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El Caido
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El Caido
Libro electrónico428 páginas8 horas

El Caido

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1332 D.C. – Como primer comandante de Roger Mortimer, Comandante de March, cuando se apodero del trono del Joven Edward III, el Señor Mathias de Reyne es el tipo de caballero que todos los hombres aspiran a ser, justo, poderoso, inteligente, y audaz. Hombres en ambos lados de las líneas de Mortimer/Edward respetan y admiran a  de Reyne por su sobresaliente carácter, incluyendo a la Espada del Dragón en persona, Tate de Lara. Antes de que la Guerra separara a los hombres en dos grupos– aquellos que apoyaban a Mortimer y aquellos que apoyaban al rey legitimo  – Mathias, Tate, Kenneth St. Hever y Stephen de Pembury eran amigos inseparables. Pero entonces, lados fueron escogidos y líneas fueron dibuja. Cuando Roger perdió su cabeza, Mathias de Reyne fue perdonado por su gran y justa reputación, Despojado de sus tierras y títulos, sin embargo, él es forzado a la oscuridad. Él fue conocido en leyendas como El Caído.

Más de un año después de ser despojado de su caballerazgo, Mathias ahora hace su vida como un herrero en el norte de Cumbrian en el pueblo de Brampton. Una mañana, el escucha gritos de ayuda y, siendo innatamente valiente y servicial hombre, sigue los gritos y llegó a una terrible escena. Rescatando a una joven mujer de un demonio, el muy rápidamente se da cuenta de que la joven mujer es la cosa más hermosa él hubiera alguna vez visto. La Señora Cathlina de Lara es una belleza exuberante con cabello oscuro y  parpadeantes ojos oscuros, y la atracción en el par es inmediata. Pero ella también es una de Lara, relacionada con el hombre que tomo los títulos de Mathias de él… su ex mejor amigo.

Aun así, él no puede olvidar la belleza de ojos oscuros y luego se encuentra a si mismo barrido en un salvajemente apasionada Aventura amorosa, rompiendo su promesa de nunca cargar armas nuevamente la reasumir su título de caballero sin permiso del rey y escapando hacia Escocia. De las brutales fronteras Escocesas a los campos de Dupplin Moor y una batalla histórica, únete a Mathias y Cathlina como su viaje de la vida los lleva en una apasionada Aventura de amor, vida, aprendizaje, y redención del hombre que alguna vez fue conocido como El Caído.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento8 nov 2018
ISBN9781386349709
El Caido

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    El Caido - Kathryn Le Veque

    Copyright 2013, 2014 by Kathryn Le Veque

    Todos los derechos reservados. Ninguna prate de este libro puede ser usada o reproducida de manera alguna sin un permiso escrito, a exepcion de breves cuotas incorporadas en articulos criticos o reseñas.

    Printed by Kathryn Le Veque Novels in the United States of America

    Text copyright 2013, 2014 by Kathryn Le Veque

    Cover copyright 2013, 2014 by Kathryn Le Veque

    Library of Congress Control Number 2014-024

    ISBN 1492982865

    PROLOGO

    Torre de Londres

    Enero, 1331 D.C.

    Lleva armas como un caballero de nuevo y me veré obligado a matarte. Estos son los términos a cambio de sus vidas .

    Las palabras corrían en su mente, ahuecado por la tristeza que su significado provocaban. Quizás ellos deberían matarlo después de todo. Seguramente el dolor no sería tan grande como el que el sentía en ese momento. Espadas, flechas, bates; él podría manejar la agonía de su obra. En sus dieciocho años como caballero, había tenido más de su parte en lesiones y se enorgullecía de su capacidad de recuperación. Pero deshonor era otra cosa en conjunto. Esto, él no podía digerir. A su lado, su hermano y su compañero caballero hablo.

    Mátenos ahora y terminemos con esto, el siseo .

    El hombre que aceptaba su destino los hizo callar. Suficiente.

    "’Esto no es cercanamente suficiente. ¿Tú no lo entiendes, hermano? Ellos buscan...."

    "Silencio. Sus palabras eran bajas y deliberadas. El poder va con aquellos que son victoriosos en la batalla, Sebastian. Y aquello que ha sufrido la derrota en sus manos, nosotros debemos confiar en su misericordia. Nosotros no dictamos disposiciones."

    Sebastian el rojo se quedó en silencio. Parado junto a su mayor, más sabio hermano y su padre, él se tragó el resto de su argumento por que la cámara de audiencias los reyes desde William el Bastardo no era el lugar para entrar en ningún tipo de disputa familiar. Especialmente cuando su visita a este lugar no era bajo las mejores circunstancias. Ellos eran, por el momento, entre las líneas de los conquistados.

