Empleada por el jefe: Dirigiendo a los Jefes – Serie

Por Lexy Timms

La cara de Reid Enterprises está cambiando lentamente. Alex siempre ha estado a la vanguardia, pero ahora con una familia, sus prioridades están cambiando. No obstante, el cambio no es instantáneo y junto con él vienen desafíos y complicaciones.

Jamie y Alex intentan enfocarse en lo positivo, pero finalmente las dudas acerca de sí mismos, traen conflictos y Jamie no está segura de cuánto pueda sobrevivir su relación.

Mark, el hermano de Alex, se va de la compañía y sigue su camino. Está comenzando su propio negocio y quiere desesperadamente un amor como el de Jamie y Alex. Sin embargo, nada parece ser fácil en estos días y los celos pueden volver fea hasta las cosas más bellas.

** Empleada por el Jefe, libro 7 de la serie Dirigiendo a los Jefes. **

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 6 abr 2019
• ISBN: 9781547565245

Lexy Timms

"Love should be something that lasts forever, not is lost forever."  Visit USA TODAY BESTSELLING AUTHOR, LEXY TIMMS https://www.facebook.com/SavingForever *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* Sign up for news and updates and freebies - I like spoiling my readers! http://eepurl.com/9i0vD website: www.lexytimms.com Dealing in Antique Jewelry and hanging out with her awesome hubby and three kids, Lexy Timms loves writing in her free time.  MANAGING THE BOSSES is a bestselling 10-part series dipping into the lives of Alex Reid and Jamie Connors. Can a secretary really fall for her billionaire boss?

Vista previa del libro

Empleada por el jefe

Libro 7

Dirigiendo a los Jefes – Serie

Por

Lexy Timms

Derechos Reservados 2016 por Lexy Timms

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Esta es una obra de ficción. Los nombres, los personajes, los lugares, las marcas, los medios de comunicación y los incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con una persona real, viva o muerta, eventos, o situaciones es total coincidencia.  El autor reconoce la condición de marca registrada y los propietarios de marcas registradas de varios productos referenciados en este trabajo de ficción, que se han utilizados sin permiso. La publicación/uso de estas marcas comerciales no está autorizada, asociada o patrocinada por los propietarios de marcas registradas

Todos los derechos reservados.

Copyright 2016 por Lexy Timms

Dirigiendo a los Jefes - Serie

El Jefe

El Jefe También

Quién es el Jefe Ahora

Amo al Jefe

Yo hago de Jefe

La Esposa del Jefe

Empleada por el Jefe

Hermano del Jefe

Asesor Senior del Jefe

Para Siempre el Jefe

––––––––

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Nueva Serie con Alex de la serie El Jefe

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Sexi y guapo, rico y soltero... ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar?

Conoce a Alex Reid, Presidente Ejecutivo de Reid Enterprise. Multimillonario extraordinario, cincelado a la perfección, súper atractivo y actualmente solo.

Aprende sobre Alex Reid antes de que comenzara Dirigiendo a los Jefes. Alex Reid atiende una entrevista para R&S.

Su estilo de vida es como su atractivo aspecto: fuerte, rápido, impresionante y cooperativo. Es arriesgado, encantador y decidido.

¿Cuáles serán los límites a los que Alex está dispuesto a llegar? ¿No se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere?

Alex Reid es el primer libro de la serie R & S Rico y Soltero. Enamórate de estos hombres sexis y calientes; Todos solteros, exitosos y buscando amor.

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Descripción:

De la exitosa autora, Lexy Timms, llega una historia de amor del multimillonario que te hará desmayar y enamorarte de nuevo.

El libro 1 de esta serie, EL JEFE, ¡está GRATIS actualmente!

—Podemos pelear y podemos llorar, pero volveremos porque tú eres la razón por la cual sobrevivo.

La cara de Reid Enterprises está cambiando lentamente. Alex siempre ha estado a la vanguardia, pero ahora con una familia, sus prioridades están cambiando. No obstante, el cambio no es instantáneo y junto con él vienen desafíos y complicaciones.

