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Secretos De Los Árboles
Secretos De Los Árboles
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Libro electrónico228 páginas3 horas

Secretos De Los Árboles

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Información de este libro electrónico

Un dije mstico, un libro negro misterioso, dos mundos. Una nia y una reina tratarn de liberar su pueblo que fue encerrado en un rbol por un espritu malvado.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 oct 2014
ISBN9781463392499
Secretos De Los Árboles
Autor

Ana Paula

Ana Paula Villalpando Chávez nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 10 de febrero de 1999. Desde pequeña mostró un gran interés por la lectura y escritura de cuentos cortos por diversión. A la edad de los 12 años, comenzó a escribir "Secretos de los árboles" plasmando en él toda su creatividad y pasión por la ciencia ficción y fantasía. Al terminarlo, decidió que sería buena idea darlo a conocer. Actualmente se encuentra escribiendo la segunda parte.

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    Secretos De Los Árboles - Ana Paula

    Copyright © 2014 por Ana Paula.

    Primera edición: Octubre 2014.

    Correctores: Ana Margarita Chávez, Natalia Villalpando Chávez, Ricardo Villalpando Chávez

    Arte de portada: Mariana Hurtado

    Diseño gráfico y composición: José Manuel Oropeza Villalpando, Arturo Pixel Castrejón Rodríguez

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014952294

    ISBN:            Tapa Dura               978-1-4633-9251-2

                         Tapa Blanda            978-1-4633-9250-5

                         Libro Electrónico   978-1-4633-9249-9

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 07/10/2014

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    672783

    ÍNDICE

    Dedicatoria

    Prólogo

    Introducción 7 Años Después…

    Capítulo 1 Destino

    Capítulo 2 Otro De Los Nuestros

    Capítulo 3 La Primer Víctima

    Capítulo 4 Mi Duende Me Guía Por Un Cerebro

    Capítulo 5 La Profecía

    Capítulo 6 Sobre Nuevos Dones Y Respuestas Encontradas

    Capítulo 7 El Hombre De La Casa #14

    Capítulo 8 Reuniones

    Capítulo 9 El Laberinto De Niebla

    Capítulo 10 El Viejo Olvidado

    Capítulo 11 La Raíz Espectro

    Capítulo 12 El Plan Fracasa

    Capítulo 13 Dylan Muere Por Primera Vez

    Capítulo 14 El Libro Del Destino

    Capítulo 15 Comienzan Los Problemas

    DEDICATORIA

    A todos los que me han ayudado

    a perseguir mis sueños sin

    rendirme.

    PRÓLOGO

    -Ajusta el lado izquierdo, Elisa, está un poco inclinado.

    -Su cabeza es demasiado pequeña para el dispositivo.

    -¿Quién es el que está a cargo?

    Ella sonrió con ironía.

    -Tú no.

    Se dio cuenta de que había caído en su propio juego.

    -Bueno, pues Eliot no está aquí y yo soy el segundo al mando.

    La mujer rodó los ojos. Hombres machistas pensó mientras le acomodaba el aparato al pequeño niño frente a ella.

    -Hay que darse prisa- una chica entró por la puerta sosteniendo un pedazo de papel-. Su padre vendrá por él en cualquier momento.

    Carter suspiró sonoramente. Extendió la mano hacia la chica.

    -Isa…

    -Isabelle- corrigió ella un tanto molesta.

    -Isabelle- resaltó ampliando los ojos-. ¿Ya has llenado el acta?

    Ella asintió y le entregó el papel.

    -He colocado todo lo que Eliot pidió que tuviera- le lanzó una mirada al niño en la silla-. Pobrecito…- se acercó y le acarició su cabello-. No merece semejante crueldad…

    -Es mejor a dejarlo vivir con tantos recuerdos- Elisa se acercó al monitor en la pared. Comenzó a teclear algunos botones.

    El niño, de pronto, soltó un gemido. Carter lo miró con el ceño fruncido.

    -¿Qué ocurre, campeón? No dolerá, te lo prometo.

    Sus ojitos azules brillaban con miedo ante la mirada penetrante del adulto.

    -¿Papá?

    -No tardará en llegar, Dylan- le respondió Isabelle mientras le sonreía amablemente-. Demuéstrale que ya eres niño grande.

