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Cicatrices de Una Guerra: Historias no Contadas, Memorias para que el Pasado no se Repita
Cicatrices de Una Guerra: Historias no Contadas, Memorias para que el Pasado no se Repita
Cicatrices de Una Guerra: Historias no Contadas, Memorias para que el Pasado no se Repita
Libro electrónico115 páginas54 minutos

Cicatrices de Una Guerra: Historias no Contadas, Memorias para que el Pasado no se Repita

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Línea tras línea, puede colocarse nuevas lentes y recorrer las cicatrices de una guerra; ser testigo de luchas ante las adversidades, los ataques, las pérdidas; causa del conflicto armado en una región de Colombia. Quizás, puede sentir que mientras comparte un café en la sala, la cocina, el patio o la habitación de los protagonistas, ellos abren su corazón, su razón de existir, al punto que palpa las heridas en su alma. Lo dejamos en compañía de voces íntimas que se transforman en luces de esperanza y fortaleza, pues retoman las riendas de su vida mientras se sacuden de las ruinas de la muerte.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 ago 2021
ISBN9786525005669
Cicatrices de Una Guerra: Historias no Contadas, Memorias para que el Pasado no se Repita

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    Cicatrices de Una Guerra - Jennifer Pisso

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    COMITÊ CIENTÍFICO DA COLEÇÃO CIÊNCIAS DA COMUNICAÇÃO

    Para todas aquellas personas que pese al ‘cementerio emocional’ en el que se ven inmersas, comparten una luz de esperanza, al retomar las riendas de su vida y sacudirse de las ruinas de la muerte.

    AGRADECIMIENTOS

    A Dios, a la vida, por permitirnos compartir la llama de la esperanza con todos aquellos sobrevivientes de la costumbre de la guerra. Sin duda alguna, nuestro homenaje a su lucha incesante.

    A nuestro querido Profesor Doctor, Juan Carlos Pino Correa, quien nos acompañó durante el proceso de investigación y sosegó nuestros corazones cuando parecía que estos latían más fuerte en la garganta, cada vez que nos encontramos frente a frente con un fragmento de la realidad colombiana y sabíamos que merecía tener voces y rostros propios.

    A nuestros padres y familiares que creyeron desde el inicio en Cicatrices de una guerra.

    A nuestros amigos(as) que fueron nuestra voz de aliento y de fortaleza, durante todas las fases de investigación.

    Infinitas gracias a la Asociación De Víctimas Del Conflicto Armado, El Tambo, Cauca – Asodestambo, por abrirnos las puertas de la organización y aún más, de sus vidas y corazones.

    Gracias totales a todos aquellos que formaron parte de este proceso de largo aliento y que hoy, tenemos la certeza que entre línea y línea, hemos dejado un fragmento de nuestras almas.

    Soy la fotografía de un desaparecido.

    La sangre dentro de tus venas.

    Soy un pedazo de tierra que vale la pena […]

    Tú no puedes comprar al viento.

    Tú no puedes comprar al sol.

    Tú no puedes comprar la lluvia.

    Tú no puedes comprar el calor.

    Tú no puedes comprar las nubes.

    Tú no puedes comprar los colores.

    Tú no puedes comprar mi alegría.

    Tú no puedes comprar mis dolores […]

    Aquí se respira lucha, –vamos caminando.

    Yo canto porque se escucha, –vamos caminando.

    Aquí estamos de pie,

    Qué viva la América.

    No puedes comprar mi vida.

    (Fragmento de la canción Latinoamérica, de Calle 13)

    Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos […]

    Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria […]

    Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.

    (Fragmento palabras de agradecimiento, Los caminos del viento, de Eduardo Galeano, 2010)

    PREFÁCIO

    IMPERATIVO ÉTICO Y POSIBILIDAD DE ALZAR LA VOZ

    La escena es violenta, sin más: como la escopeta no da fuego después de tres gatillazos, para cumplir con su cometido los esbirros de la muerte deciden usar un machete. Sólo entonces la mujer acaba de comprender que ese abismo que se asoma frente a ella es real. Boca abajo sobre el pasto que pronto se teñirá de la sangre de siete heridas, ella se queda confundida y triste.

    Sí, la imagen es violenta, sin más.

    Pero llama mucho la atención que la víctima se refiera a lo que siente en aquellos momentos con esos dos adjetivos: confundida, triste. Tal vez, en una situación así, el lector piense en otros sentimientos, en otras sensaciones: miedo, dolor, rabia, impotencia, desolación. Pero no. Ella, una campesina nacida en Corinto, Cauca, y radicada en Puerto Asís, Putumayo, en aquellos instantes que podrían ser los últimos de su vida se queda confundida y triste. ¿Qué dicen esta escena y estas palabras del carácter de las víctimas? ¿Qué dicen esta escena y estas palabras de la percepción que las víctimas tienen del contexto donde viven, sometidas al imperio de quienes detentan el poder de las armas y no se compadecen de nada ni de nadie? ¿No sería mejor gritar, y patalear, y renegar de los dioses y de los hombres, y vomitar saliva y bilis, y gritar improperios, y maldecir a aquellos asesinos que en medio de su insensatez han perdido cualquier sensibilidad y sólo se regodean en la muerte?

    La confusión en medio del conflicto armado colombiano es la que sienten muchas personas que quedan atrapadas en una guerra que no es la suya y en la que han sido condenadas por anticipado aunque nunca hayan tomado posición a favor de nadie. Son culpables de

    ser campesinos. Son culpables de cultivar una pequeña porción de tierra que hace parte de un territorio anhelado por actores armados

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