes quién creo que fue la que mató a Petrus?, la misma mujer que se llevó a Charly después de que comenzara su ataque de rabia hacia mí.

    —De eso no estamos muy seguros ahora, quizás tengamos oportunidad de descubrirlo en un futuro —dijo Minette mirando por la ventana de su cuarto, para saber si Denise había terminado de montar todo en el carro—. Yo tengo algo también. Cuando salvamos a Diana y Daniel, ella me contó que Petrus estaba usando sus poderes para buscar a una persona.

    —¿Sabes quién era?

    —Me dijo que se llamaba Wendy, e incluso su poder de clarividencia le permitió saber que vivía en la ciudad de Londres, pero nunca pudo ir más cerca en esa historia.

    —¿Quién es esa Wendy?, ¿y por qué Petrus la buscaba? —Toya intentaba encajar alguna pieza del gran rompecabezas, pero no podía porque aún quedaban espacios sin rellenar para encontrar la respuesta a todas las interrogantes que rondaban por su mente.

    —Solo podemos preguntárselo a una sola persona: Stella. —Denise dio un pitazo con el claxon del coche para que Minette supiera que ya se tenían que ir—. Pero eso lo seguiremos investigando cuando nos volvamos a encontrar, y espero que no sea en un largo tiempo.

    —¿Nos seguiremos hablando? —preguntó Alexander sin esperar respuesta de nadie porque él sabía la respuesta sin que ellos dijeran nada—. Entrenen, que nos deparan muchas batallas y no serán fáciles de ganar.

    Esa conversación se le pasó por la mente mientras dejaba la escuela, e incluso recordó que Minette le había prometido llamarlo por la noche de ese mismo día.

    Ahora que veía el sol ocultando los pocos centímetros que quedaba fuera, tomó la mano de Carlos y Brut y los agarró mientras corría para apurarlos un poco más, porque pensaba que no le daría tempo para poder recibir la tan esperada llamada de Minette.

    No se demoraron tanto en llegar a sus casas. Carlos cruzó la calle y entró por la puerta listo para darse un baño. Brut se introdujo por la reja que dividía el jardín de su casa con la acera, y Alexander caminó hacia la puerta de madera de su casa y de uno de los bolsillos del short que usaba en ese momento, sacó un par de llaves, las cuales usó para abrir la puerta.

    A pesar de que Alexander había pasado medio mes viviendo en esa casa desde que la terminaron de arreglar, no se acostumbraba a las nuevas habitaciones, y a la remodelación del salón, sin olvidar la cocina, el inmenso comedor y los cuartos. Todo había sido un capricho de Luna que quería crear la casa de sus sueños, y todo fue posible gracias al cheque que Stella les había mandado para que pudieran hacerle algunos arreglillos a la casa, porque se sentía culpable de todo lo que sucedió con Petrus.

    Del inmenso cheque no quedo nada, ya que habían remodelado la casa de pies a cabeza, solo por un tonto vicio por parte de Luna de gastar todo el dinero sin importar las consecuencias que traería más tarde. Causó que, a principio del segundo mes de vacaciones, Alejandro decidió regresar a Europa para ayudar a reunir un poco de dinero para que su familia viviera por un tiempo.

    Alexander introdujo la llave en el cerrojo de la puerta y entró.

    —¿Cómo estuvo el día? —Peter estaba sentado en uno de los nuevos sillones que habían comprado para el salón, mientras veía las noticias que ponían a esa hora en la nueva pantalla plana de la sala.

    —Estuve ocupa...

    El sonido del teléfono lo interrumpió, ¿y si era la llamada que esperaba?, no le importaba ser interrumpido, por lo que corrió hacia el teléfono antes de que Luna lo cogiera.

    —¿Sí? —preguntó en el momento en que descolgó el teléfono inalámbrico que estaba en la mesa (que era de madera, con partes de cuarzo negro, algo muy fino que se pudo construir con el dineral de Stella, por supuesto) de la cocina.

    —Alexander, soy yo, Minette, ¿cómo has estado? —preguntó ella con su voz calmada y serena, que era la que siempre usaba cuando llamaba por teléfono.

    —Bien, tengo unas ganas de que sea mañana para que llegues, ¿por dónde vas? —la voz de Alexander se sentía cansada y agotada por el entrenamiento de ese día, aunque él intentaba cubrirla con una voz más feliz y enérgica.

    —Acabo de pasar por casa de Daniel y Diana, están bien.

    —¿Diana ha descubierto algo sobre Wendy?

