Lastres

Por L.P. Masters

La nave de guerra espacial en la que sirve Kaden Lowery, de 14 años, está siendo atacada por un enemigo invisible: la gravedad. Kaden deberá enfrentarse a su pasado y a quién es para salvarse a sí mismo y a la tripulación.

• Idioma: Español
• Editorial: L.P. Masters
• Fecha de lanzamiento: 20 nov 2020
• ISBN: 9781071575833

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Dedicatoria:

A papá

Capítulo uno

Todos nos vemos igual, pero somos completamente diferentes. Supongo que cuando los primeros exploradores espaciales comenzaron a encontrar otras razas se sorprendieron al descubrir que todas las especies «alienígenas» se veían iguales. Para mí, eso es normal. A veces tengo que recordarme a mí mismo que, aunque me veo como el resto de ellos, soy diferente.

No necesito ningún recordatorio hoy. Mi mandíbula se tensa y me quedo mirando la cubierta.

El capitán mira a la tripulación, lanzando mentiras que me queman el estómago. Evito mirarlo.

– Es la única solución que veo. Sé que el Almirante no está de acuerdo, pero estamos librando una batalla que nunca terminará.

– Pero ¿qué pasa con las mujeres y los niños inocentes? – pregunta una mujer más abajo en la fila. Mis ojos se posan en el capitán lo suficiente como para ver la burla en su cara, y luego los bajo de nuevo.

– Ningún curionés es inocente, pero si quieres ir por ahí, ¿qué pasa con nuestras mujeres y niños?

Puedo sentir sus ojos sobre mí. Entonces oigo su voz. Está justo delante de mí.

– Cabo Lowery.

Me muerdo el interior de la mejilla y miro hacia arriba.

– ¿Cuántos años tienes, hijo?

No puedo dejar que mi voz se quiebre cuando responda, ya me pasó antes. ¡La vergüenza!

– Catorce, señor.

– ¿Por qué estás en el ejército?

Sé lo que está haciendo. Va a decir que los curioneses están amenazando a nuestras mujeres y niños. Pero su argumento no funciona, y no se da cuenta de eso. Le doy una respuesta sencilla: – Mi madre murió, señor.

– Mujeres – dice respetuosamente el capitán, hablando de mi madre. Luego me señala como ofreciéndome a modo de ejemplo.  – Y niños –.

Quiero gritarle que está equivocado, pero no puedo. Mi secreto. Mi vergüenza. Parece que le caigo bien a la mayoría de la tripulación. No sería así si lo supieran.

De repente oigo una voz en mi mente, como una música a lo lejos. No