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Añicos Del Crisol
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Libro electrónico282 páginas3 horas

Añicos Del Crisol

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It is the true story of a girl born to Galician parents from NE Spain on an isolated area N. of Buenos Aires; raised in material and cultural poverty, the youngest of three siblings and the only girl, lamenting not been a male to become a sailor and see the world.
Against all odds gets to attend a business oriented high school and starts working immediately after graduation; that's when her life starts to expand with the influence of Italian coworkers and Catalonian friends. At age 25 she buys her first home, at 27 achieves her dream of going to Europe, at 29 decides to go to the U.S. to really learn English, decides to remain and eventually becomes a citizen; she also re-builds a career from the bottom up retiring before turning sixty and spends the next 18 years traveling all over the world.
IdiomaEspañol
EditorialXlibris US
Fecha de lanzamiento16 oct 2013
ISBN9781483653198
Añicos Del Crisol

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    Añicos Del Crisol - Autora Anónima

    AÑICOS DEL CRISOL

    Autora Anónima

    Copyright © 2013 by Autora Anónima.

    Library of Congress Control Number:   2013910605

    ISBN:   Hardcover   978-1-4836-5318-1

                  Softcover     978-1-4836-5317-4

                  Ebook         978-1-4836-5319-8

    All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted

    in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval system,

    without permission in writing from the copyright owner.

    Rev. date: 10/11/2013

    To order additional copies of this book, contact:

    Xlibris LLC

    1-888-795-4274

    www.Xlibris.com

    Orders@Xlibris.com

    135255

    CONTENTS

    I Raíces E Infancia

    II Educación Formal

    III Empleo Y Nuevos Entornos

    IV Emigración

    V Entorno De Técnicos

    VI Jubilación Y A Oregón

    Circular Para Familiares Y Amigos

    Felices Fiestas 1989-1990 Segunda Circular Para Familiares Y Amigos

    VII Viajando Por Todo El Mundo—Década 1990-1999

    Felices Fiestas 1990-1991

    Viaje A Costa Rica Y Argentina 1991

    Felices Fiestas 1992

    Felices Fiestas—1993

    Felices Fiestas 1994-95

    Felices Fiestas 1995-1996…

    Felices Fiestas—1996

    Felices Fiestas 1997-1998

    Felices Fiestas 1998-99!!!

    Impresiones De Israel—Feb. 1999

    Reporte De Praga—Junio 1999

    Impresiones De La China—Noviembre 1999

    Season’s Greetings—1999/2000

    VIII Viajes Durante La Década 2000-2009

    Segunda Visita A Portugal—Junio Del 2000.

    Felices Fiestas—2000

    Impresiones De Los Mayas Y América Central—Febrero 2001

    Septiembre, 2001

    Felices Fiestas 2001-2002

    Viaje A Grecia—Junio 2002

    Viaje A Sud Africa—Octubre, 2002

    Felices Fiestas 2002

    Viaje A Chile—Octubre 2.003

    Felices Fiestas—2003-2004

    Viaje A La India—Noviembre, 2004.

    Visita A Bermuda—Marzo 2005

    Visita A Los Países Bajos—Octubre 2005

    Felices Fiestas—2005-2006

    Viaje Al Sur De Italia—Abril 2006

    Lxxv Cumpleaño En Japón—2006

    Felices Fiestas—2006-2007

    Felices Fiestas—2007-2008

    Viaje A Indochina—Febrero 2008

    Viaje A Los Países Balcánicos—Septiembre 2008

    Felices Fiestas—2008-2009.

    Felices Fiestas—2009-2010!!

    IX A Través Del Tiempo Y La Distancia Cartas Nunca Franqueadas

    La autora agradece la ayuda de:

    —Susana Motti de Pérez Leirós, inspiradora y proveedora de originales,

    —Miguel Aparicio por su apoyo y sus halagos,

    —Andrea Soledad Barreiro y Licha Seleme de Correa por la ayuda editorial,

    —Jeff Mathewson, Eva Padilla y Nancy Norton que aliviaron la lucha entre la autora y su computador.

    Y, sin ninguna duda, si los amables lectores todavía encuentran errores, absolutamente todos son atribuibles a la autora.

