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Alianzas Fracturadas: Tierras Fracturadas, #3
Alianzas Fracturadas: Tierras Fracturadas, #3
Alianzas Fracturadas: Tierras Fracturadas, #3
Libro electrónico222 páginas3 horas

Alianzas Fracturadas: Tierras Fracturadas, #3

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La lucha por la isla de Shakopee ha terminado. Ahora viene la batalla por los corazones y las mentes de los ciudadanos de Perdition. Como hija mayor, Hope nunca estuvo en la fila para un puesto de liderazgo dentro de la ciudadela de su padre. Preferiría que su hijo loco dominara a que una mujer competente lo hiciera. Esto detendría a Hope. Haría cualquier cosa y sacrificaría a cualquiera para obtener lo que más deseaba, el poder y el derecho a gobernar Perdition como Reina.

El conflicto entre Zar y Perdition está resuelto, pero los ataques continúan contra el vecino de Perdition al sur. Todos asumen que los piratas que surcan las aguas están molestos por las políticas de Zar y harán cualquier cosa para detener a la alcaldesa. De este caos, hay ganancias que generar e influencia para comerciar. Hope busca cualquier oportunidad para mejorar su posición. Las ciudades-estado trabajan arduamente para traer estabilidad a sus islas mientras fuerzas externas trabajan para socavar el status quo. ¿Quién ataca desde el sur? ¿Qué impulsa la lluvia y el viento del sur? ¿La magia y los antiguos están regresando a las islas? Todas estas preguntas, y más, se responderán por sí solas a medida que profundicemos en el oscuro mundo de fantasía de Las tierras fracturadas y nos acerquemos a la emocionante conclusión de esta impresionante obra de ficción inmersiva.

El poder lo toman los audaces. Nadie tiene la vida asegurada cuando la ambición pura motiva a un líder. En las islas de las Tierras Fracturadas, las fuerzas oscuras se preparan para la batalla. El final está cerca, pero pocos lo ven venir. Solo aquellos capaces de adaptarse rápidamente sobrevivirán a la tormenta que se avecina. En Lealtades Fracturadas, el autor Greg Alldredge nos lleva a un nuevo y atrevido mundo de fantasía oscura y nos deja conmocionados, emocionados y ansiosos por más. Para los fanáticos de Game of Thrones, este tercer libro de una serie de fantasía épica garantiza que la mente se acelere y el corazón lata, y seguramente atrapará a los lectores desde la primera página fantástica hasta la última.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento11 nov 2020
ISBN9781071567289
Alianzas Fracturadas: Tierras Fracturadas, #3

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    Alianzas Fracturadas - Greg Alldredge

    Capítulo 1, Rachel Morris:

    Rachel miró sobre su hombro y le dio a Lane un guiño seguido de un asentimiento que nunca vio. Por alguna extraña razón él había ocultado su mirada y hundió su cara en su mano. Ella esperaba una agradable pelea de bar del camionero que ella había elegido, pero consiguió algo mucho peor.

    Volteo la mirada, esperando encontrar a un solo hombre preparado para enfrentársele, pero se encontró con tres. Diablos. Miro al tabernero, esperando que la auxiliara, y tampoco consiguió la ayuda que buscaba. Se volteo para encarar al hombre que había insultado. Mira, eso fue—pero nunca pudo terminar.

    Un gancho derecho a su mentón proveniente del hombre insultado la agarro desprevenida. Dos de sus dientes delanteros salieron volando atravesando la habitación. Sus labios se hincharon instantáneamente por el golpe. Tendida en el suelo, levanto una mano para detener el ataque. El camionero lanzo una silla fuera de su camino, arremetiendo contra ella en el suelo.

    Ella no desperdicio tiempo tratando de dialogar, sabía que esto va enserio. Cuando el atacante se acercó lo suficiente, ella pateo con todas sus fuerzas el interior de rodilla del camionero. Escucho un crujido satisfactorio cuando la rodilla se dobló en un ángulo imposible.

