ujeres que escriben, mujeres que hablan en la Edad Media acerca de lo que les sucede en un espacio invisible: el de la interioridad. Escriben y hablan de una experiencia interior. Mujeres, escritura, experiencia interior: la conjunción de estos tres elementos es explosiva por lo insólita en la cultura medieval». Así definen la mística femenina las académicas Victoria Cirlot y Blanca Garí (La mirada interior. Mística femenina en la Edad Media. Siruela, 2022), un fenómeno que desde el año 1200 cambió profundamente Europa tanto literaria, como religiosa y culturalmente.
A partir del siglo XIII, la sociedad europea abrazó profundamente la espiritualidad. Esto llevó a la creación de comunidades religiosas informales de hombres y mujeres ajenas a la jurisdicción de la Iglesia. En ellas, las mujeres tuvieron un papel protagonista, ya que, pese a las reticencias de la Iglesia, muchas de estas comunidades solo estaban formadas por ellas. Hablar de estas mujeres supone profundizar en el mundo del misticismo y de las visiones, aspectos que dieron a estas mujeres una popularidad sin límites, llegando a ser consideradas santas en vida.
Estas mujeres desarrollaron nuevas formas de espiritualidad basadas en la meditación, la confesión y las visiones. Inicialmente fueron vistas por la Iglesia como un fenómeno extraordinario y, por ello, digno de ser apoyado. Eran, a su vez, mujeres que escribían, que dejaban recogidas todas sus experiencias espirituales en las que mantenían un diálogo interno con Dios. Esto, sin duda alguna, se salía de los márgenes establecidos dentro de una sociedad marcadamente patriarcal. Sin embargo, con el paso del tiempo, la Iglesia comenzó a temer por el poder e