    Aun así morder su lengua no le era fácil. Sebastian era llamado El Rojo por buena razón; la masa de cabello rojo sobre su cabeza daba una pista del fuego interior. Su temperamento era rápido de encender y quemaba blanco ardiente. Su comportamiento era tan rojo como el de su hermano tranquilo. Pero era hora de guardar ese fuego dentro. Él no tenía apoyo para su argumento. Era una vieja y poco familiar historia entre las líneas de guerreros a través de la historia.

    Sebastian, su padre, y su hermano estaban a la cabeza de las fuerzas de Roger Mortimer cuando el joven Rey Edward se había revelado en contra del gobierno de  Mortimer. Como caballeros, ellos tres seguían órdenes. Esas órdenes los habían puesto al frente de las Marchas de Londres donde Mortimer había gobernado con la Reina Isabella por tres gloriosos años.

    Durante ese tiempo, su hermano mayor no solo había sido Conde de las Tropas de las Marchas, sino de las de Isabella también. Él había comandado casi veinte mil hombres con una justa y poderosa mano y no fue mucho después que él se había construido una sólida reputación. Él había enseñado a los hombres que la fuerza solo podía ser realmente lograda con respeto, y ese honor era el arma más poderosa que un caballero podía esgrimir. Esas palabras se habían esparcido. No había un hombre combatiente en el país que no respetara el nombre de Mathias de Reyne, enemigo o aliado. Mathias les había enseñado a todos ellos que algunas cosas transcendían a las lealtades.

    Sin embargo los poderosos habían caído. Así eran los vientos de la guerra. Sebastian miraba a su hermano mientras Edward el Tercero, Rey de Inglaterra, transmitía las condiciones sobre las cuales perdonaría la vida de Mathias. El rey era muy joven, aun tratando de entender en lo que su papel se había convertido. Tenía una horda de asesores detrás de él, algunos de ellos grandes hombres, dándole  concejos cuidadosamente guiados. Pero el Joven Edward no era un tonto. Él ya era un excelente guerrero y había visto muchas luchas en sus jóvenes años.  Él era más un luchador de lo que alguna vez fue su padre. Sebastian sentía una pisca de respeto por el joven rey, pero no alivio el dolor de la desgracia.

    Como Sebastian luchaba con su miseria, la fuerte cara de Mathias era ilegible. Aun en la derrota el permanecía compuesto. El acepto la sentencia de Edward tan fácilmente como uno acepta un favor. De verdad, era un favor – los caballeros de Reyne estaban relacionados con la Casa de Mortimer. Nunca hubo ningún cuestionamiento de sus lealtades y ellos deberían, por todos los derechos, seguido a Mortimer al bloque. Pero no lo hacían.

    Tú eres un gran caballero, Mathias, Edward se levantaba de su trono, bajando del estrado. Era casi como si pidiera perdón mientras hablaba. Yo te conozco desde que yo tenía suficiente edad para entender a esta gran máquina de guerra que pulsa a través de Inglaterra como la sangre pulsaría a través de un cuerpo viviente. Al parecer este país no puede sobrevivir con alguna medida de violencia. Lo mantiene con vida por una razón febrilmente extraña. Se me ha aconsejado que te ejecute junto con el Conde porque dejarte con vida es dejar una amenaza a mi gobierno. Pero... pero yo no puedo ejecutarte por cumplir con tu juramento. Tu solo estabas haciendo lo que te fue ordenado y tú eres un hombre de honor supremo. Y a mí no me gustaría que mi gobierno sea conocido por su crueldad. Me gustaría que fuera conocido por su misericordia.

    Mathias miro abajo al joven monarca. Para un joven hombre, sus palabras eran viejas y sabias. Pero Mathias no tenía nada que decir a modo de respuesta. El agradecerle al joven parecía tonto en este punto. Parecía trillado. Edward sintió esto. Luchando en contra de las miradas de desaprobación que se agarraban de su espalda, él sabía que la mayoría de sus consejeros militares pensaban que él estaba haciendo una decisión errada. Solo unos pocos seleccionados apoyaban el exilio a la ejecución. Tate de Lara, Conde de Carlisle y su Gran mentor, era uno de ellos. La mayoría sentía que Mathias de Reyne debía ser eliminado por la seguridad del reino. Pero Edward no podía borrar fácilmente a un gran guerrero.

