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Joana: El Drama de la Explotación Sexual
Joana: El Drama de la Explotación Sexual
Joana: El Drama de la Explotación Sexual
Libro electrónico432 páginas5 horas

Joana: El Drama de la Explotación Sexual

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Información de este libro electrónico

Todos enfrentamos problemas en el área de la sexualidad. Muchas veces nos negamos a aceptar que esto suceda, considerándonos perfectamente resueltos... Gran ilusión, debido a que sabemos muy poco sobre el tema, no pocas veces restringido meramente al acto sexual.
Por otro lado, como parte de una cultura que gira exclusivamente en torno al sexo, admitir nuestra ignorancia y las dificultades que a menudo enfrentamos en silencio tiende a hacernos sentir avergonzados e incluso sentirnos fracasados.
Nuestras creencias y valores sobre el tema, la mayoría de las veces, quedan paralizados en el tiempo, pues nos empeñamos en ignorar las verdades del espíritu.
En mi humilde opinión, no hay tema que sea más difícil de abordar. Tabúes, prejuicios, miedo de descubrir lo que uno siente... Hablar de sexualidad en el Centro Espírita incomoda a la gente. 
Este libro es una modesta contribución. Una historia de amor, sí, no podría ser diferente, porque estamos en el planeta Tierra para aprender a amar, pero con una visión enfocada en ambos planos, el espiritual y el material, porque solo así lo entenderemos, un poco mejor, los mecanismos de la sexualidad.
Cirinéia.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 ago 2023
ISBN9798223897705
Joana: El Drama de la Explotación Sexual

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    Joana - JThomas

    Romance Espírita

    joana

    EL DRAMA DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL

    Por el Espíritu

    Lucien

    A través de la médium

    Cirinéia Iolanda Maffei

    Traducción al Español:      

    J.Thomas Saldias, MSc.      

    Trujillo, Perú, Agosto, 2023

    Título Original en Portugués:

    Joana

    © Cirinéia Iolanda Maffei, 2014

    World Spiritist Institute

    Houston, Texas, USA      

    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Del Traductor

    Jesús Thomas Saldias, MSc, nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80s conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Perú en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, habiendo traducido más de 250 títulos, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    Índice

    Palabras de la Médium

    PRIMERA PARTE

    Una familia como muchas...

    Joana

    El secuestro

    Don Federico

    Esclava sexual

    ¡Cocinera, gracias a Dios!

    SEGUNDA PARTE

    La vida continua...

    ¿Quién dice que un rayo no cae  dos veces en el mismo lugar?

    Conversando con los espíritus...

    TERCERA PARTE

    Recordando existencias pasadas

    Entendiendo los recuerdos

    CUARTA PARTE

    Formando un grupo de estudio

    Dios y la reencarnación

    Cuerpo físico, periespíritu, espíritu y proyecto de reencarnación

    Principio material, principio inteligente y camino evolutivo.

    Los fundamentos del Espiritismo, el sexo de los espíritus, las fuerzas sexuales del alma, la evolución de la sexualidad.

    Características destacadas en el área sexual y responsabilidad.

    Breve resumen sobre la evolución de la sexualidad humana; violencia sexual

    PARTE QUINTA

    Novedades

    Joana y Marcos

    Mercedes

    Nicolás

    El reencuentro

    Revelaciones

    Libertad y decepciones

    Decisiones afectivas...

    Palabras de la Médium

    Todos enfrentamos problemas en el área de la sexualidad. Muchas veces nos negamos a aceptar que esto suceda, considerándonos perfectamente resueltos... Gran ilusión, debido a que sabemos muy poco sobre el tema, no pocas veces restringido meramente al acto sexual.

    Por otro lado, como parte de una cultura que gira exclusivamente en torno al sexo, admitir nuestra ignorancia y las dificultades que a menudo enfrentamos en silencio tiende a hacernos sentir avergonzados e incluso sentirnos fracasados.

