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La teología natural en el pensamiento de los griegos
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Libro electrónico240 páginas2 horas

La teología natural en el pensamiento de los griegos

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Este libro se enfoca en el modo en que el pensamiento filosófico abordó la cuestión de Dios desde sus inicios. La pregunta por el origen del todo, por la causa de su existencia y por las características de la entidad que se podría hallar en ese origen es inseparable del nacimiento del pensamiento filosófico. En un recorrido que va desde Tales hasta Platón, Enders estudia cómo se opera la salida de las creencias míticas y cómo, a partir de argumentos y postulados racionales, los filósofos intentaron comprender el sentido de lo divino. En este recorrido histórico-filosófico, el autor registra una serie de avances, como son: la noción de unidad, la progresiva liberación de lo divino de condiciones materiales finitas, la crítica a las comprensiones míticas antropomórficas y, finalmente, el aporte platónico en su relación de Dios con la perfección, la autoconciencia y el bien. Quien lea este libro encontrará no solo un aporte a la historia de la filosofía, sino también la matriz misma con la que la filosofía entiende su tarea, siempre corregible, de ofrecer argumentos intersubjetivamente aceptables para las pretensiones de validez de sus afirmaciones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2020
ISBN9789876995610
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    La teología natural en el pensamiento de los griegos - Markus Enders

    La teología natural en el pensamiento de los griegos

    Markus Enders

    Índice

    Presentación: Niveles de comprensión y normatividad de la razón en el discurso sobre Dios

    Prólogo a la edición en español

    I. La teología natural en el ensamiento de los griegos

    1. Exposición de la tarea temática: procedencia y significado del concepto de teología natural

    II. La teología natural en Tales de Mileto: Dios como origen y meta de todo devenir

    1. El agua como origen, meta y causa material de todo devenir

    2. La identidad del agua con el Dios sin principio ni fin y las muchas fuerzas divinas

    III. La teología natural en Anaximandro de Mileto: la divinidad de lo ilimitado

    1. Lo efímero y contradictorio de todo aparecer

    2. Sobre el significado de la ilimitación de lo ilimitado

    3. La divinidad de lo ilimitado

    IV. La teología de Jenófanes de Colofón

    1. La perfección moral de los dioses

    2. La alteridad del ser de los dioses

    3. El dios mayor y sus predicados de perfección

    4. La personalidad y la perfección moral del dios mayor

    5. Una breve síntesis de la teología de Jenófanes

    6. El estatuto epistemológico de las afirmaciones teológicas

    V. La teología de Platón: el Dios, los dioses y lo bueno

    1. Esquema del estado de la cuestión sobre la teología de Platón y propuesta de tareas de la siguiente investigación

    2. El dios délfico en la religiosidad del Sócrates platónico

    3. El contenido teológico de las definiciones de la piedad en el Eutifrón

    4. Las pautas de la teología de Platón en la República

    4.1 Jenófanes como antecesor de la teología filosófica de Platón

    4.2 La falsedad de algunas representaciones tradicionales de Dios

    4.2.1 La sofística como primer desafío de la teología platónica

    4.2.2 La pregunta por la teodicea y la comprensión del dios de la religiosidad mágica como desafío adicional de la teología platónica

    4.3 Los efectos nocivos de las falsas representaciones del dios en las almas de los jóvenes

    4.4 El significado de la educación musical correcta de la futura clase de los guerreros: la crítica platónica de los mitos pedagógicamente motivada y teológicamente fundamentada

    4.5 La primera ley ‘teológica’: la bondad adecuada al ser del dios y la cualidad exclusivamente buena de sus efectos

    4.6 La segunda ley teológica: la perfección de ser de dios, su carencia de transformación de todo engaño

    4.7 La sinonimia en el uso de los términos el dios (en singular) y los dioses (en plural) y su significado

    4.8 La decisiva función de modelo de las ideas divinas para la educación de la juventud

    5. El Demiurgo divino y los dioses astrales en el Timeo

    6. La imagen de dios en Las Leyes

    7. El dios, los dioses y lo bueno

    VI. La teología natural en el pensamiento de los griegos: un resumen

    Sobre los traductores

    Diego Fonti

    Héctor Lascano

    Presentación: Niveles de comprensión y normatividad de la razón en el discurso sobre Dios

    Quienes históricamente se han mostrado renuentes a la posibilidad de aceptar la creencia en un ser trascendente, estandarizado como Dios, han apelado argumentativamente a que los males del mundo y las penalidades de la vida humana serían el más claro contraejemplo a favor de su no existencia. Un dios indiferente e incapaz de revertir la fragilidad humana se escribe así, con minúscula. Por citar un ejemplo, en un libro de divulgación masiva se revela cuán vivo está hoy el alegato eterno  contra el dios sublime de toda religión.1

