Hermano del jefe: Dirigiendo a los Jefes – Serie

Por Lexy Timms

Mark Reid, con su hermano, Alex, están construyendo una dinastía de poder. Uno detrás de las oficinas corporativas y los altos rascacielos, el otro a través de un elitista club y campo de golf para para la alta sociedad donde los extremadamente ricos pueden jugar al golf, hablar de negocios y golpear algunas bolas de golf.

Jamie pasa más tiempo en casa que en el trabajo, y Alex desea estar más con ella que centrarse en el imperio de millones de dólares que ha construido. Tratando de encontrar algún tipo de equilibrio, se da cuenta de que una de las dos cosas que ama en su vida sufrirá sin importar lo que haga: la familia o Reid Enterprise.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 16 may 2019
• ISBN: 9781547589289

Lexy Timms

"Love should be something that lasts forever, not is lost forever."  Visit USA TODAY BESTSELLING AUTHOR, LEXY TIMMS https://www.facebook.com/SavingForever *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* Sign up for news and updates and freebies - I like spoiling my readers! http://eepurl.com/9i0vD website: www.lexytimms.com Dealing in Antique Jewelry and hanging out with her awesome hubby and three kids, Lexy Timms loves writing in her free time.  MANAGING THE BOSSES is a bestselling 10-part series dipping into the lives of Alex Reid and Jamie Connors. Can a secretary really fall for her billionaire boss?

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Hermano del jefe

Libro 8

Dirigiendo a los Jefes – Serie

Por

Lexy Timms

Derechos Reservados 2016 por Lexy Timms

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Esta es una obra de ficción. Los nombres, los personajes, los lugares, las marcas, los medios de comunicación y los incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con una persona real, viva o muerta, eventos, o situaciones es total coincidencia.  El autor reconoce la condición de marca registrada y los propietarios de marcas registradas de varios productos referenciados en este trabajo de ficción, que se han utilizados sin permiso. La publicación/uso de estas marcas comerciales no está autorizada, asociada o patrocinada por los propietarios de marcas registradas.

Todos los derechos reservados.

Copyright 2016 por Lexy Timms

Dirigiendo a los Jefes - Serie

El Jefe

El Jefe También

Quién es el Jefe Ahora

Amo al Jefe

Yo hago de Jefe

La Esposa del Jefe

Empleada por el Jefe

Hermano del Jefe

Asesor Senior del Jefe

Para Siempre el Jefe

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Nueva Serie con Alex, de la serie El Jefe

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Sexi y guapo, rico y soltero... ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar?

Conoce a Alex Reid, Presidente Ejecutivo de Reid Enterprise. Multimillonario extraordinario, cincelado a la perfección, súper atractivo y actualmente solo.

Aprende sobre Alex Reid antes de que comenzara Dirigiendo a los Jefes. Alex Reid atiende una entrevista para R&S.

Su estilo de vida es como su atractivo aspecto: fuerte, rápido, impresionante y cooperativo. Es arriesgado, encantador y decidido.

¿Cuáles serán los límites a los que Alex está dispuesto a llegar? ¿No se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere?

Alex Reid es el primer libro de la serie R & S Rico y Soltero. Enamórate de estos hombres sexis y calientes; Todos solteros, exitosos y buscando amor.

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Descripción:

Del exitoso autor, Lexy Timms, llega una historia de amor del multimillonario que te hará desmayar y enamorarte de nuevo.

El libro 1 de esta serie, EL JEFE, ¡está GRATIS actualmente!

Hemos volado por el aire como pájaros y hemos nadado en el mar como peces, pero aún tenemos que aprender el simple hecho de caminar por la tierra como hermanos. ―Martin Luther King, Jr.

Mark Reid, con su hermano, Alex, están construyendo una dinastía de poder. Uno detrás de las oficinas corporativas y los altos rascacielos, el otro a través de un elitista club y campo de golf para para la alta sociedad donde los extremadamente ricos pueden jugar al golf, hablar de negocios y golpear algunas bolas de golf.

Jamie pasa más tiempo en casa que en el trabajo, y Alex desea estar más con ella que centrarse en el imperio de millones de dólares que ha construido. Tratando de encontrar algún tipo de equilibrio, se da cuenta de que una de las dos cosas que ama en su vida sufrirá sin importar lo que haga: la familia o Reid Enterprise.

Mientras tanto, el club de golf de Mark se convierte en noticia, y despierta el interés de todos los gerentes y presidentes de la alta sociedad de negocios. Emocionado por lo rápido que está creciendo, Mark sigue la disciplina de trabajo de su hermano a pesar de que apenas puede mantenerse al día. Su golfista profesional, Erika, está haciendo todo lo posible para ayudarlo a tener éxito. Los celos se han incrementado entre ambos, así como también el exceso de trabajo y el coqueteo de los adinerados y hermosos hombres y mujeres, al interior del club.