    Tú, tu padre y tu hermano son desde ahora despojados de su nobleza y caballeros, dijo el joven hombre. De tomar alguna vez las armas, tú serás capturado y sumariamente ejecutado. Esa es mi decisión, de Reyne. Mi misericordia es dada solo una vez. Viola mis deseos y sentirás mi furia. ¿Esta esto entendido?

    Mathias asintió una vez. Si, mi señor.

    Bien. La mirada de Edward viajo desde Mathias a Justus, un ancho anciano con largo cabello gris, luego en Sebastian. Los tres hombres eran casi legendarios en la comunidad guerrera. El deseaba que ellos juraran para él. Pero él no podía confiar aquellos que habían estado tan cerca del hombre que había robado su trono. Era un arrepentimiento que tenía.

    Él se giró de regreso a su silla. Tu será escoltado a las puertas de la ciudad donde  serás liberado. Tú nunca colocaras un pie en Londres nuevamente. Serás muerto a la vista.

    Mathias se alejó del Rey. Compuestos para todas las apariencias externas, la verdad es que el no soportaba estar más en ese lugar, viendo su caballerazgo evaporarse en el viento. El difícilmente recordaba salir del salón hacia el fresco sol de enero y siendo escoltado a los límites de la ciudad por hombres que preferirían verlo muerto. Ellos incluso tomaron su amado carguero y la espada de sus ancestros, y todos los implementos que hacían de el quien era. Ahora él no era más eso que lo había definido como un hombre.

    El ya no era un caballero.

    CAPÍTULO UNO

    Mayo, 1332 D.C.

    Carlisle, Inglaterra

    ––––––––

    "Mirando a la gente, unos de la mano,

    Justo lo que estoy pasando, ellos no pueden entender.

    Algunos me dicen en pensamientos que ellos no pueden defender,

    Justo lo que quieres ser... tu estarás al final."

    ~ Siglo 13th Minstrel letra en español

    ***

    ¡No! la joven mujer grito. ¡Déjala ir!

    Estaba en medio de un ocupado mercado en medio del día, con cientos de gente que va de un lado para otro. El sol brillaba, pájaros cantaban, y nubes cruzaban el cielo con la brisa fresca. Pero en medio de la ocupada avenida, nadie parecía prestarle atención a la joven mujer en pánico.

    Ella se estaba poniendo la túnica de un hombre bastante fornido con un ojo que tenía a la joven muchacha en sus brazos. La joven mujer gritaba y pateaba como la joven mujer lo luchara contra el por todo lo que valía.

    ¡Déjala ir! ella demando de nuevo, pegándole en el brazo y tratando de agarrar a la muchacha en sus brazos. "Bájala, ¿me escuchas? ¡Bájala!"

    El hombre trato de ignorarla. Él estaba babeando, su ropa rasgada y manchada. Él había agarrado a la niña de atrás de un vagón en que ella estaba sentada y ahora él estaba tratando de escaparse con ella pero su hermana tenía otras ideas. Él se alejaba del vagón con su presa retorciéndose en sus brazos mientras su hermana le pegaba.

    ¡No! La hermana grito de nuevo, dándose cuenta de que el hombre no estaba por soltar a su presa así que ella agarro los brazos de su hermana y clavo sus talones en el barro, tratando de liberar a su hermana "Suéltala, ¡Tu animal! Padre, ¡Ayúdame!"

    La joven mujer sabía que ella necesitaba ayuda. El bruto que estaba tratando de escapar con su hermana era grande y fuerte. La joven mujer estaba en pánico, luchando por mantener su cabeza. Su padre y hermana estaban calle abajo con el mercader de especias, haciendo diligencias para su madre,  y ella había sido dejada en el vagón y su joven hermana. La joven mujer había estado admirando un mercader de vestidos al otro lado de la ocupada avenida cuando ella escucho a su joven hermana gritar. Un hombre la había agarrado. Y la lucha comenzó.

    Su joven hermana lloraba histéricamente, agarrándose a los brazos de la joven mujer clavando sus uñas en la carne mientras luchaba en contra de su secuestrador. Pero la joven mujer se dio cuenta que no estaba haciendo ningún avance contra el hombre, determinado como él estaba, así que ella lo pateo en las rodillas. Fue una patada dura. Cuando vacilo, ella agarro su sucio, lleno de alimañas pelo y lo tiro tan fuerte como pudo.

    El hombre gruño y trato de pegarle. Mientras soltaba un brazo de alrededor de la joven niña, ella se deslizo y termino colgando casi cabeza abajo. A la hermana mayor, abajo en una rodilla para evadir el golpe del bruto, agarro a su colgante hermana con ambas manos y tiro tan fuerte como pudo. Su hermana se liberó y termino en el lodo.