    GUIA PARA ESCRITORES DE MEMORIAS  (Fragmento)

    de Felipe Lopato

    (Traducido del inglés por la autora)

    Escriba honestamente, con firmeza, sobre amigos y familiares. Hágase de muchos amigos porque está condenado a perder unos cuantos, por la misma razón, trate de venir de una familia extensa.

    Manténgase en el momento, la época que describe, pero contraste sus memorias con lo que ahora ellos llegaron a entender.

    . . .

    COMO LOS MEMORIALISTAS MOLDEAN LA VERDAD (Fragmentos)

    de André Aciman

    (Traducido del inglés por la autora)

    Hay muchas cosas en mi vida que deseo fueran diferentes y que todavía las encuentro difícil de borrar y puedo decir que escribo para que sea fácil recordar cosas; pero también puedo estar escribiendo para borrarlas de la memoria.

    . . .

    Y a lo mejor es la razón por la cual escribimos. Queremos una segunda chance, queremos la otra versión de nuestra vida, la que nos exita, la que le sucedió a la persona que realmente somos, no a la que fuimos una vez.

    . . .

    El pasado no existe, hay simplemente versiones del pasado. Probar que una versión es verdad no prueba nada absolutamente, porque probar otra versión es igualmente posible.

    ADVERTENCIA:

    Si el lector piensa que más que memorias estos escritos asemejan una colección de breves descripciones de personajes raros, es porque la autora está convencida de que las personas que nos parecen normales son las que no conocemos bien.

    I

    RAÍCES E INFANCIA

    Clementina y Julio se conocieron en la zona del Canal San Fernando que separa las ciudades de Tigre y San Fernando, los dos eran inmigrantes de Galicia, España.

    Carmen Clementina Santos Canosa…

    . . . y sus hermanos (Juan, Aurelio, Celestino, Raúl y Amable) nacieron espaciados por viajes de trabajo del padre a Norteamérica; cuando se endeudaba a causa de accidentes o enfermedades, él emigraba hasta ganar lo suficiente para pagar las deudas y salir adelante. Si no fuese por eso en vez de seis hermanos hubieran sido posiblemente tantos como los Barreiro Mera.

    Nacieron y crecieron en la aldea Mallas, no lejos del Cabo Finisterre en la Provincia de La Coruña. La vida era dura, vivían de lo que cosechaban o criaban, las partidas de tierra eran pequeñas y separadas, con cada nueva generación se hacían más pequeñas debido a las leyes de herencia (mayorazgo): el primer hijo varón hereda el 90% de las propiedades y todavía participa del resto con una parte igual a la que reciben cada uno de los otros hermanos. Con el pasar de las generaciones las parcelas de tierra cultivables se van haciendo más chicas y más separadas lo que hace muy difícil su cultivo: Una cosa es arar con bueyes un terreno de 100 m. X 100 m. y otra es 5 parcelas de 20 m. X 20 m. y a considerable distancia unas de otras.

    Los hijos mayores fueron los primeros en emigrar, Raúl y Amable muchos años mas tarde, después de sufrir la Guerra Civil (1.936 -1.939, el preludio de la Segunda Guerra Mundial) y después de la muerte de Juan en Argentina. Juan tuvo una vida rara y corta; nunca se casó, trabajó en aserraderos, tuvo un socio que vivía cómodamente en San Fernando con su familia mientras Juan vivía en una casilla de madera en el aserradero como si fuera el sereno o cuidador en vez del dueño del 50 % de la propiedad, maquinarias y materiales. Falleció en un accidente de tránsito en Carmen de Patagones donde estaban construyendo otro aserradero; en vez de ir sentado en el mejor asiento del camión siendo el dueño, iba aguantando chapas en la carrocería abierta; fue el único que no sobrevivió el desvío y volcadura del camión.

    Clementina había decidido emigrar porque su prima más querida ya lo había hecho y dos de sus hermanos también. Ella buscó trabajo como mucama o cocinera con cama adentro como se decía entonces. Uno de sus empleadores fue el Dr. Reinecke de San Fernando; años más tarde ella le llevó a su hijo Raúl, que se había lastimado, y el doctor le comentó que de todas las ayudantas que había empleado, ninguna había sido tan eficiente como ella, que nunca dejaba que le faltase nada ni en el consultorio ni en la casa.