La naturaleza competitiva de los hermanos comienza a abrir una brecha entre ellos, sumándole a esto que un sigiloso competidor ha decidido derribar a Reid Enterprise, dejando a Alex en una posición vulnerable. Cuando las cosas cambien, Mark podría ser el único que pudiese salvar a su hermano esta vez, pero ¿volverán a los viejos hábitos y se alejarán?

¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por tu hermano? ¿Cuánto estarías dispuesto a arriesgar?

Esta es una historia de amor, NO de erótica...

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Contenido

Dirigiendo a los Jefes - Serie

Nueva Serie con Alex, de la serie El Jefe

Lexy Timms:

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Anuncio sobre el Asesor Senior del Jefe

Nota del autor:

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Capítulo 1

Las suelas de los elegantes zapatos que tenía puestos Alex sonaban sutilmente contra el mármol del vestíbulo mientras cruzaba desde el ascensor hasta su oficina, y acompasaban el sonido de sus empleados que se ocupaban de sus asuntos a un ritmo constante. Asintió con la cabeza a Justin quien se encontraba en el escritorio secretarial, y también a la señorita Eriksson que pasaba con su propio taconeo acelerado. Cruzó la puerta de su oficina y la cerró.

De pie ante el escritorio, Alex alzó su mirada hacia la ventana; Manhattan se extendía debajo de él, y sintió la embriagadora sensación de poder. Todo esto, este edificio que se erigía entre los rascacielos de una de las ciudades más grandes del mundo, lo había construido él. Reid Enterprise y todo lo que implicaba ésta, era suyo.

Y, sin embargo, al sentarse en el gran escritorio de madera pulida y conectarse a su computadora para comenzar el trabajo del día, no pudo evitar sentir que faltaba algo.

Hace menos de un año, Jamie había estado allí con él, trabajando en la oficina contigua que ahora ocupaba la señorita Eriksson. Después de todos los meses que habían pasado desde el nacimiento de los mellizos, él aún sentía la ausencia de Jamie, y no solo porque era la mejor asistente personal que él o cualquier otra persona podría tener. Extrañaba sus citas románticas en la oficina, y la forma en que ella le sonreía cuando se encontraban en los pasillos. Hoy en día, ella solo venía por un rato a dejar papeles, o para dirigir una que otra reunión, pero esos momentos eran pocos y distantes entre sí. Después de todo, tenía que cuidar a los mellizos, y aunque la niñera le daba la oportunidad de tener libre diariamente algunas horas adicionales, se negaba a hacerlo por más de una o dos horas por razones de trabajo; generalmente solo trabajaba desde casa. Alex lo entendía, pero eso no significaba que no deseara que ella pudiera estar allí con él, ayudándole a conservar sin problemas la compañía que había construido y a mantenerla fuera del alcance del enemigo,

Alex gruñó bajo en su garganta ante el pensamiento. Estaba seguro de haberse librado de Nicholas después de lo que había pasado Gina. Había sido bastante generoso al haber llegado a un acuerdo con el hombre, por fuera de la corte, y este era el agradecimiento que recibía: un tercio de su compañía comprada silenciosamente a escondidas de él. Esa era solo otra razón por la que necesitaba a Jamie allí, con él. Había perdido a su hermano con lo del campo de golf, y a su esposa por quedarse en casa como madre, y por mucho que odiara admitirlo, se sentía un poco solo en la cima.

Nunca se había sentido así por su trabajo. Ni siquiera en los días previos de conocer a Jamie, cuando las cosas empezaban a ser demasiado complicadas para él, jamás se había sentido inseguro en su posición. Ahora, estaba tratando de defenderse de los intrusos, sin la familia con quien se había acostumbrado a trabajar, y de alguna manera se le había escapado la seguridad de que podía manejar cualquier cosa por su cuenta.

Al menos el negocio de Mark iba bien.

No había ido al club de golf tan a menudo como le hubiese gustado, después de la apertura oficial por parte de su hermano, ya que estaba dedicado a su propio negocio y cuando no estaba trabajando estaba con los mellizos y Jamie; pero lo único que escuchaba eran buenos comentarios por parte de los clientes que lo habían visitado. Solo eran elogios acerca de las instalaciones y del mismo Mark, y Alex estaba orgulloso de su hermano menor a quien alguna vez había rechazado, y con quien había manteniendo un mínimo contacto.

­­―¿Qué demonios es esto?

Alex descubrió, al mirar la pantalla de la computadora, que otro cliente había vendido la mitad de sus acciones. Apretó su mandíbula. La compañía no estaba en riesgo alguno pues había convencido a dos de los accionistas para que le vendieran, y era dueño del cincuenta y dos por ciento, pero seguía siendo una preocupación que Sunrise Investments, fuera propietaria del treinta y ocho por ciento. El resto de los accionistas le eran leales, pero también era consciente que él había creído que aquellos que habían vendido, también lo eran. Muchas personas harían cualquier cosa por dinero, y Nicholas tenía suficiente dinero y encanto como para comprar cosas que no debería tener en sus manos, como las acciones de Alex, o como la secretaria que había estado con él desde el nacimiento de Reid Enterprises.

