Las Piedras De Zaba
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En el prominente país de Zaba un mal comienza a levantarse. Un grupo de encapuchados con la habilidad de cambiar sus cuerpos en animales han iniciado una horda de asesinatos sin ningún motivo aparente, provocando que la paz que reinaba en toda la nación, pronto se vea destruida.
Cuando Marck, un joven de 24 años que vive en la ciudad de Tereq, se topa cara a cara con una piedra preciosa en medio de la carretera, la cual sin avisar busco su lugar incrustándose directo en la parte media de su pecho, poco se imagina que ese suceso le vaya a cambiara la vida. Sin embargo, durante el juego más importante de la temporada, la piedra emite su brillo y lo que ocurre tras ello lo llevará a una travesía que lo convertirá en héroe y en la única esperanza de Zaba.
Las piedras de Zaba es el primer título de la trilogía, que tiene como protagonistas a este decidido muchacho, su piedra preciosa y a su letal animal.
Miguel Varela, Sr
Miguel Varela HernándezNació en el mes de junio del año 1990 en la ciudad de Orizaba Veracruz, se graduó como licenciado en Mercadotecnia y comunicación, es un gran fanático de la fantasía y ciencia ficción, a la edad de 18 años comenzó a escribir las piedras de Zaba, actualmente vive en Querétaro felizmente casado, y se inspiró en los paisajes del estado de Veracruz para crear el país de Zaba. Hoy en día se encuentra trabajando en la segunda parte de esta emocionante trilogía.
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Las Piedras De Zaba - Miguel Varela, Sr
Primero quiero agradecer a Dios por haberme permitido
llevar a cabo esta obra, la cual dedico a mi esposa Stefany,
quién todo el tiempo me brindó su apoyo, ánimo, aliento,
cariño y amor, para que pudiera ver terminado este sueño.
A mis padres y hermano, por su interés desde que esto solo
era una idea, y finalmente, a todos los que fueron parte
de esta loca aventura desde el comienzo, a todos ustedes
dedico este libro con mucho cariño y gran agradecimiento.
SANGRE EN LA NOCHE
Zaba, capital del país que lleva su mismo nombre, ubicada
en la parte central del territorio geográfico, engalana a
la nación, razón que la hace la ciudad más importante y
emblemática del mismo.
Además de ser la capital, es conocida por sus inmensas
estructuras y edificios, que casi rozan las nubes, sus
avances tecnológicos y su limpieza y pulcritud en las calles,
la gastronomía es de las más importantes a nivel nacional, y
en el ámbito deportivo es la cuna de los grandes atletas.
Todo corría como de costumbre, eran las seis de la tarde
y la gente salía de trabajar como era su rutina, los niños
jugaban en el parque y las aves comenzaban a poblar las
copas de los árboles, la luz de la luna poco a poco cubría
toda la ciudad y los rayos del sol se opacaban lentamente.
El viento empezaba a mecer las hojas de las palmeras
ubicadas en diversos camellones y el zumbido del mismo
cada vez era más intenso, las luces de los autos brillaban
sobre el pavimento de las avenidas al unísono en que los
faroles con sosiego se encendían.
Con el sentido del aire, un sujeto se desplazaba a gran
velocidad captando la atención de muchos, por su aspecto
sombrío y su vestido, el cual consistía en una gran
gabardina café y una capucha del mismo color que le cubría
hasta la mitad del rostro, sin decir una palabra caminó
por las calles del centro de la ciudad y por un periodo de
cuarenta minutos no se detuvo, hasta que el reloj de la
catedral central marcó las siete en punto, al escuchar las
campanadas, se introdujo en un pequeño callejón donde la
iluminación era escasa, se mantuvo recto hasta el final del
mismo, viró a la derecha y dio seis pasos más hasta quedar
en la acera del frente a la secretaria de defensa nacional.
Dos guardias desfilaban de un lado al otro dándole la
espalda a la puerta, la cual era de cristal templado con dos
chapas color dorado, y sobre ésta un letrero con la leyenda,
"Defender la integridad, la independencia y la soberanía
de la nación" descansaba elegantemente, sin dudarlo ni
un segundo el sujeto encapuchado cruzó la calle sin quitar
de su vista a los miembros de seguridad, provocando que
ambos le prestaran suma atención.
Sin detenerse, se acercó a ellos y con tan solo un
movimiento, en un abrir y cerrar de ojos, su gabardina se
desplomó y ambos guardias sin poder hacer nada cayeron
inertes a sus lados con el cuello desgarrado cubierto de
sangre, de forma inmediata, antes que su vestimenta tocara
el suelo, volvió a cubrir su cuerpo impidiendo que alguien
pudiera notar que se había despojado de ella.
