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La Experiencia Moral Fundamental: Una Introducción a La Ética De Herman Nohl
La Experiencia Moral Fundamental: Una Introducción a La Ética De Herman Nohl
La Experiencia Moral Fundamental: Una Introducción a La Ética De Herman Nohl
Libro electrónico217 páginas1 hora

La Experiencia Moral Fundamental: Una Introducción a La Ética De Herman Nohl

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El texto "La experiencia moral fundamental", Nohl expone los principios de la moralidad, que a veces los amplia, los modifica o los rechaza y el sufrimiento moral y la libertad, dos temas de enorme importancia para la tica contempornea.

El texto Monn o de la Virtud" trata de llegar a definir lo que se entiende por virtud, que no es propiamente la virtud, sino mas bien el valor, la temeridad, y el coraje, que es un estado de nimo propio de los seres fuertes para vencer en las empresas nobles y difciles.

Dr. Adalberto Garca de Mendoza
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento28 dic 2016
ISBN9781506517308
La Experiencia Moral Fundamental: Una Introducción a La Ética De Herman Nohl
Autor

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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    La Experiencia Moral Fundamental - Dr. Adalberto García de Mendoza

    Copyright © 2017 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Editora: Elsa Taylor

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016920803

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-5065-1728-5

       Tapa Blanda   978-1-5065-1729-2

       Libro Electrónico   978-1-5065-1730-8

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 28/12/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    744854

    ÍNDICE

    Primer Curso de Ética

    Capítulo I

    Introducción

    Capítulo II

    Literatura ética

    Capítulo III

    El Análisis de la Conciencia Moral.

    Primer Problema

    El Principio de la Autodeterminación Moral.

    Segundo Problema

    Los Diferentes Principios Materiales de la Moralidad.

    Hedonismo y eudemonismo.

    Errores de la estimación a la teoría anterior

    Tesis Kantiana

    Amaos los unos a los otros

    Cátedra del 10 de julio de 1956.

    Esencialidades.

    Cátedra del 12 de julio de 1956.

    La Medida y el Exceso.

    Historia de la Tesis

    Cátedra del 17 de julio de 1956.

    Alegre Placidez.

    Cátedra del 19 de julio de 1956.

    Alegre Placidez en la Religión.

    Cátedra del 21 de julio de 1956.

    Optimismo y Pesimismo.

    Cátedra del 14 de agosto de 1956.

    Concepto de Libertad.

    Cátedra del 28 de julio de 1956.

    Los Soliloquios de San Agustín.

    Cátedra del 31 de julio de 1956.

    Conocerte.

    Cátedra del 2 de agosto de 1956.

    Ascética y Mística.

    Cátedra del 7 de agosto de 1956.

    De la Miseria y Flaqueza del Hombre.

    Cátedra del 9 de agosto de 1956.

    In Interiore Homine Habitat Veritas.

    Cátedra del 11 de agosto de 1956.

    Cadencias.

    Cátedra del 16 de agosto de 1956.

    La sinceridad es la base del heroísmo

    Cátedra del 18 de agosto de 1956

    Etica, Religión y Concepción del Mundo.

    Cátedra del 21 de agosto de 1956.

    La Justicia.

    Cátedra del 23 de agosto de 1956

    La Justicia y el Rendimiento.

    Cátedra del 6 de septiembre de 1956.

    Grados de Perfeccionamiento.

    Cátedra del 8 de septiembre de 1956.

    La Cupa

    Cátedra correspondiente al 6 de octubre de 1956.

    Etica actual: Esencialismo, Existencialismo

    Biografía del Dr. Adalberto García De Mendoza

    Libros a la Venta

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    Ética.

    Comentarios de las obras

    La experiencia moral fundamental.

    Una introducción a la Ética.

    Die Sittlichen Grunderfahrumgen.

    Eine Einführung in die Ethik.

    De Herman Nohl

    Y

    El Menón

    (Diálogo Platónico)

    Dr. Adalberto García de Mendoza

    Clase de Ética en el Colegio Alemán. Año de 1956

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    La UNESCO declara el año 2016 como el aniversario de Socrates

    Menon O De La Virtud

    Diálogo Platónico

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    Dr. García de Mendoza en Japón.

    Primer Curso de Ética

    Profesor: Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Comentario sobre el Menón. (Diálogo Platónico).

    Los primeros diálogos platónicos recibieron el nombre de Socráticos, porque reproducen fielmente las tesis de Sócrates.

    Uno de los diálogos de mayor importancia en el campo de la Ética es el intitulado Menón o de la Virtud. Sustancialmente trata de llegar a definir lo que se entiende, por virtud, que en griego se designa con el nombre de Δρετή, areté. La traducción exacta de Δρετή no es propiamente virtud como la entendemos nosotros, sino más bien valor, temeridad, coraje. Es decir, es un estado de ánimo propio de los seres fuertes para vencer en las empresas nobles y difíciles.

    El Concepto universal.

    Al iniciarse el diálogo, Menón, joven discípulo del sofista Georgias, interroga a Sócrates indicándole que le diga si la virtud puede o no ser enseñada. Esta pregunta es de gran importancia, porque si se contesta afirmativamente quiere decir que hay maestros que la enseñan y que nosotros podemos seguir sus consejos según su doctrina. Si se indica que la Δρετή no puede ser enseñada y en cambio se practica, se supone que es innata en el hombre, es decir, que ya viene con la naturaleza del hombre. Sócrates no contesta la pregunta inmediatamente porque argumenta que antes de investigar si una noción o idea puede ser enseñada, hay que saber lo que es esa noción o idea. Para saber si la matemática puede ser transmitida por la enseñanza, hay que saber qué es matemática. De la contestación a esta pregunta podremos abordar el problema de su transmisibilidad.