    Por otra parte, importantes pensadores contemporáneos comprometidos con la reflexión sobre Dios, han tenido en cuenta que la teodicea clásica y sus respuestas consagradas, que argumentan la justicia y bondad divinas en un mundo marcado por el mal, se ve en dificultad frente a la magnitud del mal en el siglo XX, particularmente ante el acontecimiento traumático denominado Auschwitz.2

    En medio de esta decepción generalizada de creyentes y no creyentes, Markus Enders apela a las manifestaciones y descubrimientos históricos de la razón para renovar el problema. Sin embargo, éste estudio de ninguna manera pretende ser un abogado de Dios ni de trascendencia alguna, pero sí brinda inestimables elementos para una comprensión racional de lo divino en la antigüedad griega que tributan en una lógica opuesta a quienes lo rechazan y/o niegan. Su tesis central, transversal y estructurante de su labor, se articula precisamente en la vereda contraria a la descalificación teológica. Enders plantea un recorrido semántico y filosófico imprescindible a la hora de justificar cómo el pensamiento antiguo acerca de dios no es sino la constatación de un itinerario histórico, el cual a lo largo del tiempo fue cimentando diversos niveles de comprensión. El significado de esta progresión fue abriéndose inexorablemente hacia una excelencia epistémica superlativa, cuya hermenéutica aquí se pretende ofrecer como una contribución contemporánea a la confección de una historia de la teología natural en la antigüedad que aún no ha sido escrita en su totalidad.

    El punto de partida que orienta las investigaciones extremadamente extensas del titular de la cátedra de Filosofía de la Religión en Friburgo es: si hablamos de Dios, si aludimos al principio o al fin de la realidad, si pensamos en lo bueno por antonomasia, ¿tiene ese pensamiento y el discurso que de él se desprende una regla interna, por la cual el contenido pensado de lo dicho regula al decir, su verdad y sus límites?3

    ¿Es posible hacer afirmaciones veritativas, e.d., sostenibles por la razón y no por la mera adhesión personal, sobre aquello que ha de incluir lo aducido por el concepto Dios? La respuesta de Enders es afirmativa, y su indagación histórico-textual (el método que rige estas páginas) sostiene que desde los inicios la reflexión sobre lo que se comprende por Dios requiere que a aquello que el término señala le sean atribuidas todas las perfecciones pensables. Por supuesto que Enders afirma que de admitir las regulaciones racionales del discurso –en este caso sobre lo que llamamos Dios–, no es implícitamente afirmar su existencia. Para ello hace falta un acto agregado. Pero ese acto no es puramente irracional y ciego, pues según Enders es la razón misma la que, a lo largo de siglos de discusión, ha ido identificando las normas por las que se juzga la validez del contenido expresado. Enders ha vuelto una y otra vez en su obra sobre temas clásicos como el contenido del concepto Dios, la evolución de las definiciones sobre Dios, las pruebas de su existencia, y la experiencia de aquello que excede las capacidades cognitivas humanas. Particularmente identifica en la afirmación que la razón finita hace afirmativamente sobre Dios (la perfección y simplicidad de ser por antonomasia) y el contenido negativo que está incluido bajo dicho nombre (su trascendencia y elevación por encima de las capacidades de intuición y comprensión intelectual de la razón finita) el logro más elevado de la razón en este campo. Pero no sólo remite Enders a la evolución histórica de la comprensión del concepto, sino que a partir de éste interpreta la situación espiritual contemporánea, donde no sólo está en crisis la experiencia de esa divinidad sino la misma validez de las afirmaciones racionales.4

    Frente a esta encrucijada, la normatividad conceptual del término Dios como aquello por antonomasia más simple y perfecto llevaría incluso a quienes nieguen que su contenido posea una referencia existente a reconocer la necesidad de acordar con su expresión formal, en la medida que se le quiera seguir dando al concepto una función referencial. No obstante, salta a la vista que la razón en la que Enders piensa no es la razón débil aducida por importantes pensadores contemporáneos.

    La razón que articula las diversas estancias que propone la escritura de Enders se caracteriza por su simpleza y contundencia, y ello estimula sin duda su lectura. La postulación de que al referirse los griegos tanto a dios como a sus variantes lexicales, brilla en su horizonte racional aquello cuyo concepto era lo más alto y/o eminente de ser pensado. Consecuentemente, el autor lleva a cabo una reconstrucción e interpretación de las escuetas grafías existentes confrontándolas con las principales doxografías dentro de una adecuada contextualización de los términos. Desde las primeras páginas del itinerario que se ofrece al lector, se aprecia la impronta de quien con las fuentes a la mano (Heidegger) y atendiendo a las críticas disponibles en la actualidad, ha logrado entrar en un diálogo directo con las cuestiones axiales de la filosofía occidental las que, conviene resaltar, en su génesis están estrechamente vinculadas con un decir sobre dios.

