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Multimillonario gana millones: la serie Dirigiendo a los Jefes, #13
Multimillonario gana millones: la serie Dirigiendo a los Jefes, #13
Multimillonario gana millones: la serie Dirigiendo a los Jefes, #13
Libro electrónico250 páginas5 horas

Multimillonario gana millones: la serie Dirigiendo a los Jefes, #13

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Información de este libro electrónico

¡El jefe ha vuelto! Del autor más vendido, Lexy Timms, llega un romance multimillonario que hará que te desmayes y te enamores de nuevo.

A Reid Enterprises le está yendo bien, Jamie y Alex están en un buen momento, y aunque las cosas son difíciles a veces, nada supera a la familia.

Cuando Erica entra a parto prematuro, Jamie revive la pesadilla de su propio y complicado parto. Pero es en ese momento en el cual la similitud termina. A Jamie le encanta tener hijos y traerlos al mundo era un milagro.

Pero Erica no se siente de la misma manera, y pocos días después ella desaparece.  Al mismo tiempo, Christine deja de responderle llamadas a Jamie.

¿Coincidencia?

Justo cuando Jamie piensa que las cosas ya no podían empeorar, Markie es secuestrado. Los problemas están repentinamente de regreso a su propia casa, y esta vez, amenazan con destrozar a su familia. ¿A quién culpar? ¿Cómo pasó esto?

¿Y dónde están Erica y Christine?

Mientras Jamie y Alex recuperen a Markie sano y salvo, no les importa la respuesta a esas preguntas.

Pero tal vez deberían hacerlo.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento19 ene 2021
ISBN9781071584620
Multimillonario gana millones: la serie Dirigiendo a los Jefes, #13
Autor

Lexy Timms

"Love should be something that lasts forever, not is lost forever."  Visit USA TODAY BESTSELLING AUTHOR, LEXY TIMMS https://www.facebook.com/SavingForever *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* Sign up for news and updates and freebies - I like spoiling my readers! http://eepurl.com/9i0vD website: www.lexytimms.com Dealing in Antique Jewelry and hanging out with her awesome hubby and three kids, Lexy Timms loves writing in her free time.  MANAGING THE BOSSES is a bestselling 10-part series dipping into the lives of Alex Reid and Jamie Connors. Can a secretary really fall for her billionaire boss?

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    Multimillonario gana millones - Lexy Timms

    Multimillonario

    Gana Millones

    Dirigiendo a los Jefes: Libro 13

    Por Lexy Timms

    @Derechos reservados 2018 Lexy Timms 

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o ingresada a ningún sistema, ni transmitida, de ninguna forma ni por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro) sin el permiso previo por escrito de ambos, el propietario de los derechos de autor y el editor de este libro.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, los personajes, los lugares, las marcas, los medios de comunicación y los incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con una persona real, viva o muerta, eventos, o situaciones es total coincidencia.  El autor reconoce la condición de marca registrada y los propietarios de marcas registradas de varios productos referenciados en este trabajo de ficción, que se han utilizados sin permiso. La publicación/uso de estas marcas comerciales no está autorizada, asociada o patrocinada por los propietarios de marcas registradas.

    Millonario Gana Millones

    Libro #13 de la serie Dirigiendo a los Jefes.

    Todos los derechos reservados.

    Derechos de autor 2018 por Lexy Timms

    Esta navidad, adquiere DIRIGIENDO A LOS JEFES Colección de libros #1-3

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    www.lexytimms.com

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    Dirigiendo a los Jefes - Serie

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    El Jefe También

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    Amo al Jefe

    Yo hago de Jefe

    La Esposa del Jefe

    Empleada por el Jefe

    Hermano del Jefe

    Asesor Senior del Jefe

    Por Siempre el Jefe

    Navidad con el Jefe

    Novela de Navidad b (11)

    Multimillonario al Mando

    Multimillonario Gana Millones

    Multimillonario en el Trabajo

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    Multimillonario Gana Millones – Reseña

    Del autor más vendido, Lexy Timms, llega un romance multimillonario que hará que te desmayes y te enamores de nuevo. 

    A Reid Enterprises le está yendo bien, Jamie y Alex están en un buen momento, y aunque a veces las cosas son difíciles, nada supera a la familia.

    Cuando Erica entra prematuramente en parto, Jamie revive la pesadilla de su propio y complicado parto. Pero es ahí donde la similitud termina. A Jamie le encantaba tener hijos y para ella, traerlos al mundo era un milagro.

