CAER EN LA ANSIEDAD
Alberto Durán siempre se había considerado capaz de manejar los conflictos del día a día. Ni el hijo adolescente le quebraba la fortaleza emocional. Había pasado varías malas rachas en su vida: dos crisis matrimoniales, dos despidos, un reto laboral que consiguió superar... Sin embargo, en 2017, cumplidos los 45, mientras completaba una rutina en el gym, comenzó a sentir palpitaciones que no podía explicar. “No era una taquicardia, era una extraña sensación. Como si mi corazón se estuviera agotando”, explica.
En ese momento, pidió a un compañero que le llevara a urgencias en un hospital de Madrid. “Nada más entrar me hicieron un electrocardiograma. Y todo estaba bien”. Una vez descartado que aquello era un paro cardiaco, la espera en urgencias se prolongó varias horas. Pero Alberto seguía alarmado. “Yo notaba que algo me estaba ocurriendo, algo que comprometía mi vida”. Tras ver los resultados de una analítica, el internista que le
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