LA VOZ ESPIRITUAL DEL BOSQUE
EN FECHAS RECIENTES, me aventuré en una travesía hacia el interior del Serengueti. No era el que imaginarías, el de las postales de sabanas de pastos amarillentos con unas cuantas acacias de copa plana por aquí y por allá.
En lugar de eso viajé a Loita, una parte de este gran ecosistema que no aparece en los itinerarios comunes; se podría decir que es un Serengueti oculto que incluye una exuberante vida silvestre de montaña a más de 2 000 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a unos 250 kilómetros por carretera al suroeste de Nairobi y se eleva sobre la famosa Reserva Nacional Masái Mara, pero es un lugar que desconoce la mayoría de quienes visitan Kenia.
Mi plan era llegar hasta el corazón de esta fortaleza verde, a un lugar que se conoce en lengua maa como Entim e Naimina Enkiyio, o el bosque de la niña perdida. Es un recoveco de 300 kilómetros cuadrados de selva lluviosa virgen, una tierra prácticamente escondida a simple vista. Una vez allí, tenía la esperanza de que se me concediera una audiencia con el hombre que protege este reino.
Primero debes saber que yo vivo en Nairobi, a un mundo de distancia de Loita. Es una metrópoli de casi cinco millones de habitantes. Zumba y resuena como uno de los innovadores tecnológicos de África, el núcleo de lo que hoy se conoce como Silicon Savanna. Es uno de los concentradores de transporte más concurridos con vuelos desde y hacia cuatro continentes. Un sitio de rascacielos resplandecientes que ocupan empresas de todo el mundo. Las oficinas centrales de la ONU
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