    Nuestras creencias y valores sobre el tema, la mayoría de las veces, quedan paralizados en el tiempo, pues nos empeñamos en ignorar las verdades del espíritu.

    En mi humilde opinión, no hay tema que sea más difícil de abordar. Tabúes, prejuicios, miedo de descubrir lo que uno siente... Hablar de sexualidad en el Centro Espírita incomoda a la gente. Una vez, uno de los compañeros de estudio dijo con vehemencia: Vengo al Centro a oír hablar de Jesús, no a conocer mis sentimientos. Seguramente, esos sentimientos tenían mucho que ver con la sexualidad...

    Este libro es una modesta contribución. Una historia de amor, sí, no podría ser diferente, porque estamos en el planeta Tierra para aprender a amar, pero con una visión enfocada en ambos planos, el espiritual y el material, porque solo así lo entenderemos, un poco mejor, los mecanismos de la sexualidad.

    Cirinéia

    Porecatu (PR), 12/10/2014

    PRIMERA PARTE

    Una familia como muchas...

    Las cosas se habían complicado durante el día. Marquitos se sintió inútil, a merced de los acontecimientos. ¿Por qué los padres peleaban tanto? ¿Por qué no cada uno tomó su camino, librando a los niños de todos esos gritos, día tras día, acusaciones e insultos interminables? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! Para ayudar, el jefe se había despertado con el mono, dispuesto a descargar con él sus frustraciones... Nada iba bien en su pequeña vida. Indignado, completó para sí mismo, controlando el impulso de estallar en malas palabras:

    - Y me lo merezco, Dios mío, ¿verdad? Sí, no pedimos nacer y tenemos que aguantar a negritos tumbados y rodando... ¡oh vida!

    A través de la ventana circular, las chozas se recortaban contra el cielo. Un motivo más de indignación... La casa pobre, muy pocos muebles, un televisor de 14 pulgadas a punto de desintegrarse, sucumbiendo al peso de muchos años de uso, heredado de no sé quién, aun así, el último recurso en el intento de amortiguar el estruendo de las peleas, el volumen subió al máximo. Tenía intención de comprarse otro, de esos finos, con una imagen perfecta... ¡LCD! Su sueño...

    Subió los numerosos escalones como si un peso de plomo lo hubiera atado al suelo. Quizás el calor... ¡O incluso el desánimo! La choza estaba sumida en las sombras. ¿Dónde estarían todos? Siete hermanos, más los dos mayores, imposible un mínimo de intimidad. No entendía una cosa: tantas discusiones, tantos insultos, ¡y aun así consiguieron tener ocho hijos! Se asomó a la ventana trasera, tratando de respirar la brisa nocturna, y vio a Antonio, el Nico de doña Noquiña, derribado sobre uno de los escalones del edificio de al lado. Chapadito... Ese crack aun lo mataría.

    - Nico, ¿dónde está la gente, hombre?

    -¡¿Estás en el mundo lunar?! Hoy es el día de la reunión para resolver la suerte de los vecinos de este...

    La maldición pareció pesar... Marquitos se sintió como una madre que critica a su hijo, sin admitir; sin embargo, que nadie más lo haga. Ese era su reducto, aunque feo y maloliente, bajo la influencia de matones.

    - ¡Sí, quiero ver al negro fuera de aquí, perdido en el mundo, hombre! ¿Crees que esta gente va a proporcionar vivienda gratis? ¡Todo tiene un precio! ¡Yo, por mi parte, prefiero quedarme con lo mío, sin esta caridad política! ¡Puedes apostar que el travieso Neco está ahí, con camisa de manga larga y corbata, una rueda de sudor bajo las axilas, acumulando dinero, balbuceando, loco por los votos! ¡¿Y los narcotraficantes, entonces?! No crean que esta historia de limpieza de cerros funciona tal como se cuenta; ha mejorado mucho, es cierto, pero hay gente que pasa tranquilamente. ¡Y allí también estarán los salvadores del mundo, cada uno luchando por el mismo Dios!