    También había trabajado para la familia De Marzi, donde la hija menor de la casa no se dormía si Clementina no le sostenía la manita. Muchos años después Clemen todavía visitaba de vez en cuando a las De Marzi cuando tanto ella como Anita tenían ropa de salir.

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    Clementina y sus hermanos Celestino, Juan y Aurelio

    Julio Barreiro Mera…

     . . . nació y creció en Villameá de Ramiranes, provincia de Orense, el segundo de nueve hijos, nunca hablaba de su niñez por lo que todos entendían que debía de haber sido bastante dura; para alimentar y vestir a nueve hijos con lo que se cría o se cultiva sin maquinaria alguna, hay que trabajar duro de sol a sombra. Emigró muy joven, como polizón, a USA y trabajó como aguatero de los obreros que instalaban las vías ferroviarias a través del país, aprendió un poco de inglés y muchos años más tarde todavía recordaba algunas palabras y expresiones.

    De los 7 hermanos varones 6 emigraron a Argentina: Gabino, Julio, Marcial, José, Antonio y Delmiro; este último tuvo que regresar después de pocos años, no sin dejar su simiente en Argentina. De las dos hermanas, Dolores se casó y tuvo 2 hijos y Elvira se quedó soltera en la casa paterna. El menor, Serafín, murió soldado en la Guerra Civil.

    Julio trabajó unos años de jornalero pero trató siempre de trabajar por su cuenta, fue taxista y luego compró un reparto de hielo y manteca Tulipán. Repartía a domicilio en verano pero en invierno los principales clientes eran restaurantes, hospitales y las lanchas Galofré que salían del Canal San Fernando y llevaban el hielo a las islas del Delta. Por años usó carro y caballo hasta cuando compró un Ford a bigotes al que llamaron Catramina y bastante después un camión mejor. El trabajo era duro y remunerativo en verano; pero en invierno, si bien trabajaba menos, sufría las inclemencias del tiempo que lo ponían de mal humor.

    Durante las comidas exigía silencio y controlaba a los hijos con su mirada, cuando dormía la siesta el silencio era de rigor; cuando hacía buen tiempo los hijos Luis, Raúl y Anita podían jugar fuera de la casa pero cuando el tiempo era inclemente terminaban generalmente en llantos. Clementina, antes de ir a acostarse, les rogaba que jugaran a las cartas para entretenerse sin hacer ruido pero a un cierto momento se olvidaban de las consecuencias y discutían a gritos acusándose mutuamente de hacer trampa. Julio salía del cuarto ya con el cinturón en la mano y sin preguntar quién tenía la culpa comenzaba por el mayor, luego Raúl y ni Anita, la más chica, se salvaba. Dejaba el tendal.

    Cuando Anita aprendió a escribir, comenzó a escribir cartas a la abuela materna y un día le preguntó al padre si podía escribirle también a la otra abuela; Julio le dijo que la abuela no quería cartas sino cartos ($ en gallego). En el velatorio de Julio, Ana comentó eso con una prima de él quien le dijo: Ana, tu abuela era una santa, cualquier persona de la aldea que se enfermaba, iba ella a cuidarla; y ninguno podía entender por qué, de los cinco hijos varones que emigraron a América, ninguno de ellos le escribía.

    Una de las peores decisiones de Julio, y hubo muchas, fue la de abrir un despacho de bebidas alcohólicas cuando ya se había vuelto alcohólico. Uno de sus paisanos abrió un bar cerca de la estación Virreyes y dado que según Julio no daba pie con bola él comenzó a irle a ayudar. Y le halagaba muchísimo que muchos de los clientes lo reconocieran y lo llamasen Don Barreiro, mientras que él no los reconocía a ellos; le hacía sentirse importante y lógicamente algunos le ofrecían una copa y él no podía ser menos y ofrecía otra con el resultado que es de esperar: se volvió alcohólico.

    Los hermanos Barreiro aparentaban anhelo de respeto pero no eran muy acertados en cuanto a la manera de conseguirlo. Por otra parte los hombres son así desde que nacen, quieren todo pero no lo saben pedir.

