Eva y sus Amores Fallidos

Por María del Pilar Martínez Nandín

Esta narración que poco a poco convertí en novela es un libro corto que reúne larga experiencia de vida. Es historia cotidiana de mujeres, asimilada en MÍ, porque después de todo cada Eva es muchas Evas.

Eva persigue el amor y siente que nunca lo alcanza. Tuvo a su lado un Adán, pero... seguía buscando en otros Adanes lo que en

• Idioma: Español
• Editorial: Global Summit House
• Fecha de lanzamiento: 16 ago 2021
• ISBN: 9781956074833

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EVA Y SUS AMORES FALLIDOS

María del Pilar Martínez Nandín

Copyright © 2021 by María del Pilar Martínez Nandín.

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ISBN: XXX-X-XXXXX-XX-X (Paperback Edition)

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CUENTOS SIN FINAL

"Adán en sombra ausente de prodigio,

Mientras Eva sin ti y por ti,

Sigue buscando alrededor de ti, su paraíso."

MARGARITA PAZ PAREDES.

MI PRIMER ADÁN

Vivíamos en un rancho, íbamos juntos a la escuela… coincidíamos entre los trigales, caminábamos de prisa junto a mi hermano. Apenas cruzábamos palabra pero aquel niño provocaba en mí… ¡Admiración!

Era más grande que yo, moreno, de sonrisa franca y fuerte, muy fuerte…

Alguna vez al tropezar con él al borde del canal me abrazó para que no cayera. ¡Qué bien me sentí!

Cuando no se nos unía en el camino y faltaba a clases, lo extrañaba, pero sabía que en la noche en la única calle del ranchito lo vería.

Era noche de luna, de luna llena y nos reuníamos a jugar y bailar. Alguien tocaba la armónica y jugando a ser grandes bailábamos sin abrazarnos, porque según la abuela juegos de manos son de villanos nunca entendí… lo que si tenía claro era que abrazarse era pecado, no sé si mortal o venial tampoco entendía la diferencia… la cuestión era no dejarme manosear… Cuántas cosas bonitas deje de vivir por hacer caso a la abuela.

Pronto lo dejé de ver… a mis 9 años la vida cambia tanto…

REGRESO DEL ADÁN DE MAMÁ

Ese Adán era mi padre pero no lo recordaba, para decirle dulcemente era un Adán bohemio. Mi mamá decía que porque era agente viajero y mi abuela más ajustada a la verdad será… será... Agente viejero.

Una noche nuestra sencilla casa de adobe, tuvo un habitante más. Mamá no abría la puerta a nadie pero a ese visitante si, hablaron y hablaron…creían que estábamos dormidos.

¿Por qué no se iba? Me molestaba, acaparaba la atención de mi madre. Yo tenía ganas de ir al baño y estaba oscuro y hacía frío temblaba de miedo por todo y por el intruso. Esa noche moje la cama.

Tarde mucho en aceptar a ese Adán en mi paraíso.

La abuela se enojó mucho con mamá y con nosotros que ni culpa teníamos.

Con una ira que la hacía verse fea continuamente me decía Hija no te creas de los hombres, son la víbora chilladora de la mujer, veneno y más veneno.

Yo si conocía las víboras chilladoras… así que fue la primera metáfora que me hizo odiar a los hombres y temer a su veneno.

En mi inocencia no notaba los cambios, pero mamá se puso gorda, gorda… y de repente no estuvo en la casa. Recuerdo colchas manchadas de sangre y a las señoras del rancho diciéndome… Se la llevaron muy grave a lo mejor no regresa.

Dios quiso que ella volviera pero estas muestras del veneno que ponía al borde de la muerte a mi mamá, lo viví tantas veces que mis piernas son un hilacho tan solo al recordarlo.

Mi padre empañó mis días felices… nos mudamos del rancho, nos llevó lejos de la abuela, de los trigales, de mi mundo de flores y agua, solo la luna nos siguió pero para mí ya no brillaba como antes.

Llegamos a un pueblo, según subimos de categoría… 92 kilómetros nos separaron de mi rancho y de la abuela más linda, la abuela de los ojos verdes como sus nogales. Sus consejos eran sabios pero la vida se tornó dura... dejé de ser niña demasiado pronto.

Mi papá era más sombra que luz y como dice una canción: Fue la nube gris, que nubló mi camino.

MI SEGUNDO ADÁN

Era la niña nueva en la escuela, me sentía extraña, la rancherita tímida tuvo que adaptarse a ese mundo diferente.

Tenía 10 años y conocí a un niño que paraba el tráfico ¡sí! en la calle de la escuela era un pequeño policía de tránsito… Además era el más aplicado de mi grupo.

Me gustaba como portaba el uniforme blanco con su Quepí…El poder como que atrae…

Otra vez pensé que él me iba a defender, cuando llegaba a la escuela triste por la violencia que vivía en la casa, me daban ganas de