    - Bonito digo, bonito digo... ¡Pero es mejor que te guardes esas ideas para ti, de lo contrario corres el peligro de despertarte con la boca llena de hormigas!

    Ahora hermano, dale un poco de tiempo, necesito disfrutar esto de buena manera, sin hacer muecas en mi cabeza. ¡Desinfecta!

    Marcos regresó a la sala, poniéndose cómodo frente al televisor. El sofá con agujeros era molesto... ¡Un trabajo del demonio, ni siquiera para un bonito sofá! Bien, ¡excepto que puedes comer en el trabajo! Presionó el botón de encendido… ¡Silencio absoluto! Jugueteó con los cables... ¡Nada, nada! Fría, tranquila, quieta como su pequeña vida en los barrios bajos... Las lágrimas brotaron y trató de enjugarlas rápidamente, porque los hombres no lloran, había aprendido desde pequeño con su actitud truculenta, arrogante, engreída. Padre: intenta tragarte ese llanto, niño, o te romperé con el golpe. Entonces tendrás una verdadera razón para llorar como un mariquita.

    Se estremeció. Para el padre, la virilidad era lo más importante. Pensó en su hermano Fernando...

    Las voces rompieron su cadena de pensamientos. La más alta de todas, la de su madre... Por increíble que parezca, sobria. ¡Aleluya! Ni rastro del padre... Gracias a Dios, pudieron pasar el final del día sin gritos ni bofetadas. Allí estaban todos los hermanos... Lalita, Verita, Fernando, Joana, Juan Paulo, Diego... y la menor, Giovana.

    - ¡Hijo mío, te perdiste la reunión! Pasemos de aquí a tal condominio.

    - Condominio, madre, condominio. ¡Habla bien, al menos ahora que nos vamos a deshacer de este infierno! De lo contrario pensarán mal de nosotros. Un grupo de paletos...

    - ¡Cállate muchacha! Hablo como quiero... ¡Y respétame, soy tu madre! Eso dijo, hijo, le di el nombre a cada uno y el nombre quedó escrito en el papel. Repasé mis ganancias, las tuyas, las de Lalita, incluso las facturas de Juan Paulo y Fernando en la feria, él sumó todo y dio la frase: te llevas el de tres dormitorios, sala, cocina, baño... ¡¿bueno chico! ?!

    - ¿Y el padre, la madre? ¿No le pusiste nombre?

    - ¡No sé nada de tu padre! Debe estar con esa chica traviesa, esa amante chic, la que tiene apartamento y buen trabajo. Solo que no entiendo una cosa: si todo está tan bien, ¡¿por qué tomé la basura de tu padre?! ¡Me gusta el cerdo!

    - Ay, madre, tú también te enamoraste, tuviste hasta ocho hijos con él…

    - ¡Dios, niña descarada! Lalita, si no fuera por el buen salario de una empleada doméstica en esa linda casa, ¡te echaría con una escoba! Pero tengo que aguantar, así que no pierdo la oportunidad de irme de esta vida... ¡Pero no tientes a la suerte porque, en cuanto el contrato esté listo y la casa esté garantizada, no toleraré más reservas!

    Angustiado, Marcos le hizo una señal a su hermana para que guardara silencio. ¿Dónde has visto eso dicho, solo Lalita, siempre reservada! ¿Más discusión? ¿Y sirvió de algo...? Intentó cambiar de tema:

    - Mamá, ¿se rompió la televisión?

    Me detuve solo... ¡puf! Nadie metió la mano en esa maldita cosa. Mandé a Juliño a echar un vistazo, pero por otro lado...

    Juliño era el que arreglaba todo en el lugar; si no funcionó, ¡compra algo nuevo! Se le consideraba un genio de la electrónica, un talento desperdiciado sin la posibilidad de ir a la universidad o de un buen curso técnico, con diploma y todo. Reparó lo que estaba roto en su casa, gratuitamente, con los ojos fijos en la grácil y bella figura de Lalita...

    - Tu hermana también podría darme una oportunidad, habla con ella, hermano...