    Antes de celebrar su pequeña victoria, los otros dos hombres la agarraron de los brazos y la pusieron de pie. Rápidamente observo a Lane y lo encontró bebiendo cerveza, observando cómo se desarrollaba el combate. Enojada, ella gruño, dio un paso atrás, y jalo a los dos hombres hacia al frente. Haciendo que chocaran uno contra el otro, las cabezas golpeándose en la colisión. Soltaron su agarre, sorprendidos por sus movimientos tan rápidos. Rachel escupió la sangre de su boca. No esperaba esta clase de pelea en la pequeña taberna del risco, pero necesitaba terminar ya, antes de que alguien más saliera herido, en especial ella.

    El primer hombre rodo en el suelo, gritando, con sus dos manos en su rodilla. ¡Mátenla!

    Eso es innecesario, dijo Rachel con los labios hinchados.

    El segundo hombre se abalanzo lanzando un swing con la mano izquierda. Ella se agazapo y acertó con sus dos puños en el costado del atacante, justo debajo del brazo. Sintió como se rompieron las costillas por la fuerza del golpe.

    Su ataque la dejo con la espalda descubierta, el tercer hombre le puso un cuchillo en la columna. Se puso de rodillas y manos. Miro hacia donde estaba Lane y se dio cuenta que ya no estaba. ¡Mierda!

    Observo como los pies de una mesa que estaban a su lado desaparecían cuando alguien la levanto. Ella sabía lo que venía ahora y se preparó para el golpe que nunca llego.  Tendida sobre el suelo, rodo rápidamente para esquivar el ataque y se levantó de un salto. Poco después, Lane acudió a su auxilio. Su bastón detuvo la silla que tabernero intento romper en su espalda. De no haberlo detenido la hubiera noqueado. Lane seguía sin luchar, solo la protegía de ataques que no veía.

    Su preocupación pasó de la pelea en la taberna a la multitud que se reunía afuera. Al parecer alguien fue por ayuda. Ahora en vez de pelear con tres camioneros y el cantinero, una multitud enardecida se juntaba en busca de los extraños, en especial cualquiera que se pareciera a cualquiera de los combatientes de las dos ciudades en guerra. Ella no tenía idea que este pueblo estaba acostumbrado a ver sangre derramada por deporte. Había elegido el lugar equivocado para comenzar una pequeña pelea para probar un punto o para tener un poco de diversión mientras se desahogaba.

    Lane torció su bastón y de algún modo le arrebato la silla de las manos al cantinero. Rachel nunca había visto un movimiento de bastón tan rápido. Él se movió al lado de ella, ahora con sus espaldas contra la pared. El bastón le dio ventaja en alcance en la pelea; ella había tratado de probar un punto acerca de pelea a puños y había dejado su espada en la mesa fuera de su alcance. Ahora ella estaba en apuros sin ninguna arma en mano. El hombre herido continuaba gritando desde el suelo mientras que los otros reunían valor para atacar.

    La voz dominante de una mujer llamó desde fuera de la taberna, deteniendo la diversión. Por la ley de Cliffside, a todos los combatientes se les ordena que cesen la pelea de inmediato. Tiren sus armas y salgan o serán disparados.

    Esto fue un cambio desafortunado de eventos. Rachel miró por la ventana delantera más cercana y observo un considerable contingente de hombres en armadura armados con ballestas apuntando hacia el establecimiento.

    Antes de que pudiera pensar en una respuesta ingeniosa, los tres oponentes todavía de pie se dirigieron a la puerta, con los dedos entrelazados y las palmas hacia arriba sobre la cabeza.

    Una vez que los tres salieron de la habitación, recibieron otra advertencia. Ultima oportunidad, extraños. Salgan y enfrenten la justicia, o los tomaremos.

    Mierda. Rache trato de hablar bien, aun con sus dientes faltantes, pero sonó más como, Mielda.