    Pero el bruto no se daría por vencido tan fácilmente. El agarro a la joven niña por las piernas y tiro, sacando más gritos de ambas mujeres. La gente estaba notando ahora, viendo la brutal lucha y preguntándose de que se trataba todo.

    Abajo en la avenida al medio del  bullicio se erguía la tienda del herrero; ellos habían escuchado los gritos, también, y una cabeza oscura se asomó desde la enorme tienda que estaba ardiendo con fuegos y martillando yunques. Vapor y calor se levantaba a través del techo de paja.

    Mathias había escuchado los gritos pero todo lo que él podía ver era gente. Siendo que era un día muy ocupado en la primavera cuando los granjeros traían sus cosechas de primavera al pueblo, había más gente  de lo usual. Caballos, vagones, mujeres, niños, y algunos caballeros que habían llegado para el torneo local de la próxima semana... Todos ellos estaban ahí. Aún más, era un día brillante con buen clima, pero eso cambiaria como el sol se hiciera más cálido y el olor de las alcantarillas empezara a llenar el aire. Las moscas serian malas, también. Sin poder ver el origen de los gritos, él estaba por regresar a sus negocios cuando los gritos de pánico atraparon su atención nuevamente. Entonces, él lo vio.

    Un gran oso de hombre tenía a una pequeña agarrada de las piernas, pero una niña mayor la tenía agarrada de los brazos y ellos estaban separando. Ambas niñas estaban gritando y la mayor estaba pidiendo ayuda. Nadie parecía ir en su ayuda y Mathias pensó que era un pelea familiar hasta que el hombre dejo ir una de las piernas que el sostenía firmemente y golpeo a la joven mujer que sostenía los brazos de la niña. El golpe al hombro haciendo que la joven mujer se tambaleara.

    Pero ella era fuerte. La mujer estaba asombrada pero ella no había perdido su agarre. Ella continuo sosteniendo, sacudiendo las campanas de su cabeza antes de reanudar su agarre mortal en la niña y gritando una vez más por ayuda. Mientras tanto, Justus, haciendo una pausa en herrar un caballo, noto donde estaba la atención de Mathias. Él podía escuchar a la niña gritando, también, pero no era asunto suyo. Además, él había sido excluido de ese tipo de cosas. Ya no quedaba más caballerosidad en sus venas. Eso había muerto junto con su permiso para cargar una espada.

    Mathias, el llamo silenciosamente. Muchacho, no....

    Era muy tarde. Mathias ya estaba sacándose el delantal de cuero y moviéndose hacia la pelea. Sebastian, golpeando una cora de chispas en una pieza de hierro destinada a ser una espada para un barón local, vio a su hermano dirigirse hacia la pelea y pensó que quería un pedazo de eso, también. A diferencia de su padre, el extrañaba la emoción de una pelea y la euforia de una matanza. Mathias, por el otro lado, nunca hablo acerca de una forma u otra, pero Sebastian sabía que el sentido caballerosidad de su ciertamente no estaba muerto. El solo lo mantenía enterrado.

    Mientras Mathias se acercaba a la pelea, él podía ver que la joven niña en contención entre la joven mujer y el  fornido hombre había sido retorcida tan violentamente que ella había vomitado. Ella lo tenía en su cabello. La joven mujer que tenía agarrada a la niña por los brazos estaba perdiendo su lucha. Derrota estaba escrita en todo su rostro. El hombre estaba ganando simplemente porque era mucho más fuerte y la joven mujer luchaba por no colapsar por ello. Ella sujetaría hasta el maldito fin. Era una violenta y desconcertante pelea y mientras estallaba, Mathias camino a unos pocos pies de la pelea.

    ¿Qué está sucediendo aquí? el pregunto parejamente. ¿Por qué lastimas a estas mujeres?

    La pelea se detuvo con asombro y la mujer con el debilitado agarre en la niña se giró hacia Mathias con grandes y aterrados ojos.

    Él está tratando de secuestrar a mi hermana, ella dijo efusivamente, su voz temblorosa. Por favor ayúdame.

    Mathias levanto una ceja, mirando al hombre peludo y sucio. ¿Es esto verdad?

    El hombre le mostro los dientes y rugió. Esa era toda la respuesta que él podía dar. Luego dio un fuerte tirón y libero a la niña del agarre de la joven mujer. Él se giró para correr con el premio pero Mathias se movió rápidamente.