    -Créeme que lo es- murmuró Elisa concentrada en la pantalla.

    -Se convertirá en alguien muy importante, tanto en el Exterior como en el Interior- Carter se colocó junto a Elisa-. ¿Estamos listos?

    La mujer sonrió de lado.

    -Cruza los dedos, Highweather, si esto no resulta Eliot cortará nuestros cuellos.

    Mientras ambos adultos conversaban, Isabelle se acercó a Dylan.

    -Oye- le susurró al oído. El niño se giró a verla-. Tengo lo que buscan- le dijo mientras se colocaba una mano en el cuello.

    Dylan ladeó su cabeza.

    -Yo no busco nada.

    -No me olvides, cielo. Yo la tengo. Me la dio a para guardarla.

    -¿Qué cosa?

    Isabelle miró de reojo a Carter.

    -Díselo, Dylan. A ella. Yo la tengo… aquí- se señaló en cuello, pero el niño no logró ver qué era.

    -¿A quién?

    -¡Estamos listos!- exclamó Elisa.

    -No lo olvides. Yo la tengo- le susurró por última vez.

    Dylan la vio alejarse realmente confundido. Carter se agachó frente a él y le sonrió tristemente.

    -A la una…- comenzó la mujer.

    El hombre colocó sus manos en la cabeza del niño.

    -… a las dos…

    - Nos volveremos a ver, campeón. Ya lo verás.

    -… ¡a las tres!

    Lo último que Dylan pudo ver fue a Isabelle detrás de Carter tirando del cable del monitor… con una llave en el cuello…

    INTRODUCCIÓN

    7 AÑOS DESPUÉS…

    Llegó a su habitación cansado como nunca lo había estado en su vida. Tenía ganas de lanzarse a la cama y dormir como un tronco hasta la siguiente Navidad. Pero había un ligero problema: aún no habían montado su cama. Eso de la mudanza no se le estaba dando muy bien.

    Suspiró pesadamente y lanzó su maleta a una esquina. Le dolía la cabeza tremendamente, tanto, que creía que le explotaría en cualquier momento. Estaba frustrado. No tenía la más remota idea de porqué su madre había decidido que lo mejor era cambiarse de casa.

    Se dirigió hacia un amplio escritorio situado frente a un ventanal; jaló una silla para sentarse y colocó las manos debajo de su cabeza. Le dolía demasiado. Eso no debía ser normal, además de que él nunca había sufrido de migraña. Cerró los ojos fuertemente intentando calmar el dolor creciente. ¿Qué demonios estaba pasando? Algo se movía dentro de su cabeza, podía sentirlo invadiendo los espacios de su mente y moviendo cosas en su interior.

    Se tapó los oídos cuando comenzó a oír sonidos susurrantes que venían de la nada. Un pánico helado se apoderó de Dylan haciéndolo apretar los dientes con furia. Quería gritar pero su lengua parecía haber muerto. El caos fue aumentando hasta que de pronto… se acabó. Silencio. Abrió un ojo, luego el otro. Seguido de las manos y los dientes. Ya no dolía más. Respiraba entrecortadamente, asustado por lo que acababa de pasar. Intentó tranquilizarse regulando su respiración.

    Colocó las manos en la superficie del escritorio ya un poco más calmado, hasta que sintió algo duro debajo de sus dedos.

    Levantó una mano lentamente y vio un destello plateado brillar en contraste con la madera oscura del mueble. Era un collar. Una simple cadena plateada con un dije diminuto con la forma de una estrella de cuatro picos azul metálico.

    ¿Qué hacía eso ahí? Dylan lo tomó y lo observó detenidamente. Debía ser de su madre o de Kenya, una de sus feas joyas de fantasía. Sonrió para sus adentros ante la loca idea que se le cruzó por la mente: ¿cómo se vería él con un collar? Se levantó tambaleándose ligeramente por los resultados de la extraña migraña de hace unos momentos. Se dirigió a lo que sería el baño y se miró al espejo. Se puso el collar sobre el cuello.

    -Sip, como pensé- se dijo para sí mismo-. Nada mal, Jhonnson.

    Soltó una risita, y cuando se disponía a quitárselo, una quemazón increíblemente fuerte empezó a perforarle la piel donde tenía el dije del collar. Subió las manos para apartarse la joya pero parecía que ésta se había incrustado permanentemente en su carne.

