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El Gran Amorío de Lady Parker: Scandal in Surrey, older characters, scandal, sexy, Regency, Sandra Sookoo,, #1
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El Gran Amorío de Lady Parker: Scandal in Surrey, older characters, scandal, sexy, Regency, Sandra Sookoo,, #1
Libro electrónico173 páginas2 horas

El Gran Amorío de Lady Parker: Scandal in Surrey, older characters, scandal, sexy, Regency, Sandra Sookoo,, #1

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Información de este libro electrónico

Ella quiere una aventura... Maggie, Lady Parker, desea un hombre, pero no está dispuesta a dejar la libertad en Surrey para buscar un escándalo en Londres. Viuda durante años, quiere provocar un escándalo lo suficientemente grande como para que un caballero acuda a ella simplemente para ver si los rumores sobre ella son ciertos.

Él quiere una oportunidad en el Parlamento... Stephen Tarkington es un pícaro autoproclamado, pero si se saliera con la suya, sería un filántropo. Lo único que impide su sueño es su falta de patrocinio para ontener un puesto en el Parlamento. Casarse con la sobrina de Lady Parker podría resolver su problema.

A veces, el corazón quiere más... Imaginen su sorpresa cuando conoce a la viuda y ella no es un pájaro viejo al que él pueda encantar. Ella es vibrante, de lengua afilada y encantadora para empezar. La pasión arde entre ellos, y Stephen abandona su plan... en busca de una apuesta más placentera.

Maggie se siente atraída de inmediato por el encantador y guapo caballero, pero ¿satisfará sus necesidades un simple amorío? Un roce con el escándalo público los arrojará a una situación que podría satisfacer los deseos secretos de ambos.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento13 jul 2020
ISBN9781071555798
El Gran Amorío de Lady Parker: Scandal in Surrey, older characters, scandal, sexy, Regency, Sandra Sookoo,, #1

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    El Gran Amorío de Lady Parker - Sandra Sookoo

    El gran Amorío de Lady Parker

    Una novela de escándalo en Surrey

    por

    Sandra Sookoo

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, los personajes, los lugares y los incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales vivas o muertas, establecimientos comerciales, eventos o locales es una coincidencia.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede reproducirse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio electrónico o mecánico, incluida la fotocopia, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información sin el permiso del autor.

    LADY PARKER'S GRAND AFFAIR COPYRIGHT 2012 por Sandra Sookoo

    Publicado por New Independence Books y Sandra Sookoo.

    Información del contacto:

    sandrasookoo@yahoo.com

    newindepdencebooks@gmail.com

    Visítame en sandrasookoo.com

    Diseño de portada de libro por David Sookoo

    Actriz COPYRIGHT Vasiliy Koval | Dreamstime.com

    Historia editorial

    Primera edición digital, 2012

    Segunda edición digital, 2015

    Tercera edición digital, 2018

    Traducción al español, 2018

    Dedicatoria

    Este libro, al igual que la serie, no hubiera sido posible sin el estímulo, la dedicación, el apoyo y la paciencia de una persona: Michele. Muchas gracias. Nunca sabrás cuánto significa eso.

    Notas del Autor

    Si bien esta historia se desarrolla al final del período de tiempo de la Regencia, considero que tanto los hombres como las mujeres de esta época tenían la capacidad de ser progresistas y podrían haberlo demostrado también en sus acciones. Nadie nunca avanza a menos que se cuestione el status quo.

    Como tal, he tomado un poco de licencia literaria con mis personajes y el mundo en el que residen con la esperanza de que este período cobre vida con una perspectiva un poco diferente. Además, el hecho de que mis personajes sean mayores le da otro aspecto al género.

    Capítulo Uno

    divider CHW

    Mayo de 1820

    En algún lugar cerca de Cranleigh, Surrey, Inglaterra

    —¡Lady Parker, él la está alcanzando!

    Cuando la advertencia de su caballerizo sonó en sus oídos, Margaret Parker se inclinó sobre el cuello de su caballo, las riendas apretadas fuertemente a través de los dedos enguantados. Ella animó a su montura. Las orejas de la yegua se movieron como en reconocimiento y su ritmo aumentó. El poder crudo y equino pulsaba a través de cada músculo en el cuerpo de Maggie. Ella sonrió. Así era como debía sentirse la vida: el latido de su corazón, la fuerza de una montura entre sus muslos, el calor del sol de la tarde golpeando. Sus faldas verdes de terciopelo azotaron sus piernas. Había que decir algo sobre montar a horcajadas. Ella tenía mucho más control sobre su caballo que el que tendría en una silla de amazona.

    Tengo la intención de disfrutar cada segundo de hacer lo que me plazca. Además, le daría a la nobleza local algo más para menear la lengua. Al menos si estuvieran cotilleando sobre ella, alguna otra mujer acosada recibiría un breve respiro.