    —No, aún nada, le dije que si descubría algo nos llamara lo más rápido posible.

    —Espero que se apure un poco, porque a lo mejor Charly y esa mujer misteriosa la están buscando también.

    —Tienes razón, ¿y si ella fuera una pieza clave para el plan de Charly de destruirte? —Minette gritó aterrada con la pregunta que sus labios acababan de soltar.

    —Tranquila, Charly y ella no han hecho ningún movimiento hasta ahora, si no, Stella nos hubiera avisado —dijo intentando calmarla—. A lo mejor aquella mujer que se lo llevó en cuanto empezó su ataque de rabia, no tiene malas intenciones.

    —Dejemos de hablar de todo esto, ¿has sabido algo de Toya?, intenté llamarlo antes que a ti, pero nadie me contestaba al teléfono en su casa.

    —No he tenido noticias de él desde la semana pasada. —Alexander sabía que eso de que no contestaran al teléfono en la casa de sus padres era muy raro. Ante aquella noticia deseaba ir en ese momento a casa de la abuela de Toya que no estaba muy lejos para preguntarle—. Mañana, en cuanto llegues, iremos a casa de su abuela para preguntar.

    —Te estoy llamado desde el móvil de mi mamá, porque no podemos parar más hasta llegar a nuestra casa mañana por la mañana. —Minette deseaba regresar a su hogar, comenzar las clases, y que estos días de paz continuaran hasta la eternidad.

    2:

    Llegada

    Alexander ya estaba listo para irse a casa de Minette para recibirla, solo le quedaba terminarse de comer la tostada con mermelada que quedaba en su plato.

    Sus padres estaban bien vestidos para recibir a Denise con una cálida bienvenida, y una tarta de frutos rojos que había preparado Luna desde temprano para agradecerle de que les dejara quedarse en su casa mientras que la de ellos se encontraba en construcción.

    —Estás emocionado por ver a Minette —dijo Peter que estaba sentado en la silla enfrente a la de él, con el plato de su desayuno vacío porque ya había acabado, mientras leía las nuevas noticias del día.

    —Sí, no puedo esperar más, ¿has hablado con Alejandro? —preguntó Alexander, porque quería recibir noticas de su hermano del cual no sabía nada desde que se fue.

    —Sí, ayer una hora antes de que llegaras, llamó. Nos dijo que se iría a vivir a Londres, por una beca que le dieron por sus excelentes calificaciones.

    —Eso es increíble, me encantaría ir allá algún día. —Alexander se sentía feliz, alegre, con tantas energías y noticias buenas que había recibido en las últimas horas, y deseaba que siguiera así por un largo tiempo.

    —A tu madre y a mí también. —El teléfono sonó cuando Peter terminó de decir esas palabras, que fue cuando Alexander se metió en la boca el trozo de tostada que quedaba en su plato—. Nos encantaría estar los cuatro juntos una vez más en Londres, he de ir a visitar el Bing Ben, y los demás tesoros nacionales que lo caracterizan.

    —Buenos días —dijo cortésmente Alexander al responder el teléfono, para que la persona que estaba del otro lado de la llamada viera lo educada que son las personas de esa casa, porque así fue cómo Luna lo educó desde niño, a él y a Alejandro.

    —Alexander, soy yo, Toya. —Este no se lo podía creer, después de tanto tiempo, por fin había noticias del desaparecido.

    —¿Por qué te demoraste en dar señales de vida?, ¿cómo has estado esta última semana? —Alexander le preguntó ansioso por saber, que es lo que estaba pasando con su mejor amigo.

    —Tengo una noticia que darles a ti y a Minette, pero será cuando estén los dos juntos, cuando ella llegue me llamas a mi móvil, ¿OK? —la voz de Toya sonaba emocionada, y con muchas energías, como si no pudiera aguantar la enorme noticia que guardaba en su interior.

    —Está bien, ella debe estar a punto de llegar, pero adelántame algo, ¿es algo malo? —Alexander comenzaba a ponerse nervioso, pensaba que quizás había descubierto algo sobre Wendy en estos meses, o un oscuro secreto de Stella que pudiera cambiar su opinión hacia ella.

    —No te diré nada, quiero que estemos los tres juntos para decírselo —Su respiración comenzaba a agitarse, parecía que estaba saltando de la emoción como un canguro. Solo te diré que será una noticia que cambiará nuestras vidas.

    —Pero esper...