    Como todo trabajo retroactivo en el tiempo, esta analítica teológica conjuga importantes presencias no menos que notables ausencias, entre estas últimas, por ejemplo, la de Aristóteles para quien, según esgrime el autor atinadamente, se requiere un análisis aparte. De este modo, lo que se diseña es una arqueología que revela en un primer segmento del trabajo determinados tópicos presocráticos cuya relevancia en este punto no siempre ha trascendido las fronteras de los especialistas. Los milesios Tales y Anaxágoras y posteriormente Jenófanes de Colofón, son presentados aquí desde una perspectiva no habitual en la exposición que de ellos se hace en los centros académicos, en tanto se destaca con la debida justicia que sus peculiares contribuciones en el despertar filosófico no son inconmensurables con sus registros teológicos, más bien lo contrario.

    En una segunda instancia, se podrá apreciar cómo el pensamiento sobre dios alcanzará su madurez textual con Platón, cuya influencia posterior y no solo filosófica está fuera de discusión, sobre todo en la apropiación y resignificación que del mismo se operó apologéticamente en los primeros siglos del cristianismo en el cruce con el helenismo, sobre todo cuando la doctrina divina revelada necesitó de toda una apoyatura conceptual al momento de delinear su fundamentación. Sin alcanzar a ver todo el corpus platonicum, la selección de los diálogos platónicos aquí tratados lejos está de ser arbitraria, pues con nitidez a través de los mismos  se pone de manifiesto una persistencia por parte de Platón en que todo aquello que se pueda decir y/o enseñar acerca de los dioses debe ser congruente con la idea que por su condición suprema les cabe, y ésta no puede ser sino acabadamente perfecta bajo todo aspecto. La sola posibilidad de admitir algún tipo de imperfección óntica o moral propia de la existencia humana en el espectro de la divinidad se volvería contra el mismo concepto de dios cuya bondad, además, es paradigmática para la vida misma de la pólis. De esta manera, Platón no podrá evitar la confrontación con toda una línea histórica ancestral que admitía la gigantomaquia en los dioses. Toda pauta discursiva sobre los dioses [οἱ τὺποι περὶ θεολογίας] como bellamente se bautiza en la República,5

    deberá expresar lo conveniente a su idea de perfección y, en esa medida, podrá ser transmitido a los demás, con lo cual se pone de manifiesto el abandono de una tradición en pos de una fidelidad a la línea argumentativa trazada por sus antecesores presocráticos, alcanzando en la grafía de Jenófanes un vuelo particular. Pero Platón no se limita a repetirlos, la confluencia entre lo político y lo teológico en su filosofía logra aquí un punto de inflexión para todo lo que de Dios podrá decirse después.

    Sin embargo, y esto excede la obra aquí presentada, Enders ha vuelto también en sus investigaciones una y otra vez sobre aquello que de Dios no puede decirse; o para decirlo con una de sus frases predilectas Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que sueña nuestra filosofía (Hamlet, escena XIII). Sus prolíficos trabajos sobre la mística renana le destacan entre los especialistas más reconocidos del Maestro Eckhart, Seuse, y el Cusano.6

    Lo místico supera a la razón sin negar sus derechos. La razón precede a lo místico sin derecho a sobrepasar sus límites. En sus contribuciones al renombrado  Historisches Wörterbuch der Philosophie en las entradas Supramundan, Transzendenz, Überirdisch, Übersinnlich, Vernunft y Wahrheit, se puede ver sintéticamente el campo de intereses de este pensador y su compromiso: por la razón a lo verdadero y trascendente. De este modo puede trazarse una línea que va de la honra a la razón y sus capacidades cognoscitivas sobre lo trascendente, hasta la contemplación de lo trascendente, en cuya presencia el discurso se desvanece y sólo queda la relación amatoria.

    En un diálogo competente con la crítica contemporánea respectiva, la erudición que Enders revela en este estudio ennoblecen una invitación originaria, aquella con la cual, desde el testimonio de Aristóteles, Heráclito invitaba a sus visitantes desconcertados a entrar a una atmósfera particular alrededor del fuego, pues ‘también aquí están presentes los dioses’.7

    Diego Fonti

    (CONICET-UCC)

    Héctor Lascano

    (CEFyT- UNC)

    Prólogo a la edición en español

    Este pequeño libro presenta la reunión y traducción de dos estudios que he escrito sobre la doctrina natural o filosófica de Dios en el pensamiento de los antiguos griegos y que publicase por primera vez en alemán en los años 1999 y 2000. Se trata en primer lugar de mi trabajo Platons Theologie: Der Gott, die Götter und das Gute, el cual apareciera en la revista Perspektiven der Philosophie, tomo 25, 131-185; y mi monografía Natürliche Theologie im Denken der Griechen, editada en el año 2000 como tomo 36 de los  Fuldaer Hochschulschriften. Considero todavía hoy que las interpretaciones expuestas en ambos trabajos sobre el desarrollo y perfeccionamiento sucesivo del concepto de Dios en el pensamiento filosófico de los griegos están solidamente fundamentadas y por ello me arriesgo a presentarlas a un nuevo círculo de lectores.