    Acercándose, el tiro su brazo a lo largo del cuello del hombre y lo tiro tan fuerte que la joven niña cayo de sus brazos. Como el bruto cayera al piso, fue suficiente tiempo para que la joven mujer agarrara a la niña y la llevara a la seguridad. Mientras tanto, la lucha ahora se había movido desde  la lucha de un desaliñado hombre con dos pequeñas mujeres al hombre desaliñado en contra de un extremadamente formidable oponente.

    Mathias estaba más que listo para entrar en batalla en contra del inmundo hombre que parecía estar cubierto de piojos y llagas. Sobre una inspección más cercana, era una vista bastante repugnante. Pero el no hizo ningún movimiento en contra del hombre, en su lugar, esperaba que el diera el primer golpe. Apretado, puños cerrados, Mathias miro abajo a su oponente, esperando. Mientras estaba parado ahí, preparado y listo, un destello de cabello rojo se movió pasándolo y Sebastian cargo en contra del sucio hombre, recibiendo su patadas agarrándolo por la cara y tirándolo al suelo.

    ¡Bastardo! Sebastian escupió, pateando al hombre por las costillas. ¿Tú vas por ahí descargando tus puños en mujeres, entonces? A ti te debería enseñar una lección.

    Mathias se acercó y agarro a su rufián hermano por el brazo. Espera, le dijo, tirándolo hacia atrás. Su foco estaba en el bruto, ahora revolcándose en el barro. ¿Tú estabas tratando de secuestrar a la niña? Respóndeme o soltare a mi hermano sobre ti. Es mejor hablar que sufrir su ira, re lo aseguro. Respóndeme.

    El bruto, ahora cubierto de barro, solo gruño y rodo sobre sus rodillas e intento gatear para alejarse. Mathias y Sebastian se miraron el uno al otro, se encogieron de hombros, y Sebastian fue tras el hombre mientras Mathias se giró hacia las dos aterradas mujeres. Mientras Mathias se acercaba al par, Sebastian salto sobre la espalda del hombre mientras él se arrastraba a sí mismo a través del barro y comenzó a cabalgarlo como quien haría a un caballo salvaje. El agarro al hombre por el cabello y lo cabalgo directamente hacia el barro, riéndose todo el rato.

    Mathias escuchaba a su hermano pero no le prestó atención. Él estaba mirando a las dos aterrorizadas mujeres en frente de él.

    ¿Te lastimo? él le pregunto a la mujer mayor. Yo lo vi pegarte.

    La mayor del par, una joven mujer de exquisita belleza, lo miro hacia arriba con una amalgama de miedo y gratitud. Era difícil descifrar su expresión. Mathias, de hecho, no lo intento. Todo lo que él podía ver era un hermoso cabello café, rico con un toque de rojo en él, y enormes ojos cafés. Su piel era pálida, como crema fresca, y sus rasgos eran pequeñas y de hadas. Él estaba momentáneamente sorprendido por su belleza, que ninguno había notado hasta ese momento. Ahora, él se sentía como que lo hubiera abofeteado

    Él no me lastimo, ella respondió, su voz temblorosa.

    la niña, entonces. ¿Está bien?

    La joven mujer miro a la sollozante niña en sus brazos. Yo... yo creo que ella está bien, ella dijo. Yo no creo que él la allá lastimado demasiado.

    Satisfecho con la respuesta, Mathias miro alrededor. ¿Hay alguien aquí contigo? el pregunto. Seguramente tú no estás sola.

    La joven mujer movió su cabeza. Mi padre y hermana mayor están en el pueblo, ella respondió. Ellos andan haciendo diligencias para mi madre. Mi hermana menor y yo estábamos sentadas en el vagón– ese es nuestro vagón parado ahí – cuando el hombre agarro a mi hermana menor y trato de correr. Mi dios, yo nunca podre agradecerte lo suficiente por venir en nuestra ayuda. Nadie más parecía estar dispuesto a ayudar pero tú y... querido Dios, yo no puedo posiblemente agradecerte lo suficiente.

    Mathias fue arrasado por su dulce voz y sus ojos como de cierva. Él se encontró a si mismo aclarando su voz nerviosamente.

    Me alegra haber podido ser de asistencia, mi señora, él dijo.

    La joven mujer miro alrededor suyo para darle un vistazo al enorme hombre de cabello rojo mientras sataba arriba y abajo en el bruto. ¿Qué harás con él?