Jamie y Alex intentan enfocarse en lo positivo, pero finalmente las dudas acerca de sí mismos, traen conflictos y Jamie no está segura de cuánto pueda sobrevivir su relación.

Mark, el hermano de Alex, se va de la compañía y sigue su camino. Está comenzando su propio negocio y quiere desesperadamente un amor como el de Jamie y Alex. Sin embargo, nada parece ser fácil en estos días y los celos pueden volver fea hasta las cosas más bellas.

** Empleada por el Jefe, libro 7 de la serie Dirigiendo a los Jefes. **

Serie Dirigiendo a los Jefes.

El Jefe

El Jefe También

Quién es el Jefe Ahora

* Regalos para el Jefe (Novela Corta de Navidad)

Amo al Jefe

Yo hago de Jefe

La Esposa del Jefe

Empleada por el Jefe

El hermano del Jefe

Asesor Senior del Jefe

––––––––

Es una historia de amor, NO erótica...

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Contenido

Dirigiendo a los Jefes - Serie

Encuentra a Lexy Timms:

Descripción:

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Hermano del Jefe:

Nota del autor:

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Dirigiendo a los Jefes - Serie

Más de Lexy Timms:

Capítulo 1

Los mellizos estaban gritando nuevamente.

—¡Alex!  —gritó Jamie, entrando a la alcoba de los bebés.

Su cabeza palpitaba por el ruido del llanto.  Ella lo ignoró y se agacho a levantar a Lilliana de su cuna.  —¡Alex! —gritó de nuevo cuando tenía a su pequeñita contra su pecho.  ¿Cómo era posible que estas cositas tan pequeñas pudieran hacer tanto ruido?

Sonaron unos pasos en el pasillo al compás de los gritos de Benton, aun en su cuna, y luego apareció Alex, con un aspecto de agotamiento igual al que tenía ella.

—Levanta a Benton, ¿quieres?

Se inclinó y levantó a Benton, acercándolo a él.

Los gritos finalmente se detuvieron, y Jamie dio un suspiro de alivio mientras él se calmaba con pequeños gemidos. Ella suavemente balanceó a Lilliana sobre su cadera, y miró a su esposo a través del cuarto. —Bueno, no puedes decir que nuestra vida no es emocionante.

—No estoy seguro de que emocionante sea la palabra apropiada, —dijo Alex secamente.

Agotadora podría haber sido un mejor término, reconoció Jamie. Parecía que últimamente los mellizos no tenían nada más que hacer que llorar. Parecía peor cada vez que Jamie intentaba hacer algo. Al menos esta vez Alex estaba en casa. Todavía trabajaba tiempo completo, aunque, después del nacimiento de los mellizos, había disminuido el exceso de trabajo obsesivo. Excepto que para Alex era una carga de trabajo completa con horas extras como cualquier hombre normal.

Ella había esperado que él dejara la compañía un poco más en manos de Zander, pero después de cuatro meses no había pasado lo que ella quería. Él simplemente no parecía poder delegar el control. Reid Enterprises había sido su primer bebé, y, por mucho que ella supiera que amaba a sus hijos, le preocupaba demasiado la compañía como para confiar en que otra persona se hiciera cargo de la administración y el funcionamiento de esta. Jamie lo entendía. Ella lo sabía cuándo se casó con él, pero esto no lo hacía más fácil cada vez que tenía que lidiar con los mellizos gritando, mientras trataba de hacer algo de su trabajo.

Ociosamente, ella pensó en decirle que estuviera en casa más a menudo o de lo contrario ella le terminaría.

El problema era, que esta era una amenaza que ella realmente sería incapaz de cumplir. Terminarle significaba alejarse de él, y eso era algo para lo cual ella no estaba preparada. Ella era peor que él cuando se trataba de sexo. Una mujer loca y sin sentido. Ella se burlaba de sí misma mientras acunaba a Lilliana.