    Alexander no pudo terminar la frase cuando Toya colgó lo más rápido que pudo, porque sabía que si no colgaba, terminaría diciendo algo que pudiera arruinar la sorpresa que les tenía.

    Alexander colgó, y lo colocó en su lugar. La corta llamada de Toya lo había distraído tanto que no se había percatado de que su padre Peter, ya no estaba sentado en la mesa leyendo el periódico, y su madre Luna no estaba dando vueltas por toda la cocina, intentando recordar si había dejado algo fuera de su lugar en casa de Denise.

    Alexander salió de la casa con Luna, ya que su papá estaba listo en el coche para ir a casa de Minette. Se montó en los asientos traseros, y buscó el mejor lugar para que le diera el aire acondicionado en la cara, como a él le gustaba. Además, tenía que aprovechar que estaba solo porque siempre se peleaba con Alejandro para ver quién se sentaría en ese lugar.

    —Ya podemos irnos. —Alexander se colocó el cinturón de seguridad, seguido de sus padres.

    Luna sujetaba en su mano el pie de frutos rojos, con la mirada perdida, porque tenía la sensación de que algo se le olvidaba, aunque no sabía qué era. Mientras que Peter, deseaba llegar lo más rápido posible, porque adoraba tanto su vehículo que odiaría que algo le sucediera.

    Alexander buscaba con la mirada a ver si Carlos o Brut se habían despertado, mientras el coche salía del garaje, y aumentaba la velocidad hasta doblar en dirección a la casa de Minette.

    No se demoraron en llegar, ya que no estaba muy lejos, pero cuando Peter aparcó el coche en la entrada, ellos se percataron que el vehículo de Denise ya estaba guardado en el garaje, por lo que ya habían llegado.

    Alexander se bajó de primero, seguido de Luna y, por último Peter, que puso la alarma en cuanto cerró su puerta.

    Sin que nadie llamara a la puerta, Minette la abrió y se lanzó sobre Alexander dándole un fuerte abrazo lleno de sentimientos, uno como los que se dan las familias cuando no se ven durante muchos años.

    Él se sorprendió al verla y cuando saltó sobre él, casi se cae porque perdió el equilibrio del pie con que sujetaba el peso de su cuerpo.

    Alexander le devolvió el abrazo sin que ella se separara de él cuando recuperó el equilibrio.

    —Tranquila, casi me caigo. —Minette no quería separarse de él, por lo menos no tan rápido.

    —Me alegro de verte, tengo tanto que contarte. —Minette tenía tanta emoción guardada dentro de su pecho que deseaba volver a ver a sus amigos—. Y algo que mostrarte, que cuando lo veas te vas a quedar con la boca abierta.

    —Espero que sea pronto. —Alexander la separó de ella por un momento, porque estaban dando un espectáculo frente a sus padres, ya que Denise se acercaba desde adentro para saludar a Luna y a Peter—. Pero primero quiero saludar a tu mamá.

    —¿Cómo has estado, Alexander? —Denise se acercó a él y le dio un abrazo para saludarlo.

    Alexander notó por la voz de ella que estaba cansada por el largo viaje que habían hecho, seguramente Denise no había podido dormir a gusto porque necesitaban llegar ese día para que Minette se preparara para comenzar la escuela el próximo día.

    —Ven, deja que nuestros padres hablen un poco, vayamos al patio. —Minette lo tomó de la mano, después de que saludara los padres de Alexander, y lo llevó a través de la cocina para poder hablar más tranquilos en el patio sin que nadie los molestase.

    Ese lugar le recordaba a cuando salió a escondidas en medio de la noche a encontrarse con Stella hacía dos meses.

    —Aquí podremos hablar con mayor libertad. —Alexander no se había percatado que de las motonetas rubias de Minette salían algunas líneas rosas—. Lo primero son mis extensiones rosas, ya que mi madre no me dejó teñirme de verdad, porque dice que soy muy chiquita para eso, ¿te gustan?

    —Te quedan bien, no lo puedo negar, pero tengo una noticia. Toya me llamó esta mañana y me dijo que tenía una sorpresa que darnos.

    —¿Solo te dijo eso?, ¿no le preguntaste por qué no contestaban al teléfono de su casa cuando estaba llamando? —Minette no dejaba de lanzar preguntas que solo Toya podía contestar, ya que Alexander no conocía ninguna de ellas.

    —Tranquila, me dijo que lo llamáramos cuando estemos juntos, pero creo que es muy temprano para eso, esperemos unos minutos más.