    - ¿Quieres un consejo, Juliño? No te preocupes, mi hermana no es así, ni siquiera parece la hija de mi padre. ¿Has notado sus modales? ¿En la forma de caminar? Todo lo que la traviesa se pone en su cuerpo, por simple que sea, acaba quedando bien.

    - ¡¿Y no, hombre?! ¡¿Y no?! La chica más guapa... Lo peor es que hay mucha gente con ojos, incluso gente dura.

    Pobre Lalita, desde los diez años trabajando duro, sin infancia, sirviendo de niñera, cargando a los niños de arriba abajo... ¡Dieciséis años ya, una belleza! Alta, esbelta, de ojos muy verdes, heredados de su padre, o tal vez de parientes de su madre, todas personas morenas, pero de ojos claros. Y ese pelo castaño claro, intercalado con mechones dorados, ¡una locura! Daría celos a muchas niñas ricas... Es natural, porque apenas tenían dinero para comer, ¡y mucho menos para ir al salón de belleza! Los vecinos solían comentar:

    - Lalita parece una modelo, Cidoca...

    - ¡Dios no lo quiera y guarde! Va a trabajar de empleada doméstica, que es una chica correcta, nada de mostrarle el cuerpo al pillo. ¡A ver!

    - ¡Pero usted gana mucho dinero, doña Cidoca! Mira a Giseli Binchil.

    - ¡Yo no conozco! ¡Y ni siquiera quiero saberlo! ¡Estas cosas son todo dinero del diablo, no sirven! Lalita no dijo nada, Marcos intentó en vano descubrir lo que pasaba por su mente. ¿Tenías sueños más grandes?

    El niño tragó el arroz y los frijoles recalentados y salió apresuradamente, en busca de Juliño. ¡Tenía que resolverlo! ¡Sin televisión, de ninguna manera!

    Ésa era su única manera de salir del pequeño y feo mundo en el que vivía; en la pantalla lloviznada vislumbró dramas similares al suyo, quedó deslumbrado por la vida de los afortunados. La noticia que el destino correcto del dispositivo sería la basura lo dejó muy molesto.

    - Compra otro, hombre, a crédito... Este ya dio más de lo que tenía para dar. Incluso las personas tienen un fin, ¡y mucho menos un televisor!

    Esa noche ni siquiera tuvo el valor de regresar a la choza, sabiendo muy bien que enfrentaría las quejas de su madre, el alboroto de los hermanos menores, la mirada distante de Lalita. ¡Y el padre, si apareciera! Buscó refugio bajo un árbol lejano, acomodándose contra el tronco, contemplando las luces de la ciudad debajo, protegido por la oscuridad. Agotado, se quedó dormido.

    Un grito desesperado y unas voces lo despertaron. Se quedó callado, lamentando no haberse quedado en casa. ¡Ah, si pudieran verlo allí!

    - ¡De nada sirve llorar, bribón! ¡Debería haber pagado lo que debía! ¿Ponemos la mercancía en tus manos para que puedas pasarla y traer el dinero directamente, según las reglas? ¡¿Y qué hiciste, eh, bribón?! ¡Venderlo y guárdalo en tu bolsillo! ¡Ah, ah! Peor aun, lo gastaste en tonterías. Y no existe el perdón, que esto es una cosa de intolerancia, una cosa de pastor... ¿Dónde está el dinero, hombre? Quizás, colaborando, te vayas al otro mundo en paz, sin dolor... De lo contrario, hombre, ¡hagamos lo mejor que podamos, que es servir de ejemplo a los niños! ¡Bloquea su boca para que nadie pueda escuchar los gritos del bastardo!

    Marcos se quedó estático, paralizado de miedo, ¡porque quien mató a uno mató a dos! Ese horror no pareció terminar, pero finalmente se marcharon, riendo y bromeando. Se arrastró hacia la choza, buscando la cama, cubriéndose la cabeza con la sábana. Le costó conciliar el sueño...

