Cuentos del río Estigia
Por Patrice Martinez
()
Información de este libro electrónico
En el corazón del oscuro Tártaro, el alma del bribón Áfobo anhela alcanzar los Campos Elíseos.
Seguido de cuatro cuentos:
- El Portador del Fuego
- Asterión
- Dos ladrones y el templo de Artemisa Lusia
- Al alba de la humanidad
Patrice Martinez os invita a viajar. Una colección de cuatro relatos cortos para descubrir la vida social, religiosa y llena de aventuras de un gran pueblo, ¡los helenos!
Lee más de Patrice Martinez
Un abismo de Hecate: Cuento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos dos ladrones y el templo de Artemisa Lusia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa venganza de Ixión: Crónicas de Deméter Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Cuentos del río Estigia
Libros electrónicos relacionados
Tartessos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dorian y la Leyenda de Atlántida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGemagrís Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl rey burgués y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn la sangre Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Compilado de cuentos cortos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa máscara de Thebe, El precio que pagan los conejos al rugir, y otros relatos: IX Concurso de relato histórico Hislibris Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOdas I Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos que deben morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl cordero de Isaías Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos trabajos de HÉRCULES Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA las puertas de Numancia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa orfíada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesÉralka Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa colombiada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSangre Berserker Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEdipo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLeones de Aníbal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa bola de nieve Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAzul Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Reloj de arena Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos fatales Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa leyenda del navegante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDoña Perfecta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAbdías Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Reino Del Señor Oscuro Al Desnudo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Hija del Rey del País de los Elfos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Héroes, viajeros, dioses y reyes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Milagro de los Siete Mares Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relatos cortos para usted
El Caballero Carmelo y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Perras de reserva Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hombres duros y sexo duro - Romance gay: Historias-gay sin censura español Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El llano en llamas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vamos a tener sexo juntos - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Las cosas que perdimos en el fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Me encanta el sexo - mujeres hermosas y eroticas calientes: Kinky historias eróticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5¿Buscando sexo? - novela erótica: Historias de sexo español sin censura erotismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La paciencia del agua sobre cada piedra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El profeta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El reino de los cielos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo besa: Serie Contrato con un multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Selección de relatos de horror de Edgar Allan Poe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El diablo en la botella (Un clásico de terror) ( AtoZ Classics ) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El césped Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL GATO NEGRO Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El psicólogo en casa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los divagantes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de horror Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de la selva Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El señor presidente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hechizos de pasión, amor y magia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los peligros de fumar en la cama Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El gallo de oro y otros relatos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colección de Edgar Allan Poe: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Colección de Gustavo Adolfo Bécquer: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Relatos de lo inesperado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de Canterbury: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hasta la locura, hasta la muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Cuentos del río Estigia
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Cuentos del río Estigia - Patrice Martinez
Patrice Martinez
CUENTOS DEL RÍO ESTIGIA
Volumen 1
Ediciones Phanès
Traducción de Belén Eslava Urío
ISBN 979-10-91877-26-8
Propiedad intelectual © enero de 2016 segunda edición de ediciones Phanès
Ilustración: La Isla de los Muertos - Arnold Böcklin, 1886
Patrice Martinez
01, allée des Monts d'Olmes 31770 Colomiers (France)
––––––––
PREÁMBULO
Las orillas del río Estigia contenían sus aguas negras y turbulentas; este lúgubre hijo de Oceánide rodeaba el Hades con sus anillos de reptil. Mi nombre es Áfobo y acababa de recorrer el mundo de los vivos, atrapado una vez más por la guadaña de Tánatos, el dios de la muerte. El señor Hermes, maestro auriga y mensajero de los dioses, me condujo a este tormentoso lugar. Yo no era más que un ladronzuelo de caminos reales, con el alma dividida entre la vida al aire libre y una sed insaciable de lujuria. El hacha del verdugo escita había cortado el hilo de mi vida en un instante. Me aproximé a aquella orilla de los condenados, sabiendo perfectamente que, sin un solo óbolo, estaba destinado a errar eternamente por las áridas tierras del Tártaro; ¡en adelante, no me quedaba más remedio que utilizar alguna artimaña con Caronte, el barquero encargado de pasar las almas a la otra orilla, para poder llegar a los Campos Elíseos!
¡Allí estaba! Aquel ser maldito, hundiendo su espadilla[1] en las negras aguas del Estigia con la esperanza de recuperar lo que los vivos habían depositado en la boca del difunto. Envuelto en su himatión[2] sucio y austero, recorre eternamente las orillas del río y en ellas atraca, sin dejar ver jamás una sola parte de su rostro. Caronte se aproximó a mí, la cara siempre escondida en un negro de Nyx:
- ¿Tu boca esconde ese tesoro que tanto me satisface? ¡Abre ese abismo que el hombre se complace en llenar con las delicias de Rea!-.
- ¡No lo tengo en absoluto, oh, señor Caronte!-.
- Entonces, tus jueces te han condenado a emprender un periplo por las lúgubres tierras del Tártaro-.
- ¿Así que no hay alternativa a ese espantoso destino?-.
- Cosechas lo que has sembrado durante el final de tu vida de bandido. ¿Acaso prefieres que llame a las Erinias[3] para así contener tu insolencia?-.
Me quedé pensativo un momento mientras sus dos ojos clavaban su resplandor de azufre en mi mirada deseosa de huir.
- ¡Con todos mis respetos, os propongo un trato, señor Caronte!-.
- ¿Te estás burlando de mí? ¡Nadie puede permitirse cambiar su destino! No tengo tiempo que perder en salmodias[4] ni en retóricas: mi tiempo está limitado por el trabajo. Hay almas esperándome mientras tú retrasas tu envío al corazón del Hades-.
- Cuando estemos navegando hacia los sombríos dominios del Tártaro, os contaré algunos relatos extranjeros que he tomado prestados de las divinas Musas y Cárites[5] y, una vez cerca de la otra orilla, si mis odiseas os han complacido, me llevaréis hacia los Campos Elíseos...-.
Caronte se quedó de piedra; ¿estaría meditando aquella inesperada propuesta? Aunque numerosas almas errantes ya le habían propuesto otros tratos igualmente descabellados.
- ¡Se me ocurre algo mejor, Áfobo!: si tus historias no me complacen en modo alguno, ¡servirás de alimento a Cerbero, el perro guardián!-.
En aquel momento, pensé cuidadosamente en la respuesta que le iba a dar. Pero ya me había lanzado por el tortuoso camino de aquel compromiso; de mí dependía salir victorioso de aquella conversación que no llevaba a ninguna parte.
- ¡Que así sea, señor Caronte! Embarquémonos en vuestro caballo flotante y alcancemos la otra orilla, de la cual apenas distinguimos los rocosos bordes-.
Con estas últimas palabras me instalé en la chalupa mientras el viejo barquero hundía su