    Mathias se volvió a tiempo para ver a su hermano hacer rodar corpulenta presa sobre su espalda y salto sobre su estómago. Yo no estoy seguro, él dijo casualmente. yo dejare el castigo a mi hermano porque el parece disfrutarlo muchísimo.

    Había un  toque de humor en lo que podría haber sido una declaración mortalmente seria. Ayudo a aliviar algo del despreciable terror que las mujeres aun sentían. De hecho, la tensión parecía haber sido levantada muchísimo ahora que la joven niña estaba a salvo y el culpable era retirado. Yo no había ninguna razón para que el permaneciera.

    Asintiendo amablemente, Mathias se giró porque él no estaba seguro de que más decirle y aún más se encontró a si mismo solo un poco mareado de hecho, él estaba bastante desbalanceado pero una palabra de ella lo detuvo.

    Mi Señor, ella llamo. Yo ni siquiera se su nombre.

    Mathias se detuvo, girándose para mirarla. Él pensó que quizás ella era más hermosa a una segunda mirada.

    Mathias, él dijo después de un momento.

    La joven mujer sonrió y Mathias escuchándose asi mismo suspirar con satisfacción. Incluso sus dientes eran hermosos. De hecho, todo en ella era hermoso y él estaba rápidamente sucumbiendo a su propia presencia. Con una simple mirada o palabras suaves, ella era una sirena atrayéndolo a su perdición.

    Mathias, ella repitió suavemente. yo soy la Señora Cathlina de Lara y esta es mi pequeña hermana, la Señora Abechail.

    Mathias sintió como si lo hubieran golpeado, levantando el delirio de niebla vertiginosa que había estado sintiendo. De Lara, él pensó. El conocía el nombre demasiado bien. El trato no detenerse en el nombre, ese poderoso y consecuente nombre, como su atención cambiara a la delgada niña en los brazos de Cathlina, aplastada contra su hermana.

    La niña era de cabeza negra, pálida, y muy frágil. Cuando ella vio que Mathias la estaba mirando, ella enterró su cara en el torso de su hermana.

    Saludos, mi señora, Mathias le dijo a Abechail, algo suave. Ella se veía como si un tono más fuerte la haría añicos. Yo sinceramente rezo porque tú no ellas sido lesionada en la pelea.

    Abechail estaba presionada tan cerca de su hermana como ella podía. Cuando Mathias le hablo, ella cerro sus ojos fuertemente y trato de bloquearlo afuera pero su hermana la sacudió suavemente.

    ¿Abbie? ella dijo suavemente. ¿Vas a agradecerle al hombre por ayudarte?

    Abechail se giró un poco, mirando por un ojo abierto desde el refugio seguro del abrazo de su hermana. En lugar de la mirada de ojos de gacela de su hermana, ella tenía ojos azules que estaban enrojecidos y asustados. Tenía lagrimas por toda su cara y remanentes de vomito seco en su cuello.

    Mis... mis gracias, ella tartamudeo.

    Mathias rompió una sonrisa. Fue mi placer, mi señora.

    La mirada de Abechail se detuvo en el por un momento antes de sonreír tímidamente. Ella aún se veía terriblemente pálida y aterrada, sin embargo se le ocurrió a Mathias que hasta que el bruto estuviera apropiadamente restringido o apresado, la pobre joven niña nunca se sentiría a salvo. De hecho, ninguna señora se  sentiría completamente segura. Él se giró hacia su hermano.

    Sebastian, él dijo. Lleva a ese animal a nuestro puesto. Hay algunos cepos atrás detrás de él. Ponlo a él ahí.

    La rubicunda cara de Sebastian se ilumino. ¿las viejas cubiertas? repitió alegremente. una de ellas está rota, creo. Creo que es por eso que ya no los usan.

    Entonces encadénalo a el mismo, Mathias dijo. ese tonto no será libre de vagar mientras estas señoras estén en el pueblo. Hazlo.

    Con una sonrisa en su cara, Sebastian recogió el fangoso, cabalgado por piojos bruto arriba por su cuello y arrastro al hombre a lo largo de la avenida hacia el local de herrería camino abajo. La gente se desviaba para salir de su camino mientras el aullaba el hombre detrás de él, el cantaba una canción muy fuerte acerca de una mujer barbuda y los caballeros sin libido. Era una canción más adecuada para una taberna pero a Sebastian no le importaba. Él estaba más feliz de lo que había estado en un largo tiempo. Golpeando a alguien.