    Pero Erica no sentía lo mismo, y pocos días después ella desaparece, al mismo tiempo, que Christine deja de responderle llamadas a Jamie.

    ¿Coincidencia?

    Justo cuando Jamie piensa que las cosas ya no pueden empeorar, Markie es secuestrado. Los problemas están repentinamente de regreso a su propia casa, y esta vez, amenazan con destrozar a su familia. ¿A quién culpar? ¿Cómo pasó todo esto?

    ¿Y dónde están Erica y Christine?

    Mientras Jamie y Alex recuperaran a Markie sano y salvo, no les importaba las respuestas a esas otras preguntas.

    Pero tal vez deberían interesarse.

    Contenido

    Dirigiendo a los Jefes - Serie

    Encuentra a Lexy Timms:

    Multimillonario Gana Millones – Reseña

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

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    Capítulo 1

    —Llamas en el momento preciso, —dijo Jamie al contestar una llamada de Christine—. Acabo de acostar a Markie para su siesta. —La casa estaba en silencio, y Jamie se alegraba de descansar y respirar durante un par de segundos. El hecho de que fuera fin de semana en casa no significaba que la vida de Jamie fuera menos ocupada que durante la semana.

    —¡Qué bien! —dijo Christine—. Puedo aprovechar tu descanso. El trabajo me está poniendo nerviosa hoy.

    —¿Por qué? ¿Qué pasa?

    Christine suspiró. —Supongo que no es nada fuera de lo común. La tensión por aquí se ha convertido en la normalidad. Eso es lo que me irrita.

    —¿Entre Mark y Erica? —Jamie preguntó.

    —Sí, siempre están discutiendo. No son grandes peleas, pero hay sentimientos subyacentes que enrarecen el ambiente y lo vuelven pesado.

    Jamie sonrió. Christine podía ser algo dramática si así lo quisiera. Pero Jamie también entendía su frustración. Mark y Erica no estaban muy bien. Erica estaba embarazada, pero el embarazo no los había acercado como solía suceder con otras parejas.

    De hecho, Mark y Erica nunca habían estado tan mal desde que se habían casado.

    —Yo esperaba que resolvieran sus diferencias después del regreso de Erica, —dijo Jamie.

    Erica y Mark habían tenido una pelea terrible, después de lo cual ella se había ido. Había sucedido en el comedor de la casa de Jamie, por lo que todos estaban involucrados. Erica había regresado, pero a pesar de su decisión de quedarse con Mark, parecían incapaces de resolver las cosas.

    —No creo que sea algo que puedan resolver, —dijo Christine—. Descubrir que tu esposa embarazada no quiere hijos, no debe ser fácil.

    —Puedo entender eso, —dijo Jamie—. Pero seguramente su relación es algo por lo cual vale la pena luchar, ¿no?

    —En realidad, estaba hablando con Erica sobre eso el otro día, —dijo Christine. Ella y Erica estaban muy unidas, mucho más cercanas últimamente de lo que habían estado antes—. Erica se siente muy mal porque su perspectiva acerca de esto hirió realmente a Mark.

    —Por supuesto, —dijo Jamie.

    —Pero ella todavía se siente así, —dijo Christine—. Todavía no está segura de que esto sea lo que ella quiere.

    Jamie frunció el ceño y se sentó en una silla de mimbre que tenían en el patio. La primavera estaba en pleno apogeo, y se acercaban rápidamente a los meses de verano. Jamie se alegró de que el clima estuviera calentando. No era fácil mantener a los niños calientitos u ocuparlos adentro todo el tiempo.

    Alex había salido con los mellizos. Sus caras estaban manchadas de chocolate, y él le sonrió a Jamie, luciendo orgulloso de sí mismo. Había llevado a los mellizos al parque mientras Jamie se había ocupado de Markie, y acababan de regresar.

    Jamie le sonrió a Alex, sacudiendo la cabeza ante lo sucios que estaban los niños. Pero a ella no le importaba. Él era muy bueno con ellos y se involucraba bastante.

    —Sinceramente, no entiendo eso, —dijo Jamie—. ¿No está dispuesta a ceder en absoluto?

    —No lo parece, —dijo Christine—. ¿Y además por qué debería hacerlo? Nadie debería cambiar de opinión por el bien de otra persona.

