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A segunda vista
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Libro electrónico199 páginas2 horas

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Novela de ficción paranormal.

A segunda vista aúna el romance paranormal, el misterio y el folclore en una historia apasionante.

El joven genio vidente Thomas Lynch se aventura lejos de su equipo de investigadores de lo paranormal para trabajar con los cuerpos de la ley en el caso de una estudiante universitaria desaparecida. Cuando Thomas se encuentra por primera vez envuelto en un conflicto con extrañas entidades, llama a sus amigos David Dean y Jimmy Arbusto Rojo para que le ayuden. Conforme se desarrolla esta fascinante historia, los mundos de los humanos, los espíritus, la mitología y la conciencia medioambiental se entrelazan con una complejidad que no deja lugar a duda de que todo en nuestro universo está conectado de alguna manera, a pesar de que no siempre funcione con armonía.

Al igual que en el primer libro de la serie Not forgotten, la historia indaga de manera admirable en la lucha emocional a la que se enfrentan los jóvenes videntes al familiarizarse con sus extraordinarios talentos y el deseo de encontrar usos beneficiosos para ellos.

Aunque A segunda vista es la segunda novela de la serie Not forgotten, puede leerse y disfrutarse totalmente de manera independiente.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento7 abr 2019
ISBN9781547581139
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    A segunda vista - Bonnie Taylor

    Introducción

    —El 1 de diciembre de 1991 fue el feliz día de mi nacimiento. Cuando mis padres se enteraron del embarazo, mi madre deseó que fuera una niña. Al descubrir que era un niño, mi padre deseó que fuera jugador de fútbol. Lamentablemente, en lugar de eso, me tuvieron a mí . —Thomas miró hacia abajo, moviendo la pajita en círculos haciendo que los hielos chocaran contra el vaso.

    —No deberías decir cosas así. Estoy segura de que tus padres están muy orgullosos de ti. Eres la persona más inteligente que conozco. ¿Quién no querría tener un hijo que fuera un genio? —Kerry se estiró desde el otro lado de la mesa y acarició la mano de Thomas.

    El contacto le devolvió a la realidad.

    —Los que no son genios, esos son los que no querrían. La gente como mis padres. Además, ¿vamos a molestarnos en añadir a la lista de razones por las que la gente no se relaciona conmigo el hecho de que soy vidente?  Ya fue bastante malo que me pasara la infancia hablando solo, como para que luego, cuando llegué al instituto, mi padre, antiguo quarterback de su instituto, tuviera que ver cómo me machacaban en el equipo de fútbol y cómo se burlaban y se reían de mí por ser flaco, rarito y listo. Intentó ayudarme. Me mandó a clases de kárate, pero en cuanto conocí a mi sensei, me entraron más ganas de estudiar la cultura asiática que de aprender a ser como Chuck Norris. Ya es hora de que me enfrente a los hechos. No me entenderán nunca y por eso no me han llamado hoy. 

    Kerry sacudió la cabeza y suspiró.

    —Bueno, siento que no te hayan llamado tus padres, pero es tu cumpleaños y estoy aquí para celebrarlo contigo porque me caes bien. ¡Mira! Justo a tiempo, ha llegado David. Él también te aprecia, ya lo sabes. Eres como un hijo para él y se ha pasado el día entero de viaje para venir a verte por tu cumpleaños .—Se levantó y agitó la mano en el aire para llamar la atención de David Dean. Él sonrió y fue en dirección a la mesa.

    Thomas se puso de pie para darle un abrazo a su mentor.

    —¿Qué tal el viaje, jefe? —Le preguntó mientras David le daba una palmada en la espalda.

    —Ha sido largo y ajetreado, pero olvidémonos de eso. Esto no va de mí. Feliz cumpleaños, chico, te he echado de menos.

    Thomas esperó a que David se sentara antes de volver a su silla. Siempre lo había hecho así. No había nadie en el mundo que le importara más que David Dean y nadie a quien respetara más.

