Cómo entrenar a un oso

Por AJ Tipton

Un amable multimillonario que se la juega por mejorar su compañía. Una entrenadora personal sin nada que perder. ¿Podrá su pasión salvar a la gente que quieren?

Walter, un transmutador de tipo oso, tiene la predisposición para salvar la empresa familiar, pero no el poder. Tras varios meses viendo cómo su hermano mayor, el playboy Raymond, destruye el negocio familiar, una apuesta en plena borrachera da por fin a Walter la oportunidad de recuperarlo todo. Se lo va a jugar todo en los Juegos de la Transmutación: una prueba de fuerza, velocidad e ingenio en la que el ganador se lo lleva todo. Solo hay un problema: Walter no ha ganado jamás. Hasta que conoce a la mujer de sus sueños…

Katherine es una consumada entrenadora personal que ha perdido su trabajo por las malas prácticas empresariales de Raymond. Cuando vuela a la ciudad para enfrentarse a él cara a cara, lo último que espera es verse atrapada en una amarga pelea fraternal cuyo desenlace será definitivo para el destino de todos aquellos a los que ella quiere.

Mientras Katherine entrena a Walter para la competición, las sesiones privadas de entrenamiento dan lugar a una pasión que marcará un antes y un después en sus vidas. ¿Será Walter lo suficientemente fuerte como para ganar los juegos… o podrán las malas mañas de su hermano acabar con sus sueños?

‘Cómo entrenar a un oso’ es un romance corto y paranormal incluido en la serie “Los Juegos de la Transmutación”, una serie de historias independientes llenas de chispa y satisfacción. Si te gustan los romances calientes, los transmutadores musculados y la magia, este libro de AJ Tipton te dejará sin aliento. 

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• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 3 nov 2016
• ISBN: 9781507161296

Vista previa del libro

Cómo entrenar a un oso

Un romance paranormal y transmutador

By AJ Tipton

El Guapo y la Bestia

Autor: AJ Tipton

Traductor: Lorena De Isla

Fotografías de portada proporcionadas por BigStock.com, Flickr.com, Archivos Morgue, y Upsplash.com.

Copyright © AJ Tipton 2015 El derecho de AJ Tipton de ser identificada como autora de este trabajo ha sido afirmado por ella de acuerdo con el estatuto de Derecho de Autor, Diseños y Patentes de 1988 (u otra ley similar, dependiendo del país). Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida de cualquier forma, o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado, u otro) sin tener el previo permiso escrito de la autora, excepto en casos de breves citas contenidas en reseñas o artículos. No puede ser editado, prestado, revendido, alquilado, distribuido, o circulado de cualquier otra manera sin el permiso escrito del publicista. Los permisos pueden obtenerse escribiendo a [e-mail].

Este libro es para la venta a un público adulto solamente. Contiene escenas sustancialmente explícitas, y leguaje gráfico que puede considerarse ofensivo por algunos lectores.

Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, lugares, e incidentes que aparecen aquí son ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, organizaciones, eventos, o locales, es pura coincidencia.

Todos los personajes sexualmente activos en esta obra son de 18 años o mayores.

Katherine Salani meneó la cabeza en señal de desaprobación mientras contemplaba, asombrada, aquella muchedumbre desatada; jamás había visto tantos transmutadores diferentes juntos en un mismo lugar. Todos y cada uno de los tipos de transmutadores de los que había oído hablar a lo largo de su vida estaban allí, calentando, cambiando de su forma humana a otras formas como zorros, osos, lobos y docenas de animales diferentes mientras esperaban tras una brillante línea de SALIDA.

¿Qué es todo esto?, preguntó Katherine a Sylvester. Estiró sus largas y bronceadas piernas y trató de crujirse el cuello. Las seis horas de vuelo desde Hawaii la habían dejado desganada y contracturada.

¡Bienvenida a los Juegos de la Transmutación!, Sylvester abrió sus brazos, como abarcando toda aquella multitud que esperaba en un claro del bosque. Estos maravillosos especímenes..., su amigo hacía gestos señalando a los transmutadores, correrán, saltarán, volarán, escalarán y harán todo lo que sea necesario hacer para atravesar las pista de obstáculos que nuestra puta ama y señora del juego ha preparado. Señaló a una mujer de piel blanca y cuyo pecho estaba cubierto por tatuajes de rosas que permanecía en lo alto con pinta de vigilante de la playa. Su pelo, largo y negro, estaba recogido en docenas de trenzas que flotaban en el aire, meciéndose de lado a lado, como si llevasen su propio compás. Esa es Lola. Camarera, alcahueta y ama y señora del juego. Sylvester sonrió. También es corredora de apuestas. Acepta apuestas por el ganador, por si te interesan esas cosas.

Sly, no he volado hasta tierra firme para ver a un puñado de tíos cachas corriendo. Escudriñó la multitud. Me dijiste que me traías para ver a Raymond Bellwether.

Sylvester cogió a Katherine por los hombros y la giró con cuidado hasta ponerla mirando al final del grupo de participantes. Allí, con una sonrisa aduladora y nada más puesto, estaba Raymond Bellwether.

Ese hijo de—

Unos brazos fuertes la rodearon a la altura del abdomen y sus pies se despegaron del suelo mientras Sylvester la apresaba en un abrazo de oso.

Sly. Musitó Katherine. Aprietas. Mucho.

¡Lo siento! La risa feliz de Sylvester resonó con fuerza en sus oídos mientras la soltaba. Pensé que sería buena idea mantenerte alejada de la idea de atacar a mi jefe. Cuando recibí tu mensaje de ayer, creí que estabas de coña.

"¿Y qué es lo que te parece tan divertido de todo esto?" Katherine saltó a la vez que sonaba el pistoletazo de salida y la horda de transmutadores salía a escape. Todos los corredores iban desnudos para que pudieran transmutar de una forma a otra a placer sin destrozar su ropa. Sus ojos estaban puestos en la espalda de Raymond, achinándose mientras él se perdía entre el gentío.

Eres mi amiga desde hace diez años y sabes que te adoro, pero Kat, estás mal de la cabeza, le dijo Sylvester. Estás aquí para echarle la bronca al director de Bellwether Resorts... ¿por haber cerrado el resort de Maui? ¿A dónde te va a llevar eso?

Katherine rechinó los dientes con el asco que conlleva esa sensación de rozar el esmalte de un diente contra otro. No puede ser que el Maui Turtle fuese mal. Estábamos hasta arriba cada día. Me apuesto lo que sea a que alguien quería quitárselo de encima, y el Sr. Bellwether tiene pinta de saber algo de esto. Apretó los puños. Como mínimo, gritarle en su cara de rata a ese hijo de puta, me hará sentir mejor.

"Ese es un gesto laboral maravilloso," le soltó con sorna Sly.

Deja que yo me ocupe de mi trabajo. No trabajaba para los resorts Bellwether, de hecho ya no trabajaba para nadie. Hasta el cierre del resort, Katherine era una exitosa entrenadora personal en el Maui Turtle, la filial de Hawaii de la cadena de Bellwether. Era muy respetada en