Su respiración lucía serena y calmada, y parecía no
importarle los dos cuerpos sin vida detrás de él, sus
movimientos a diferencia de su caminar, parecían lentos
y pausados, colocó su palma sobre la chapa de la puerta,
y tras tres intentos por forzar la manija, ésta cedió
produciendo un sutil sonido dejándola entre abierta.
Sin perder un solo segundo, se introdujo al lugar, algunas
luces se encontraban apagadas y el inmobiliario en ciertas
partes era casi imposible de ver, sin embargo, el ente
caminó a gran velocidad por el edificio de seis pisos sin
siquiera producir el más mínimo ruido.
Frente a él se toparon unas escaleras, las cuales sin titubear
ascendió hasta llegar al piso más alto de aquel edificio, el
suelo era de madera caoba, y brillaba como si acabara de
ser trapeado, las luces estaban encendidas y seis cubículos
de vidrio templado engalanaban toda esa planta, tres
del lado derecho y tres del lado izquierdo, y al fondo,
en medio de ellos una puerta de madera con una placa
dorada en ella, dentro de cada cubículo, se encontraban
dos sillas reclinables frente a un escritorio vestido con una
computadora plana en ellos, y en algunos casos algunos
papeles completaban el espacio, así como estantes a sus
costados.
Permaneció inmóvil un par de segundos virando su cabeza
de lado a lado, y de manera inmediata enfocó su atención
en la puerta del fondo, caminó a lo largo del pasillo
formado naturalmente por la distribución de la planta hasta
que se detuvo frente a la placa con el título "Jefe de defensa
Nacional", abrió la puerta sin reparo y se introdujo a la
habitación.
La oficina estaba alfombrada con bouce liso color crema,
entrando de frente se encontraba el escritorio de madera de
roble con una computadora plana de mayor tamaño a las
demás, las paredes blancas eran adornadas por cuadros de
la familia del jefe de defensa así como de reconocimientos
a la seguridad del país, al lado derecho de la entrada una
pequeña sala con sillones de piel color café le daban un
toque hogareño.
Enseguida el jefe de defensa se puso de pie de su escritorio
al ver que aquel individuo irrumpía en su oficina, no
obstante, intentando mantener la calma se dirigió a él.
- Señor no puede estar en esta zona, es área
restringida-
Hizo una pausa esperando que hubiera alguna respuesta,
pero el sujeto se limitó a dar unos pasos hacia él, sin decir
una palabra.
Lamento pedirle que se retire de mi oficina –
El hombre no se detuvo ni un centímetro, parecía como
que no escuchara lo que se le decía, por lo que el jefe de
defensa de manera sutil, oprimió un pequeño botón rojo
ubicado debajo de su escritorio, sin embargo, al levantar
una vez más la mirada, el individuo se encontraba al otro
lado a pocos centímetros de él, provocando que éste diera
dos pasos hacia atrás por el aspecto sombrío que emanaba.
¿Seeeeñor está usted bien?-
Con lentitud la sombra de su rostro provocada por la
capucha se fue reduciendo, al unísono en que levantaba
su cabeza, hasta que dejó a la vista sus dos ojos con el iris
completamente amarillo y su pupila negra como el carbón,
provocando que el jefe de Defensa buscara accionar
una vez más su botón de pánico, no obstante, el sujeto
clavó aún más su mirada enfurecida en él, y con un leve
movimiento en sus membranas nictitantes, se abalanzó
sobre él, convirtiéndose al instante para sorpresa del
dirigente, en un salvaje halcón.
En pocos segundos el directivo se encontraba por los aires,
recibiendo impactos con una garra mientras que con la otra
el ave lo sostenía del pecho, como pudo intentó defenderse,
lanzando patadas y manotazos, sin embargo, la fuerza
del animal era mucho mayor que la suya. Los rasguños
profundos le abrieron el rostro y un certero golpe lo dejó
inconsciente, el halcón se elevó hasta el techo de la oficina,
y dando un giro estrepitoso lo dejó caer con todas sus
fuerzas sobre la tersa alfombra, rompiéndole con el impacto
casi todos sus huesos, sin perder tiempo el miembro de la
familia falconidae se dejó caer en picada sobre el cuerpo
inerte del jefe de defensa y comenzó a destazarlo con sus
afiladas garras.
La alfombra con sutileza se llenó de sangre, y el rojo
carmesí cubrió prácticamente todo el cuerpo del dirigente,
el chillido del halcón era lo único que se escuchaba en
aquel lugar.
Unos minutos más tarde, después que el ave había acabado
con su presa, volvió a la normalidad y con los labios
aún cubiertos de flujo sanguíneo, tomó su gabardina que
reposaba en el piso, al momento en que escuchaba el
barullo de personas que se acercaban al lugar, y sin dudarlo,
se abalanzó contra la ventana del lado izquierdo de la
entrada de la oficina volviéndose una vez más el ave que
tanta muerte había causado, y extendiendo sus alas y con su
gabardina en las garras se alejó de la ciudad.