    La camarera había estado observando a distancia. Era su última mesa de la noche y había estado esperando con impaciencia a que pidieran durante más de una hora. Vio como mantenían algo de charla trivial y por fin cogían los menús. Cuando se cerró el último menú, se lanzó como un puma y preguntó:

    —¿Están listos para pedir? —Tuvo mucho cuidado de dejar fuera el «de una vez».

    David y Kerry pidieron y la camarera se giró ligeramente hacia Thomas. Él la estaba mirando fijamente y esperó a que levantara la mirada de la libreta para poder establecer contacto visual. La expresión de su cara la inquietó un poco, cargó su peso sobre la pierna izquierda y apoyó la mano del bolígrafo en la cadera.

    —¿Sabe lo que quiere, caballero? —Le preguntó en un tono más áspero.

    —Antes de pedir quiero disculparme con usted. Sé que ha sido muy paciente con nosotros mientras esperábamos a que llegara nuestro amigo y sé que se quiere ir a casa y darse una ducha antes de ir a ver a sus amigos en el bar. Odia oler como este sitio, por eso ha utilizado su propio dinero para comprar uniformes extra y poder ponerse uno limpio cada día sin tener que ir a la lavandería todo el tiempo. Comeremos rápido y encontraremos otro sitio donde pasar el rato para que usted pueda ocuparse de sus cosas. Entonces, la respuesta es sí. Estoy listo para pedir. Querría una ensalada verde con aliño italiano aparte, el solomillo, entre medio y bien hecho, y una patata asada con todo. También me gustaría que me rellenara la Pepsi .—Le miró la mano, todavía apoyada en la cadera y dijo—: ¿Tiene intenciones de apuntarlo?

    Ella lo miró fijamente con total incredulidad mientras llevaba el bolígrafo hacia la libreta. A pesar del temblor de manos, tomó nota rápidamente para no tener que soportar su mirada durante mucho tiempo.

    —De acuerdo, lo tengo. Les traeré las bebidas en un momento .—Se dio la vuelta y prácticamente se fue de un salto. El puma se había convertido en un cervatillo.

    —Te apuesto cincuenta pavos a que nos trae las bebidas otra persona, David .— Thomas resopló bastante contento consigo mismo.

    —Solo un tonto apostaría. Si puede, hará que también nos traiga la comida otra persona. ¿Por qué sientes la necesidad de asustar a la gente? Venga hombre, Thomas —dijo Kerry con tono de desaprobación.

    —Puede que no sea capaz de romper tablones con las manos desnudas o de lanzar un pase ganador, pero de vez en cuando me gusta recordarme a mí mismo cuáles son mis verdaderos poderes. ¿Hay algo malo en ello? Se va a tomar entre dos y siete copas esta noche y va a contarle al bar entero lo del tío raro de la última mesa. ¿Cuál es el problema? —Thomas agitó la mano como para quitarle importancia al tema.

    David sonrió cuando el barman apareció con su bebida.

    —Es su cumpleaños, Kerry, déjale que se divierta .—Luego redirigió la atención hacia Thomas—. Bueno, ¿cómo han ido las cosas por aquí? Sé que ha sido difícil para ti dejar las clases para aceptar este caso. ¿Estás haciendo progresos?

    —Todavía no, desafortunadamente. Para ser sincero, no me sorprende para nada que esa chica siga desaparecida. El jefe de policía se retiró más o menos una semana antes de que fuera abducida y su sustituto está verde. No sería capaz de hacer la o con un canuto, no digamos dirigir una investigación sobre una persona desaparecida. Todo lo que tiene que ver con este caso es una chapuza. No me sorprendería que se les hubieran pasado evidencias por alto, y no han entrevistado a nadie que pudiera ser relevante. Al final decidieron darle el caso a un detective competente, pero habría que preguntarse si esperaron demasiado. Mañana voy a verme con los padres y echar un vistazo a su casa. ¿Queréis venir, chicos? Thomas estaba emocionado con la idea de que fueran con él. Para variar, podrían verle al mando.

