Mi pesadilla favorita
Por María Solar y María Lires
()
Información de este libro electrónico
Manuel estaba enfermo, tenía fiebre y su padre llamó al veterinario, porque en la isla donde viven no hay médico. Le recetó un jarabe para perros que también le iba muy bien a los niños y será por el jarabe o será por la fiebre, el caso es que Manuel ahora no para de soñar y soñar. Incluso tiene sueños dentro de los sueños. Así conoce a un vendedor de olores de recuerdos, un bar lleno de mentirosos, un dinorrinco y un hipodrilo, un extraterrestre muy preguntón en misión secreta que se mueve por las alcantarillas, y a Alicia, una niña que dice que viene del País de las Maravillas...
María Solar
MARÍA SOLAR (Santiago de Compostela, 1970) es escritora, periodista y presentadora de Radio Televisión de Galicia. Ha recibido numerosos reconocimientos, como el Premio Lazarillo de Creación Literaria 2014 por Mi pesadilla favorita (Siruela, 2015).
Lee más de María Solar
Las Tres Edades / Nos Gusta Saber
Relacionado con Mi pesadilla favorita
Títulos en esta serie (62)
Será hermoso morir juntos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Señor Bello y el elixir azul Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Iván el tonto: y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Caperucita en Manhattan Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Banda sonora Calificación: 5 de 5 estrellas5/539 escritores y medio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa llave del Alquimista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPuck de la colina de Pook Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tres cuentos de hadas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las guerras de Diego: Una novela sobre seis siglos de historia en España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Incorpóreos 1. EL MUNDO DE LAS SOMBRAS Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas aventuras de Ulises Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hijo del virrey Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl mundo de los animales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Titanic 2020 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Incorpóreos 3. Mañana fue ayer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl misterio del cuadro robado: La gran aventura de Marvin y James Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Incorpóreos 2. La Reina Azul Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La risa de Lina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTres cuentos mágicos: (para niño mutantes) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los extraterrestres están ahí fuera Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa noche que nunca acaba Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pirata bien educado y sus amigos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas aventuras del mono Pipí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi pesadilla favorita Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHechizada: Los libros de Otrolugar 2 Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Natán y sus hijos: Jerusalén 1192 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesImagina que ya no estoy Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl misterio de la tercera cueva Calificación: 1 de 5 estrellas1/5
Libros electrónicos relacionados
Cuentos chinos y de sus vecinos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cuentos de siempre para niños de hoy Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEmilio y el viaje sin tesoro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFlorencia en su parque de diversiones Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Los escribidores de cartas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Colas de Colibrí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa guerra de las faldas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5En algún lugar Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Juana y sus amigos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ester y Mandrágora 2: De amor y de magia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl primer día Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de terror, de magia y de otras cosas extrañas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFlorencia y sus vacaciones entretenidas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAgencia Mysterium: El extraño caso de la señora Toupette Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La Nave espacial de Alek Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El fabricante de risas Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Una manzana con historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Bruja Bella y El Solitario Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Caco al rescate Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Adiós a Ruibarbo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentan que en el reino de los animales Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuana y su mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos mágicos del sur del mundo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Juana y su familia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl ladrón de mentiras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mundo de Ben Lighthart Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me visto de negro y qué Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¡Traca Traca, qué alaraca! Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTribrujas Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La vieja está en la cueva: Un cuento sobre lluvias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para niños para usted
Ana, la de la Isla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Caperucita Roja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ana, la de Tejas Verdes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ana, la de Avonlea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos clásicos infantiles Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Viaje al centro de la Tierra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El príncipe y el mendigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos escogidos: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La bruja abril y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El jardín secreto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Valle del Arco Iris Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ana y la Casa de sus Sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los viajes de Gulliver: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de la selva Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos infantiles: Cuentos para niños en español (Ilustrado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos de Andersen Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ana, la de Ingleside Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cenicienta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Veinte mil leguas de viaje submarino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aventuras de Tom Sawyer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rimas y Leyendas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una joven a la antigua Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colección de Charles Perrault: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ana, la de Álamos Ventosos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Las aventuras de Pinocho Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El mago de Oz Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Cabaña del tio Tom Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para Mi pesadilla favorita
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Mi pesadilla favorita - María Solar
FAVORITA
Un niño normal
Manuel se puso malo de la barriga y su padre llamó al veterinario. En toda la isla no había ningún médico, pero había un veterinario que cuidaba de la salud de las vacas, las cabras y del resto de los animales de granja que se atendían tanto o más que a las personas. Vino enseguida. No era raro que acudiese también a las urgencias humanas. Se llamaba Gabriel y tenía cara de perro. Hay muchas personas que tienen cara de animales. En la escuela, Bieito tenía ojos de buey, grandes, lánguidos, que te miraban como pidiéndote algo, y Antón tenía lengua de vaca, una magnífica lengua que podía alargar hasta tocar la punta de la nariz. Era la envidia de todo el colegio, menos de la maestra que no lograba entender qué tenía aquello de interés como para pasar recreos y recreos todos mirando hacia él.
