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Pone buena cara
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Libro electrónico31 páginas23 minutos

Pone buena cara

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Información de este libro electrónico

Susie Monroe vive junto a su hermano, Billy, en una casa antigua. Billy es un hombre sombrío que viste muchos rostros. Ninguno de ellos suyo.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento12 abr 2020
ISBN9781071500170
Pone buena cara

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    Pone buena cara - Terry M. West

    Aquella mancha roja resultó ser jugo, no sangre. Susie observó el libro de Mamá Oca que había sacado de la caja de tesoros. Algo rojizo se había salpicado en su tapa y se había secado y endurecido ahí, sin embargo, aquello solo era un poco de jugo de fresa. Estaba segura de ello porque Billy se lo había dicho, y él era su hermano mayor, y los hermanos mayores no mienten.

    Susie miró la pequeña habitación en la que dormía. Había sido la habitación de otro niño hacía ya mucho tiempo. Los muebles estaban viejos y a punto de desmoronarse. Su cama era lo suficientemente resistente para ella. Sin embargo, casi nunca jugaba con los juguetes que habían sido abandonados allí, ya que aquella habitación había pertenecido a un niño, y solo habían quedado cosas de chicos. De vez en cuando y a causa de lo aburrida que estaba, había jugado con una o dos cosas, rompiendo algunas de ellas. La que más recordaba había sido un caballo balancín de madera bastante viejo. Había caído sobre él, raspándose la rodilla y dejándose en vergüenza frente a Bill.

    Susie odiaba romper cosas, incluso si estas eran de chicos. Había jugado con esos juguetes mecánicos de metal que suelen durar bastante; sin embargo, no tardó en aburrirse de ellos. Sonaban y vibraban, pero seguían siendo objetos demasiado masculinos en los cuales terminó por perder el interés.

    Le encantaban los juguetes esponjosos que eran celestes y rosados, como los peluches de animales y las muñecas. Estas eran las cosas que ella disfrutaba ya que estaba programada para hacerlo. Billy, por su parte, solía traerle este tipo de cosas, a veces.

    Su cumpleaños número siete, el cual había sucedido hace poco, había sido un día solitario, celebrado por Susie y su hermano y sin ningún otro invitado con el cual disfrutar el pastel o los juegos. No obstante, Billy se las había arreglado para hacerla sonreír; le había regalado

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