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    Julio

    La diosa de la Fortuna debió estar distraída el día que nació Anita y permitió que ella no naciera en el hogar de una familia pudiente; pero eso no afectó mucho su niñez porque los escasos vecinos sobrevivían en condiciones similares. Solamente apreciaba las diferencias cuando visitaba a los Nemiña, primos de la madre. Por otra parte si no hubiera conocido la pobreza, no hubiese disfrutado tanto lo que ella logró por sus propios medios y las oportunidades que supo aprovechar. Todos somos el producto de lo que nos pasan nuestros progenitores, los entornos que nos rodean, las chances que se presentan y sobre todo las que decidimos asir. Ana, ya a los diez años, se quejaba por no haber nacido varón para hacerse marino y conocer el mundo. Eso también lo pudo superar con creces, no muchos marinos logran visitar todos los continentes incluso la Antártida… y cerca de setenta países. También por esa edad leyó su primer horóscopo que le anunciaba Carácter inclinado a las ideas religiosas pero eso tampoco influyó en su vida; si bien su madre era piadosa, el padre era anticlerical rabioso y tenía sus razones para serlo.

    Clementina y la mayoría de sus vecinas creían que mientras amamantaran un bebé no concebirían otro; resultado: los hijos nacían 15 meses aparte. Para darles el desayuno sin que le llevara toda la mañana Clemen sentaba a Luisito en el suelo con la taza de leche con pan y una cuchara, ella sentada en una silla baja, dándole el pecho a Anita y sosteniendo la mamadera de Raulito, paradito al costado de la madre. De lo contrario ¿cómo iban a estar las camas tendidas, las compras del mercado hechas y el almuerzo listo antes del mediodía?

    A propósito de las fechas de nacimiento de los chicos, todos tienen fechas incorrectas en sus documentos legales. Clemen le decía a Julio cada mañana:No te olvides de anotar el bebé y cuando regresaba le preguntaba si lo había hecho y Julio contestaba mañana; cuando se decidía a ir al Registro Civil, para evitar la pequeña multa por anotarlos con atraso, él decía: nació ayer. Luis nació el 25 de marzo pero su fecha legal es el 7 de abril; Raúl nació el 4 de Julio y fue anotado el 9 de Julio porque en ese entonces los varones nacidos en el día de la Independencia eran eximidos del servicio militar (para cuando Raúl fue conscripto esa ley ya no existía y tuvo que hacer 15 meses de servicio); Anita nació el 21 de setiembre pero su fecha legal es el primero de octubre.

    Clementina era afectuosa con sus hijos pero las mejores demostraciones eran prodigadas durante las ausencias de Julio; los vecinos sabían cuando él no estaba en casa porque oían las risas y los gritos no sólo de los chicos sino también de la madre jugando con ellos. El padre no demostraba afecto a los varones, no tenía caricias para ellos; tampoco muchas para Clementina y Ana; excepto que cuando se afeitaba, no muy a menudo, esperaba un beso de cada una. Pero si acostumbraba pellizcarlas, no con afecto sino con fuerza suficiente para que se quejaran y les dejara un moretón. Ana puso término a eso ya adolescente, tuvo el coraje de gritarle: Si esas son las únicas demostraciones de afecto que sabe dar, no quiero ninguna. Los tres chicos tuteaban a la madre pero no al padre.

    El nombre Villa Piñeiro…

     . . . le debe haber causado nostalgia a Julio cuando vio el anuncio de una subasta de terrenos en las afueras de San Fernando: "piñeiro" en gallego significa monte de pinos. Sin decirle nada a Clementina fue al remate y compró dos lotes en L a pagar en muchos años. Tal vez había oído o leído acerca de la ley de posesión treintañal que otorgaba la propiedad de terrenos con sólo comprobar la ocupación continua por 30 años y el pago de los últimos 10 años de impuestos; siendo dueño de los dos lados de la L podría cercar los otros tres lotes paralelos a la base de la L y lograr eventualmente, con poca inversión, ser propietario de media manzana adyacente al arroyo Cordero que suministraría el agua para regar plantas y abrevar los animales. Seguramente ni pensó en la distancia hasta el asfalto y los negocios de comestibles. Ni siquiera sabía exactamente dónde estaban ubicados los lotes, podían haber estado en medio de una laguna.¿Habrá pensado por un momento lo que significaba, especialmente para Clementina y los tres chicos, la falta de agua corriente, de luz eléctrica, de pavimentos?.