    —Eso no es lo que quiero decir, —dijo Jamie. Christine lo estaba sacando un poco de proporción.

    Lo que ella no entendía era cómo Erica, que ya llevaba a su bebé en su vientre, podía decidir que ya no lo quería.

    —Yo sé que para ti es fácil ser sumisa a tu esposo, pero Erica no siente lo mismo, —dijo Christine.

    Jamie suspiró. Las cosas no eran en absoluto como ella decía. Y no había sido necesario el irónico comentario por parte de Christine. Pero Jamie lo ignoró.

    —Creo que todavía pueden resolverlo, de alguna manera, —dijo Jamie—. Espero que lo hagan. Pueden salvar su relación si eso es lo que ambos quieren y realmente luchan por ello. Esto no tiene por qué ser el final. Además, una vez que nazca el bebé, Erica no podrá evitarlo. Ella simplemente se enamorará de él.

    Christine gimió. —¿Alguien te ha dicho alguna vez que ver el lado positivo en todo se vuelve un poco molesto?

    —No que yo recuerde, —dijo Jamie con firmeza—. No sabía que era un defecto de personalidad.

    —¿Qué pasa si no funciona? —Christine preguntó.

    —Entonces será muy triste. Son realmente una pareja genial, y siempre puedes hacer que las cosas funcionen.

    —Eso no significa que siempre tengas que hacerlo, —dijo Christine y Jamie resopló, sorprendida de que su hermana dijera algo así. Christine estaba con Paul. ¿Cómo no creía que valía la pena luchar por una relación después de haber encontrado a tu media naranja?

    —Yo creo que sí, —dijo Jamie—. No te casas y tienes hijos juntos solo para decidir que no es lo que querías después de todo.

    —Entonces, ¿estás diciendo que Erica no puede cambiar de opinión? —Christine preguntó.

    —¿En esta situación? Me sorprende que ella así lo quiera. Mark es su esposo, hermana. Él es su príncipe azul, y ella estaba feliz con él. Pero ahora, con este bebé en camino, de repente todo cambió y no lo entiendo.

    —Sí, bueno, no todos somos mamás perfectas, Jamie.

    —¿Que se supone que significa eso?

    Christine vaciló por un momento. —Todos somos diferentes. Queremos cosas diferentes.

    —Sí, tienes razón, —dijo Jamie—. Pero hasta donde yo sé, a Erica no le apuntaron con un arma a la cabeza para que se casara con Mark, forzándola a algo que no quería. Son felices juntos. O al menos, lo eran.

    —Las cosas cambian, —dijo Christine.

    Jamie no podía creer lo que decía su hermana. Su reacción era muy extraña. No para la vieja Christine, sino para quién se había convertido. ¿Qué estaba pasando?

    Alex pasó y llamó la atención de Jamie. Parecía preocupado. Levantó los pulgares, frunciendo el ceño, una pregunta silenciosa.

    ¿Está todo bien?

    Jamie levantó los hombros. No podía entender por qué Christine estaba así y tampoco podía creer las palabras que salían de la boca de su hermana. En la mente de Jamie, casarse significaba haber encontrado a tu alma gemela y querer la felicidad para siempre. No decides simplemente que ya no te apetece.

    El matrimonio no era algo de temporada, así como tampoco lo era tener hijos.

    —No entiendo, —le dijo Jamie a Christine. Se levantó un viento que rozó la cara de Jamie con aire frío y suspiró con la brisa—. ¿Desde cuándo eres tan cínica con respecto a las relaciones?

    —No es cinismo, —dijo Christine—. Solo digo que no todos tenemos la misma visión de la vida. Y no todos terminamos en un cuento de hadas.

    Toda la conversación era extraña. Jamie no podía entender por qué Christine era tan negativa sobre la relación de Mark y Erica. Christine y Erica eran muy cercanas, así que, hubiera pensado después de todo que Christine acompañaría a su amiga, sin insistir en que estaba bien cuando las cosas estaban mal.

    —Bueno, no estás esperando precisamente un futuro mejor para Erica, —señaló Jamie.

    —¿Cómo lo sabes? —Preguntó Christine.

    —¿Saber qué?

    —¿Cómo sabes cuál sería el mejor futuro para Erica? ¿Qué pasa si esto es lo que se supone que debería pasar?

    —¿Te estás escuchando? —Jamie preguntó—. No me estarás diciendo honestamente que crees que Erica tiene razón, al no querer tener hijos cuando está en un estado avanzado de embarazo, y que no arruinará las posibilidades de felicidad entre Mark y ella.