    Lane dejó caer su bastón. Este aterrizó con un ruido sordo metálico. La mandíbula de Rachel hizo casi el mismo sonido cuando golpeó el suelo por su rendición. Ella miró alrededor y encontró su espada sobre la mesa donde la había dejado. Por un momento consideró arremeter fuera de la taberna con su espada en alto, cargando contra los plebeyos y tratando de matarlos a todos. Se encogió de hombro y pasó junto al hombre en el suelo, pateándolo en la espalda con el costado del pie cuando pasó.

    En la puerta, encontró a Lane, el cantinero, y a los otros dos de rodillas en el suelo. Ella miro a las saetas que ahora todas apuntaban hacia ella. Conto diez – no había manera que pudiera con todos ellos. Con un gruñido, alzo sus manos sobre la cabeza e imito a los demás. Entrelazando los dedos, palmas hacia arriba sobre la cabeza.

    El último hombre necesitará ayuda. Creo que su pierna está muy dañada, trato de explicar Lane a la mujer que parecía estar a cargo.

    Rachel se posiciono al lado de Lane y se arrodillo en el suelo. Las pequeñas piedras en el camino se le clavaron en la piel.

    Ella escucho varios pares de botas correr hacia la taberna. El hombre con la rodilla reventada grito mas fuerte cuando lo sacaron a rastras. Luego vino la llamada de ¡Despejado! mientras las botas restantes salían pisando fuerte de la taberna.

    Trae a Jonás aquí. La mujer hizo un gesto al tabernero.

    Dos hombres rápidamente levantaron al tabernero del suelo y lo escoltaron hacia donde se encontraba la mujer.

    Mira, fue solo un poco de diversión inofensiva que—Rachel dejo de hablar cuando un pomo la golpeo en la nuca. ¡Maldición!

    Silencio, Lane trato de advertirle y consiguió un golpe con un pomo por sus esfuerzos. ¡Ay!

    Ella observo al tabernero ser interrogado, este movía los brazos mientras explicaba que había sucedido. No podía esperar la oportunidad para explicarse. Ella hablaría para salir de este lío en segundos, incluso si no pudiera convencer a la persona a cargo con sus tetas.

    Rachel noto que el hombre había terminado con su explicación y fue dejado en medio de dos guardias. La mujer se acercó y miró al grupo que aun estaba de rodillas. Con un movimiento de cabeza, los guardias levantaron a los lugareños, uno en cada brazo, y se los llevaron. Eso dejó solo a Rachel y Lane.

    Rachel abrió su boca para hablar, pero fue interrumpida por la mano levantada de la mujer y un pomo en la parte posterior de la cabeza.

    Soy la magistrada de la ciudad. No nos agrada que los extraños entren y perturben nuestro tranquilo estilo de vida. Ambos participaron en la pelea. Ambos están condenados a un mes de trabajos forzados en la mina. Quéjense de la sentencia, y un mes más se les añadirá.

    Rachel no pudo contenerse. Mire, su señoría, fue solo una pelea de bar. Ella señalo con su cabeza. El no tuvo nada que ver con ella. Fue toda mi culpa.

    Aunque es honorable que tomes la culpa, fue decisión de él atacar con el arma. Dos meses ahora.

    Yo haré la sentencia, solo déjeme hacerlo en la arena. Haré su sentencia junto con la mía.

    Podrás estar en la arena como lo solicitas, pero ahora son tres meses para ti.

    Lane dijo con voz suave. Soy mi propio hombre. Haré mi propia sentencia. Envíeme a la arena también.

    La magistrada inspecciono a los dos antes de pasar juicio. Tráiganme sus armas. Una vez que las trajeron, sacó la espada de Rachel de la vaina y levantó la nariz ante la construcción básica de su espada. Regresando la espada, tomó el bastón de Lane y lo manipulo en su mano. Rachel estaba segura de haber visto lujuria en sus ojos por el arma. La magistrada sostuvo el bastón frente de ella, con un giro de muñecas, una hoja salió de cada extremo del bastón de metal. Miró a Lane mientras hablaba. ¿Eres una clase de hombre santo?