La verdad, no iba a ser un cambio tan drástico. Apenas tenían tiempo para un ocasional rapidito, y cuando lo hacían, Jamie estaba demasiado cansada para disfrutar de las típicas maratones de toda la noche que solían tener regularmente. La rutina era Alex trabajando catorce horas al día, y los niños llorando y gritando a más no poder.

—¿Con qué frecuencia pasas por esto cuando no estoy en casa? —Preguntó Alex, balanceando a Benton con dulzura.

—Generalmente todas las tardes, —dijo Jamie— y en algunas ocasiones mañana y tarde. —Sonrió con cansancio—. Les encanta hacerlo a dúo.

Alex negó con la cabeza. —Vamos a tener que hacer algo al respecto, Jamie. Te estás desgastando demasiado, y no tienes tiempo para nada más que para los bebés. Creo que deberíamos conseguir una niñera.

—No, —dijo Jamie al instante—. No voy a tener una niñera. Ellos son mis hijos y no voy a dejarlos con una extraña para que se ocupe de ellos solo para que no me molesten. Tenemos a MacBane que nos cocina todo, y no me sorprendería que pronto comience a congelar en cubetas de hielo, alimentos orgánicos y frescos para los bebés. Tenemos un servicio de limpieza para la casa, chicos que cuidan de la piscina, mantenimiento del césped... ¡ah! y sabes que más tenemos...Te ayudé a manejar una compañía de mil millones de dólares. ¡Creo que soy capaz de manejar dos bebés pequeños que son nuestra propia carne y sangre!

—Eso no fue lo que quise decir, —Alex suspiró—. Solo ... estoy preocupado por ti, Jamie. Todavía estás trabajando.  Incluso un solo bebé es un gran trabajo, ahora mucho más difícil son dos. No tendrías que contratar a alguien de tiempo completo. Solo una persona que venga algunas horas al día para que puedas tener tiempo para dormir la siesta si lo necesitas o hacer otras cosas.

—No necesito una siesta. Estoy bien. —En realidad, una siesta sonaba deliciosa, pero siempre se había exigido tanto y estaba bien. Ella podría hacerlo de nuevo. Ella no iba a poner más estrés en Alex. Pero estaba segura de que no conseguiría una niñera—. Y no quiero ser una de esas familias ricas donde los padres siempre trabajan y simplemente tiran dinero a sus hijos en lugar de acompañamiento.

—No vamos a ser ese tipo de familia, Jamie, —dijo Alex. Cruzó el cuarto para pararse a su lado, Benton estaba medio dormido en sus brazos, y golpeó su hombro contra el de ella porque sus manos no estaban libres.

Jamie esbozó una sonrisa que probablemente se veía tan exhausta como ella se sentía. —Tienes razón, cariño. Lo siento. Estoy cansada, —suspiró—. Esto no ha parado desde que nacieron los mellizos, pero estoy feliz de que los tengamos. A ambos. A pesar de que las personas tratan de decirte cuán agotador va a ser, no creo que alguien que no haya tenido hijos realmente pueda entenderlo.

Levantó la mirada hacia su esposo y vislumbró una chispa de deseo, que casi no había percibido últimamente por el cansancio que cargaba, mientras sus ojos se pasaban sobre las hermosas líneas de su rostro. Había pasado demasiado tiempo desde que habían hecho el amor. Pero no era como en los viejos tiempos en la oficina, cuando podían escaparse un rato juntos. No podías escabullirte de los bebés llorones. Y eso le recordó las preocupaciones que habían estado dando vueltas en su cabeza desde que descubrió que estaba embarazada.

Además, ¿por qué tenía que referirse a ella como en los viejos tiempos? ¡No había sido hacía tanto tiempo! Simplemente se sentía como si hubieran pasado décadas.

Ella parpadeó, tratando de retener emocionales lágrimas que parecían no tener problema alguno en brotar espontáneamente desde que nacieron los bebés. Las emociones parecían ser parte del paquete completo que venía con los niños. —Supongo que solo es temor de ser como mi madre. Tan ... distante y dura. No quiero que mis hijos crezcan así. Quiero que sean felices.