    —No te preocupes, Billy. ¡Lo veo! —Ella clavó los talones en las costillas de su caballo, deseando que la yegua corriera más rápido. El animal resopló. Al mirar por encima del hombro para medir la distancia de su perseguidor, la brisa atrapó el borde de su sombrero y lo voló de su cabeza. Golpeó contra su espalda, sostenido en su garganta por las cintas de raso.

    Billy corrió a su derecha. 

    —Casi llega, señora. Manténgalo alejado lo mejor que pueda.

    —Lo haré.  —Deseaba enseñarle a su vecino arrogante una cosa o dos acerca de las mujeres reales, y no el tipo dócil de mujer inglesa, tal como él pensaba que todas las mujeres deberían ser.

    A su izquierda, y avanzando de prisa, cabalgaba el joven Benjamin Chesley. Ella vislumbró su cabello rojo flameante por el rabillo del ojo. Las patas negras de su magnífico semental aparecieron a la vista cuando casi se acercó a ella. Ella azuzó a su montura con su rodilla, rezando por un poco más de velocidad. El joven había apenas cumplido dieciséis años, y  necesitaba algo que  tirara de las riendas de su ego. Si ella ganaba la carrera improvisada le bajaría un poco los humos, y tal vez le enseñaría a no subestimar a las mujeres en general- y a ella en particular.

    Al final de la carrera improvisada se alzaba un camino de tierra salpicado de charcos de barro. El hermano menor de Benjamin, Amos, saltaba de un lado a otro, agitando los brazos, su cabello rojo cobrizo al sol. Ondeaba una corbata blanca en una mano. Maggie entrecerró los ojos, se sentó en la silla con las rodillas apretadas alrededor del caballo y golpeó las riendas. Su animal adelantó a la montura de Benjamín y luego lo dejó por completo mientras corría pasando a Amos, tomando la tira de algodón de la mano del joven.

    Benjamin apareció con estruendo unos segundos más tarde, seguido de cerca por Billy.

    —¡Buen espectáculo, Lady Parker! —El grito de victoria de Billy resonó en sus oídos por encima del latido de su pulso.

    —Gracias, Billy. Nunca esperé nada menos. —Maggie se enderezó en la silla y relajó las riendas. Sus músculos temblaron mientras dejaba que su cuerpo se relajara. Ahora esa es una forma agradable de pasar el tiempo, mucho mejor que pincharme los pulgares con la aguja de bordar. Mientras dejaba que su yegua se enfriara al trote, se concentró en Benjamin y reacomodó su falda en una apariencia de modestia. Él había dado la vuelta a su caballo y ahora la miraba. 

    —Bueno, Sr. Chesley, ¿qué tiene que decir ahora? —Le arrojó la corbata a Amos, habiendo terminado con ella.

    Un rubor coloreó de escarlata la cara del joven. Tiró del borde de la gorra sobre sus ojos y miró las orejas de su montura. 

    —Me disculpo, Lady Parker. Las mujeres son tan hábiles como los hombres.

    Maggie volvió a ponerse el sombrero en la cabeza y reajustó la cinta debajo de la barbilla. 

    —¿Y? —Levantó una ceja mientras su caballo se detenía a caminar.

    Su manzana de Adán se balanceó. 

    —No tengo motivos para menospreciar el espíritu estadounidense. Inglaterra merecía cada azote que recibió en tierra y mar. 

    —Muy bien. 

    El joven se aclaró la garganta. 

    —¿Quiere que le entregue a Medianoche mañana por la mañana? Tendrá que ser alimentado, hidratado y cepillado antes de que lo entregue.

    Ella se mordió el labio inferior para no reírse ante su derrota. 

    —No, creo que he cambiado de opinión. Aunque tu caballo fue mi premio, creo que has aprendido tu lección.

    —Gracias, señora.

    —Puede que no sea tan generosa la próxima vez, así que ten en cuenta mi buena voluntad. —Maggie se acercó a Benjamin. —Espero que en el futuro recuerdes esta carrera y eduques tus pensamientos en consecuencia. —Cuando él asintió, con la mirada todavía baja, ella instó a su montura a caminar más rápido. —Que tengan un buen día, caballeros.

    Unos refunfuños llegaron a sus oídos mientras ponía distancia entre ella y los niños, seguidos por la interjección de Amos:

    —Esa mujer está bastante loca. Nunca debiste haberla desafiado a una carrera. Ella se engaña, además. Los hombres siempre serán mejores que las mujeres.

    Benjamin hizo callar a su hermano mientras Maggie se alejaba del alcance del oído. Billy la siguió a un ritmo más tranquilo.

    Ella acarició el cuello de su yegua, riéndose cuando el caballo sacudió la cabeza. 

    —¿Loca? No exactamente. ¿Engañada? Todavía no, pero al menos pongo las lenguas en movimiento y no seré olvidada. —A diferencia de su difunto esposo, a quien nadie recordaba.

    —¿Perdón, lady Parker? ¿Estaba hablándome? —La preocupación pendía de la pregunta de Billy.

    —No lo estaba, pero gracias por preguntar. Te convertirás en un joven excelente algún día.