    Lane se encogió de hombros. Soy un simple viajero de la vida, cerca de su destino final.

    Rachel nunca entendería a los hombres.

    La magistrada asintió con la cabeza a Lane como si ella entendiera. En ese caso, los envió a ambos a la arena por dos meses. Que los dioses miren con desprecio tu combate y te deseen suerte. Lo necesitaras.

    <=OO=>

    Desde que la isla de Shakopee no estaba controlada por una sola persona, surgió un mosaico irregular de regulaciones relativas a la libertad. Cuando Zar prohibió la esclavitud, Cliffside lo siguió rápidamente, pero cada pueblo y aldea de la isla aliada con Zar estableció sus propias leyes sobre la esclavitud humana.

    Cliffside no siguió cada decreto establecido por la Villa Mayor en Zar, y como tal, no se tomaron el tiempo para prepararse para la pérdida del trabajo generado por los esclavos. De un solo golpe, el Ayuntamiento de la ciudad declaró ilegal la esclavitud. El caos económico que siguió fue una de las razones citadas por Perdition cuando invadieron la mitad norte de la isla. La mayoría de la población de Cliffside vio el ataque de Perdition como una simple agresión contra la soberanía de su ciudad. Algunos en el campo vieron la invasión como una liberación, un intento de devolver la normalidad a los fragmentos.

    Cuando la fuerza laboral desapareció de la noche a la mañana, se requirió que Cliffside reevaluara su decisión el trabajo con esclavos. El trabajo tenía que hacerse. Los precios laborales bajaron y los precios de los productos básicos aumentaron. Los dueños de negocios no pudieron encontrar mano de obra debido a que las personas se fueron para pelear la guerra. Las clases bajas y medias se vieron atrapadas entre generar menos dinero y que todo costaba más. La ciudad se enfrentó a una rebelión absoluta cuando las necesidades básicas se volvieron inalcanzables para el ciudadano promedio. Los salarios no pudieron mantenerse al día con la inflación.

    En un intento por estabilizar la situación, el Consejo de Gobierno autorizó el trabajo forzoso como castigo por violar las leyes del pueblo. Sin embargo, los ciudadanos promedio no violaron suficientes reglas para reemplazar la mano de obra perdida. Durante varias sesiones nocturnas, los gobernantes reescribieron muchos de los estatutos, aumentando el castigo para las infracciones más inútiles. El objetivo de las nuevas regulaciones era cualquier extraño que entrara en la ciudad. La mayoría de las leyes establecían una sentencia mínima de treinta días de trabajos forzados. Inicialmente, se podía renunciar a los treinta días si el delincuente pagaba una multa equivalente a contratar a alguien para que ocupara su lugar durante esos treinta días. El problema se hizo evidente rápidamente. Nadie quería hacer el trabajo considerado trabajo duro.

    La economía de Cliffside sobrevivía debido a una mina local ubicada en las estribaciones. Era un trabajo duro, agotador y peligroso liberar la tierra de la roca de fuego tan preciada. Esta piedra oscura se quemaba como madera, solo que duraba más y ardía con mayor intensidad. Era altamente valorada a través de los fragmentos para cualquiera que requiera una fuente de calor confiable y longeva. Las armas creadas con roca de fuego eran consideradas las mejores de todas.

    La alternativa de trabajar en las minas de roca fuego era la arena. El deporte de combate mano a mano, combinado con apuestas por el resultado, disfrutó de una larga tradición como elemento básico del entretenimiento de Cliffside. Los mejores dojos para entrenar peleadores estaban en la isla de Shakopee. Los espectáculos se volvieron tan populares en Cliffside que los rituales se exportaron a otros fragmentos, incluidos Perdition y Abaraka, donde colosales estadios de piedra fueron construidos para los espectadores. El estadio de Cliffside fue construido de madera, pero era capaz de contener a cinco mil espectadores alrededor de la arena.

