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Tersia: El año (nada es lo que parece)
Tersia: El año (nada es lo que parece)
Tersia: El año (nada es lo que parece)
Libro electrónico538 páginas8 horas

Tersia: El año (nada es lo que parece)

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Información de este libro electrónico

Descubre Erean, un mundo paralelo a la Tierra lleno de misterios, amores, lucha y un secreto oculto que descubrir.

Erean es un mundo habitado por la raza naitish y formado por cinco reinos. Cada 100 años se preparan cinco elegidos de cada reino para bajar a la Tierra y proteger a los humanos de las sombras escapadas del mundo oscuro. Solo podrán volver a casa los naitish que superen las dificultades de la Tierra.

100 años atrás, el heredero al trono de Tersia, el reino más importante de Erean, cometió un gran fallo que provocó una gran conmoción en la Tierra y nunca más pudo volver a Erean; dejando a Tersia alejada de la ya acostumbrada victoria y llevándola casi a la ruina.

100 años después, Erión Tersean, su hermano pequeño, se prepara para bajara la Tierra y descubrir qué le ocurrió a su hermano, pues hablar de él está prohibido y todos sus recuerdos fueron destruidos. Pero no le será fácil, pues entre los aspirantes del mismo reino se encuentra Riuk Einas, uno de los más talentosos, y compite con él para ser el elegido.

Solo uno de los dos podrá ser el representante de Tersia. Solo uno podrá bajar a la Tierra, y enfrentarse a lo que el destino les tiene preparado en aquel planeta.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento2 oct 2017
ISBN9788417164102
Tersia: El año (nada es lo que parece)
Autor

Christian Lou

Christian Lou nació en Cali, Colombia, el día 10 de octubre de 1994. En el año 1998, junto con su familia, emigró a España. Actualmente reside en Murcia. Durante su infancia, uno de sus anhelos era convertirse en actor, y poder interpretar a personajes sobrenaturales. Más adelante, en su adolescencia, quiso interpretar a parte de personajes ficticios, personajes emblemáticos, dramáticos y con una vida difícil. Al final de esa etapa, se dio cuenta de que lo que le apasionaba de verdad era escribir historias. Christian se considera muy imaginativo y su «Saga Tersia» nació después de escribir otras tantas anteriormente. Esta saga, confiesa, «le llegó al corazón». En sus ratos libres suele leer, documentarse sobre la actualidad y, por supuesto, escribir. Estudia el grado superior de Comercio Internacional y trabaja en el restaurante y la panadería de sus padres. Uno de sus objetivos es potenciar su carrera como escritor y llegar a miles de lectores.

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    Vista previa del libro

    Tersia - Christian Lou

    Agradecimientos

    Lo veo y aún no lo creo, al fin un gran sueño cumplido. Tengo entre mis manos el primer libro de la Saga Tersia y la emoción me invade. Todo esto ha sido posible gracias a aquellas personas que me han apoyado en este largo camino. Por ello, quiero agradecer en primer lugar a mi hermana, Diana Marcela, por su apoyo incondicional, sus sabios consejos y por infundirme el valor para seguir adelante en la publicación. A mi gran amiga, Clara María, por ayudarme cada vez que se lo he pedido, por aguantarme en todos los momentos durante todo el proceso y por escuchar mis ideas a las tantas de la mañana. A mi amigo y hermano, Francisco Javier, por ayudarme en todo cuanto he necesitado y estar ahí always. A mis padres, Pedro Antonio y Yamileth, por su amor y su apoyo incondicional en todos los sentidos. A mi tía Jackie, por permitirme viajar a Netherlands para poder concentrarme en la última parte del libro y por dejarme llenar su casa de anotaciones sobre el libro por todas las esquinas. Y sobre todo y, especialmente, a mi primera lectora, a la persona que abrió en mí la fuerza y el valor para publicar el libro: mi abuela Yolanda Mosquera de Zuleta.

    A toda mi familia y amigos por la paciencia, y el apoyo diario.

    Este libro os lo dedico a todos vosotros y a los lectores que empiezan a leer esta increíble historia.

    BIENVENIDOS A OTRO MUNDO

    La historia de Tersia, uno de los cinco reinos de Erean, un mundo desconocido y similar a la Tierra, que abarca grandes misterios, traiciones y amores prohibidos que transformarán la vida de los personajes. Un secreto que conecta a los dos mundos.

    «Las sombras se originaron de la parte maligna de nuestros antepasados selforianos».

    «Su número aumentó de tal modo que formaron su propio reino».

    «Los poderosos de Erean aislaron a las sombras en su propio reino, encerrándolas bajo un poderoso campo de fuerza. Las más débiles se establecieron en la Tierra»

    «Los naitish, para enmendar su fallo, realizaron unas pruebas de preparación para enviar a cinco naitish a la Tierra».

    Bienvenidos a otro mundo.

    Capítulo 1

    En Erean, un mundo dividido en cinco reinos habitados por la raza naitish, cada cien años se celebran unas pruebas para otorgar honor y gloria al reino. En la prueba de selección se escogen a los dos mejores xéones de cada reino. Estos aspirantes se enfrentarán en la prueba final, donde deberán demostrar todas sus habilidades. Al terminar, el que haya demostrado mayor destreza será el ganador, el elegido para bajar durante un año a la Tierra, donde deberá convivir bajo unas estrictas e inquebrantables reglas, establecidas por los sabios, los creadores de las pruebas.