    A la mañana siguiente, todo parecía una pesadilla. Habría soñado... Pero el tema, en el camino cuesta abajo, era precisamente el cuerpo a la vista de los vecinos, arrojado descaradamente frente a la choza donde vivía con su madre, una viuda pobre que no podía No cuidará a su hijo adolescente perdido en las drogas, Pasando a pagar el vicio... ¡Advertencia de los buenos, para aquellos que se arriesgaron a malversar el dinero! ¡Tal como lo escuchaste! Y los desgraciados lo habían torturado sin piedad, ¡un horror! Nico... Marquitos se estremeció por completo, frotándose los brazos, desterrando la sensación de boca maldita. Tenía miedo de algunos de sus pensamientos, porque solían suceder... Días antes, ¡¿no había tenido la sensación que su amigo de la infancia duraría poco?!

    La circular, para no perder la costumbre, llegó tarde... El jefe prorrateaba durante más de media hora, diciendo sobre la falta de responsabilidad de algunos empleados... En medio de todo eso, una certeza: él ¡Necesitaba urgentemente una televisión nueva! A la hora del almuerzo corría hacia las tiendas. Juliño tenía razón, lo compraría a crédito, en varias cuotas, y le saldría barato al mes. En el colectivo masificado soñaba con pantallas más grandes, esas delgadas, una belleza, como las de las salas de telenovelas. No podía ser tan caro, porque todos en la telenovela tenían más de uno, en la sala, en el dormitorio, en la cocina, ¡hasta en el cuarto de servicio!

    Empezó por los más grandes, fue reduciendo, reduciendo, reduciendo... El vendedor, al darse cuenta del drama financiero, acabó sugiriendo una pantalla plana de veintinueve pulgadas, una auténtica ganga, tan buena como el resto.

    - Créeme amigo, la calidad de la imagen es incluso superior. La tienda lo ofrece precisamente porque los demás están de moda. Ahora, cada seis meses hay algo nuevo, es imposible seguir el ritmo y muchas cosas buenas se están volviendo más baratas... ¡agotamiento de existencias! Ese es el caso de esta excelente marca, tope de gama, zona de televisión, no te arrepentirás. Yo mismo tengo uno igual, que compré hace un tiempo, cuando el precio era mucho más alto, ¡imagínate! Y lo hacemos hasta en veinticuatro veces, ¡muy buena entrega! ¿Tienes una billetera firmada? ¡Entonces! ¡Fácil, fácil! Podemos entregarlo hoy, solo pasa la dirección y la hora que hay gente en casa! ¡Instalado, por cierto! Por unos cuantos reales más ni siquiera notarás el aumento de las cuotas, ¡puedes llevarte una buena antena! E incluso una garantía extendida de dos años, ideal para aquellos que tienen mucha gente en casa, todos trabajando en el dispositivo, ya sabes cómo es...

    Con el mayor problema resuelto, Marcos se apresuró a regresar al trabajo por la tarde, sin ganas de llegar a la choza, en agonía, muriendo por encender su televisor y ver lo que había dicho el vendedor. Llamó a Lalita contándole la noticia y pidiéndole que se quedara en casa cuando volviera del trabajo, para recibir la compra y firmar la nota, porque no confiaba en la sobriedad de su madre... ¡Y le rogó a Juliño que acompañara a la instalación, garantizando la calidad del trabajo! ¡Por la noche veían la telenovela en el televisor nuevo! Le conmovió la propuesta de su hermana:

    - Marquitos, la jefa me pidió que me tomara vacaciones y siguiera trabajando, ¡me paga con un treinta por ciento adicional también! Unos extras más, porque parece que viene un familiar suyo importante... Va a haber mucho dinero extra y decidí ayudarte a pagar la tele. ¡Realmente lo necesitamos! ¡Pero no te equivoques, esperando gratitud en casa! Ya sabes cómo es... La madre se queja diciendo que estamos tirando el dinero, el padre ni siquiera habla, solo saben cometer errores... ¡Si el padre bebiera menos, dejara de fumar, se consiguiera un trabajo firme, haríamos tantas cosas buenas! Pero cada uno con lo suyo, no tiene sentido esperar demasiado, ¿verdad?