RUMBO AL ENTRENAMIENTO
¡Ya es hora! –
Marck abrió poco a poco los ojos al escuchar la melodiosa
voz de su madre subiendo por las escaleras y metiéndose de
tajo en su habitación.
Enderezó su tronco, y aún adormilado movió sus piernas
bajo las sabanas y depositó las plantas de sus pies dentro de
un par de pantuflas a lado de su cama. Permaneció sentado
al filo de ésta un par de minutos, llevó sus manos al rostro
y con un suave movimiento acarició su perfecto cabello,
respiró profundo y con calma se puso en pie frente a un
espejo de cuerpo completo.
Mirando fijamente a su reflejo, contemplando su torso
desnudo y sus ajustados boxers color negro, suspiró y se
dijo
Buenos días Marck-
Caminó semidesnudo por su habitación hasta llegar al
guardarropa, el cual se ubicaba frente a su cama y abarcaba
toda esa pared, sin detenerse abrió una de sus puertas y
sacó unos pantalones vaqueros color azul, los miró de
arriba abajo y tras una mueca de aprobación los arrojó a su
cama destendida, sin moverse del lugar levantó su vista y
con un rápido movimiento del brazo derecho trajo hacia la
luz unos finos tenis de vestir color blanco. Dio tres pasos
hacia el este de su alcoba con los zapatos en la mano, y
quitándole el seguro a otra de las puertas ubicada sobre él
la deslizo sutilmente, titubeó unos instantes, pero al final
lanzó sobre la cama una playera blanca con cuello redondo
en forma de V
, a su vez en que sostenía con el brazo
izquierdo un saco para invierno color azul marino.
Tomó lo que había puesto sobre la cama y caminó fuera de
la habitación, atravesó un pequeño pasillo lleno de pinturas
al óleo y se introdujo en el baño.
Dejó caer el agua fría del lavamanos sobre sus palmas y
empapó su rostro mientras oía otra vez la voz de su madre.
- ¡Seis treinta muchachito, apúrate se te hace tarde! –
- ¡Ya casi estoy listo! –
Salió del baño trastabillando mientras se ponía los
pantalones y al mismo tiempo intentaba meterse en la
playera, corrió hacia su cuarto y se miró de nuevo al espejo.
Falta algo- pensó
Tomó un poco de fijador para el cabello y lo sacudió con un
ligero movimiento de muñecas llevándolo hacia atrás. Su
cabello era castaño, dócil, brilloso, ondulado, con textura
media y largo hasta donde se une el cuello con la espalda,
lo cual le daba un aire de frescura y sensualidad. Se
acomodó el saco, el cual se había puesto justo al entrar en
la habitación, cerrando uno de sus botones, y mirando una
vez más su reflejo susurró.
Perfecto-
Al bajar por las escaleras su madre ya lo estaba esperando
en el comedor ubicado justo enfrente de donde éstas
terminaban, Marck la saludó con una pequeña sonrisa y ella
le respondió el saludo de la misma forma.
El ambiente era amenizado por la estación de radio favorita
de su madre, sin embargo, ésta se vio interrumpida por un
reporte de última hora.
- Aquí Lara Sten reportera de campo trayéndoles
siempre las noticias del momento reportando
desde Zaba, donde hoy se cumplen tres meses de
que el jefe de defensa nacional fuera encontrado
muerto en su oficina, atacado por, lo que fuentes
cercanas informaron, un animal salvaje que de
manera brutal le quitó la vida, de igual forma en
Dobacor esta madrugada se encontraron cuerpos
inertes afuera de los laboratorios Ogral, donde
además de las muertes se reporta el robo de material
químico y de un considerable número de nanobots,
lo interesante es que testigos aseguran haber visto
a un zorro destazando los cuerpos, ¿habrá sido el
mismo animal que le quitó la vida al mandatario?,
seguiremos informando. –
Sin decir una sola palabra Marck caminó hacia la sala
color marrón al costado del comedor y depositó en ella
una pequeña maleta deportiva, giró sobre su propio eje y
regresó a la mesa donde lo esperaba su desayuno. Tras un
beso en la frente de su madre tomó asiento en el comedor y
comenzó a comer.
- ¿Cómo dormiste mamá? –
- ¡Muy bien corazón, gracias, sabes que me gusta
mucho venir a visitarte y quedarme contigo, y sobre
todo asegurarme que comas bien, pero dime, ¿ya
estás listo para tu gran día?!-
Marck dio un trago al jugo de toronja y llevando la mirada
a su plato de frutas continuó.
Sí, creo que sí-
Su madre se puso en pie sin dejar de mirarlo, tomó el plato
vacío de su lugar, caminó hasta quedar detrás del respaldo
de la silla de Marck y con una sonrisa en el rostro exclamó.
- Lo harás bien