    En la última convocatoria de la prueba, el elegido fue el primogénito del rey de Tersia. Sin embargo, el heredero al trono quebrantó la principal norma, descalificando así a su reino y privándolo de la ya acostumbrada gloria. Y no fue esto lo peor, pues fue expulsado de su mundo. Era la primera vez que Tersia perdía, pero lo que los dejó realmente consternados fue el hecho de que no se tratase de un luchador cualquiera, sino de un miembro de la realeza, el heredero al trono, a quien ya consideraban su futuro rey. Esto causó una gran conmoción en todo Erean. Y una dura sanción económica a Tersia, que casi llegó a caer en la ruina. La decepción y el desasosiego de su padre, el rey Enor, provocaron que se decretara un nivel de preparación más severo para las siguientes pruebas.

    Han pasado casi cien años de aquello, y los candidatos ya se están preparando. En Xöen, Tersia, los aspirantes para la prueba en la Tierra se entrenan en un colosal edificio metálico. Están instruyendo a sus seis aspirantes, entre ellos, el hijo menor del rey, Erión; un joven alto y corpulento, con una melena corta, revuelta y rubia, y los ojos azules. Es el candidato preferido.

    Entre los mejores de Xöen también se entrena Riuk, del que todos decían que sería el rival de Erión en la prueba final, sin embargo, su prepotencia provoca que no tenga muchos amigos. Es alto, posee una cabellera oscura, siempre peinada hacia atrás, y una mirada verde desafiante. Es más robusto que Erión. Ambos han entrenado y se han preparado arduamente para superar todas las pruebas y bajar a la Tierra.

    Para enfrentarse a ellas deben formarse en dos facetas: una teórica, que se basa en adquirir conocimientos del planeta donde pasarán un año, y otra práctica, que consiste en una preparación física para desarrollar sus habilidades con el objetivo de superar los diferentes obstáculos con que puedan encontrarse. Para la faceta práctica se hace una recreación virtual exacta de alguna zona del planeta para luchar contra las sombras, y así entrenar todas las facultades, agudizar sus sentidos y mejorar sus habilidades hasta el límite, para vencerlas.

    En sus entrenamientos serán evaluados por los boex: los maestros especializados según la faceta o modalidad. Ellos elegirán a los dos finalistas que se deberán enfrentar en la prueba final.

    Capítulo 2

    Ya han pasado tres meses desde que empezó la instrucción teórica, y hoy es el último día antes de empezar la faceta práctica.

    Comienzan a filtrarse los primeros rayos de sol entre las cortinas de la habitación de Erión; a la hora prevista, un rayo alumbra el rolj virtual, un aparato metálico cuadrado. En el centro tiene una pantalla oscura. Salta la alarma y se ilumina la pantalla: «Despierta».

    —¡Oh, no! —se queja Erión, aún dormido. Se da la vuelta y coloca la almohada sobre su cabeza para seguir durmiendo, pero al instante reacciona y se levanta de un salto—. ¡Llego tarde a la última clase magistral!

    Se asea rápidamente y se coloca su traje: un conjunto gris oscuro. Se va de palacio sin tan siquiera desayunar. Lo llevan en la nave oficial, un enorme aparato plateado con todas las ventanas opacas y banderas del reino, que levita sobre el asfalto blanco. En cada reino es diferente, en Tersia es blanco con las marcas negras. A los veinte minutos ya está llegando a Xöen, cinco minutos antes de la clase.

    Erión se baja de la nave y se para a observar el edificio Xöen, una gran estructura metálica e imponente que resplandece con el sol. En ambos laterales de la entrada se hallan dos banderas, la de Tersia, y la de Xöen. La del reino, que se sitúa a la derecha, es una bandera de color negro con un símbolo triangular dorado situado en el centro; dentro del triángulo hay cuatro círculos que representan a los otros reinos de Erean. La otra bandera es gris con una X blanca traslúcida en medio, con un círculo que la rodea.

    Al final de las escaleras que conectan con la entrada, se encuentra el mejor amigo de Erión, Loomic, un naitish de baja estatura, menos robusto que Erión; cabello castaño, mirada inocente, y también aspirante en Xöen. Loomic está muy concentrado mirando el molkber, un minúsculo aparato negro, del cual, al pulsar el botón central, sale una pantalla que solo lo puede ver el usuario. Erión sonríe al verle y se dirige hacia él dando zancadas.

    —Deja de mirar tanto ese aparato y céntrate en las prácticas, ¡vicioso! —lo vacila Erión arrebatándole el molkber, y alzando el brazo a sabiendas de que no lo puede alcanzar, mientras se ríe de sus intentos de recuperarlo.

    —¡No seas pesado! —le dice Loomic riéndose—. Estaba en mitad de una conversación muy importante —señala con regodeo—. Además, céntrate tú, que ya sabes la paliza que te voy a propinar.

    En ese instante pasa por su lado Riuk con cara de pocos amigos.

    —¡¿Y estos son los aspirantes para bajar a la Tierra?! —exclama sarcásticamente—. ¡Qué desgracia! —masculla. Y se dirige hacia el interior sin siquiera mirarlos.

    Loomic, harto de Riuk, se dispone a seguirlo para ponerlo en su sitio. Erión lo frena.

    —Ignóralo, ya sabes que su intención es provocar; es su única arma, es un amargado —expone.

    —Es que ¡no lo soporto! —espeta. Sabe que su amigo tiene razón y lo ignora, y se dirigen hacia adentro.

    Al llegar a la entrada les piden que se identifiquen con el escáner de iris: «Loomic Reick, ciento cuatro años, tersiano, aspirante. Acceso permitido», indica una voz femenina programada. «Erión Tersean, ciento cuatro años, príncipe tersiano, aspirante. Acceso permitido».