    Demasiado dolor, no iba a soportarlo por mucho más tiempo. Su visión comenzó a fallar y en un segundo, ya sentía el frío suelo debajo de él.

    Voces… una conversación a susurros tomaba lugar junto a Dylan… hablaban de él, había escuchado su nombre en algún momento del diálogo. Abrió los ojos encontrándose con dos mujeres paradas a unos metros de donde estaba. Una era hermosa, con un porte elegante y mirada severa; pero la otra… la otra no debía ser una humana, ninguna mujer podía ser tan extremadamente grotesca, al grado de tener un horrible cuerno en la frente. La primera mujer giró la cabeza hacia Dylan y le sonrió con una mirada cariñosa. Avanzó hacia delante mientras el chico, sin darse cuenta, retrocedía.

    -Descuida, no te haré daño- habló-. Sólo quería conocer a mi Buscador

    CAPÍTULO 1

    DESTINO

    No siempre ocurre lo que esperamos, ni siquiera la mitad, de hecho, eso es lo interesante de la vida. Si nada fuera inesperado ¿para qué vivir?, para eso existe el destino, para eso estamos aquí…

    -Llegamos- dijo mi mamá con un suspiro.

    Hola, mi nombre es Jenessa Highweather, y tengo 14 años, tengo una hermana de 10 años su nombre es Carol, es rubia oscura como yo, pero ella tiene los ojos grises.

    Hace 6 horas vivíamos en Dallas en un campo frente a un lago, tenía muchas amigas y me encantaba nadar en el lago, pero desde que a mi mamá la promovieron a gerente en su agencia de viajes tuvimos que irnos a ¡Reno! En Nevada. Tal vez dirán ¡Wow Reno! pero sinceramente, el último lugar donde me gustaría mudarme sería a Reno, aparte de la contaminación y el tráfico todo lo que hay son casinos, casinos y ¡casinos! igual que en Las Vegas.

    -No se preocupen, no tardarán en adaptarse- dijo mamá mientras estacionaba el auto frente a nuestra nueva casa.

    Realmente era muy bonita: era grande con paredes blancas, techo de madera oscura y un jardín lleno de flores, lo único que no me gustaba era que no tenía lago lo cual era imposible porque el vecindario era bastante pequeño y estábamos en plena ciudad, pero por lo demás era perfecto. La mudanza había llegado unos días antes; Carol fue la primera en bajar de la camioneta gritando:

    -¡Yo quiero la habitación más grande!- y entró en la casa. Después entró mi mamá y yo la seguí; en cuanto vi el interior me quedé helada en la puerta. Era como un sueño: los muebles eran totalmente diferentes, (todos los dejamos en la otra casa), eran blancos y algunos café claro, las lámparas eran de araña y doradas, el piso de arriba subía por una larga escalera de caracol, la cocina era amplia y con un comedor de vidrio con sillas negras.

    Algo sobre la mesa llamó mi atención, un pequeño dije en forma de rombos que formaban una estrella azulada con algunos destellos plateados. No creí que fuera de alguien así que lo tomé y lo colgué en una cadena plateada que tenía en el cuello; era de mi padre.

    Subí al siguiente piso que era un pasillo alrededor de un balcón. Efectivamente, Carol ya había tomado la habitación principal, y mamá la siguiente más grande, así que recorrí el pasillo hacia la otra habitación. No era muy grande pero tenía muchas ventanas y estaba muy iluminada, lo cual me encantaba; tenía una cama matrimonial, un tocador y varios cojines debajo de la ventana más grande, que pronto se volvería el lugar favorito de mi habitación. Tenía un baño con una bañera y una televisión de pantalla plana, aún no sé cómo mamá pagó todo eso.

    Bajé el equipaje y empecé a acomodar mis cosas.

    Como estaba tan cansada no me importó que fueran las cuatro de la tarde y me fui a dormir.

    Un poco más tarde mamá me despertó diciendo algo así como que los vecinos venían a darnos la bienvenida así que me tuve que arreglar para bajar a recibirlos.

