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Navidad Con El Jefe: Manejando A Los Jefes, #11
Navidad Con El Jefe: Manejando A Los Jefes, #11
Navidad Con El Jefe: Manejando A Los Jefes, #11
Libro electrónico115 páginas1 hora

Navidad Con El Jefe: Manejando A Los Jefes, #11

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Información de este libro electrónico

Navidad es la temporada para calentar tu corazón y acurrucarte con un multimillonario sensual. Excepto que Santa podria no detenerse en la casa Reid esta Navidad. Y no tiene nada que ver con quién ha sido travieso o bueno.

La vida está ocupada en la cima; todo es trabajo, familia, y hay poco tiempo para jugar. Todo lo que Alex Reid quiere para Navidad es a su esposa, Jamie... desnuda.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento11 ene 2020
ISBN9781393651055
Navidad Con El Jefe: Manejando A Los Jefes, #11
Autor

Lexy Timms

"Love should be something that lasts forever, not is lost forever."  Visit USA TODAY BESTSELLING AUTHOR, LEXY TIMMS https://www.facebook.com/SavingForever *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* Sign up for news and updates and freebies - I like spoiling my readers! http://eepurl.com/9i0vD website: www.lexytimms.com Dealing in Antique Jewelry and hanging out with her awesome hubby and three kids, Lexy Timms loves writing in her free time.  MANAGING THE BOSSES is a bestselling 10-part series dipping into the lives of Alex Reid and Jamie Connors. Can a secretary really fall for her billionaire boss?

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    Vista previa del libro

    Navidad Con El Jefe - Lexy Timms

    Contenido

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 1

    Envolver regalos con tres niños y un perro en la habitación era una misión que debía ser dejada a profesionales, decidió Jamie a la mitad de la tentativa. Los terribles dos años no eran un mito. Era como tratar de trabajar mientras se comparte espacio con un pequeño huracán. Ella pegó con cinta la esquina con la que estaba trabajando y se volteó para asegurarse de que los gemelos no habían hecho nada que atentara contra sus vidas durante los tres segundos en los que dirigió su mirada al regalo de Mark.

    Al inicio, ella había intentado dejarlos ayudar envolviendo, pero rápidamente se demostró que era una pésima idea. Destrozaron más papel del que tenían en la caja, incluso con sus manos guiando las de ellos, y Jake parecía pensar que todo era un juego, lanzándose para intentar robar la cinta mientras los gemelos chillaban y le agarraban las piernas. Al final, ella se había dado por vencida con la tarea conjunta y solamente se dedicó a mantenerlos en la misma habitación mientras intentaba terminar el proyecto.

    Habiendo negado envolver cajas, Benton ahora estaba muy ocupado tratando de envolver, en cambio, a su hermana, mientras sacaba la lengua como gesto de concentración.

    Benton, lo llamó Jamie, intentando no sonar como si estuviese riendo. No hagas eso.

    Él miró alrededor de ella con unos ojos grandes e inocentes de modo que ella no lo creyó por un minuto.

    No, ella dijo. No envuelvas tu—

    Markie estaba intentando comerse un lazo, y Jamie gateó desde donde estaba sentada para ir a rescatarlo de emergencia antes de que se ahogara.

    No, dijo ella, quitándolo con cuidado de sus dedos y arrojándolo al bote de basura que había traído a la sala de estar para tirar los desperdicios.

    Markie inmediatamente rompió en llanto. Jamie suspiró y lo levantó en sus brazos, apoyándolo contra su cadera. Sollozó una o dos veces y dejó de llorar.

    Benton, ella dijo de nuevo, moviéndose a donde Benton había progresado de envolver con el papel arrugado las piernas de su hermana, mientras ella miraba con indulgencia por encima de la parte superior del libro de ilustraciones del que estaba pasando las páginas de un lado a otro, a intentar atar una cinta alrededor de ella. No más de eso, cariño.

    Jamie recogió la cinta y el papel de envolver, que Markie agarró de inmediato, extendiendo los brazos. ¿Dónde demonios estaba Alex? Se suponía que estaría ayudándola con este caos.

    ¿Por qué no miras tú también el libro de ilustraciones  de Lilli? Sugirió Jamie. Estoy segura de que lo compartirá.

    Excepto que Lilli no compartió. Apartó el libro del alcance de Benton tan pronto como él intentó tomar una página. Benton las fulminó con una mirada de traición.

    Un diferente libro de ilustraciones, entonces. Jamie alcanzó el más cercano y se lo entregó a Benton mientras Markie se retorcía en los brazos de ella. Jake bailaba alrededor de sus pies, amenazándola con hacerla tropezar, y Jamie le dio un pequeño empujón con un dedo del pie, tratando de apartarlo del camino sin que él atropellara a los niños.

