La depresión de mi mujer y yo

Por Daniel Hagen

Millones de personas en todo el mundo padecen depresión. Este padecimiento mental no sólo priva a los afectados de enormes cantidades de energía, sino que a menudo pinta su mundo de negro. El abatimiento, la desesperanza, pero también la vergüenza y la tristeza son compañeros constantes... como un perro negro malvado, sombrío y rencoroso.

Como miembro de la familia, pareja, amigo o colega de una persona deprimida, uno se siente con demasiada frecuencia completamente impotente ante esta enfermedad. Me sentí y me sigo sintiendo así. Con el diagnóstico de mi mujer, me enfrenté de repente a un reto que parecía demasiado abrumador para expresarlo con palabras. Casi. Empecé a escribir una especie de diario para mí, que poco a poco fue evolucionando hasta convertirse en esta "Guía para familiares de personas deprimidas".

Por lo tanto, lo que quiero conseguir con estas palabras es principalmente egoísta: me ayudo a mí mismo a tratar toda la historia. Escribo situaciones e incidentes en los que el perro negro nos orina en la pierna y actúa como si fuera el motor de nuestra vida cotidiana. Escribo cómo afronto esas situaciones, cómo reacciono a veces peor y a veces mejor, a veces cobarde, a veces valiente, a veces ruidoso, a veces callado ante esas fases. Y, por último, registro lo que funciona. Lo que nos ayuda a nosotros y a mí. Y lo que también podría ayudar a otras parejas de otras personas que sufren depresión. Cómo puedo apoyar a mi mujer para que le dé una buena charla a su perro negro y lo mande a su cesta. Y cómo, a pesar de todo esto, yo mismo intento seguir afirmando la vida y con buen ánimo, celebrando el aquí y el ahora.

Los consejos que aquí comparto no se basan en conocimientos médicos. No soy psicólogo, ni médico, ni chamán. Soy un compañero que quiere compartir mis experiencias y conocimientos con otros compañeros.

Espero de todo corazón poder ayudarte (y ayudarles) un poco con este pequeño libro.

¡Sigue adelante!

Daniel

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 10 sept 2021
• ISBN: 9781667412214

Vista previa del libro

La depresión de mi mujer y yo ...

Un viaje de subida y bajada con un perro negro – El relato de las experiencias de un compañero

Von Daniel Hagen

Revisión y corrección: Angelica Hagen-Resch

Copyright ©2019 The Hagenz

Todos los derechos reservados.

El camino a través de su oscura historia es largo y sólo avanza paso a paso.

A veces vacilando hacia adelante, a veces en caída libre hacia atrás.

Lo importante es seguir avanzando.

También es importante saber que las fases depresivas son sólo eso: Fases.

La depresión puede curarse, pero este viaje no es interminable.

Siempre hay que tenerlo en cuenta.

Prólogo

No soy una persona muy leída. Eso no significa que no lea mucho. Sólo por razones profesionales, paso mucho tiempo investigando todo tipo de temas. A continuación, resumo la información que encuentro en los textos publicitarios y en las entradas de los blogs, desde los paneles solares hasta el diseño web responsivo, pasando por los viajes de vacaciones y las damas de compañía. Es decir, Queer Beet. Más allá de eso, es genial discutir conmigo sobre mundos fantásticos, en los que los héroes con espadas mágicas persiguen a los dragones malvados, ponen fin a los codiciosos magos oscuros o declaran la guerra a toda una flota de orcos a la vez. Cuanto más espesa sea una fantasía épica, mejor.

Pero no soy muy leído. No cuando se trata de absorber literatura especializada por diversión. Eso siempre me ha resultado difícil, incluso cuando estaba más o menos obligado a hacerlo. Ya sea en mis viajes escolares menos glamurosos y más bien cortos o durante mi formación profesional.

Y sin embargo, ¡sería tan importante ahora mismo! Mi mujer ha reconocido oficialmente su depresión y está trabajando con ella. Oficialmente significa desde hace unos meses - extraoficialmente ha estado llevando esta pesada carga con ella durante mucho tiempo. Más tiempo del que nos conocemos... más de una década. En consecuencia, es importante que lea sobre este monstruo mental en los libros. Necesito adquirir conocimientos. Teóricamente se actualiza, por así decirlo. Para poder estar junto a ella con fundamento, protegerla -como el héroe de la novela que estoy devorando ahora antes de dormir- con un escudo de conocimiento. Para ser útil. Sé inteligente.

Así que recientemente he empezado a leer libros sobre meditación, visiones positivas del mundo, relatos de personas que sufren depresión y cosas por el estilo, lo que es realmente enriquecedor. Ya he encontrado algunos buenos enfoques; me he vuelto un poco más inteligente. Pero todo esto avanza muy lentamente. Palabra a palabra, página a página. Y entonces todo es teórico, muy diferente a los ataques de depresión de mi mujer. Son reales. Es algo tangible, molesto y triste.

Triste porque ella es desgraciada y yo, con demasiada frecuencia, me siento completamente impotente ante todo ello. Y, sin embargo, suele permitir que sólo una parte de los pensamientos oscuros vean la luz del día, de todos los que la atormentan a veces. No porque prefiera estar sola con estos oscuros pensamientos, sino por amor a mí. No quiere agobiarme.

¿Y qué hacer? Una pequeña cuestión que, por lo que he podido comprobar hasta ahora, supone un verdadero reto, por no decir demasiado, para muchos compañeros. Cuanto más trato el tema y hablo de él con amigos y conocidos, más consciente soy de la cantidad de personas que se ven afectadas por esta enfermedad mental. Al perro negro (mi metáfora preferida para la depresión) no suele importarle a quién oscurece la vida: Niños, jóvenes y adultos, ¡no importa! Las mujeres parecen verse afectadas con más frecuencia que los hombres. El hecho es que la depresión se ha convertido en una enfermedad generalizada. Es, con mucho, la enfermedad física más frecuente de todas. Estadísticamente, una de cada cinco personas de nuestro planeta ha experimentado una fase depresiva. Para una de cada veinte personas, los episodios depresivos forman parte de su vida. Así, actualmente hay unos 380 millones de perros negros en el mundo que provocan ansiedad permanente, tristeza, estrés, abatimiento, dudas y, sobre todo, un agotamiento total en sus adiestradores.

380.000.000!!

Y por cada uno de estos adiestradores, hay al menos (y con suerte) un acompañante. Gente como tú y yo.

Lo que escribo aquí puede servir como una pequeña guía para todos aquellos que están en el entorno cercano de una persona deprimida. Sin embargo, es importante recordar que nada de lo que voy a decir aquí se basa en una experiencia bien fundada o en teorías probadas profesionalmente. No se me ocurre una solución de desfile aquí. No existe tal cosa.

Lo que quiero conseguir con estas palabras es principalmente egoísta: me estoy ayudando a