Conejitos Biófilos

Por Martha Melchor

Arm el conejo negro, haba elegido amar a una conejita blanca de un listn azul en la cabeza, una desilusin en el amor para Yunny, una conejita blanca de ojos rojos que huye del dolor cruzando al otro lado del lago, dejando atrs su vida feliz de dibujos y juegos.

Cansada, perdida, decepciona y no saber qu sentido tomar en su vida fue encontrada en el bosque por Julio, un patito torpe e ingenuo que habla con piedras, quien muy amable invito a la conejita a su nido, le ofreci rbanos y lechugas para comer, sentados disfrutando del alimento, entre los matorrales sali el pequeo Oreos, un pollito hambriento y perdido en el camino. Los tres al contarse sus historias y ver lo duro que han sido sus vidas, deciden buscar a la vaca Rosalinda, una vaca sabia que sabia el significado de la vida bifila y como encontrar la felicidad.

Al enfrentarse a la inexperiencia, la ingenuidad, el peligro, el dolor, el cansancio, el miedo, la frustracin y el desamor, Yunny, Julio y Oreos encontraron en su camino amigos, compasin, el perdn, la experiencia, la humildad, el amor, a la vaca Rosalinda y el significado de la vida bifila, obteniendo as la felicidad.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 23 feb 2015
• ISBN: 9781463380939

Martha Melchor

Nació en la ciudad de Xalapa, Ver. México. Desde muy temprana edad mostro interés por el dibujo y la pintura, pero fue el teatro, la oratoria y las matemáticas que la hizo participe en muchos eventos escolares. Sus estudios profesionales declinaron por los sistemas computacionales trabajando para varias empresas en el ramo contable y administrativo, sin dejar atrás su pasión por el diseño, fortaleció su profesión en proyectos independientes en el diseño y programación en web. Su fascinación por el comic, la fantasía y la ciencia ficción la hizo creadora de múltiples historias que han sido expuestas en la red teniendo hasta el momento con 12330 visitas en su página oficial. Exponiendo para el gusto de grandes y chicos su primer libro Conejitos Biófilos.

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Copyright © 2015 por Martha Julia Melchor Lara.

ISBN:   Tapa Blanda               978-1-4633-8092-2

              Libro Electrónico       978-1-4633-8093-9

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

Fecha de revisión: 18/02/2015

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

Indice

Indice

Martha Melchor

Agradecimientos

Prólogo

Capítulo I. Yunny: La conejita blanca

Capitulo ll. Julio: El feo del lago

Capítulo III. Oreos: El grosero del pueblo

Capítulo IV. En búsqueda de la vida Biófila.

Capitulo V. Dibuja conejitos en el cielo

Capítulo VI. La Vida Biófila

Epilogo

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Martha Melchor

Nació en la ciudad de Xalapa, Ver. México. Desde muy temprana edad mostro interés por el dibujo y la pintura, pero fue el teatro, la oratoria y las matemáticas que la hizo participe en muchos eventos escolares.

Sus estudios profesionales declinaron por los sistemas computacionales trabajando para varias empresas en el ramo contable y administrativo, sin dejar atrás su pasión por el diseño, fortaleció su profesión en proyectos independientes en el diseño y programación en web.

Su fascinación por el comic, la fantasía y la ciencia ficción la hizo creadora de múltiples historias que han sido expuestas en la red teniendo hasta el momento con 12330 visitas en su página oficial. Exponiendo para el gusto de grandes y chicos su primer libro Conejitos Biófilos.

Agradecimientos

A mi amiga Mich, a mis amigos y compañeros de Call Center quienes me motivaron para ver más conejitos de colores.

En memoria de Alejandro Hdez. Lobato que se fue antes a dibujar conejitos en el cielo.

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Prólogo

Hace mucho tiempo en mis años de preparatoria, el maestro de biología al entrar al salón nos escucho cantar una canción de desamor, la cual estaba muy sonada en la radio, el nos reprendió y nos dijo: canten canciones biófilas. Desde entonces el concepto lo llevo muy bien integrado a mi vida. Pero, ¿qué es biófilo? Biófila o biófilo es la plena sincronía que manifiesta todo ser vivo y manda al planeta toda la energía que produce bienestar, satisfacción y alegría para la convivencia diaria. El concepto de biófilo no es muy usado por nuestra sociedad, prácticamente es desconocido, estamos totalmente expuesto a un ritmo de vida mucho más difícil que en otras épocas, ya nada nos detiene, nos consume las preocupaciones, el stress, el trabajo, la escuela, la salud, los problemas políticos y sociales dejando atrás poco a poco el bienestar sano de nuestras vidas y mandamos muy poca energía positiva al planeta.

Capítulo I

Yunny: La conejita blanca

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¿Qué es la vida?, sinceramente, nunca pensé en la pregunta, hasta que llego el momento de comenzar a vivir. La vida no es más que una secuencia de circunstancias y situaciones que te hacen llevar a diferentes acciones y decisiones, y dependiendo de la situación es donde viene la acción del bien o del mal. La decisión que elijas es la que te marcara para el resto de tus días.

Lo entendí de una manera difícil, pero al final comprendí lo que es tener una vida biófila.