    A Clementina no le informó de la compra, ni aún cuando el albañil comenzó a edificar una habitación de ladrillos de 4 m. X 4 m. y adjunto otro cuarto para cocina sin cielorraso ni piso; la pared medianera, del lado Oeste, de donde sopla el viento Pampero, se extendía para en el futuro armar una caballeriza, chiqueros y gallinero. Era la última casa, hacia el Oeste, después del arroyo Cordero solo había campo abierto. A lo lejos se veía la casa del gaucho Salcedo con sus caballos y más lejos todavía, en una pequeña loma, un chalet grande y elegante propiedad de la familia Alvear. Desde allí se podía ver hacia el N.E. el aeródromo de San Fernando. Había un almacén de comestibles y una carbonería a tres cuadras de la casa pero para la carnicería y la verdulería había que caminar otras cuatro cuadras más y cruzar las vías del tren todos los días.

    Si bien Julio no dijo nada a Clementina acerca de la casa, las vecinas no sólo lo sabían sino que él ya las había llevado a ver la construcción; cuando finalmente ella protestó, la respuesta de Julio fue Quería darte una sorpresa.

    A Julio no le interesaban los bebés para nada. Cuando sus propios hijos crecieron, muchos sábados se traía a su sobrino Luisito, hijo del hermano José, y el domingo Anita lo llevaba de vuelta, caminando desde Virreyes hasta Delta, más de veinte cuadras. Clementina sufría horrores por miedo de que Luisito se cayera en un pozo o en una de las zanjas o lo pateara un caballo; ¿cómo iba ella a decirle a su cuñada Pura lo que había sucedido?. Los temores de Clementina eran muchos: que el viento se llevara las mal clavadas chapas del techo, los rayos, las inundaciones. Pero las inundaciones les encantaban a los chicos sobretodo en verano, porque podían chapalear, la madre les recomendaba no caerse porque después ella tenía que lavar toda la ropa pero a menudo uno de ellos fingía que tropezaba y se caía, una vez que la ropa estaba mojada podían jugar libremente en el agua.

    El lavado semanal de la ropa era una tarea horrible: bombear el agua primero para poner la ropa en remojo, después para rociar mientras soleaba enjabonada sobre el pasto y luego para el enjuague final. Clemen lavaba el lunes y ese día el almuerzo era puchero porque requería poca atención. Años más tarde Ana llevó a su madre a un especialista muy nombrado en Buenos Aires y cuando le tomó la mano derecha le inspeccionó los dedos y luego hizo lo mismo con la izquierda y le dijo a Ana:"Cuando su mamá se cansaba de refregar la ropa contra la tabla de lavar con la mano derecha, cambiaba de mano verdad?. Y cuando le miró la espalda tomó la mano de Ana en la suya, e hizo deslizar el dedo índice de ella desde la nuca a lo largo de la columna vertebral de la madre: el dedo tropezó con la vértebra herniada en la región lumbar.

    La primera vez que Anita…

     . . . montó a caballo fue debido a una inundación, uno de los caballos se había escapado de la casa y ella y su madre lo buscaban; lo vieron bastante lejos en una zona baja y por lo tanto todavía inundada. Clementina, para no andar tanto tiempo con el agua a la rodilla, le puso el bozal al caballo, alzó Anita a horcajadas sobre el caballo y le alcanzó la soga para usarla como rienda. Cuando llegaban cerca de la casa ésta vio que la soga estaba a la derecha y tenían que doblar a la izquierda para entrar al patio y trató, sin pensar, en maniobrar la soga para que estuviera a la izquierda de la cabeza del Chiche; lógicamente el caballo se largó al trote con Anita bamboleándose encima y Clemen temblando porque ya veía a la nena en el suelo. Pero el caballo sabía lo que hacía y llegaron bien. Y Anita perdió el miedo a montar a

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