    Si hay una sola cosa que la Navidad garantiza, ella pensó con algo de pesar mientras tiraba el papel arrugado y la cinta enredada a la basura, es caos absoluto.

    Y ella todavía no tenía idea de qué le conseguiría Alex para Navidad. ¿Qué se le daba a un hombre que aparentemente ya lo tenía todo? Ciertamente no necesitaban nada más para la casa. Tenían más que suficiente de todo. ¿Quizás un par de gemelos? Aunque eso parecía muy impersonal, y Alex ya tenía más de los que podría utilizar en toda una vida. Lo mismo con las corbatas. Demasiado impersonales. Es más algo que un socio de negocios podría dar que una esposa. Ella quería algo perfecto.

    Ella escuchó la puerta que permitía entrar desde el garaje abriéndose. No se cerró de nuevo. En cambio, escuchó a Alex gruñir y el sonido de algo deslizándose contra el suelo. Sospechosa, y razonablemente segura de que ella sabía qué era el sonido, Jamie fue a la entrada que separaba la sala de estar de la cocina, con Markie todavía en sus brazos.

    Alex estaba sonriendo abiertamente, arrastrando sobre el piso un árbol de Navidad casi tan grande como él. Sus mejillas y la punta de su nariz estaban rosadas por el frío.

    Oye, amor, dijo él cuando la vio. Lo lamento por no haber llamado, pero fue una cosa de imprevisto. Pasé por esta granja de árboles de Navidad en mi camino de regreso a la ciudad y sus árboles se veían tan bien que no podía dejarlos pasar.

    ¿De nuevo? ¿Recuerdas lo que ocurrió la última vez que hicimos esto? Ella se rió por el recuerdo. Fue casi un déjà vu. Estás dejando agujas de pino por todo el piso, Jamie señaló, pero ella estaba sonriendo. Miró sobre su hombro a Benton y a Lilli, quienes estaban, por el momento, sentados tranquilamente con su libro de ilustraciones mientras Jake jadeaba en el suelo cerca de ellos.

    Las agujas de pino por todo el suelo son una parte esencial de Navidad, dijo Alex. Como lo es la familia viniendo a decorar el árbol. Lo cual harán. Esta noche.

    ¿Esta noche? Jamie miró al área de desastre en la que se había convertido la sala de estar. La casa es un desorden.

    ¿Entonces? Alex se encogió de hombros, y arrastró el árbol algunos metros más dentro de la casa, la puerta se cerraba detrás de él a medida que entraba la última parte. No les importará. Son nuestra familia.

    Jamie sabía que no les importaría. Eso no la hacía sentir menos culpable acerca del actual estado de la sala de estar. Pero no podía negar que se alegraría de verlos; habían pasado algunas semanas desde que habían estado todos en un mismo lugar juntos. ¿Qué tan pronto?

    No dentro de mucho, dijo Alex quitándose los guantes que llevaba. ¿Una hora, quizás? Suficiente tiempo para darnos el chance de cenar. Pero debemos llevar el árbol arriba primero, para que no esté tirado en el suelo de la cocina.

    Si puedes dar con la forma de hacer eso mientras vigilas a los gemelos y sostienes al bebé, dijo Jamie. Estaré impresionada.

    ¿Estás teniendo problemas? Alex se echó a reír. Rodeó la base del árbol y miró más allá de ella hacia la sala de estar. Cuando se echó a reír, Jamie lo miró fijamente.

    Intenta discutir con tres niños y un perro mientras envuelves regalos y te aseguras de cómo se verá la habitación cuando termines con ello, ella dijo.

    Alex colgó un brazo alrededor de la cintura de ella. No me rio de ti, amor. Lo prometo. Se agachó con la otra mano para rascar a Jake, que había venido trotando para saludarlo, meneando la cola. Y no creo que a nadie le importe que nuestra casa se vea como preparándonos para Navidad. Todo el mundo se está preparando para Navidad.

    Jamie suspiró, e inclinó la cabeza de lado, recostándola sobre el hombro de Alex. No estoy segura de eso, dijo ella. Nuestra casa nunca se vio como si nos estuviéramos preparando para Navidad.

    Eso es porque tu madre fue... bueno, no tengo que describirte a tu madre.

    Cierto. Jamie no había visto a su madre desde el desastre en el country club y las repercusiones de eso. Se preguntó adónde había ido su madre. Si se hubiera encontrado en algún lugar en el que pudiera ser feliz, o al menos un poco mejor que antes. De alguna manera, Jamie lo dudaba.

    Entonces, dijo Alex, "¿por qué no metemos a los niños en el corral por un minuto, y luego colocamos el árbol, y vemos qué hacer

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