Mi nombre es Yunny, soy una conejita blanca de ojos rojos, vivía en un pequeño valle llamado Siempre Verde, aunque no siempre era verde, tenia muchos colores gracias a sus árboles que cambiaban de color cada temporada del año. Las mariposas que llegaban cada primavera decoraban el cielo azul con sus diversos colores y las flores adornaban el lugar todos los días con su belleza y fragancia refrescante.

Mi mundo era hermoso, creía que todo lo veía lo tenía que ser plasmado en mis lienzos. Desde el vuelo de las aves, el salto de los grillos, un atardecer en el lago, las ondas de una hoja al caer despacio en el agua, la fila de las hormigas cuando acarrean tierra para su hormiguero, todo tenía que ser capturado en el momento perfecto, con el color autentico, no tan opaco no tan luminoso, nada debía faltar en la composición de la pintura.

Me gustaba jugar con mi amiga Mariposa cerca del lago que era alimentado por la caída de agua que venía desde lo más alto de las montañas que rodeaban todo el valle. Mariposa siempre posaba sus bellas alas moradas para que la dibujara en diferentes lugares como en el bosque, en el lago, en las flores en todos lados donde ella se viera bella y bonita

Realmente era feliz en mi pequeño espacio, podía jugar, brincar y pintar. Creía que no había algo más allá del otro lado del lago, las montañas eran el límite del mundo, realmente no quería cambiar nada, porque así era feliz.

¿Pero cuando aprendí a vivir realmente? fue cuando me enamore del conejito equivocado.

Un día, estaba junto del lago con mi amiga mariposa, dibujándola como era costumbre, se acerco a nosotras un conejito negro, nunca lo había visto, venia del otro lado del lago. El conejo negro se quedo viendo como dibujaba a Mariposa y se rió, dijo que tenia las mejillas ruborizadas, y no era porque me pegara mucho el sol, si no que me había manchado de pintura roja la carita esponjosita. Lo mire con asombro, el sonrió y le correspondí la sonrisa, apenada, me limpie la cara y me presente con el, le dije mi nombre y presente a Mariposa. El conejo negro se presento como Arm. Nos contó que era un explorador y que había viajado por muchos lugares. Un día estaba sentado viendo pasar las nubes, pesando que haría con su vida, en ese momento una vieja vaca paso junto a el, se sentó, se rasco la cabeza, asustaba con su cola las moscas que volaban al alrededor de su trasero y le dijo.- Tú conejo negro, tienes ver más allá de las montañas, tener experiencias y al final confrontar tus decisiones con tus acciones. La decisión que elijas te marcara y marcaras a otros. Es parte de tener una vida biófila, debes hallarla..- Después la vaca se levanto y continúo su camino. Arm dijo que cuando la vaca se marchaba después de pensar unos segundos lo que le había dicho, le grito preguntando su nombre, la cual la vaca se detuvo, miro al cielo, se rasco la cabeza – Me llamo Rosalinda- se sonrió y se fue caminado despacio, contoneando su cadera de izquierda a derecha haciendo sonar el cencerro que le colgaba en el cuello.

Y desde ese momento Arm tomo la decisión de salir a explorar, conocer el mundo. Encontrar la vida biófila. Salió de su pueblo una mañana y se aventuro por los valles, haciendo una gran travesía. Conoció el mar, que era un espacio enorme lleno de agua salada y con muchos peces multicolores, comió manzanas horneadas en un pequeño pueblo de cerditos que se hacia llamar el Lugar donde nacen la flores, conoció a una burra que lo perdió por el desierto cuando alardeaba de conocer cualquier camino. Peleo con lobos furiosos de dientes enormes para ayudar a una conejita que querían comerse. Rescato a un patito que se hallaba pegado al lago congelado el invierno pasado. Y que el día de hoy, había conocido a una coneja que dibujaba mariposas.

Mis orejas se alargaban cada vez más con todas sus historias, las contaba con tanto empeño que hacía que imaginara todo lo que el decía. Me llenaba de entusiasmo y quería conocer todo lo que había vivido. Quería dibujar lo que había visto. Sentí el deseo de poder ir al otro lado del lago para confirmar lo que el contaba. ¿Realmente había algo tan interesante del otro lado del lago? ¿Qué era una vida biófila? La pregunta final, se me olvido preguntarle.

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Al día siguiente Mariposa y yo fuimos al lago para ver si encontrábamos a Arm para que nos siguiera contando sus fantásticas historias. Pero no se encontraba. Pensamos que ya se había marchado a su siguiente aventura. Desilusionadas nos sentamos a la orilla del lago y suspiramos, preguntándonos que haríamos ese día, realmente Mariposa y yo entramos en una pequeña rutina que cuando conocimos algo diferente, queríamos continuar con nuestro nuevo entretenimiento. Miramos al cielo, viendo como las nubes caminaban lentas al paso del viento e iban haciendo diversas figuras en el cielo y nos reíamos de las figuras graciosas que formábamos con nuestra imaginación.

Detrás de nosotras nos sorprendió Arm diciéndonos que había conejitos en el cielo. La cual me sonrojo, porque con una vara de madera hacia la alusión de dibujarme en el cielo. Me quede calladita y gire mi cara esponjosa hacia la vista del agua. Arm nos dijo: -¡síganme! les mostrare algo- salió corriendo hacia el bosque. Mariposa y yo nos vimos a la cara, sonreímos y corrimos hacia él persiguiéndolo hacia el bosque. Arm subió a un