    Entran a la zona común y se dirigen hacia el Klaxtru, atravesando tres pasillos. Dentro de Xöen todo es más oscuro, se percibe el esfuerzo, la preparación, la seriedad del lugar. En las paredes de los pasillos se ven todos los elegidos que trajeron honor y gloria a Tersia desde el principio de las pruebas.

    Erión y Loomic están yendo hacia el Klaxtru.

    —Es un déspota, no se gana la estima de nadie, ni siquiera con los maestros puede evitar esa frialdad. No sé por qué está aquí —comenta Loomic, contrariado.

    —Es un gran aspirante, ya sabes que su lema es: «vine a ganar, no a hacer amigos». Además, ser amable no es uno de los requisitos para ganar las pruebas, lo importante es desarrollar nuestras habilidades.

    —¡Ya lo sé! No hace falta que lo defiendas —responde, exasperado—. Simplemente, no puedo entender por qué siempre tiene que tener esa actitud con todo el mundo, parece como si todos le debiéramos algo.

    —No lo estoy defendiendo, es lo que pienso; y tú, en lugar de estar preocupándote por la hostilidad de Riuk, deberías centrarte en todo lo que hemos aprendido, ya que empieza la parte complicada.

    Erión y su amigo llegan al Klaxtru y cada uno se dirige hacia su sitio; los otros aspirantes ya se encuentran en sus lugares. Todos están sentados formando un semicírculo con sus mesas, que disponen de una pantalla individual que reproduce lo que el maestro les va explicando para tener una recreación virtual de la realidad en todo lo referente a la Tierra; las paredes son pantallas que simulan un lugar del planeta. Erión se sienta en la esquina del semicírculo, enfrente de Riuk; al lado de Riuk se sienta Loomic; luego va Criev, Laian y, por último, al lado de Erión, Sient.

    La maestra llega justo después de sentarse Erión.

    —¡Buenos días, aspirantes! Bienvenidos a la última clase. Ya hemos terminado toda la faceta teórica, y hoy les voy a hacer un resumen de lo que más les puede servir para la siguiente faceta.

    »Como ya saben, hace millones de años, la Tierra era un lugar prácticamente deshabitado. Poco a poco, la población fue creciendo y formando tribus en muchos lugares. Se alimentaban de la caza y del cultivo, y cada tribu vivía de sus propias cosechas. Con el tiempo empezaron a crecer, formando así grandes aldeas. Todo comenzó a monopolizarse, ya no vivían de sus cosechas, se dedicaron a venderlas a cambio de oro con el afán de enriquecerse, tener poder, y poder gobernar las aldeas. Entrenaron guerreros para sitiar e invadir otros poblados, arrasando todo a su paso, colonizando, apropiándose de innumerables lugares, conquistándolos y rebautizándolos con el nombre del pueblo colonizador. Las tribus nómadas ya no eran libres para habitar o moverse por cualquier lugar de la Tierra, por lo tanto, empezaron a unirse a pueblos. Año tras año, la libertad empezó a menguar, se adueñaron de todo. Dividieron cada paraje en zonas, ciudades y luego países; ya nadie podía ir de un lugar a otro porque habían creado fronteras. Los habitantes empezaron a denominarse de un país o de otro, les otorgaron números para identificarlos y registrarlos según la zona donde nacían; además, cada país tenía derechos diferentes. Solo unos eran libres de viajar donde querían y otros, en cambio, no podían moverse; unas zonas se consideraron mejores que otras, y clasificaron a los países según eran desarrollados, subdesarrollados o tercermundistas, haciendo distinciones de raza y sexo. Convirtieron a sus propios humanos en esclavos. La codicia, el dinero y el poder fueron destruyendo la mente y el corazón de muchos, y todo lo que algún día fue, quedó totalmente en el olvido, nunca más existió un ciudadano del mundo, todo se convirtió en un monopolio absoluto. Maltrataron su naturaleza para sacar el máximo provecho de ella; ya no cazaban animales solo para alimentarse, si no para venderlos o usar su piel, su aceite y todo lo que pudiera producir un beneficio económico. Han ido talando árboles, contaminando ríos, extinguiendo especies.

    »Como ya saben, las sombras se escaparon hace miles de años y todas fueron hacia la Tierra. Desde entonces ha ocurrido todo esto. Ellas han incitado aún más este comportamiento nocivo en los humanos, y es por esta razón que se originaron las pruebas.

    »Los naitish se sintieron responsables de todos estos acontecimientos, ya que como saben, las sombras se originaron de la parte maligna de nuestros antepasados selforianos. Estas se desprendían de su cuerpo cuando su nivel de ira superaba los límites y daba lugar a la hostilidad y la aversión. A medida que pasaba el tiempo las sombras fueron creando su colonia, se reprodujeron, se fortalecieron y tomaron apariencia de naitish. Su número aumentó de tal modo que formaron su propio reino, pero, aún no son lo suficientemente fuertes para enfrentarse a los verdaderos naitish.

    »Cuando Zhaynacun se convirtió en el rey Oscuro y cayó ante el ataque contra los Oreans, la unión de todos los reinos, los poderosos de Erean aislaron a las sombras en su propio reino y las encerraron bajo un poderoso campo de fuerza. Estas atacaron el campo de fuerza; no lo pudieron destruir, pero hicieron unas grietas por donde las sombras más débiles se escaparon, y se establecieron en la Tierra. No poseen cuerpo propio y son débiles e invisibles para los humanos, pero se alimentan de su maldad. Se fortalecieron y empezaron a multiplicarse nuevamente.

