Vivían en la frontera porosa entre los ricos y los pobres. Murieron en un doble asesinato-suicidio
LOS ÁNGELES — Las dos mujeres intentaron evitar el desastre.
Kandince Cuéllar le dijo a su novio abusivo que lo iba adejar. Él tenía dolores de cabeza terribles y dijo que quería morir. Ellaestaba asustada.
Su mejor amiga, Marlene López, trató de convencerlo de ir a lasala de emergencias en busca de ayuda; pensó que eso los mantendría a todos asalvo. Quizá mañana, le contestó él.
Ocultaron sus pistolas, las 9 mm y el revólver cromado. Perose olvidaron de la escopeta Remington Wingmaster calibre 12 escondida en elgaraje.
Esa fue la que Eric Krause tomó en un frío día de noviembre.La que usó contra Cuéllar y su amante, Geoff Garland. Y la que finalmenteutilizó contra él mismo.
Lo más probable es que no hayas escuchado sobre el dobleasesinato-suicidio en Atwater Village, que se llevó a cabo en la oscuridad dela madrugada del Día de los Veteranos. Sucedió pocos días después de que unhombre armado matara a tiros a 12 personas en un bar de música country deThousand Oaks, mientras los incendios forestales arrasaban con el estado y laselecciones intermedias cambiaban la Cámara de Representantes de los EstadosUnidos de rojo a azul.
Pero la sobrecarga de noticias no es la única razón por lacual la carnicería en la pequeña casa de estuco con techo de tejas españolasescapó a la atención generalizada. Reclamó tres personas que sufrían por lapobreza, la adicción y la enfermedad
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