esde la distancia, Miguel Ángel Silvestre (Castellón, 1982) puede parecer serio e incluso reservado. Pero, al cruzar con él la primera palabra, su sensibilidad y su frescura salen a la luz. Se ríe mucho, baila sin parar –sobre todo si suena bachata– y celebra con ELLE el éxito de la segunda temporada de la serie de misterio de Álex de la Iglesia, disponible desde el 23 de octubre en HBO Max, en la que el actor se mete de nuevo en la piel de Paco, el alcalde de un pueblo del interior de España que experimenta fenómenos paranormales que lo convierten en una especie de tablero de dioses y demonios. Aunque reconoce que dedicarse a la interpretación es un sueño hecho realidad, Miguel Ángel no era el típico niño que soñaba con ser actor. «Dejé el tenis con 19 años y viví un momento de bastante pérdida. No tenía ningún objetivo al que dirigirme», afirma. Empezó a estudiar Fisioterapia, siguiendo «Me fui a Los Ángeles para trabajar con las hermanas Wachowski –directoras de cine, guionistas y productoras estadounidenses–, pero regresé cuando mi padre se puso malito. Cuando se va un tótem así, te replanteas todo», asegura. Y, en este nuevo proyecto de vida, Miguel Ángel Silvestre se encuentra seguro, tranquilo y con más ganas de comerse el mundo que nunca.
En el FOCO
Oct 20, 2023
6 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos