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Las Piedras De Zaba
Las Piedras De Zaba
Las Piedras De Zaba
Libro electrónico219 páginas2 horas

Las Piedras De Zaba

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Información de este libro electrónico

En el prominente país de Zaba un mal comienza a levantarse. Un grupo de encapuchados con la habilidad de cambiar sus cuerpos en animales han iniciado una horda de asesinatos sin ningún motivo aparente, provocando que la paz que reinaba en toda la nación, pronto se vea destruida.
Cuando Marck, un joven de 24 años que vive en la ciudad de Tereq, se topa cara a cara con una piedra preciosa en medio de la carretera, la cual sin avisar busco su lugar incrustándose directo en la parte media de su pecho, poco se imagina que ese suceso le vaya a cambiara la vida. Sin embargo, durante el juego más importante de la temporada, la piedra emite su brillo y lo que ocurre tras ello lo llevará a una travesía que lo convertirá en héroe y en la única esperanza de Zaba.
Las piedras de Zaba es el primer título de la trilogía, que tiene como protagonistas a este decidido muchacho, su piedra preciosa y a su letal animal.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 nov 2015
ISBN9781311624451
Las Piedras De Zaba
Autor

Miguel Varela, Sr

Miguel Varela HernándezNació en el mes de junio del año 1990 en la ciudad de Orizaba Veracruz, se graduó como licenciado en Mercadotecnia y comunicación, es un gran fanático de la fantasía y ciencia ficción, a la edad de 18 años comenzó a escribir las piedras de Zaba, actualmente vive en Querétaro felizmente casado, y se inspiró en los paisajes del estado de Veracruz para crear el país de Zaba. Hoy en día se encuentra trabajando en la segunda parte de esta emocionante trilogía.

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    Vista previa del libro

    Las Piedras De Zaba - Miguel Varela, Sr

    Primero quiero agradecer a Dios por haberme permitido

    llevar a cabo esta obra, la cual dedico a mi esposa Stefany,

    quién todo el tiempo me brindó su apoyo, ánimo, aliento,

    cariño y amor, para que pudiera ver terminado este sueño.

    A mis padres y hermano, por su interés desde que esto solo

    era una idea, y finalmente, a todos los que fueron parte

    de esta loca aventura desde el comienzo, a todos ustedes

    dedico este libro con mucho cariño y gran agradecimiento.

    SANGRE EN LA NOCHE

    Zaba, capital del país que lleva su mismo nombre, ubicada

    en la parte central del territorio geográfico, engalana a

    la nación, razón que la hace la ciudad más importante y

    emblemática del mismo.

    Además de ser la capital, es conocida por sus inmensas

    estructuras y edificios, que casi rozan las nubes, sus

    avances tecnológicos y su limpieza y pulcritud en las calles,

    la gastronomía es de las más importantes a nivel nacional, y

    en el ámbito deportivo es la cuna de los grandes atletas.

    Todo corría como de costumbre, eran las seis de la tarde

    y la gente salía de trabajar como era su rutina, los niños

    jugaban en el parque y las aves comenzaban a poblar las

    copas de los árboles, la luz de la luna poco a poco cubría

    toda la ciudad y los rayos del sol se opacaban lentamente.

    El viento empezaba a mecer las hojas de las palmeras

    ubicadas en diversos camellones y el zumbido del mismo

    cada vez era más intenso, las luces de los autos brillaban

    sobre el pavimento de las avenidas al unísono en que los

    faroles con sosiego se encendían.

    Con el sentido del aire, un sujeto se desplazaba a gran

    velocidad captando la atención de muchos, por su aspecto

    sombrío y su vestido, el cual consistía en una gran

    gabardina café y una capucha del mismo color que le cubría

    hasta la mitad del rostro, sin decir una palabra caminó

    por las calles del centro de la ciudad y por un periodo de

    cuarenta minutos no se detuvo, hasta que el reloj de la

    catedral central marcó las siete en punto, al escuchar las

    campanadas, se introdujo en un pequeño callejón donde la

    iluminación era escasa, se mantuvo recto hasta el final del

    mismo, viró a la derecha y dio seis pasos más hasta quedar

    en la acera del frente a la secretaria de defensa nacional.

    Dos guardias desfilaban de un lado al otro dándole la

    espalda a la puerta, la cual era de cristal templado con dos

    chapas color dorado, y sobre ésta un letrero con la leyenda,

    "Defender la integridad, la independencia y la soberanía

    de la nación" descansaba elegantemente, sin dudarlo ni

    un segundo el sujeto encapuchado cruzó la calle sin quitar

    de su vista a los miembros de seguridad, provocando que

    ambos le prestaran suma atención.

    Sin detenerse, se acercó a ellos y con tan solo un

    movimiento, en un abrir y cerrar de ojos, su gabardina se

    desplomó y ambos guardias sin poder hacer nada cayeron

    inertes a sus lados con el cuello desgarrado cubierto de

    sangre, de forma inmediata, antes que su vestimenta tocara

    el suelo, volvió a cubrir su cuerpo impidiendo que alguien

    pudiera notar que se había despojado de ella.