    »Los naitish, para enmendar su fallo, realizaron unas pruebas de preparación para enviar a cinco naitish a la Tierra, bajo unas reglas. Los elegidos realizaron un buen trabajo, a pesar de que no lograron acabar con todas las sombras. Decidieron enviar cada cien años a un elegido de cada reino para combatir a las que han alcanzado su máximo poder y están provocando grandes conflictos o desastres en la Tierra.

    »Hace más de doscientos años se produjo una segunda gran guerra que provocó alianzas entre unos países y otros para destruirse entre ellos, acarreando la muerte de millones de humanos. Décadas después del fin de la gran guerra, se produjeron conflictos una vez más entre los países; los humanos, temerosos de otra guerra que acabara con su mundo, y sus máximos dirigentes, firmaron un tratado de paz y decidieron dividir la Tierra en zonas para así dar libertad a sus habitantes. Se dividió en cinco zonas, una por cada continente. Además, con el fin de mantener la paz, se creó un grupo de fuerzas armadas de paz, que se encargan de disolver cualquier intento de complot con la nueva política, y mantener el sistema al salvo.

    »Actualmente todos son libres de viajar por su zona; ya no tienen necesidad de ir a otro continente puesto que en el suyo son ciudadanos libres y no tienen limitaciones. Para asegurar la paz y el orden de todos sus ciudadanos, eligieron un presidente para cada zona cuya principal función es la de mantener el Tratado. Estos, a su vez, al tratarse de territorios tan extensos, solicitaron que se les asignaran delegados para que les ayudaran a vigilar más lugares, y así tener un mayor control de la paz, ya que por sí solos no pueden controlarlo todo. Pero después de cien años de la última prueba, hace unas décadas que las sombras, fortalecidas de nuevo en número, han empezado a provocar conflictos dentro de la nueva política de paz en distintos estados; no se sabe por qué eligen concentrarse en ciertos puntos de la Tierra, ni lo que está sucediendo. No podemos saberlo con claridad, a pesar de que observamos a los humanos continuamente. Por ello vuestra misión es purgar el lugar de sombras, descubrir qué han ocasionado y solucionarlo. Es muy importante tener en cuenta que todo cuanto ha sucedido en la Tierra ha sido culpa de las sombras.

    »Al pasar el tiempo, las facetas han ido aumentando el nivel de preparación de los aspirantes debido a que no todos han logrado cumplir satisfactoriamente con el objetivo. Los reyes de Erean han puesto mucho énfasis en el entrenamiento mental y físico de cada aspirante por la dificultad y el esfuerzo que esta misión conlleva. No se trata solo de honor y gloria, sino de que los elegidos puedan regresar a su hogar.

    »Todo lo que les he enseñado deben de tenerlo muy presente en sus mentes —resalta la maestra—, si aspiran a ser el elegido necesitarán todos estos conocimientos y mucha agudeza mental. Antes de acabar, quiero volver a mostrarles cómo es una sombra —acto seguido alza el brazo y del techo se abre un hueco, del que sale una luz, y seguidamente aparece una sombra.

    Los aspirantes se alarman.

    —No es real, como pueden observar; es oscura, y se puede traspasar, tiene forma de un naitish o humana. No tiene rostro, solo ojos, y estos, según su grado de fuerza, pueden ser de color rojo o amarillo. Aún no se sabe cuál es más fuerte, pues como he dicho antes, son débiles. No parpadean, no pueden estar inmóviles, se mueven a los lados. Influyen en las personas, hacen que se vuelvan mentirosas, del mismo modo que pueden hacerles sentir ira al máximo. No pueden poseer personas, al menos las que hay en la Tierra. Tienen dos formas de matar, la lenta es la más común: de sus dedos salen unas garras, que atacan lentamente, hacen sufrir y pedir clemencia, ya que descuartizan poco a poco. Les encanta ver sufrir, y que les supliquen. Y la menos común: atacar y matar rápidamente. Recuerden, cuando vean una sombra, pongan la mente en blanco, porque tienen la capacidad de leerla, meterse en la cabeza y el corazón, y descubrir todas las debilidades. Y si se les estorba, todos los miedos se convierten en su juego.

    »Las sombras tienen muchas formas de atacar, tantas que las desconocemos; en las pruebas anteriores, dependiendo del elegido, han realizado diferentes estrategias. También pueden influir en ustedes, y por ello los entrenamos en contención. Pueden tenderles trampas: inteligencia; atacar por la espalda: reflejo. Pueden también influenciar a personas para que los ataquen: lucha. Y hacerles sentir: tentación. Para matarlas se necesita: poder. Sin embargo, tienen la capacidad de cambiar. Estará en ustedes descubrirlo.

    »Les deseo mucha suerte en la siguiente faceta. Nos vemos en la prueba final —concluye secamente.

    Los aspirantes empiezan a marcharse. Riuk observa a Erión con una mirada interrogante, sabe que lo que ha dicho la maestra puede haberle ofendido. Él admiraba a su hermano y no le han agradado las palabras que indirectamente hablan de él. Da una última mirada a Erión, que parece absorto en sus pensamientos, y se va.

    —«Como ya saben...». Esta señora es insufrible —dice Loomic irónicamente, dirigiéndose a Erión.

    —¡Ja! Ya no tendrás que aguantarla más.

    Erión se levanta, se despide de su amigo y se marcha a toda prisa.

    Capítulo 3

    A la tarde siguiente, una doncella ve a Erión llegar al Kúmexor, lugar específico dentro del gran salón, donde se sienta a comer la realeza. Es una mesa rectangular de madera, donde pueden sentarse hasta treinta comensales; en el centro se halla una lampara flotante y debajo un cuenco plateado vacío. La doncella baja apresuradamente a la cocina.

