¿EXISTIÓ EL DERECHO DE PERNADA?
A finales del siglo xiv, los campesinos de Aranga, en Galicia, no pudieron más y estallaron en una revuelta contra el monasterio de Sobrado. Durante años, los lugareños habían sufrido las injusticias de esa abadía, ama y señora de las tierras donde residían. No solo se ocupaban los religiosos de los asuntos divinos, también de otros muy terrenales. Así, no permitían a sus vasallos pastar el ganado o cortar leña en buena parte de las tierras, y, por si esto fuera poco, también les cobraban injustamente el maniñádego. Este era el derecho del señor a quedarse con los bienes de un difunto en caso de no tener descendencia. Una ley ya de por sí injusta, empeorada por el hecho de que, en Aranga, el monasterio acostumbraba a quedarse también con la herencia de aquellos que sí tenían hijos.
Se conocen los detalles del caso, en parte, por una querella que el representante campesino Juan Nieto hizo llegar al rey Juan I de Castilla (1358-90). Sin embargo, de todos los abusos descritos en el, que, literalmente, significa derecho de la primera noche. No se sabe si todas las mujeres de Aranga afectadas eran recién casadas; si lo hubieran sido, este sería uno de los pocos casos de esta aberrante costumbre que se han logrado documentar en España.
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