    Su respiración lucía serena y calmada, y parecía no

    importarle los dos cuerpos sin vida detrás de él, sus

    movimientos a diferencia de su caminar, parecían lentos

    y pausados, colocó su palma sobre la chapa de la puerta,

    y tras tres intentos por forzar la manija, ésta cedió

    produciendo un sutil sonido dejándola entre abierta.

    Sin perder un solo segundo, se introdujo al lugar, algunas

    luces se encontraban apagadas y el inmobiliario en ciertas

    partes era casi imposible de ver, sin embargo, el ente

    caminó a gran velocidad por el edificio de seis pisos sin

    siquiera producir el más mínimo ruido.

    Frente a él se toparon unas escaleras, las cuales sin titubear

    ascendió hasta llegar al piso más alto de aquel edificio, el

    suelo era de madera caoba, y brillaba como si acabara de

    ser trapeado, las luces estaban encendidas y seis cubículos

    de vidrio templado engalanaban toda esa planta, tres

    del lado derecho y tres del lado izquierdo, y al fondo,

    en medio de ellos una puerta de madera con una placa

    dorada en ella, dentro de cada cubículo, se encontraban

    dos sillas reclinables frente a un escritorio vestido con una

    computadora plana en ellos, y en algunos casos algunos

    papeles completaban el espacio, así como estantes a sus

    costados.

    Permaneció inmóvil un par de segundos virando su cabeza

    de lado a lado, y de manera inmediata enfocó su atención

    en la puerta del fondo, caminó a lo largo del pasillo

    formado naturalmente por la distribución de la planta hasta

    que se detuvo frente a la placa con el título "Jefe de defensa

    Nacional", abrió la puerta sin reparo y se introdujo a la

    habitación.

    La oficina estaba alfombrada con bouce liso color crema,

    entrando de frente se encontraba el escritorio de madera de

    roble con una computadora plana de mayor tamaño a las

    demás, las paredes blancas eran adornadas por cuadros de

    la familia del jefe de defensa así como de reconocimientos

    a la seguridad del país, al lado derecho de la entrada una

    pequeña sala con sillones de piel color café le daban un

    toque hogareño.

    Enseguida el jefe de defensa se puso de pie de su escritorio

    al ver que aquel individuo irrumpía en su oficina, no

    obstante, intentando mantener la calma se dirigió a él.

    - Señor no puede estar en esta zona, es área

    restringida-

    Hizo una pausa esperando que hubiera alguna respuesta,

    pero el sujeto se limitó a dar unos pasos hacia él, sin decir

    una palabra.

    Lamento pedirle que se retire de mi oficina –

    El hombre no se detuvo ni un centímetro, parecía como

    que no escuchara lo que se le decía, por lo que el jefe de

    defensa de manera sutil, oprimió un pequeño botón rojo

    ubicado debajo de su escritorio, sin embargo, al levantar

    una vez más la mirada, el individuo se encontraba al otro

    lado a pocos centímetros de él, provocando que éste diera

    dos pasos hacia atrás por el aspecto sombrío que emanaba.

    ¿Seeeeñor está usted bien?-

    Con lentitud la sombra de su rostro provocada por la

    capucha se fue reduciendo, al unísono en que levantaba

    su cabeza, hasta que dejó a la vista sus dos ojos con el iris

    completamente amarillo y su pupila negra como el carbón,

    provocando que el jefe de Defensa buscara accionar

    una vez más su botón de pánico, no obstante, el sujeto

    clavó aún más su mirada enfurecida en él, y con un leve

    movimiento en sus membranas nictitantes, se abalanzó

    sobre él, convirtiéndose al instante para sorpresa del

    dirigente, en un salvaje halcón.

    En pocos segundos el directivo se encontraba por los aires,

    recibiendo impactos con una garra mientras que con la otra

    el ave lo sostenía del pecho, como pudo intentó defenderse,

    lanzando patadas y manotazos, sin embargo, la fuerza

    del animal era mucho mayor que la suya. Los rasguños

    profundos le abrieron el rostro y un certero golpe lo dejó

    inconsciente, el halcón se elevó hasta el techo de la oficina,

    y dando un giro estrepitoso lo dejó caer con todas sus

    fuerzas sobre la tersa alfombra, rompiéndole con el impacto

    casi todos sus huesos, sin perder tiempo el miembro de la

    familia falconidae se dejó caer en picada sobre el cuerpo

    inerte del jefe de defensa y comenzó a destazarlo con sus

    afiladas garras.

    La alfombra con sutileza se llenó de sangre, y el rojo

    carmesí cubrió prácticamente todo el cuerpo del dirigente,

    el chillido del halcón era lo único que se escuchaba en

    aquel lugar.

    Unos minutos más tarde, después que el ave había acabado

    con su presa, volvió a la normalidad y con los labios

    aún cubiertos de flujo sanguíneo, tomó su gabardina que

    reposaba en el piso, al momento en que escuchaba el

    barullo de personas que se acercaban al lugar, y sin dudarlo,

    se abalanzó contra la ventana del lado izquierdo de la

    entrada de la oficina volviéndose una vez más el ave que

    tanta muerte había causado, y extendiendo sus alas y con su

    gabardina en las garras se alejó de la ciudad.