    Mientras preparaba sándwiches en la cocina de la cafetería, pensé en esa hermana que era tan diferente a los demás. ¡Parecía cristal fino en una tienda de R$ 1,99! Se rio mentalmente ante la comparación... Fue así... ¡Lalita! Cuando entré, todo pareció aclararse. Delicados, pero fuertes, con ideas diferentes en mente... ¡Qué maravilla! Ella lo ayudaría con las cuotas, podrían pagar de dos en dos y sería más rápido... ¡Odiaba estar endeudado!

    - Marcos, ¡¿tienes la cabeza en la luna?! ¡Mira la hamburguesa ardiendo! ¡El cliente pidió bien hecho, no tostado! Si tienes alguna queja, descuenta tu salario, ¡que es aprender a prestar atención al servicio! ¡Mi dinero no crece en los árboles!

    - Lo siento jefe. Fue mal...

    Esa noche se olvidó de las torturas de los narcotraficantes, de la pobreza, de los conflictos sociales, del constante mal humor del jefe, inmerso en el culebrón de las ocho, que al fin y al cabo empezaba casi a las nueve... Una belleza en la tele, ¡El vendedor había dicho la verdad! ¡Cosa delgada! Le traería una hamburguesa de lujo un día de estos, porque sin su ayuda nunca se habría enterado de tal oferta, y el chico incluso había acompañado la confección de su expediente, ¡dándole la mayor fuerza! Y revisó personalmente la instalación, diciendo que había aprovechado el final de su turno. ¡Buena gente!

    Los días fueron pasando...

    - Marquito, mira el documento que recibí, diciendo que el trabajo se retrasó por la lluvia... Verita intervino:

    - ¡Condominio, mamá, eso se llama condominio! El mes pasado, ¿fue por el sol? ¡¿Y en el pasado?! ¡Creo que nos estás dando cuerda, mamá! Nos quitaron la entrada, que estamos pagando por esta financiera, y hasta ahora es solo una excusa y más excusas. Mamá, ¿qué dicen los demás?

    -¡Todo el mundo sospecha! Doña Lurdiña, la mujer gorda al final de la calle, dijo que iba a pedir justicia... El señor Antero no podía dormir de tanto pensar, simplemente llamó a su hijo, que es abogado en el campo. y no le importa ¡padre en el barrio pobre! Creo que hay que tener paciencia, porque un día estaremos gritando por nada... El pobre es Zé Luís, me va a echar la culpa a mí, porque nunca quiso moverse de aquí... ¡Dice que es su reino!

    Marcos seguía pensando: su padre rara vez aparecía, no ayudaba con un centavo, y aun así actuaba como jefe de la casa.

    - Mamá, voy a decir algo, pero quiero que me escuches sin tener un ataque...

    - ¿Y desde cuándo tengo esto, niña? Verita, ¡eres muy franca! ¿Qué pasa ahora?

    - Hay una acalorada conversación sobre que el padre está conspirando con Lalau...

    - ¡¿Estás loca, niña?! ¡Ni siquiera digas tal cosa! Lalau vende drogas pesadas... ¡Oh, Jesús!

    - Sí... Dicen que su padre se metió en esto... Doña Cerna dice que es porque está ciego de amor, muy enamorado de esa rubia, y tiene que buscar algo de dinero para que quede bien...