    —Lo que pienso, —dijo Christine bruscamente—, es que no todos pueden jugar el juego con las mismas reglas, y es injusto de tu parte insistir en que viva su vida de acuerdo con tus ideales.

    ¡Guau!

    —¿Qué pasa contigo? —Jamie preguntó. Christine tenía un tono particular de cinismo últimamente, y a Jamie no le gustaba para nada ese tono.

    —No pasa nada conmigo, —dijo Christine con firmeza—. Nada diferente de lo habitual, que es el problema entre Erica y Mark arruinando mi vida laboral. Sé que está embarazada, eso la hace hormonal y emocional, pero nos está afectando a todos.

    —¿Estás segura de que eso es todo lo que te está molestando? —Preguntó Jamie.

    —¿Por qué te escondería algo?

    Jamie podría pensar en algunas razones. Nunca había tenido una muy buena relación con Christine, aunque habían estado tratando de mejorarla. Y Christine había estado volviendo a sus viejos hábitos. No tanto que se tratara de un problema en absoluto, pero la vieja Christine mostraba su rostro de vez en cuando. Jamie no siempre confiaba en Christine como se suponía que deberías confiar en una hermana.

    —Me tengo que ir, —dijo Christine—. Voy a darle una vuelta a Erica para ver cómo está. Ella está enferma de nuevo.

    —Oh, no, —dijo Jamie. Erica se había estado enfermando cada vez más últimamente. Estar embarazada tenía un gran impacto en el sistema inmunológico, y Jamie sabía que enfermarse de vez en cuando era parte de ello—. ¿Se encuentra ella bien?

    —Lo va a estar. Ella es fuerte, —dijo Christine.

    Jamie sabía que una actitud positiva ayudaba mucho. Pero Erica seguía trabajando. No tenía nada de malo seguir haciéndolo, pero Jamie se preguntaba si Erica lo estaba tomando relajadamente como debería, ya tenía treinta semanas de embarazo. Y Mark había dicho que se estaba esforzando más de lo que inicialmente les había dicho.

    Al principio, Mark había contratado a un nuevo golfista profesional para que reemplazara a Erica. No lo había discutido con ella antes de hacerlo, y fue allí donde comenzaron sus problemas. Mark lo había arreglado todo despidiendo al golfista.

    Ahora que Erica y Mark se habían reconciliado, Mark había contratado de nuevo al golfista, aunque Erica aún seguía trabajando.

    Jamie esperaba que Erica se cuidara sola. Mark todavía estaba preocupado por su salud. No tenía un embarazo tan complicado como el de Jamie con los mellizos, pero aun así era importante que Erica se estuviera cuidando.

    —Espero que se lo tome con calma, especialmente si está enferma. Deberías hablar con ella y recordárselo, —dijo Jamie.

    —No tengo que hacer nada, —espetó Christine—. Es una mujer adulta y más que capaz de decidir si se siente en condiciones de trabajar. Sé que has estado embarazada, Jamie, pero Erica no tiene que hacerlo todo como tú lo hiciste.

    Colgó antes de que Jamie pudiera responder. Jamie frunció el ceño y miró la pantalla. Su hermana acababa de colgar el teléfono. Había sido tan innecesario. Y grosero. ¿Qué estaba pasando con ella?

    Jamie suspiró y dejó caer la cabeza en su mano, pensando en la conversación. Había sido difícil, por decir lo menos. Cada vez que Jamie había dicho algo, Christine había reaccionado como si Jamie la estuviera atacando o insistiendo en sus propias opiniones sobre Erica.

    Y ese no era el caso en absoluto. Jamie solo se preocupaba por Erica y quería que su cuñada se cuidara. Jamie sabía de primera mano cómo era pasar por el miedo y el dolor de un embarazo complicado. Esperaba que Erica nunca pasara por algo tan delicado. Tal vez Erica se estaba cuidando a sí misma y no presionaría más, pero en el fondo, Jamie estaba preocupada de que Erica pudiera excederse más de lo que debería para demostrarle su punto a Mark; para demostrarle que podía hacer lo que quería y que él no podía hacer nada al respecto.

    Se puso de pie y entró. Cuando ingresó a la casa, Markie chilló desde su cuarto, despertando después de su siesta. Cuando ella fue hacia él, Markie se puso de pie en su

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