    —Si tú quieres que vayamos, yo sí que querría ir contigo. ¿Kerry? —David tenía la esperanza de que ella dijera que sí. Sabía que significaría mucho para Thomas.

    —Si al departamento de policía le parece bien, claro. Eres la razón por la que estamos aquí. Aquí lo que importa eres tú, Thomas —contestó ella.

    Thomas mostró su desacuerdo rápidamente:

    —No, lo que importa es la chica desaparecida.

    Capítulo Uno

    La mañana empezó igual que muchas otras. Thomas se levantó de la cama del hotel bastante seguro de que David y Kerry ya estarían vestidos y sentados en la cafetería más cercana desayunando. Mientras se despertaba del todo frotándose los ojos, se dio cuenta de que aunque algunas cosas nunca cambian, otras lo hacen de manera inevitable. David había sido el líder del trío desde el comienzo, pero hoy sería un mero observador. Hoy era el día de Thomas. Iba a asesorar al departamento de policía de Queensbrook sobre la desaparición de Katherine (Katie) Simmons.

    Con esa idea en mente, se pasó las manos por el pelo y se puso las gafas. Notó como por un momento le subía un malestar desde la boca del estómago y luego volvía a bajar. Si metía la pata delante del departamento de policía, su reputación podría verse afectada, pero meter la pata delante de las únicas personas que le conocían de verdad era algo que le asustaba mucho más.

    Una vez se hubo duchado y vestido, Thomas se fue a través del aparcamiento del hotel hacia el restaurante al otro lado. La campanilla de la puerta anunció su llegada y David levantó los ojos de los huevos que tenía en el plato. El restaurante estaba casi vacío esa mañana, al igual que el aparcamiento. Aquella ciudad no parecía tener mucho tráfico entre semana. Thomas era muy consciente de como le miraba Kerry mientras se acercaba a la mesa. Estaba evaluando su elección de vestuario para aquel día. Pantalones de color caqui, camisa de botones y corbata a rayas. Era la apariencia más profesional que podía presentar dadas su falta de fondos y su carencia de sentido de la moda.

    —Buenos días, ¿qué tal has dormido? —preguntó David, con más interés por romper aquel silencio incómodo que por la respuesta.

    —Bien, he dormido bien. Ya me conocéis: tarde a la cama y tarde por la mañana, supongo. —Thomas se sentó y le hizo un gesto a la camarera pidiéndole café.

    Kerry metió baza:

    —He desarrollado una teoría sobre eso, ¿sabes? Creo que, a lo mejor, tu cerebro es tan grande que tarda más que otros en apagarse al final del día. Ya sabes, eliminando archivos corruptos, comprobando errores de codificación, archivando datos. Luego, claro está, tarda más en ponerse en marcha por la mañana.

    David soltó una risita más por la cara de perplejidad de Thomas que por la ingeniosa analogía, pero a Thomas no le hizo gracia.

    —Eso no tiene sentido. El cerebro no se apaga por la noche. ¿Sabes cuántos procesos necesita controlar el cerebro mientras duermes? ¿Por qué se te iba ni siquiera a ocurrir algo así? Todavía vas a la universidad, ¿verdad? —Thomas alzó la mirada con desagrado.

    —¡Relájate! Estaba de broma. Por supuesto que sé que el cerebro no se apaga al dormir. No me trates como a una idiota. Yo no soy la que es totalmente incapaz de entender una sátira. —El enfado se convirtió en risa antes de que terminara de pronunciar las palabras. Thomas la miraba con superioridad, orgulloso de su habilidad para alterarla. Aquella era la verdadera naturaleza de su relación. Eran como hermanos que continuamente se llevan al límite de la cordura a pesar de que el amor entre ellos es más importante que sus sentimientos hacia nadie más en el  mundo.

    —¿La familia nos espera a alguna hora en concreto, Thomas? —preguntó David con la esperanza de llevar la conversación a un terreno menos sarcástico.

    Thomas miró el reloj.

