Hasta qué punto es compatible una mente rigurosamente científica, que explica los fenómenos de la realidad de modo natural según el principio de causalidad, con la creencia en Dios? ¿Acaso para esto segundo no se requiere abrazar la fe con el fin de recibir la gracia, mientras que los filósofos y científicos, como mantuvo Jorge Wagensberg, solo tienen fe en la duda? A diferencia de la fe, ¿no necesita la ciencia, para ser tal disciplina que se somete a crítica, replica y progresa, comprobar y contrastar empíricamente?
Freud ironizaba indicando que la humanidad había hecho grandes progresos al recibir tres heridas narcisistas, todas ellas de mano de las ciencias: primero al aceptar, con el descubrimiento del heliocentrismo por Copérnico, que el ser humano no ocupa el centro del universo; segundo, con el descubrimiento de Darwin, puesto que no somos algo divino, a imagen y semejanza de Dios, sino más bien animales dentro de la evolución de las especies; tercera, con el descubrimiento del psicoanalista, de acuerdo con el cual no es