    Por primera vez en muchos años, Marcos vio a su madre quedarse en silencio, agachar la cabeza y acurrucarse detrás de la cortina que separaba su cama del resto de la habitación. Comprendió que la revelación había sido un duro golpe. A pesar de todo, ella todavía amaba a ese marido, ¡estaba escrito en sus ojos! No entendía a su madre... Sufrió, sufrió, escuchó insultos, fue golpeada, traicionada, ¡pero siguió unida a ese hombre! Por otro lado, no era bueno que su padre se involucrara así con Lalau... ¡Lalau había estado presente en la tortura! No admitía errores, era cruel, incluso sádico. Y su padre... bueno, Zé Luís siempre había sido un irresponsable, bohemio, aficionado a las aventuras y al poco trabajo. Ciertamente ocultaba a su amante su verdadera situación económica, ya que iba bien vestido, perfumado... era un hombre apuesto, encantador, cautivador cuando quería; Enamorarse de la tonta había sido una tontería, tenía que llegar a fin de mes. Aun así, ¿vale la pena involucrarse con las drogas? Un camino de regreso difícil, que podría verse interrumpido en cualquier momento. Apartando la fina cortina de tela floreada, se deslizó y se sentó en la cama, junto a su madre:

    - Mamá, no importa, Verita habla demasiado, tal vez no sea así, la gente exagera... Dentro de un rato él cruza la puerta y todo será igual...

    - No lo sé, hijo… ¡No lo sé! Tu padre está cada vez más distante, casi no aparece por aquí, no ayuda en nada. Cuando viene es para deshacernos, parece que somos una carga... Me quedo callada, pero sé que está atrapado en la casa de la otra, sacándola en el auto, llevándola a un restaurante elegante. ¡Aquí hay mucha gente que trabaja como empleada doméstica en el edificio de fulano de tal! Cuentan, dan detalles... ¡¿Y con qué dinero todo este lujo?! ¡Solo dime! ¡Él nunca fue un receptor, hijo! Lo que gastó me lo quitó, incluso lo que tú me diste para gastos... El diablo dirige sus pasos, hijo mío... ¡Pobre Zé Luís!

    Más tarde, acostado en la cama, reflexioné sobre las palabras de mi madre. Cosa diabólica... ¿O fueron simplemente las decisiones tomadas por el propio padre? Si el traficante de drogas lo matara, ¿terminaría ese demonio asumiendo la culpa? Sin poder dormir, con la cabeza llena de dudas y un sinfín de preguntas, decidí ver una película, ¡en lugar de darle vueltas a tonterías!

    Lalita se dio vuelta sobre el incómodo colchón... Allí estaba Marquitos trabajando con su televisor. ¡Eso fue más como un escape! Suspiró. ¿Y quién no intentaría huir de todo ello? Detrás de la cortina, la madre seguía llorando, intentando no hacer ningún ruido. Al menos había dejado de beber y fumar después de comenzar a asistir adecuadamente a la iglesia evangélica, pero había aparecido la historia de los demonios, responsables de casi todo, controlando la vida de todos en esa casa. De repente, el silencio de la noche fue roto por gritos. ¿Una desgracia más? Los perros ladraban, el bebé de uno de los vecinos lloraba desesperadamente. ¿Hambre, miedo, dolor? Todo eso probablemente. Los animales y los seres humanos afrontaron dolores similares... Se refugió en el Padre Nuestro, repitiéndolo sin cesar, tratando de calmar los latidos de su corazón. ¡Mañana sería otro día!

    ¡El día salió esplendoroso! A lo lejos, el mar brillaba, una suave brisa llenaba la cortina circular, una de las pocas que no habían sido derribadas, ¡porque la gente destruye incluso lo que les beneficia! Lalita suspiró, ansiosa por llegar al lujoso departamento de Cláudia, su jefa, y preparar un café muy fuerte, acompañado de un pan crujiente, recogido por ella misma en la panadería de la esquina. ¡Podía sentir la mantequilla corriendo por la masa caliente! ¡Hum...! Si ese conductor llegaba a tiempo, habría tiempo de recoger el lote mientras salía.