    —Señora Eurelia, el príncipe acaba de entrar al Kúmexor —anuncia, diligente.

    —¡Por fin! —exclama Eurelia, aliviada—. ¡Gracias, Ina, por estar atenta y avisarme!

    Esta se dirige rápidamente al encuentro de Erión, con su comida.

    —¡Niño! —salta Eurelia—. ¿Se puede saber por qué llegaste ayer y te encerraste el resto del día en tu habitación? Me tenías angustiada, ni si quiera bajaste a cenar —le reprende.

    —Perdóname, Lela —así la llama desde que comenzó a hablar—, ayer llegué con un dolor de cabeza muy fuerte y solo quería descansar —dice Erión sonriente—: ¿Me perdonas por no haber bajado a cenar?

    —¡Ay! ¿Qué voy a hacer contigo, hijo? —manifiesta, vencida—. ¡Claro que sí! —sonríe—. ¡Pero no me vuelvas a hacer eso de encerrarte y no dar señales de vida! —lo regaña antes de marcharse a seguir con sus quehaceres.

    Erión se dispone a comer. Al alzar la mirada y verse solo, no puede evitar preguntarse cuándo volverán sus padres de Ciudad de Plata. Está deseando que regresen para contarles todos sus avances. Necesita consejos de su padre. Hoy comienza la faceta práctica.

    En las afueras de Tersia, su capital Krohy, un lugar lleno de terrenos solitarios, en una casa campestre de dos pisos y rodeado de un muro de energía, se encuentra Riuk arando sus campos, con todo el torso empapado en sudor, debido al esfuerzo que requiere este trabajo.

    Su padre sale por la puerta del Kuyear, el lugar donde cocinan los naitish, y que en cada casa es diferente; en la de Riuk, es simple, en ella se hallan los fogones, las encimeras de mármol, y un grifo de agua fría. Al verlo le reprende:

    —¡Riuk! ¿Cuántas veces te he dicho que cuando ares debes terminar antes de la atardecer? —grita exasperado Edemed.

    —Lo siento, padre, pero el calor hoy ha sido despiadado y he tenido que parar varias veces porque me he sentido fatigado —se explica esperando comprensión.

    —¡Excusas, siempre excusas! Eres un débil —le recrimina—. ¿Y así quieres traerme honor y gloria? —se queja—. Ya puedes esforzarte más si quieres ser el elegido —se adentra en la casa.

    Riuk golpea la pala contra el suelo. Le exaspera el poco afecto que le demuestra su padre siempre.

    —¿Qué más quiere que haga? —se lamenta—. Ni siquiera me pregunta cómo me va, no se da cuenta de todo el esfuerzo que hago, me preparo para las pruebas y además cumplo con mis obligaciones en esta casa. Nunca lograré complacerle —sentencia Riuk afectado.

    —Aspirantes, en una hora deben presentarse en el Hodtles de Xöen, van a darles nuevas indicaciones. Esta tarde empezará la última faceta —anuncia una voz femenina programada, que sale del molkber de Riuk.

    —¡Bien! Ahora sí empieza lo interesante.

    Deja las herramientas en su sitio velozmente y entra en su casa para prepararse y dirigirse a Xöen.

    Los seis aspirantes se encuentran ya en el Hodtles, una sala con forma esférica, de gran dimensión. Las paredes están cubiertas de mármol negro. Del techo cuelgan cuatro focos que alumbran toda la esfera haciendo que se vea infinita. En el centro hay un cubo plateado encima de un altar metálico, centrado en el suelo de la esfera, de aproximadamente cinco metros cuadrados. A cada lado se encuentran dos maestros especializados en una habilidad.

    Loomic, Criev, Laian, Sient, Erión y Riuk están de pie frente a los maestros, que los observan fijamente, analizándolos.

    Uno de los maestros del lado derecho da unos pasos y se sitúa en el centro, delante de los otros maestros. Tiene apariencia firme y seria, parece entrado en años por las canas que empiezan a cubrir su cabello oscuro, parece una persona estricta por sus pasos firmes y seguros, no se le ve un ápice de titubeo en sus ojos, que observan de una forma indagadora, como si a través de su mirada leyera la mente de quién se la dirige. Y con una voz potente e intensa comienza a hablar.

    —¡Aspirantes! Hoy empieza una nueva etapa, a partir de aquí deberán luchar por convertirse en el mejor. Ya no hay amigos, ya no hay alianzas, no hay cabida para el débil. Se enfrentarán el uno contra el otro con sus habilidades para demostrar quién merece ser el elegido. Si alguno piensa que en algún momento va a sacrificarse por un compañero, que nos ahorre el tiempo y que lo haga de una vez. Solo queremos competidores fuertes, no solo en lo físico, sino mentalmente. Si piensan que aquí se trata solo de saber luchar, prepárense para vencer la peor sombra: su mente. Aquí adentro —señala el cubo—, aprenderán a conocerse a sí mismos, a ver más allá de lo que ven sus ojos, a escuchar el silencio. Tienen cuatro semanas para darlo todo, para demostrar de qué están hechos, y ser los mejores. Cada semana entrenarán una habilidad, comenzarán por el nivel básico; una vez superado pasarán al siguiente nivel y así hasta alcanzar el nivel máximo, que necesitarán para poder acceder a la siguiente habilidad. Si finalizado el tiempo no han llegado al nivel requerido, quedarán eliminados. Los que superen el último nivel de la última habilidad, deberán esperar a que, tras la evaluación continua que les harán, decidan qué dos aspirantes se enfrentarán en la prueba final. A partir de ahora, ya no serán aspirantes, serán ¡competidores! —Todos se miran entre sí, excepto Riuk que escucha atentamente al maestro—. Una vez explicado todo esto, les presento a Saena, especialista en Lucha, y a Yelsiw, especialista en Concentración e Inteligencia, Idalsoy, maestra en Contención y Control, y por último estoy yo, Obsert, especialista en Poderes.

