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La perdida del Resolute: Tierras Fracturadas, #1
La perdida del Resolute: Tierras Fracturadas, #1
La perdida del Resolute: Tierras Fracturadas, #1
Libro electrónico86 páginas1 hora

La perdida del Resolute: Tierras Fracturadas, #1

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Perdida de Resolute: Una fantasía oscura

Hay momentos en los que nada es seguro, en los que la vida o el destino de ningún hombre pueden darse por sentado. Hay tierras donde las batallas todavía marcan la tierra y en las que los reinos rivales nunca dejan de luchar por el dominio. En esos momentos y lugares, la vida es barata y la muerte llega rápidamente. En esos momentos y lugares, hay vencedores y víctimas ... y nada intermedio. En Perdida del Resolute, el autor Greg Alldredge nos lleva a un nuevo lugar de oscuridad fantástica y nos deja conmocionados, emocionados y ansiosos por más. Para los fanáticos de Game of Thrones, esta precuela de una serie de fantasía épica está garantizado para hacer que la adrenalina bombee y seguramente atrapará a los lectores desde la primera fantástica página hasta la última.

Mientras las ciudades estado libran la guerra entre sí en una batalla interminable por la supremacía y el dominio, y mientras los piratas y esclavistas peinan los mares en busca de sus víctimas y se labran su territorio, el peligro en Las Tierras Fracturadas es un hecho tan importante como respirar, comer o dormir. Nos presentan a Kanika, quien está involucrada en una lucha para mantenerse un paso por delante de la muerte, algo que acecha detrás de cada ladera irregular, detrás de cada muro de piedra seca y debajo de la superficie de cada extensión de agua, mientras intenta encontrar su camino en un mundo indiferente, ya empapado en la sangre de cada edad oscura. Cuando un hombre misterioso entra en su vida, mil preguntas surgen de las profundidades: ¿Quién es? ¿Cómo afectará él su camino? ¿Se puede confiar en él? ¿Necesita un hombre en su vida? Todas estas preguntas, y muchas más, se responderán solas mientras deambulamos por la oscura fantasía de Las tierras fracturadas y nos arrastra hacia la emocionante conclusión de esta impresionante obra de ficción inmersiva.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento30 sept 2020
ISBN9781071567593
La perdida del Resolute: Tierras Fracturadas, #1

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    La perdida del Resolute - Greg Alldredge

    Para aquellas personas que aman las historias un poco oscuras.

    Para mi amada esposa que nunca deja de creer.

    Capítulo 1:

    El espía miro a través de la ventana sobre el índigo del agua y el cielo azulado. En el este las lunas gemelas de Major y Minor se reflejaban pacíficamente a través de la grieta. La oscuridad ocultaba muchas cosas, incluidas las tensiones que rodeaban su mundo. La guerra aún no había llegado tan al este. La grieta, ese espacio entre los fragmentos, lleno de agua, utilizado por los marineros para viajar entre las ciudades estado.

    Comprendió que había pocas posibilidades de que alguien lo viera en la habitación oscura. La única fuente de luz eran las lunas gemelas y una pequeña linterna con postigos en la habitación continua.

    La ciudad de abajo cerrada por la noche, a excepción de los muelles, que nunca dormían. Los edificios tallados en piedra arenisca negra constituían la mayoría de los centros de civilización en los fragmentos. Crecían verticalmente del agua, y los muelles que servían a la población con el comercio de las otras ciudades estados se extendían como zarcillos en el agua agua desde la base. A la luz de la luna, miró los estantes que descansaban en los techos, cargados de pescado y otras carnes para secar. Le recordaron los dispositivos de tortura con victimas colgando del travesaño.

    Disfrutaba de este pequeño descanso de la intriga que formaba su vida. Numerosos rivales o victimas querían matarlo o, pero aun, atraparlo. Su guarida estaba en el borde del acantilado, en la pared de la isla, lo que le daba al menos una ruta de escape de la ciudad de abajo. Las montañas estaban a menos de un día cabalgando y rápidamente se elevaban como dientes dentados del centro de la isla.

    Los cerdos detrás de su pequeña choza de dos puertas no hacían ruido. Como sus vecinos, se fueron a dormir poco después de que se pusiera el sol. La gente honesta se iba a dormir cuando se ocultaba el sol. El espía rara vez dormía de noche.