    Los dojos estaban situados a una hora de viaje en carruaje del estadio, con los centros de entrenamiento más prestigiosos ubicados más cerca de la arena. Sin embargo, la casa de la magistrada y su dojo no estaban dentro de ese codiciado perímetro.

    Guiados por la magistrada montada a caballo, Rachel y Lane caminaron durante dos horas en el campo hasta su centro de entrenamiento. Rodeados de campos de granos casi listos para su cosecha, las paredes de yeso blanco de la casa de la magistrada eran tan altas como dos hombres de pies sobre los hombros del otro. Sería difícil para cualquiera escapar sin ayuda. Dos hombres fuertemente armados custodiaban la enorme puerta de madera. Cada uno portaba una espada corta en su costado con una contrapesada lanza lista para la acción.

    Rachel examinó a los dos hombres mientras cruzaban la puerta y decidió que sabían lo que estaban haciendo. Ambos exudaban caos. Dentro del complejo, ella encontró a veinte hombres y cinco mujeres sometidos a técnicas básicas de combate cuerpo a cuerpo por un entrenador de cabello gris que parecía más viejo que Lane.

    La magistrada desmonto e indicó a los dos criminales que la siguieran a través de una sola puerta que atravesaba el muro este y entraba en el edificio de dos pisos adyacentes a la arena. Traigan sus armas, llamó mientras caminaba.

    Dentro del edificio de paredes gruesas, el aire debía estar veinte grados más frío que afuera. En el centro de un pequeño patio abierto había una pequeña alberca de al menos cuatro pies de profundidad. El balcón del segundo piso miraba directamente hacia el patio. Rachel encontró puertas cerradas, esperando a ser exploradas por ella.

    Pasando la alberca, Rachel alcanzo a ver un gran recibidor. Cojines y almohadas de todos los tamaños se empujaban contra las paredes laterales, con una mesa en forma de T que dominaba el centro del espacio. En la cabeza de la mesa se encontraba una silla baja, centrada, el lugar obvio de poder. Antes de entrar a la casa principal, la magistrada se quitó el casco y se lo dio a un niño que llego a recibirla. Después se quitó su coraza de cuero manchada de sudor, que le dio a una niña preadolescente detrás del niño. Permaneció en su túnica empapada en sudor, y se metió en la piscina, sus pies desaparecieron debajo del agua.

    Rachel no se había percatado, pero se puso más caluroso que en La Gran Playa a mediodía, y el frio del agua en los pies absorbería todo el calor de su cuerpo. Le encantaría saltar dentro de la alberca también, pero considerando donde estaban, le pareció imprudente.

    La magistrada salió a la superficie, soplando aire de su boca. Gotas de agua se esparcieron por el aire. Maldita sea, eso siente bien. Su cabeza se hundió bajo la superficie una vez más. Rachel vio a la magistrada quitarse la túnica bajo el agua poco profunda. Su mano rompió la superficie y lanzo su ropa mojada fuera de la piscina. El agua clara no hizo nada para ocultar su cuerpo. Esta vez levantó lentamente la cabeza fuera del agua y extendió los brazos a lo largo del borde, apoyándose en el agua. Sus pies patearon a un ritmo perezoso, flotando justo debajo de la superficie.

    Este es mi hogar y mi dojo. Por los siguientes dos meses, este será su hogar y arena de entrenamiento. Si rompen alguna regla, su estadía aquí se extenderá. Si hacen un buen trabajo en la arena, su tiempo se reducirá. Si ganan, serán recompensados. Si fracasan, serán castigados. ¿Alguna pregunta?

    Rachel se sorprendió que Lane estuviera allí, sin reacción al ver a la mujer desnuda. Tal vez a Lane le gustaran los hombres. No

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