    Estuve dos horas saludando gente, la mayoría era gente mayor y unos pocos tenían hijos de no más de siete años. También había un hombre de unos veinte años que en toda la visita no se quitó los lentes de sol y había mostrado mucho interés en mí. Todos en lo primero que se fijaban era en mis ojos: eran de color verde campo y bastantes llamativos, a veces mamá dice que se pueden ver en la oscuridad.

    Ya era algo tarde cuando llegó la última familia que era igual a la nuestra: adulto, adolescente, niño.

    La primera era una mujer no más grande que mamá, se llamaba Anya, era alta y rubia, ojos castaños y sonrisa amigable, el segundo tenía mi edad, era de cabello castaño claro y ojos azules, se veía simpático; la última era una niña un poco más grande que Carol, tenía el cabello rubio igual que su madre pero los ojos los tenía negros, se llamaba Kenya. Pronto se hicieron amigas ella y Carol y salieron al jardín dejándonos a mamá y a mí con los demás. Nos sentamos en la sala y mamá nos trajo algo de beber.

    -¡Qué hermosos ojos tienes, Jen!- dijo la señora Jhonnson, que así era como se llamaban.

    -Gracias, todos me han dicho eso- dije sin mucho ánimo, ya me había hartado de que me dijeran eso. Mamá me fulminó con la mirada.

    -Bueno- dijo la señora Jhonnson mientras sacudía el cabello de su hijo-, ya tienes algo en común con Dylan.

    Miré de reojo los ojos del chico, en realidad eran iguales a los míos solo que en azul, eran bonitos.

    -Y ¿a qué escuela irán?- preguntó la señora Jhonnson.

    Mamá contestó:

    -Nordstore, a algunas cuadras de aquí.

    La señora Jhonnson ahogó un grito.

    -¿En serio? ¡Mis hijos también están ahí! Creo que irán en los mismos grados.

    -Supongo, Jen va en octavo y Carol en quinto- mamá se levantó para llevarse los vasos de la visita anterior a la cocina mientras ella decía:

    -Están igual, vivimos justo al lado, podrían hacer tarea juntos.

    Mamá regresó y volvió a sentarse junto a mí.

    -Me parece buena idea, hasta podrían mostrarse la escuela.

    -Excelente- la señora Jhonnson se levantó-. ¿Me mostrarías la casa? Se ve hermosa. Dylan, llama a tu hermana, pronto nos iremos para que terminen su tarea y descansen mañana.

    Dylan se levantó y fue hacia la escalera. Mamá me pidió que fuera con él, así que lo seguí. Subimos la escalera y abrí la puerta del cuarto de Carol, que era un desorden porque Kenya y ella habían sacado toda la ropa y habían empezado a disfrazarse.

    -¡Kenya!- la regaño Dylan, fue extraño oírlo hablar porque no lo había hecho en todo el rato-. ¡Acaba de llegar y tú ya le destruiste todo el closet!- y empezó a recoger algo de la ropa que estaba en el suelo.

    Fui tras él y lo detuve.

    -No te preocupes, de todos modos necesitaba arreglarse de nuevo.

    Sonrió y se levantó.

    -Nos vamos Kenny, tenemos que terminar tarea.

    Kenya lanzó un suspiro y recogió una mochila que llevaba con algunos juguetes, y caminó hacia la puerta. La seguimos para luego bajar las escaleras. Mamá y la señora Jhonnson ya nos esperaban.

    -Despídanse niños y den las gracias.

    Nos despedimos y la señora Jhonnson le dijo a mamá que si necesitábamos algo solo llamáramos a su puerta, y diciendo esto se fueron.

    -Bueno niñas, ha sido un día largo. Mañana terminaremos de acomodar las cosas, báñense y váyanse a dormir- dijo mamá tras cerrar la puerta. No protesté porque realmente estaba muy cansada así que subí las escaleras, entré a mi cuarto para prender la tina.

    Cuando el agua estuvo caliente me metí a bañar; salí, me vestí y tomé un libro de una de las cajas y me fui a leerlo a la caseta que es como empecé a llamar al rincón de cojines frente a la ventana más grande. Me di cuenta que esa ventana daba justo a otra ventana igual de grande, que estaba sólo a algunos metros de la mía: era la casa de los Jhonnson. No había nadie.

    Al poco rato comenzaron a oírse ruidos en la otra ventana, volteé y vi a Dylan en

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