    Mathias lo miro irse, luchando una sonrisa cuando él vio a su padre sacar su cabeza afuera de su tienda de herrería al sonido de la voz de Sebastian. El shock registrado en la cara del hombre no tenía precio. Justus era, físicamente, el hombre más fuerte de Inglaterra pero tenía el hábito de mostrar sus pensamientos claramente en su rostro. Eso podía hacerlo bastante vulnerable, pero también lo hacía bastante divertido. Mathias tuvo que girarse antes de que su padre lo viera sonreírse. Su expresión era seria cuando volvió a girarse hacia la mujer.

    El ya no será una amenaza, lo prometo, él dijo, su mirada moviéndose sobre los rasgos de  Cathlina pero tratando de no ser obvio al respecto. quizás yo debería esperar contigo hasta que tu padre regrese para asegurar tu seguridad.

    Cathlina movió su cabeza. Yo estoy segura de que eso no será necesario, mi señor. Tú ya has hecho demasiado por nosotros. Yo no quiero privarte de tus quehaceres.

    Mathias esencialmente la ignoro. El hizo un gesto en dirección del vagón, a unas cuantas docenas de pasos de distancia. Permítame escoltarla hasta su vagón.

    Cathlina miro al hombre que no solo era su salvador pero ahora determinado a ser su escolta. Tenía una contextura enorme y varias pulgadas sobre los seis pies con cabello oscuro y peludo que tenía un poco de riso. Sus rasgos eran parejos, muy atractivo, y su mandíbula cuadrada se estableció con determinación. Pero eran sus ojos, unas orbes bastante grandes color verde oscuro que transmiten... algo. Ella no estaba segura de lo que vio en el resguardado mar verde, pero había algo ahí flotando justo debajo de la superficie. Ella sintió gran misterio en las profundidades terriblemente masculinas.

    Tú eres demasiado amable, mi señor, ella dijo, tirando a su hermana aferrada con ella. Nosotras te debemos muchas gracias por el respeto que nos has mostrado.

    Mathias condujo al par por la concurrida avenida, sin llegar a tocarla de ninguna manera, como un educado escolta lo habría hecho. Un asistente adecuado habría tomado el codo de la Señora para mostrar protección y guía, pero dadas las circunstancias de su reunión, Mathias no pensó que ellas no tomarían ningún tipo de contacto físico muy amablemente. Entonces, el básicamente las guio al vagón y miro a  Cathlina, quien era apenas un poco más grande que una niña ella misma, levanto a su hermana arriba a la cama del vagón.

    Abechail se arrastró por debajo del banco y se enrollo en un paño de aceite polvoriento que estaba ahí. Era evidente  que ella quería esconderse de lo que acababa de pasar. Cathlina miro as u hermano como la niña tiraba el cobertor sobre su cabeza. Ella movió su cabeza con tristeza.

    Ella estaba tan excitada de venir al pueblo, ella dijo con silenciosa tristeza. Más excitada que cualquiera de nosotros. Después de lo que paso, ella nunca más querrá dejar la casa nuevamente.

    Mathias cruzo sus brazos a lo largo de su pecho, su mirada se movió desde la niña envuelta al borde del vagón a la exquisita criatura parada a su lado. Él no era uno para charla ociosa. De hecho, se mantenía para sí mismo la mayor parte del tiempo. Él era bastante callado e introspectivo. Pero algo acerca de la encantadora cara lo hizo querer armar conversación. Él no había hecho eso con ninguna mujer en años.

    ¿Tu vienes de lejos? el pregunto educadamente.

    Cathlina movió su cabeza. no de verdad, ella respondió mientras lo miraba hacia arriba. Nosotras vivimos en el Castillo Kirklinton. ¿Has escuchado de él?

    Mathias asintió es una fortaleza bien considerada, el respondió. esta al norte si recuerdo correctamente.

    Cathlina asintió. Lo está, ella confirmo. le pertenece al Conde de Carlisle. Mi padre, que es el primo del Conde por el lado de su padre, fue nombrado comandante de la guarnición el año pasado. Antes de eso, nosotros vivíamos en una pequeña torre cerca del muro romano más al norte. De hecho, nuestra casa era un castillo romano cientos de años atrás y antes de que yo naciera, a mi madre le fue contada una leyenda local que estaba hecha a medida de un comandante romano y su amor sajón, la Señora Cathlina Lavinia. Mi madre me nombro por la señora sajona de la leyenda. Ella pensó que me traería buena fortuna.

