Paternidad a la 1:10 am
MIHIJO TIMMY tiene poco más de dos meses de edad, nueve semanas para ser exacto, y no para de llorar. Parece que odia el nuevo mundo en el que está y todo a su alrededor, incluyendo su cuna, su sonaja, su madre y a mí. Los doctores dicen que se trata de cólicos, pero el niño odia comer y odia no comer. Odia dormir y odia no dormir. Odia que lo carguen y odia que no lo carguen. Odia la luz y odia la oscuridad. Odia lo caliente, odia lo frío y odia todas la temperaturas intermedias. Está lleno de furia. Engendré a Jack el Destripador. En este momento, a estas horas de la madrugada del 28 de agosto de 2003, me estoy tomando un descanso mientras mi esposa Meredith está sentada en el cuarto de lavandería con nuestro pequeño demonio. Un pediatra nos sugirió poner al bebé en un cesto encima de la secadora de ropa para arrullarlo. El calor de la máquina y el zumbante ruido del motor hicieron su magia, pero sólo en mi cansada esposa, a quien se le veía en un estado de semiinconsciencia.
Meredith y yo somos padres primerizos, unos verdaderos novatos que además de ser incompetentes, nos estamos empezando a asustar.
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