—No vas a ser como tu madre, —dijo Alex, con tanta paciencia y amabilidad como lo había dicho todas las otras veces.

Ella lo amaba por no frustrarse con sus inseguridades. Lo amaba por ser tan comprensivo. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Él era un buen hombre. Ella las retiró hacia atrás.

—No podrías ser como tu madre, —prosiguió—. Eres demasiado buena, Jamie. Y demasiado dulce. Nuestros hijos tienen la mejor madre que cualquiera podría pedir, y van a ser felices. Lo prometo.

Ella inclinó su cabeza contra su hombro, asintiendo. Él estaba en lo correcto. Ellos tenían una bonita familia. Iban a estar bien juntos. Era difícil en ese momento, pero valdría la pena. Ella estaba segura de eso.

Jamie quedó mucho más segura de eso cuando lograron alimentar a los bebés y se acostaron a dormir la siesta. Se sentaron en el sofá, y Jamie se acurrucó contra el costado de Alex mientras ponía en el televisor cualquier cosa, pues realmente no tenía interés en ver nada. Es más, estaba convencida de que a Alex tampoco le importaba. Lo que querían era solo tener un ruido de fondo. El la envolvió en un abrazo.

Durante unos minutos permanecieron sentados juntos y en silencio. La televisión zumbaba sobre algo intrascendente. Sus párpados se cerraron un poco más. Tal vez dormir solo un poco, no sería un mal plan. Se sentía calientito ahí, en los brazos de Alex. Los mellizos ya estaban felizmente en la cama. Ella dejó que sus ojos se cerraran.

—¿Sabes que sugerir una niñera, no significa que piense que seas una mala madre, ¿verdad? —preguntó Alex.

Jamie levantó su cabeza, obligándose a abrir sus ojos. —¿Qué? No, yo sé. Simplemente no quiero que otra persona sea a quien admiren. Quiero que nosotros mismos los criemos. Son nuestros.

—No sería alguien más criándolos, Jamie. Sería solo alguien que los cuide durante un corto tiempo todos los días. Sé que dijiste que no querías una siesta, pero estás agotada. Puedo verlo. Y, para ser sincero, yo ... bueno... te extraño en la oficina. Y echo de menos tu ayuda con la empresa. Nadie más puede hacer lo que tú haces, Jamie.

—Pronto empezarán a dormir más por la noche. Entonces no estaré tan cansada durante el día. Puedo trabajar durante sus siestas o disponerles algunos juguetes en la habitación. Lo haremos funcionar.

—¿Con qué riesgo? —preguntó Alex—. No voy a dejarte trabajar hasta el cansancio.

Jamie se sentó, apartándose del abrazo de Alex.  —No necesito una niñera. Todo va a estar bien.

Alex suspiró, pero no presionó más. Jamie se dejó caer apoyada sobre su hombro.

Todo estará bien.

Ella podría manejarlo. De Verdad.

Capítulo 2

Mark despertó con la calidez de un cuerpo envuelto alrededor del suyo. Camille todavía estaba durmiendo con su cabeza apoyada en su pecho y su brazo en el estómago. La contempló y luego dejó que sus ojos se cerraran de nuevo para reencontrase con ella. La habitación tenía esa sensación de perezoso sábado por la mañana que hacía que un día en la cama pareciera perfecto.

Camille se movió en sus brazos, y se acurrucó más cerca. Sus pestañas se agitaron. —Buenos días, —murmuró, inclinando la cabeza hacia atrás para mirarlo.

Pasó una mano por la suave curva de su espina dorsal y le sonrió. —Sí que son buenos días, respondió.

Ella rio en voz baja y suave. —Sí, podríamos decir que sí. Generalmente una noche como la de anoche hace que sea una mañana en la cual vale la pena despertar.

Eso era completamente cierto. Incluso, solo pensarlo hacía que quisiera más. Camille se envolvió más cerca