    —Nos quedan unos treinta minutos y se tardan veinte en llegar allí, así que mejor nos damos prisa. —Agarró el café y lo sorbió ruidosamente mientras le hacía gestos frenéticos a la camarera para que le pusiera otro para llevar. A lo mejor sí que tardaba más en ponerse en marcha por la mañana y la cafeína era el catalizador.

    Cogieron el coche de alquiler de Thomas ya que era el que estaba más familiarizado con la ciudad y condujeron en silencio hasta que Thomas comenzó a explicar la estrategia momentos antes de que llegaran a la casa. Aquel era un territorio extraño e interesante para él, pero estaba contento de tener a su equipo con él para verlo en acción.

    —Chicos, os voy a presentar por vuestros nombres, pero si preguntan que qué es lo que hacéis será mejor ser ambiguos. No hemos determinado si la chica sigue viva y la familia probablemente no reaccione bien ante investigadores paranormales. —El departamento de policía no autorizaba la visita de David y Kerry así que Thomas no quería crear problemas.

    —Yo, simplemente, seré el doctor David Dean y Kerry será mi asistente. Si preguntan, les diremos que somos socios tuyos y que solo estamos aquí para ayudarte con el suceso si fuera necesario. Recuerda, entre otras cosas, soy psicoterapeuta. —David sonrió.

    —Vale, puede que funcione. No te olvides de ser poco claro. Kerry, me encantaría si pudieras tomar notas mientras entrevisto a los padres y, quizá, puedas unirte a mí cuando dé el paseo por la casa. Eres mucho más observadora que yo. No se me ha ocurrido qué es lo que debería hacer David, pero él es el relaciones públicas del grupo, así que seguro que se le ocurre algo. —Thomas creía que David era mucho más amable que el psiquiatra de la policía que había hablado con la familia. Que él estuviera allí, tal vez, podría reconfortarles.

    Se acercaron a la acera frente a la casa y Thomas apagó el motor. Miró alrededor un momento. El aire estaba en calma y la calle estaba desierta. Casi podía ver a una versión joven de Katie saliendo de casa seguida de su hermana pequeña, Meghan. Las visualizó con pequeños cascos rosas de bicicleta y abultadas chaquetas de invierno. Estaban emocionadas y hablaban rápido entre ellas mientras iban corriendo al garaje a sacar las bicicletas. La impresión general era la de una casa feliz y esperaba que más de aquellas visiones residuales de recuerdos llegaran a él mientras estaba allí. Allí no había malicia en absoluto. Se giró en el asiento del coche para poder ver a Kerry y a David.

    —Bueno, esto es lo que sabemos hasta ahora: Katie va a clase en las cercanías y vive en casa. Desapareció el lunes. Salió de casa a las 7:00 a. m. para ir a una clase temprana de física.  Le dijo a su madre que necesitaba gasolina la noche anterior y la policía ha confirmado que usó la tarjeta de débito en la gasolinera que está a unos diez kilómetros de aquí. Era conocida por aparecer en clase por las mañana con con un café latte  grande, así que la policía comprobó y confirmó que también había usado la tarjeta de débito en el Starbucks que hay justo fuera del campus. El empleado del Starbucks fue la última persona en confirmar que la había visto. Nunca llegó a clase. Ella y el coche siguen aún desaparecidos. —Hizo todo lo que pudo para practicar el seguir hablando en tiempo presente. La familia necesitaba saber que no había descartado la posibilidad de encontrar a su hija con vida.

    El Sr. Simmons recibió al grupo en la puerta y Thomas se presentó. El padre, despeinado y con aspecto cansado, les llevó al comedor donde su mujer estaba esperando sin mejor aspecto que su marido. La sensación en esa habitación era el polo opuesto a la felicidad que Thomas había experimentado afuera, y debería de habérselo esperado pero, en lugar de eso, fue como recibir un puñetazo de un luchador experto y le inundó el malestar y la depresión. La familia que tanto se había convertido en parte de aquella casa estaba experimentando

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