    RUMBO AL ENTRENAMIENTO

    ¡Ya es hora! –

    Marck abrió poco a poco los ojos al escuchar la melodiosa

    voz de su madre subiendo por las escaleras y metiéndose de

    tajo en su habitación.

    Enderezó su tronco, y aún adormilado movió sus piernas

    bajo las sabanas y depositó las plantas de sus pies dentro de

    un par de pantuflas a lado de su cama. Permaneció sentado

    al filo de ésta un par de minutos, llevó sus manos al rostro

    y con un suave movimiento acarició su perfecto cabello,

    respiró profundo y con calma se puso en pie frente a un

    espejo de cuerpo completo.

    Mirando fijamente a su reflejo, contemplando su torso

    desnudo y sus ajustados boxers color negro, suspiró y se

    dijo

    Buenos días Marck-

    Caminó semidesnudo por su habitación hasta llegar al

    guardarropa, el cual se ubicaba frente a su cama y abarcaba

    toda esa pared, sin detenerse abrió una de sus puertas y

    sacó unos pantalones vaqueros color azul, los miró de

    arriba abajo y tras una mueca de aprobación los arrojó a su

    cama destendida, sin moverse del lugar levantó su vista y

    con un rápido movimiento del brazo derecho trajo hacia la

    luz unos finos tenis de vestir color blanco. Dio tres pasos

    hacia el este de su alcoba con los zapatos en la mano, y

    quitándole el seguro a otra de las puertas ubicada sobre él

    la deslizo sutilmente, titubeó unos instantes, pero al final

    lanzó sobre la cama una playera blanca con cuello redondo

    en forma de V, a su vez en que sostenía con el brazo

    izquierdo un saco para invierno color azul marino.

    Tomó lo que había puesto sobre la cama y caminó fuera de

    la habitación, atravesó un pequeño pasillo lleno de pinturas

    al óleo y se introdujo en el baño.

    Dejó caer el agua fría del lavamanos sobre sus palmas y

    empapó su rostro mientras oía otra vez la voz de su madre.

    - ¡Seis treinta muchachito, apúrate se te hace tarde! –

    - ¡Ya casi estoy listo! –

    Salió del baño trastabillando mientras se ponía los

    pantalones y al mismo tiempo intentaba meterse en la

    playera, corrió hacia su cuarto y se miró de nuevo al espejo.

    Falta algo- pensó

    Tomó un poco de fijador para el cabello y lo sacudió con un

    ligero movimiento de muñecas llevándolo hacia atrás. Su

    cabello era castaño, dócil, brilloso, ondulado, con textura

    media y largo hasta donde se une el cuello con la espalda,

    lo cual le daba un aire de frescura y sensualidad. Se

    acomodó el saco, el cual se había puesto justo al entrar en

    la habitación, cerrando uno de sus botones, y mirando una

    vez más su reflejo susurró.

    Perfecto-

    Al bajar por las escaleras su madre ya lo estaba esperando

    en el comedor ubicado justo enfrente de donde éstas

    terminaban, Marck la saludó con una pequeña sonrisa y ella

    le respondió el saludo de la misma forma.

    El ambiente era amenizado por la estación de radio favorita

    de su madre, sin embargo, ésta se vio interrumpida por un

    reporte de última hora.

    - Aquí Lara Sten reportera de campo trayéndoles

    siempre las noticias del momento reportando

    desde Zaba, donde hoy se cumplen tres meses de

    que el jefe de defensa nacional fuera encontrado

    muerto en su oficina, atacado por, lo que fuentes

    cercanas informaron, un animal salvaje que de

    manera brutal le quitó la vida, de igual forma en

    Dobacor esta madrugada se encontraron cuerpos

    inertes afuera de los laboratorios Ogral, donde

    además de las muertes se reporta el robo de material

    químico y de un considerable número de nanobots,

    lo interesante es que testigos aseguran haber visto

    a un zorro destazando los cuerpos, ¿habrá sido el

    mismo animal que le quitó la vida al mandatario?,

    seguiremos informando. –

    Sin decir una sola palabra Marck caminó hacia la sala

    color marrón al costado del comedor y depositó en ella

    una pequeña maleta deportiva, giró sobre su propio eje y

    regresó a la mesa donde lo esperaba su desayuno. Tras un

    beso en la frente de su madre tomó asiento en el comedor y

    comenzó a comer.

    - ¿Cómo dormiste mamá? –

    - ¡Muy bien corazón, gracias, sabes que me gusta

    mucho venir a visitarte y quedarme contigo, y sobre

    todo asegurarme que comas bien, pero dime, ¿ya

    estás listo para tu gran día?!-

    Marck dio un trago al jugo de toronja y llevando la mirada

    a su plato de frutas continuó.

    Sí, creo que sí-

    Su madre se puso en pie sin dejar de mirarlo, tomó el plato

    vacío de su lugar, caminó hasta quedar detrás del respaldo

    de la silla de Marck y con una sonrisa en el rostro exclamó.

    - Lo harás bien

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