    —Gracias señora. Mi madre seguramente lo espera. Me dice todas las mañanas que me comporte y haga lo que me dicen mis mayores. 

    —Tus ' mayores ' son simplemente personas con más dinero o popularidad que tú. Ninguno de los dos necesariamente los hace mejores. Solo la integridad de una persona puede hacer eso. —Si su querido padre le había inculcado algo, era eso. Las reputaciones podrían desmoronarse como el azúcar bajo la lluvia, pero la honestidad y la integridad estaban hechas de cosas más fuertes. Cómo tratabas a una persona era lo que más importaba.

    —Sí, Lady Parker. Mi ma’ también me dice eso.

    La familiar tristeza brotó en su pecho. Jamie solía llamarla ma en lo que ahora parecía una eternidad. ¿Realmente habían pasado diez años desde que lo había perdido? Su corazón se apretó al recordar su pequeña mano sujetando la de ella y la suave caricia de su risa cuando algo lo había complacido. Esas eran las cosas que la habían consolado cuando Jamie y su esposo se habían ido. Al menos tuve la experiencia. No puedo culpar al destino por eso.

    Una nube de polvo en la distancia alejó su atención de sus pensamientos sentimentales. Se hizo sombra en los ojos cuando un jinete se aproximó. Cuando estuvo cerca, ella reconoció la cara y la forma de su hermano Alfred Manning, y una sonrisa separó sus labios. 

    —Billy.  —Ella se dio la vuelta. —El Sr. Manning me acompañará a casa. Eres libre de regresar a tus otros deberes, pero gracias por la compañía.

    —¡Gracias, señora, por la espléndida carrera! —Billy chasqueó la lengua y su caballo trotó por el camino.

    Maggie tiró ligeramente de las riendas. Su caballo se desvió hacia un lado de la carretera, donde se contentó con masticar montones de hierba. Tan pronto como su hermano se acercó, ella lo recibió con un saludo exuberante. 

    —¡Buenas tardes, Alfie!

    Él guió su montura cerca de la de ella. 

    —¿Debes seguir llamándome con ese apodo ridículo? —Sus ojos azules, exactamente el mismo tono de azul que el de ella, brillaban tras los cristales de sus gafas.

    —Me divierte. —Burlarse de Alfred era solo una de las razones por las que disfrutaba tenerlo cerca. Si bien estaba bien enterrarse en el campo, lejos del esnobismo y el despilfarro de Londres, también la mantenía alejada de los pocos parientes que tenía en Inglaterra. Alfred había sido enviado por su padre para que le hiciera compañía, lo que equivalía a él metiéndola en problemas o sacándola de ellos.

    Ella se secó la transpiración de la frente con el dorso de la manga. 

    —¿Qué te trae por aquí? ¿Pensé que estabas ocupado reuniéndote con el jardinero? —Como lo demostraban sus mangas de camisa enrolladas hasta los codos y sus pantalones manchados de tierra, Alfred, en su tiempo libre, disfrutaba categorizando las numerosas plantas, arbustos y flores en la finca. Su corbata, también manchada, colgaba en un ángulo incómodo, como si hubiera tratado de ajustarla antes de darse cuenta de que sus dedos estaban sucios.

    —Lo estaba, y estábamos muy inmersos en el jardín de rosas, pero Caruthers está a punto de tener una apoplejía y me envió a buscarte. Por lo que parece, te has dedicado a tus travesuras habituales.  —Se pasó una mano por el cabello castaño oscuro, destruyendo de los esfuerzos que su ayuda de cámara había puesto en acomodarlo de esta mañana.

    Maggie sonrió. 

    —Así fue.

    —Al menos te estás divirtiendo. Parece que tu sobrina ha llegado un día antes de lo previsto e incluso ahora está sentada en el salón esperando tu llegada.

    Un aleteo de anticipación atravesó su estómago. Había pasado una eternidad desde la última vez que había visto a Amanda. 

    —¿Estás consciente de que Amanda también es tu sobrina?

    —Sí, pero ya que no he hablado con nuestro estimado hermano en años, supongo que es más tuya que mía.

    Maggie se echó a reír. 

    —No tengas celos de Gregory. No puede evitar que sus servicios como abogado sean muy solicitados o que pueda ser un imbécil a veces. Me han dicho que Nueva York está llena de personas que necesitan un representante de la ley, y él es bueno en eso.

    —¿En la ley, o en ser un imbécil?

    Ella sonrió, pero no respondió.

    —Los celos no están en mi naturaleza —resopló Alfred. —La ciencia puede no ser la opción popular, ni me hará rico, pero me interesa, y eso es todo lo que importa. Simplemente no entiendo por qué Gregory permitió que Amanda hiciera el viaje no solo a Inglaterra, sino también desde Londres hasta tu propiedad abandonada por Dios.

    —Recuerda, Amanda ha sido bien acompañada. Apenas la han descuidado.

    —Sin embargo, ella ha venido aquí. ¿Eres

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