    Termina de explicar el proceso de cómo se va a desarrollar el entrenamiento durante las próximas cuatro semanas, y acto seguido se dirige hacia Saena y con una señal le indica que se coloque a su lado. Luego continúa:

    —La primera semana, la habilidad a superar es Lucha, con Saena. Les dejo con ella para que les explique todo lo que necesitan saber —concluye Osbert—. Fuerza, competidores, nos vemos en tres semanas… Los que lleguen… —se marcha junto con los otros dos maestros y deja a Saena al mando.

    Saena es de piel oscura, con una mirada dura a la vez que amable, lleva una túnica morada hasta los pies, y un cinturón negro en la cintura. Es más joven que Osbert, más alta de lo que suelen ser las naitish de Tersia. Muestra una amplia sonrisa y empieza a hablar.

    —¡Hola a todos! Me alegra ver que hay una fémina entre los competidores: enhorabuena, no es algo muy común en Tersia. Como habéis oído, yo soy la especialista en Lucha. Sé que todos habéis entrenado durante mucho tiempo y os habéis preparado para entrar en Xöen, pero yo no estoy aquí solo para ayudaros a mejorar la técnica de lucha, sino para evaluaros y deciros todo en lo que debéis mejorar. Ahora en el cubo, os vais a enfrentar a humanos. Debéis saber que vuestra fuerza es mayor que la de ellos, así que tendréis que aprender a combatirlos a su nivel sin causar daños irreparables o la muerte. Tenemos siete días por delante para perfeccionarlo todo. Las clases se dividirán de la siguiente manera: Criev vendrá todos los días a las ocho de la mañana, Seint vendrá a las nueve y media, Laian empezará a las once, Loomic comenzará a las dos, después vendrá Erión a las tres y media y por último, a las cinco, comenzarás tú, Riuk. La faceta da su comienzo hoy, y desde este momento y hasta el último día seréis evaluados. Cualquier cosa que hagáis fuera, que pueda afectar vuestro desarrollo, contará para la evaluación final. Nos vemos mañana —concluye, y con un gesto de asentimiento se despide y se marcha.

    —¡Vaya bazofia!, hacernos venir aquí para explicarnos todo este rollo que ya sabemos, y encima empezamos mañana —reniega Loomic.

    —¡Ya está la nenaza lloriqueando! —escupe Riuk desafiándolo con la mirada mientras sale por la puerta.

    —¿Qué se creerá este majadero? Yo digo lo que me da la gana, parece que su única ocupación es escucharme. Ojalá no pase del primer nivel, para burlarme de él lo que me resta de vida.

    —¿Y por qué no le dices eso mismo a la cara? Sinceramente, le veo más posibilidades que a ti de llegar a la final. Llevo tres meses escuchando quejarte por todo. Si no te gusta esto, entonces, no sé qué haces aquí, crece un poco, ¡niñato! —le reprocha Laian con exasperación.

    —Métete en tus asuntos y procura tú pasar del primer nivel, que por si no lo sabes se llama Lucha, porque si me ves a mí con pocas probabilidades, imagina las que tienes tú.

    —¡Piérdete! —le contesta, y se va.

    —¿Por qué eres tan impertinente? —le pregunta Erión, riéndose—. ¿No entiendo porque actúas así? Sé que no soportas a Riuk, pero cuando estás cerca de él te comportas igual o peor —le reprende—. En el fondo lo quieres y estás dolido por su hostilidad hacia a ti —se burla esbozando una sonrisita.

    —¡Serás…! —dice loomic carcajeándose—. Pero tienes razón, cuando estoy cerca de él, me pongo histérico y empiezo a soltar insensateces. Mañana me disculparé con Laian.

    —¿De verdad estoy quejándome siempre? —pregunta Loomic pensativo.

    —¡Ni te lo imaginas! —le bromea Erión poniendo los ojos en blanco—. ¡Pero qué tonterías preguntas! ¿De verdad crees que hubiera aguantado tres meses de quejas sin decirte nada? —le regaña—. Simplemente a Laian no le gustó que hablaras de Riuk, algo me dice, por las constantes miradas que le dedica, que se siente atraída por él, porque admiración no creo que sea, con lo desagradable que es. Aunque quizás ella es igual —se ríe, imaginándolos a los dos.

    Entre risas se despiden intercambiando complicidad y amistad. A Erión lo está esperando la nave que lo llevará de vuelta a su casa mientras que Loomic, a quien le encanta pasear, se marcha caminando, negándose a que Erión lo lleve a casa.

    Al día siguiente, una vez en Xöen, Erión se dirige al vestrï, lugar donde cambian su atuendo por el especial de entrenamiento. Ha llegado media hora antes de que comience su primer entrenamiento. Ve su nombre escrito en la parte superior de un locker, es el que le han asignado y se dispone a abrirlo con la contraseña que le han dado en la entrada.