    Ironía.

    Sócrates afirma que él ignora la naturaleza íntima de la virtud, en cambio, Menón dice saberlo gracias a las lecciones recibidas de Georgias.

    He aquí un primer caso de la ironía socrática y a la vez de la petulancia de quien cree conocer las más hondas corrientes del espíritu humano.

    Para ilustrar su concepto de virtud, Menón menciona varias clases de virtudes: la del hombre, la de la mujer, la del niño, la del esclavo, etc. Ante estas afirmaciones, Sócrates, queda admirado de que en lugar de que le dé a Menón una sola definición de virtud, en cambio le menciona muchas virtudes.

    En este paso preliminar se descubre el método Socrático que consiste en buscar lo general, lo universal de las cosas. En otras palabras la esencia o el consistir.

    Definiciones.

    Entonces Menón propone: La Primera Definición.

    La Virtud es la capacidad de mandar.

    Esta definición se acerca demasiado al concepto de Δρετή supuesto que el que manifiesta valor manda, ordena, es propiamente una situación de imperio y de dominio. Puede decirse que la virtud no sólo consiste en mandar a los demás, sino de mandarse a uno mismo, gobernarse.

    Sócrates refuta dicha definición, diciendo que entonces ni el niño, ni el esclavo, ni aún la mujer, pueden ser virtuosos, porque en la mayoría de sus actos sólo obedecen.

    Por otra parte el que manda sólo es virtuoso si manda una cosa justa, ya que el mandato injusto no es de la calidad del Areté.

    Aceptando esta característica argumenta Sócrates que la virtud puede confundirse con la justicia y esto no debe suceder. La justicia es una virtud pero no es la virtud en general. Pues la virtud general puede contener también además de la justicia, la generosidad y la prudencia. Es decir, un enjambre de virtudes que todas y cada una de ellas determinan la propia virtud.

    En muchas ocasiones definimos una cosa por una de sus manifestaciones y este es un defecto. El mismo Sócrates hace ver que tratándose de definir la figura a veces lo hacemos por su color y constituye esto un grave error.

    Segunda Definición.

    Menón formula una segunda definición.

    Es el deseo de lo hermoso y la capacidad de procurárselo.

    Desear lo hermoso, así como lo bueno, contesta Sócrates, es propio de la naturaleza humana. Luego la primera parte de la definición sale sobrando. Queda entonces la segunda: la virtud consiste en procurarse el bien. En este caso debe también añadirse que el procurarse el bien debe ser sobre la base de la justicia. Si cualquiera se procura el bien injustamente, no es virtuoso. Esto quiere decir que esta segunda tiene el mismo defecto que la primera.

    Duda Metódica.

    Aquí aparece con toda claridad el primer peldaño del método socrático o método filosófico: la duda fundada con método.

    Cuando Menón dice que ya no tiene la certeza de lo que es la virtud y que ha caído en la incertidumbre, entonces, la ignorancia adquiere conciencia de sí misma. Este primer paso de la conciencia del espíritu debe ser siempre el punto de partida de toda investigación de la verdad. Proponerse un problema sustancial y anhelar resolverlo es la primera actitud del filósofo. No sé, ignoro, dudo, no vienen siendo la última palabra del sabio sino la primera del que ama la sabiduría.

    Porque si llevo la duda al espíritu de los demás, no es porque sepa yo más que ellos sino, todo lo contrario, pues yo dudo más que nadie y así es como hago dudar a los demás. Expresión textual de Sócrates, que como decimos, preludia la actitud del filósofo. El que no tiene inquietudes ante nada en el mundo y en la vida, no podrá jamás ahondar el misterio de la existencia. La duda, la incertidumbre, el asombro, son los aspectos instintivos que el ser humano tiene frente al cosmos y a su psique. La postura de Menón de creer saber, porque repite de memoria un simple conocimiento, es una negación a ese saber filosófico que Marcel llama de ahondamiento, o profundización, que Scheller lo califica de saber culto y que no es otra cosa que el intento supremo de la sabiduría.

    Es indudable que Menón a través de todo el diálogo no llega a tener la actitud deseada por Sócrates, Menón, como Anito, es rebelde a esa postura espiritual que inicia el espíritu filosófico: no posee la humildad de que habla San Agustín y el asombro a que se refieren Platón y Aristóteles; en cambio está pletórico de vanidad.

    Cuestiones epistemológicas.

    Inmediatamente Menón propone un grave problema a Sócrates en forma de preguntas, que llevan un antecedente en toda la Filosofía presocrática:

    Se primera dice:

    ¿Cómo vas a buscar, Sócrates, algo de que no sabes absolutamente nada?

    En esta pregunta puede escribirse en dos graves cuestiones:

    a) si nosotros ignoramos algo, ¿cómo nos podemos proponer el descubrir la naturaleza última de esto que desde el principio ignoramos?

    b) si nosotros tenemos la certeza de que eso que ignoramos jamás llegará a ser conocido por nosotros, sencillamente por la incapacidad de nuestra razón, ¿por qué causa nos proponemos este

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