    La gente con dinero no le gustaba vivir en lo elevado. Trescientos pies arriba del agua representaban una larga caída. Aunque había pocos lugares donde una persona podría caer todo el trayecto hacia abajo. Aun así, presentaba una larga y desafiante escalada.

    Había elevadores potenciados por esclavos, grúas con canastas que cargaban gente o mercancía, ahorrándose la escalada, pero había que pagar. Para el hombre en la ventana, la vigilancia constante de los elevadores se volvía su preocupación. Nunca le gusto que la gente se enterara de sus movimientos.

    La esclavitud fue un conflicto entre muchas personas. La mayoría odiaba la práctica, pero en privada admitían que no había nada que se pudiera hacer.

    La civilización se desmoronaría sin la fuerza de trabajo adicional. ¿Quién trabajaría en los burdeles?, ¿Quién cuidaría de los niños? Lo más triste, la mayoría de los cautivos no serían esclavizados hasta que fueran adultos. Padres venderían a los hijos no deseados cuando alcanzaran la edad suficiente para ser entrenados. En algunas ciudades se alzaron granjas de bebes solo para mantener las jaulas de esclavos llenas. Era una práctica desagradable, pero nadie quería arreglar el problema.

    Unos cuantos adultos fueron condenados a esclavitud por contrato, incluso se ofrecían para saldar deudas de la familia, pero una vez bajo su yugo, rara vez lograban salir antes de que murieran de viejos. Unas cuantas ciudades prohibían la esclavitud, pero no en Abaraka ellos la alentaban. Sentían que el fuerte debía dominar sobre el débil.

    Aquellos que eliminaron la esclavitud encontraron un auge en sus clases baja y media, ya que requerían pago por sus servicios. Dentro y en los alrededores de las ciudades estados la vida se volvió barata.

    Cuando la gente vivía apilada una arriba de otra, harían cualquier cosa para salir adelante.

    El espió reconoció la batalla de un humano poseyendo a otro humano se preparaba. No estaba seguro cuando escalaría lo suficiente caliente como para estallar en conflicto abierto, pero quería estar en el bando correcto cuando pasará.

    Sin contar la escalada, esta locación le servía. Podía observar a cualquiera subiendo por las escaleras muchos niveles antes de que llegaran, y una vez que el sol se ocultaba en el horizonte, los artistas y granjeros a esta altura dormían en vez de hacer ruido. Poca luz iluminaba su hogar, él vivía en la oscuridad.

    Su cita estaba demorada. La reunión estaba programada cuando Minor alcanzara una mano sobre el horizonte. Ahora estaba a una mano y media. Esto le irritaba. Tenía otros planes para la noche – el marinero que esperaba era solo el comienzo de una noche larga por venir. Se habría marchado, pero había pagado mucho por la información que esperaba y tendría que demorarse hasta que el hombre apareciera.

    Comenzó con ladridos de perros. Su cuerpo se tensó al percibir que alguien subía los escalones, permanecía en las sombras y sin una linterna, ya fuera su cita o un asesino. Si un asesino agitaba a los perros, era un novato y sería fácil de eliminar. Cerró las cubiertas de madera de la única ventana en el frente del edificio. Con un movimiento de muñeca, cerro silenciosamente el cerrojo bien engrasado, se trasladó a la puerta trasera para asegurarse de que también estuviera asegurada, cubrió una lámpara roja y se dirigió a la puerta principal para esperar a que llegara su invitado. Su mano agarró el mango de madera de la aguja de un fabricante de velas de treinta centímetros de largo. Para el espía, solo tenía un uso aquí en la ciudad de Abaraka.

    El extraño que estaba afuera se detuvo en la puerta. Se oyó un golpe y tres golpes más tarde, otros tres golpes. Esta fue la señal preestablecida. Abriendo la puerta lo más mínimo que pudo, inspeccionó el rostro del intruso a la tenue luz de la luna. Encontró lo que esperaba, la barba desgreñada de un hombre mucho mayor, el contramaestre del Resolute.

    La puerta se abrió de par en par, agarró al marinero y lo arrastró al pequeño espacio. Con voz baja de conspiración, susurró: Llegas tarde.

    El marinero igualó su tono, "Sí, esa perra de

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