    Cuando abre la puerta comienza a inspeccionar todo lo que se encuentra ahí dentro: un calzado especial de color negro muy simple y extraño, con una suela de material antideslizante; a conjunto, lo que parecen calcetines, pero mucho más gruesos, firmes y resistentes. En la estantería de arriba, dentro de un envoltorio negro de papel, hay un conjunto gris oscuro, de dos piezas, hecho de licra gruesa, como si fuera goma; el pantalón lleva dos rayas azules, una a cada lado, y la camisa es de manga larga, tan ajustada que le marca todos los músculos, pero no le impide moverse, de hecho, se adhiere como otra capa de piel. En el fondo del cajón ve un cinturón del mismo color que las rayas de su pantalón, se lo pone y ve que tiene un ajuste automático porque apenas se lo está colocando se autoajusta a su cintura. Erión observa el extraño traje que lleva puesto, no puede evitar preguntarse sobre qué va a encontrar dentro del cubo.

    Al llegar al hodtles ve a Saena de pie junto a una puerta que alcanza a distinguir en el cubo. Ella está con los brazos cruzados, y lleva un traje parecido al suyo. Saena lo saluda con un ligero movimiento de cabeza hacia adelante.

    —¡¿Preparado?! —le pregunta con una ligera y casi imperceptible sonrisa que llama la curiosidad de Erión.

    —Por supuesto —le responde, erguido—. Más que nunca.

    Saena se da la vuelta y con la mano izquierda pasa su dedo índice sobre una línea que al terminar de tocarla se enciende de un color verde, y una voz pronuncia: «Identificación confirmada», y con un leve pitido se abre una puerta que no deja más que ver una oscuridad absoluta. Saena da un paso hacia el interior, y desaparece. Erión se detiene por un instante, esperando poder ver algo y, al igual que su maestra, se adentra y la puerta se cierra tras él.

    —¿Maestra?

    —Erión, a partir de ahora no me verás, aunque esté a tu lado; solo oirás mi voz cuando deba darte una indicación o corregirte una técnica. Estarás solo. En cinco segundos te vas a encontrar en un lugar distinto.

    Se oye una voz haciendo la cuenta regresiva: cinco, cuatro, tres, dos, uno…

    De repente, todo se vuelve muy blanco; tanta luz me hace cerrar los ojos y no puedo abrirlos porque me deslumbra. Dos segundos después, a través de mis párpados, puedo ver que ya no está esa luz cegadora. Abro los ojos y me encuentro en un lugar rodeado de unos árboles muy altos, de tronco fino; hace viento y se mecen. Me pongo alerta porque acabo de escuchar una rama crujir en el suelo, me doy la vuelta y veo un animal, pongo todo lo que aprendí en mi cabeza, trato de recordar su nombre… Conejo, orejas largas. No, es diferente, orejas más pequeñas cola más grande: ardilla. ¿Pero qué…? ¡El traje ha desaparecido! Llevo ropa informal. ¿Estaré en la Tierra? Es tan real… Oigo unas risas, deben de estar a unos cuantos pasos, me encamino hacia el lugar de donde provienen, y a medida que me voy acercando, noto que entre las risas se oye un llanto. Acelero, necesito llegar ahí cuanto antes. De repente veo seis hombres que intentan forzar a una mujer que llora; le están tapando la boca mientras otro le sujeta los brazos, otro las piernas, ella ofrece resistencia y veo cómo van a empezar a arrancarle la ropa. No puedo creer lo que intentan hacer, siento como la ira aumenta.

    —¡Eh! —les grito. Todos se giran a mirarme.

    —Lárgate de aquí o te daremos tal paliza que no volverás a ver la luz de un nuevo día.

    —Soltad a la chica y os dejaré marchar —les advierto.

    Todos se ríen.

    —Tú lo has querido —dice uno que, por su actitud, debe ser el líder.

    Sueltan a la chica y se dirigen todos hacia mí con una actitud chulesca; se sienten ya vencedores. Me preparo, sé que vienen a pelear, pero debo centrarme en no causarles más daño del debido. Ganas no me faltan, pero debo controlar mi fuerza. Al menos ya he logrado que dejen a la chica. Me he convertido en su presa. Me rodean, no saben que mis sentidos son mucho más agudos que los suyos, oigo como respiran, siento como sonríen y siento en el ambiente como están disfrutando. Uno de ellos se abalanza sobre mí, mis reflejos hacen que me mueva más rápido, y me posiciono detrás de él, antes que se dé cuenta, suavemente lo noqueo y cae al suelo inconsciente; me agacho y le toco el pulso. En ese instante siento un dolor inmenso en la espalda, uno de los hombres me ha dado con un palo; caigo al suelo presa del dolor, casi no puedo respirar, me falta el aire. Enseguida sus otros compañeros, se abalanzan contra mí, comienzan a darme patadas por todas partes. Siento un dolor inmenso a la vez que ira, pero pienso que no puedo permitir que me supere, debo mantener la calma. Rápidamente doy un salto y me pongo en pie. El dolor sigue latente, pero no puedo permitir que mi cerebro se centre en él. Salgo corriendo, alejándome de ellos unos metros; luego me doy la vuelta y veo su mirada triunfal. Les hago una señal para que vengan hacia mí. Dos de ellos salen corriendo y yo les sigo. Al llegar ante ellos esquivo sus golpes, a uno le cojo el brazo y lo noqueo, haciéndole caer al suelo inconsciente; al otro que se disponía a atacarme le lanzo una patada en el estómago y cae rendido al suelo, quejándose de dolor. Observo una vez más los hombres que me quedan, y solo son tres, me acerco a ellos, y veo que se alejan de mí temerosos, a cada paso que doy, ellos dan tres. Siento como la emoción comienza a invadirme, el temor que sentí cuando recién empecé ha desaparecido. Pronto me veo corriendo hacia ellos, y ellos huyen de mí; en poco tiempo los pierdo de vista. La mujer aparece dedicándome una sonrisa de agradecimiento. Cuando parpadeo, estoy fuera del cubo, y veo como Saena me mira; no sabría decir si he hecho algo mal, pues su mirada es siempre la misma.