    Entonces... ella es prima de de Lara, él pensó. Él se preguntaba cómo, precisamente, ella estaba relacionada con el gran Tate de Lara y ahora el sabia. Era un triste pensamiento, de hecho, pero era algo en lo que él no desperdiciaría la energía para vivir en. Él nunca había tenido un real interés romántico en su vida y se dio cuenta de que no estaba en peligro de tener uno ahora, no con el conocimiento de que ella era una de Lara. Era muy malo, también, pero el empujo su desilusión a un lado para enfocarse en su dulce voz, ronca y melosa. Ese era un pensamiento mucho más placentero.

    ¿Te ha traído tu nombre buena fortuna, entonces? el pregunto.

    hasta hoy lo ha hecho.

    Era un lindo cambio de humor y ellos compartieron una pequeña sonrisa. Mathias pensó que de hecho él podría estar sonrojado pero él no iba a tocar su rostro para ver si estaba cálida. El solo podía rezar que no lo estuviera. Él nunca había conocido una mujer que extrajera emociones de él tan fácilmente en tan poco tiempo. El elaboro por mantener su control y no verse como un tonto mareado enfrente de ella.

    Yo estoy seguro que los eventos de hoy no van a agriar su buena fortuna, él dijo. yo sospecho que tu aun tienes muchos años de bendiciones enfrente de ti.

    Cathlina aún le sonreía pero ella se detenía en el casi secuestro de su hermana nuevamente, su sonrisa empezó a desaparecer. Ella aún estaba bastante alterada con todo.

    ¿Qué crees tú que él quería con mi hermana? ella pregunto vacilante. yo nunca he escuchado de un hombre simplemente caminando a una mujer y tratar de robársela.

    Mathias se encogió de hombros, tratando de alivianar la situación porque había terminado bien cuando podría haber terminado tan trágicamente. Él pensó que quizás era mejor no detenerse en lo que podría haber sido antes de que el interviniera.

    Quizás él quería alguien que fuera a casa con él y le hiciera una cena, él dijo, ligeramente burlándose mientras eludía el tema. O quizás el simplemente quería una esposa.

    Cathlina se giró hacia él, bastante sorprendida. ¿Robarse una esposa? ella repitió. yo nunca he escuchado tal cosa.

    ’es verdad. Esas cosas pasan.

    Ella podía sentir su actitud de humor y era difícil no entregarse al estado de ánimo a pesar del serio tema. ¿Tú hablas de experiencia, entonces?

    Mathias la miro, en pleno. Sus labios crispados con una sonrisa. yo no necesito robar una esposa.

    ¿Así es?

    lo es.

    Ella le levanto una ceja. Ya veo, ella dijo con fingida seriedad. yo supongo que las mujeres simplemente caen a tus pies a donde quiera que vallas y tú puedes escoger de ellas.

    Él estaba tratando con fuerzas no sonreír. Su humor era encantador, y más bien se burlaba de él, pero él no estaba ofendido en lo más mínimo.

    Algo como eso, el bromeo Las mujeres siempre están ansiosas de casarse con un herrero.

    Cathlina rio suavemente, mirando hacia el puesto del herrero avenida abajo. ¿Es ese tu comercio ahí?

    Ella estaba apuntando y el seguía la dirección de su dedo. Si, el respondió. Mi padre, mi hermano, y yo; somos la mayor operación de herrería en Brampton.

    Cathlina bajo su dedo y lo miro. Tú fuiste muy valiente de venir como lo hiciste, ella dijo. Yo no creía que un herrero podía ser tan valiente.

    Él estaba divertido. ¿Por qué no?

    Ella levanto su cabeza como acorralada con la pregunta. Porque esa no es tu vocación, ella dijo, tratando de explicar. tu erras caballos y haces armas. Tu no respondes al llamado de armas como lo hacen los valientes.

    Su diversión se desvaneció. Como lo hacen los hombres valientes. Él había sido un hombre valiente una vez. Su comentario recalco el hecho de que el ya no estaba entre los privilegiados, no más al mando de miles de hombres que lo miraban a él por guía y fortaleza. Parecía que fue hace una eternidad cuando fue la última vez que sostuvo una espada. La verdad era, él no había pensado mucho al respecto desde el día que había sido despojado de sus armas y tierras y títulos. No había asunto en detenerse en aquello que él no podía cambiar. Pero en ese momento, él estaba pensando en ese hecho. Él se sentía inútil. 

    No era un asunto de responder el llamado a las arma, él dijo silenciosamente. Era un simple asunto de hacer lo que era correcto.

    Antes de que Cathlina pudiera responder, ella vio  a su padre y hermana viniendo por la avenida hacia ellos, saludando a través del montón de gente. Cathlina saludo frenéticamente hacia ellos.

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