    —Está bien, hablemos de otra cosa.

    —¿Quieres hablarme de cuando visitaste la tumba de tu padre? —Alexander no quería tocar ese tema tan delicado, porque quizás ella se podría molestar, pero en esos momentos no le importaba.

    —Menos mal que me lo preguntaste, porque no sabía cómo decírtelo. —Minette estaba aliviada de poder hablar ese tema libremente con Alexander, ya que ella no quería agobiarlo con sus problemas, pero como él preguntó primero, ya no importaba.

    También ayudaba que al segundo día de ella llegar a su ciudad natal, llamara a Alexander y le explicara toda la historia que había visto en el portal, y le prometió que cuando regresara le contaría lo que había visto allá.

    —Visité la tumba de mi padre con mi mamá y le llevamos un gran ramo de flores, pasamos por nuestra antigua casa, visitamos viejos amigos y cuando pasamos por el trabajo de mi mamá, su jefe, William, ya no estaba trabajando allí. Nos dijeron que se había mudado unos meses antes, pero nadie sabe dónde.

    —Es muy extraño, pero solo espero que no se aparezca por aquí. —Alexander levantó el puño como si estuviera amenazándolo cara a cara, y eso provocó que Minette soltara una ligera risa—. Porque Toya y yo te vamos a proteger, no dejaremos que se acerque ni dos centímetros de ti. Alexander quería que supiera que tanto Toya como él estarían a su lado para lo que necesitara.

    —Gracias, estoy segura de que puedo contar con ustedes siempre. —Minette estaba lista para mostrarle sus nuevos poderes a Alexander, se encontraba ansiosa por mostrarle de qué se trataban los poderes de la segunda carta que Stella le había obsequiado antes de la separación—. Pero ya no hace falta, porque con mis nuevos poderes, puedo defenderme de cualquiera.

    Los ojos de Alexander destellaban de la emoción cada vez que veía un poder nuevo. Ponía la misma cara de cuando vio por primera vez los poderes de su hermano Alejandro, el cual le hizo un espectáculo lanzando chispas hacia el cielo, como si fueran fuegos artificiales el primer día que los obtuvo.

    Minette se paró frente a él con las manos extendidas hacia el cielo, ella comenzó a agitarlas, igual que como siempre lo hacía cada vez que practicaba, y cuando estaba lista para activar y desatar su poder. Denise se asomó a la puerta de la cocina y dijo:

    —Alexander, tus padres te llaman.

    —Ya va —le contestó Minette para que se fuera.

    —No importa, aunque me encantaría verlos, pero primero llamemos a Toya para que nos diga la sorpresa.

    Alexander saco su móvil, buscó en la lista de los contactos el número de Toya y le dio a la tecla marcar, seguida del altavoz para que Minette escuchara la conversación.

    El primer timbre sonó, seguido de un segundo y un tercero, cuando Toya descolgó.

    —Alexander, has llamado en un mal momento. —La voz de Toya sonaba cansada, y un poco gastada, casi ronca, como si hubiera estado gritando en un concierto toda la noche.

    —Será solo un momento. Aquí estoy con Minette, dinos lo que querías comentarnos.

    —Necesito que vayan a casa de mi abuela, lo más rápido posible.

    —Pero ¿para qué es? —Minette estaba un poco confusa, porque del otro lado de la línea se escuchaban voces gritándose entre sí—. ¿Quiénes son esas personas?

    —Espera, ten cuidado con eso que es muy frágil. —Ellos escucharon cómo Toya le gritaba a una de las personas que había a su alrededor, seguido del sonido de un cristal rompiéndose.

    La llamada se cayó repentinamente, Alexander y Minette se miraron fijamente y corrieron hacia adentro, para avisarles a sus padres. Ellos estaban muy preocupados porque algo malo le hubiera sucedido a Toya, por lo que necesitaban llegar rápido a casa de su abuela.

    3:

    Mensaje

    Estaban muy asustados por Toya, y agregando a eso el cristal roto, y que se terminara la llamada, necesitaban encontrarlos para salir de duda.

    ¿Qué hubiese pasado si después de dos meses Charly decidiera aparecer, junto a esa mujer misteriosa, de la cual no se sabía ni sus poderes, para vengarse de ellos y decidiera atacarlos uno por uno para mantenerlos separados?

    El coche del papá de Alexander se detuvo justo en la entrada de la casa de la abuela de Toya.

    Lo primero que reconoció Denise fue el coche de los padres de Toya, que era el mismo con el que fueron a su casa hacía dos meses.