    —No has estado tan mal, tienes buenos reflejos, y te mueves bien, pero… te falta confianza. ¿Cómo se te ocurre tomarle el pulso sabiendo que tienes cinco hombres detrás de ti? Mañana a la misma hora —dice antes de marcharse. Tiene toda la razón, obviamente, en qué estaría pensando para tomarle el pulso.

    Capítulo 4

    Se acercan a mí con aire triunfal, me pongo en defensa, mis reflejos hacen que sea más rápido. Uno me lanza una patada a la cara que detengo con el brazo, cojo su pierna y se la doblo, siento que se acerca otro por detrás. Aún estoy doblándole la pierna a aquel hombre y escuchando sus gritos, cuando noto una respiración cerca de la nuca; suelto la pierna, me doy la vuelta, y le lanzo una patada al estómago, haciéndole caer al suelo, me doy la vuelta, y me enzarzo con dos a la vez, pronto cojo sus cabezas y las choco con fuerza y estos quedan inconscientes. Ya solo me quedan tres. Me doy la vuelta. La expresión triunfal de sus rostros ha desaparecido, ahora, solo les queda el miedo. Voy a por ellos sin pensarlo, ellos comienzan a huir. Yo sigo tras ellos, pero los pierdo de vista pronto, así que vuelvo a lugar donde empecé. Al llegar, una mujer con un vestido blanco roto por aquellos tipos comienza a acercarse a mí con una sonrisa de gratitud. Yo me quedo inmóvil, esperando a que sea ella la que se acerque a mí, no me fío ni un pelo. De repente es ella la que se queda totalmente quieta, y su alegre rostro se transforma en horror, levanta su brazo llena de pánico, no dudo en darme la vuelta, tres sombras se encaminan hacia mí con fiereza, y yo hago lo mismo; no sé en qué momento me lleno de ira y voy a por ellas, pero me freno, pues las sombras solo pueden ser combatidas con las armas especiales. Además, los humanos no pueden ver las sombras, si no lucharían con ellas. Algo no me cuadra. Me doy la vuelta y la mujer ha desparecido, vuelvo a girarme y las sombras ya no estaban. ¿Qué esto?, ¿cómo es posible? Si esa mujer vio las sombras, no es humana, sino una naitish, y esos hombres no son humanos, sino naitish, de lo contrario no se explica.

    —Muy bien, Riuk Einas, sabíamos que contigo podemos hacerlo —oigo decir, y de repente estoy fuera del cubo.

    A lado de Saena veo a Yelsiw.

    —A cada principio de la fase práctica vemos quién está capacitado para realizar dos niveles a la vez. Según vuestros maestros, tú y Erión sois los mejores. Por lo tanto, quisimos ver que tan cierto era, y tú, Riuk, los has conseguido a la primera. Enhorabuena, sigue así. Durante dos semanas no tendrás que venir. Pero no te relajes, entrena, que ahora siguen las dos más complejas.

    —Sí wrues:(señor), eso haré —contesto confiado. Me prepararé lo mejor que pueda para ser el elegido de mi reino.

    —Puedes marcharte —dice Yelsiw, retirándose con Saena.

    Cuando me quedo solo, aprieto el puño entusiasmado. He conseguido impresionar a los maestros, esto significa para mí una gran ventaja.

    Los días transcurren, los cinco competidores se esfuerzan al máximo, solo queda un día para comenzar la nueva fase. Se ha especulado mucho acerca de Riuk, puesto que no se le ha vuelto a ver, y nadie lo ha visto merodear Xöen. Los competidores piensan que ha sido expulsado, idea que a Loomic le parece reconfortante, tanto que se ha vuelto más sonriente y pacífico. Erión lo nota cuando salen a los Burxes a tomar algún que otro refrigerio; no pueden tomar alcohol, ya que tienen que mantener una imagen serena y limpia.

    A la mañana siguiente, los muros dorados del palacio Tersean resplandecen por el sol. El castillo es el más grande construido en toda Erean. Sus gruesos muros, cortados perfectamente en sillares de oro pegados con grapas, tienen una magia interpuesta por el mago platinum de Tersia, Igor, quien provoca que sean indestructibles. Se dice que el palacio es tan grande, que es una ciudad dentro de otra. En él pueden albergar a un millón de naitish y aún sobra espacio. Está rodeado por una gran muralla de acero indestructible; el rey Enor, hizo quitar la muralla de piedra, puesto que le parecía anticuado tener una en los nuevos tiempos, a pesar de que Erean es un mundo donde a causa de la longevidad de los naitish coexisten pensamientos diversos, desde los más antiguos hasta los más modernos. En las calles se pueden contemplar naitish vestidos como en la época medieval: grandes vestidos para las mujeres y trajes voluminosos para los hombres, a la vez que naitish vestidos con ropa actual. Erean es un mundo muy influenciado por la Tierra en cuanto formas de vida. Según la leyenda, los naitish provienen de la Tierra, pero huyeron de esta cuando los humanos descubrieron que poseían poderes y temieron de ellos. Los naitish siempre han observado a los terrestres y les han copiado muchas cosas como la arquitectura, el arte… Hasta hace poco más de cuatro mil años, los naitish habían avanzado cuantiosamente en el control del poder, pero no en la tecnología. Todavía vivían en casas de piedra o de mármol, y no existían los edificios colosales que hay en la actualidad, con muros de cristal e increíbles edificaciones, que nunca superan la altura del palacio de cada

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