No importaba, se dijo a sí mismo. No iba a dejar que Nicholas le dijera cómo dirigir su compañía, sin importar cuánto se las hubiera arreglado para engullir. Alex era dueño de Reid Enterprises. Era suya, y de nadie más, y Nicholas ciertamente no iba a quitársela. Sacudió la cabeza y se acomodó para trabajar antes de que avanzara más el día.

El tiempo pasó. La hora del almuerzo llegó y se fue, y Alex apenas lo notó. Estaba totalmente concentrado en los números que estaba revisando y las llamadas que estaba recibiendo. La señorita Eriksson aparecía de vez en cuando para entregarle algún archivo o darle alguna noticia. Eran las dos y media cuando finalmente levantó la vista de la pantalla que había estado mirando durante las últimas dos horas y encontró a Zander en la puerta de su oficina.

­­—Sabes, —dijo su asesor principal, cruzando la oficina y dejándose caer en la silla al frente de Alex—, he estado allí de pie más o menos durante diez minutos, esperando a ver cuánto tardarías en notarme.

—Tengo muchas cosas en la mente, —respondió Alex, enviando el correo electrónico en el cual había estado concentrado. Levantó los ojos de nuevo­—. ¿Qué puedo hacer por ti, Zander?

—Debes comer algo, para empezar. Emelie dice que aún no has almorzado.

—No veo que tiene que ver la señorita Eriksson en mi tema alimenticio.

Zander suspiró. —Es asunto de ella porque yo mismo le dije que me lo informara. Y es asunto mío porque la semana pasada recibí una llamada de tu esposa pidiéndome que estuviera pendiente pues te olvidabas de comer durante todo el día. Yo diría que ella te conoce bastante bien.

¿Jamie había llamado para asegurarse de que estaba almorzando? Saber eso le conmovía el corazón. Recordó que justo después de conocerla, cuando ella se había derrumbado un día en el piso de su oficina por correr demasiado y no comer suficiente, él se había encargado de asegurarse de que ella comiera cada dos horas. Ahora parecía que los roles se habían invertido, y él no podía cuidarse a sí mismo. Era agradable saber que su esposa estaba pensando en él.

—Está bien, —dijo—. Voy a comer algo.

—Bien. —Zander se puso de pie y dejó caer una carpeta en su escritorio—. Después de que comas, ese es el archivo de Berwick. El analista a cargo quiere que le eches un vistazo.

Alex alcanzó el archivo, y Zander se aclaró la garganta.

—Si no comes, llamo a Jamie y se lo digo. Lee el archivo después.

—Estás sobrepasando tus límites, Zander, —advirtió Alex, pero él sonrió de todos modos.

Zander se limitó a sonreírle y salió de la oficina.

Tal vez, pensó Alex viéndolo alejarse, a Jamie le gustaría calmar sus preocupaciones con sus propios ojos. Había pasado demasiado tiempo desde que la había visto. Se agachó y cogió el teléfono, pulsó la marcación rápida, lo levantó hasta su oreja y lo escuchó sonar.

—Hola, cariño, —dijo Jamie, contestando al segundo repique—. ¿Qué pasa?

Sonaba un poco sin aliento, como si hubiera estado corriendo o riendo, y Alex sonrió.

—¿Tratando de mantenerte al día con los mellizos?

—Algo así. Pensarías que lavarle las manos a un bebé es algo fácil, pero es sorprendentemente difícil, especialmente ahora que han aprendido a caminar. Dame un mes y los estaré persiguiendo por toda la casa.

Alex se rio —¿Ya comiste, bebé?

Hubo una pausa en el otro extremo de la línea.   —No, —dijo Jamie—. Estaba ocupada alimentando a los niños. ¿Por qué?

—Solo me preguntaba si te gustaría dejarlos con la niñera durante una hora o un poco más y encontrarnos para almorzar. —Sostuvo el teléfono un poco más apretado—. Te extraño.

—Me encantaría eso, —respondió Jamie. Podía oírla sonreír incluso a través del teléfono—. Dame diez minutos para organizarme, y salir. ¿Dónde nos encontramos?

—¿En el café que queda a unos pocos kilómetros de aquí? —sugirió Alex—. Algo ligero, en un tiempo razonable, y tienen un ambiente agradable.

—Suena bien, —dijo Jamie—. Te veo pronto.

—Hasta entonces.

Alex colgó el teléfono y miró el archivo que Zander había dejado caer sobre su escritorio. Tenía diez minutos antes de