    Sólo me cabe considerar la aparición de esta traducción al español de ambos trabajos como un gran obsequio que debo agradecer a dos personas: en primer lugar quisiera expresar mi agradecimiento a Diego Fonti de la ciudad de Córdoba en Argentina, quien fuera por dos años mi apreciado asistente en la Cátedra de Filosofía de la Religión en la Universidad de Friburgo en Brisgovia y a quien cuento como amigo personal, por la traducción objetiva y científicamente minuciosa de mis trabajos al español, quien además tomó la iniciativa en el trabajo y con ello me honró especialmente.

    También quiero expresar mi profunda gratitud a Héctor Lascano por su extraordinaria amabilidad y perspicacia en el control, corrección y compleción del texto traducido de un modo tan concienzudo y escrupuloso que es difícil de superar, y cuyas valiosas indicaciones quisiera expresamente agradecer. Para mí es una gran atención personal el hecho de que él se comprometiese tan a conciencia con esta traducción y su publicación.

    Sólo me resta desearle a este pequeño libro lectores abiertos en círculos de estudiantes y académicos, como de todos aquellos que por estos temas se interesen en el mundo hispanohablante, con la esperanza de poder conversar alguna vez con uno u otro de esos lectores sobre sus contenidos.

    Markus Enders

    Friburgo en Brisgovia

    23 de Julio de 2010

    Notas

    1.

    Nos referimos a la obra de Christopher Hitchens, Dios no es bueno. Alegato contra la religión, Sudamericana, Bs. As. 2008.

    2.

    Cf. por ejemplo el erudito texto de J.A. Estrada, La imposible teodicea, Trotta, Madrid 1997.

    3.

    El tema es un hilo conductor en toda la obra de Enders, véase por ejemplo Wahrheit und Notwendigkeit: die Theorie der Wahrheit bei Anselm von Canterbury im Gesamtzusammenhang seines Denkens und unter besonderer Berücksichtigung seiner antiken Quellen (Aristoteles, Cicero, Augustinus, Boethius), Brill, Leiden/Boston/Köln 1999.

    4.

    Cf. la entrada Gott en el Handbuch philosophischer Grundbegriffe, 3ª ed. totalmente reelaborada, Freiburg/München 2008.

    5.

    Cf. República 379a6, en Divenosa, M. y Mársico, C. Platón, República, Losada, Buenos Aires 2005.

    6.

    Cf. por ejemplo Das mystische Wissen bei Heinrich Seuse, Schöningh, Paderborn 1993; Unendlichkeit und All-Einheit. Zum Unendlichkeitsgedanken in der philosophischen Theologie des Cusanus, en Thurner, M. (ed.), Nicolaus Cusanus zwischen Deutschland und Italien, Akademie Verlag, Berlin 2002; Gelassenheit und Abgeschiedenheit. Studien zur Deutschen Mystik, Kovac, Hamburg 2008.

    7.

    Citado por M. Heidegger en Carta sobre el Humanismo, Alianza, Madrid 2006, p. 76.

    I. La teología natural en el ensamiento de los griegos

    Dedicado con amistad

    a Jens Halfwassen

    1. Exposición de la tarea temática: procedencia y significado del concepto de teología natural

    La alusión del título sobre el objeto de la investigación requiere de una explicación en dos aspectos: por un lado, en el sentido sistemático, es decir, en relación al contenido de sentido de la expresión utilizada en el título acerca de una teología natural; en segundo lugar, con relación al lugar especial en la historia del pensamiento que ocupa el objeto de las reflexiones que siguen, o sea, del pensamiento de los griegos. Pero, debido a que la fijación del objeto en vistas a la historia del pensamiento depende de su determinación sistemática –en tanto el pensamiento de los griegos será tratado no en general sino en el campo de la Teología natural– se ha de comenzar con el primer punto, o sea, con el contenido de significación de la expresión Teología natural.

    Lo primero que ha de indagarse es la expresión teología natural, que aquí se usa del modo en que originalmente fue visto y usado en la historia del pensamiento, precisamente por Agustín y por el historiador romano por él aludido, Varro (116-27 a.C.).

    Agustín cita en el capítulo quinto del sexto libro de su gran obra tardía De civitate Dei (La ciudad de Dios) una introducción a la teología tomada de

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