    Cuando puso la llave en la puerta de la cocina, se sorprendió al ver la poca consideración de la chica por la seguridad. ¡Olvídate de la puerta abierta! Qué extraño... Cláudia nunca usó la puerta de la cocina, que era utilizada exclusivamente por las criadas... ¡Algo había sucedido, Dios mío! Estaba aterrada, buscando en su bolso su celular, regalo de su jefe para emergencias; En la conserjería nadie sabía nada. La pregunta del portero le pareció coherente:

    - ¡¿Por qué no entras, Lalita?! Quizás no haya motivo para alarmarse tanto. ¡Así que si es necesario, habla por el intercomunicador y yo subiré corriendo! Mejor, mantén tu teléfono encendido y veremos qué pasa. Pero te aseguro que no pasó ni un solo desconocido sin la compañía de algún residente, que soy muy responsable y estoy en el puesto desde las diez de la noche... y ni siquiera salí al baño sin primero llamar a uno de los guardias para que se quedara en mi habitación. ¡Son las reglas del condominio! ¿Estás seguro que cerraste la puerta cuando te fuiste ayer?

    -¡Estoy!

    - Quizás la señorita Cláudia tuvo que abrirla y se le olvidó... ¡Entra de inmediato!

    Lalita se sintió como una idiota. ¡Ciertamente, la tensión constante en su casa y en la colina le estaba poniendo los nervios de punta! Llegó en...

    Sobre el mostrador, la máquina de café exhalaba el delicioso olor del café aun haciendo... ¡La mesa estaba puesta allí mismo, panecillos calientes, iguales a los que ella misma había traído! Mantequilla, queso y tortilla dorada con jamón. Y jugo... fruta... ¡¿Doña Cláudia había encontrado otra criada?!

    - ¡Virgen María!

    - Bueno, bueno, debes ser Lalita. ¡Mucho gusto! Me tomé la libertad de irrumpir en tu cocina. ¡Soy Eduardo! El primo de Cláudia...

    Lalita se quedó mirando a ese chico mayor que ella... Alto, esbelto, bronceado... Más bien un galán de telenovelas... ¡Y sonriendo!

    - Así es, Lalita, soy pariente de Cláudia, ¡qué te hace trabajar!

    - Dios mío, si la señora Cláudia me hubiera llamado, habría llegado antes, habría puesto café en la sala... ¡Perdón, lo cambio todo en un momento!

    - ¡Nada de eso, niña! Lo que más me gusta es desayunar en la cocina, cerca de la cafetera, mirando la nevera, los fogones...

    Más aun aquí, donde todo está tan limpio y ordenado. Me levanto temprano, ¿sabes? Pero Cláudia... parece que no...

    - Mediodía, Eduardo... ¡o hasta luego!

    - ¡En ese caso, me harás compañía! ¡Odio comer solo! ¡Siéntate, te traeré una taza muy rápido!

    ¡Lalita quería morir! Intentó cambiar la conversación, pero no hubo manera; terminó tomando un café con Eduardo, perdiendo poco a poco el miedo al ver el trato sencillo y amable del joven.

    - Ahora, Lalita, voy a escabullirme y dejarte los platos. ¿Dónde puedo trabajar un poco sin molestar a nadie?

    - Doña Cláudia tiene una habitación que llama oficina. Casi no va allí, porque su abogado se encarga de todo, en su edificio. Si quieres...

    - ¡Luce genial!

    Al verlo instalar el cuaderno, la curiosidad venció a su habitual discreción;

    - ¿Para qué trabajas?

    - Bueno... suelo trabajar con representaciones. La gente me contrata para representarlos, ocupándome de su vida profesional. En el ámbito artístico, cultural, ¿sabes?

    Aunque no entendió muy bien, se detuvo, avergonzada de confesar su ignorancia, tratando de regresar a la cocina, ocupándose silenciosamente de sus asuntos. Cláudia apareció pasadas las cuatro, sorprendida por el horario de su primo:

    - ¡¿Por qué madrugar tanto, Eduardo?! ¡El día no pasa, querido! ¿Tomaste café al menos? Me muero por una taza de café fuerte... ¡Lalita! ¡Lalita!

    Acostumbrada a las costumbres de su jefa, la chica entró con la taza, la pastilla y un vasito de zumo de naranja bien frío.

    - Cláudia, no pretendo, de ninguna manera, cambiar la rutina de la casa. Mañana conoceré tus pequeñas costumbres

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