    Al igual que Luna y Peter, que reconocieron la marca de los costados de los camiones de mudanza que estaban aparcados por toda la calle, porque eran los mismos que ellos habían utilizados cuando se mudaron a ese pueblo hace quince años cuando nació Alejandro.

    Muchos hombres, grandes y fuertes, estaban sacando diferentes tipos de muebles de los enormes camiones de mudanza; y entre ellos estaban Katy y Teo dirigiéndolos a todos, para ordenar las cosas dentro de la casa, y Toya estaba usando una escoba y un recogedor para recoger los trozos de un jarrón que había tumbado uno de ellos.

    Alexander y Minette saltaron del vehículo y corrieron hacia él y le dieron un fuerte abrazo, de esos de los que se da cuando las personas no se ven en muchos años.

    —¿Qué haces aquí? —preguntó Minette, que no se quiso separar de él.

    —Esta es la sorpresa, nos mudamos acá, ¿no es increíble?

    —Es fantástico, por primera vez iremos a la escuela los tres juntos, aparte de que mañana será mi primera vez en una escuela pública. —Minette estaba feliz de la noticia, tanto, que al soltarlo comenzó a brincar de la felicidad.

    —Genial, porque quería presentarles a mi nuevo vecino, es un muchacho de nuestra edad, y se mudó a la casa que hay junto a la mía, días después de que ustedes se fueran. —A Alexander le caía muy bien Brut, era como un segundo Toya, mientras no estaba el verdadero, pero ahora que estaban los dos juntos, no sabía cómo tomárselo—. También quería contarle sobre su nueva amistad con Carlos, algo que quizás le molestara (por lo del accidente con el perro cuando eran unos niños), aunque esperaba que no fuera así.

    —Esperemos que nos llevemos bien. —Toya quería salir con ellos y dar una vuelta por el barrio que tanto extrañaba, pero sabía que sus padres no lo dejarían porque tenía que ayudar con lo de la mudanza—. Porque, a pesar de todo esto, fue su idea.

    Desde el momento en que llegaron a la casa de Minette dos meses atrás, en medio de la fiesta, vio lo entretenida que estaba su mamá con Luna y Denise, y las buenas migas que habían hecho Peter y su papá, decidió que necesitaban vivir en este pueblo. Ideó ese plan de regresar a su casa antes de que terminaran las vacaciones para convencerlos con el tiempo suficiente para llega aquí, el mismo día del regreso de Minette, porque él quería que todo fuera una sorpresa para sus amigos.

    —En cuanto terminemos aquí, me iré con ustedes a dar una vuelta por el barrio. ¿Han sabido algo de Stella? —Toya preguntó casi susurrando, para que ni los trabajadores, ni sus padres los escucharan hablando sobre ella.

    Y no es que sus padres se molestarían por ello, sino porque no querían que ellos pensaran que ella los había arrastrado una vez más a una guerra que no les correspondía, pero, a pesar de todo, a ellos tres no le importaba, solo estaban preocupados porque Stella no había dado señales de vida en los últimos dos meses, justo después de que se despidiera de ellos.

    —No —dijo Alexander, con un gesto un poco raro, porque a pesar de que estaba preocupado por ella, también lo estaba por Charly, estaba intrigado preguntándose a sí mismo, qué había estado haciendo en estos dos meses de ausencia total—. ¿Y Charly?, ¿sabes algo de él?

    —No, estoy preocupado porque haga alguna locura contra nosotros. ¿Crees que aún nos culpa de la muerte de Petrus?

    —Seguro que no, porque si no, ya habría venido a por nosotros, ¿por qué esperar tanto tiempo, cuando nos podía haber derrotado en aquella mansión cuando estábamos débiles, y sin fuerzas para movernos? —la voz de Minette retumbó en sus mentes, ellos no sabían cómo ella podía persuadirlos tanto.

    Sus mentes se calmaron, y dejaron de pensar en eso por un segundo. Decidieron cambiar de tema y dejar el tema para cuando alguno de los dos decidiera aparecer.

    Después de que terminara la mudanza, algo que no sucedió muy tarde, decidieron comer todos juntos en la nueva casa de Alexander para mostrarle a Minette y Toya todas las remodelaciones que le habían hecho. Pero no se podían quedar hasta muy tarde porque al día siguiente era el primer día de escuela para ellos.

    En cuanto llegaron, Alexander les dio un pequeño tour por los alrededores y el

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1