El veterinario examinó a Manuel.
–Saca la lengua, tose, respira fuerte, dame la patita... –Esa última era una broma que le había hecho al niño como si estuviese examinando a un perro, pero Manuel no se dio cuenta y le dio una pierna.
El veterinario sentenció:
–Está un poco atontado por la fiebre.
No era verdad, había sido un acto reflejo.
–Un virus –diagnosticó.
Parece ser que era lo que le producía el malestar y con los virus no había nada que hacer, solo esperar a que pasaran y tomar un jarabe para bajar la fiebre. A Manuel le encantaba el jarabe de la fiebre, siempre lamía y relamía la cuchara; en realidad era para perros, pero el veterinario siempre se lo recetaba a los niños e iba fenomenal. Sabía a fresa y estaba buenísimo, sería por eso por lo que a los perros no les gustaba.
–¿Desde cuándo los perros comen fresas? –había musitado el padre la primera vez que lo vio–. A quien inventó este jarabe para perros se le debió quedar la cabeza descansada. Y, desde luego, estoy seguro de que no tenía perro.
Cuando se marchó el veterinario, Manuel esperó a Alicia. Siempre lo venía a visitar cuando tenía fiebre. Salía del medio de la pared y se plantaba en la habitación. Alicia venía del País de las Maravillas, pero no tenía nada que ver con la del cuento, esta era otra Alicia. Conseguía cruzar la pared solo cuando Manuel tenía fiebre y era una pesada y una besucona. Estaba enamorada de él.
–¡Dame un beso, dame un beso, dame un beso!
A Manuel le daba asco la idea de dar un beso todo salivado.
–¡Puaaaggg!
Y además no quería tener novia. Siempre que Alicia conseguía cruzar se quedaba un par de semanas y le costaba un mundo echarla fuera. Ella decía que con él estaba muy bien porque aquello se parecía mucho al lugar de donde venía.
Parece ser que ese lugar era el Mundo de la Fiebre –pero que ella lo llamaba el de las Maravillas para darse importancia–. Allí las cosas no eran normales. Eran raras. Manuel en cambio vivía en el mundo normal, aunque Alicia insistía en que él también era raro. En realidad no era la única, lo decía ella y muchos más que lo conocían, pero era mentira. Manuel era un niño normal y le fastidiaba que dijesen lo contrario. Así que el resumen era este: Alicia lo incordiaba y por eso no la quería dejar pasar en esta fiebre.
Decidió que para que la niña no entrase no iba a dormir. Ella siempre atravesaba la pared mientras él dormía febril, así que dedujo que si no se dormía no se le podría acercar. Claro que Manuel sabía que no sería fácil, aún más teniendo fiebre, que da sueño, por eso llamó a su hermano para que le hiciese compañía.
–¡¡Ángeeeeeel!!
Ángel era su mellizo. Tenían cierto parecido como todos los hermanos, pero no eran idénticos porque habían crecido en dos placentas distintas. Además no habían nacido el mismo día. Manuel nació una semana más tarde. Ya sé que puede parecer raro, pero es posible. A ellos les había pasado. Un día había nacido uno y el otro una semana después, siendo mellizos. De todos modos, semana arriba o abajo tampoco se notaba tanto; era la gente la que se extrañaba, no ellos.
Ángel y Manuel eran hijos de Ramón, a quien todos llamaban el Topo porque era técnico tunelador, es decir, conducía una tuneladora, una máquina que horadaba montes y montañas, hacía enormes agujeros para construir carreteras a través de ellos. Cuando los niños eran pequeños, Ramón había tenido mucho trabajo. Había agujereado aquí, había agujereado allá, había agujereado un poco más allá. Casi toda la isla era rocosa y estaba llena de montañas, así que hubo mucho túnel que hacer para cruzarla de carreteras. Pero un día el trabajo se acabó. Toda la isla estaba perforada ya como un queso. Por aquel entonces la gente ya lo apodaba el Topo, como esos animalitos que hacen agujeros y agujeros y construyen galerías poniendo patas arriba todos los jardines y las huertas. Pero un día Ramón se quedó sin trabajo. No había ni un solo túnel más que hacer, además, como duran para siempre tampoco había expectativas de volver a trabajar. De modo que tuvo que buscar un oficio nuevo, aparcó la inmensa tuneladora en el jardín y se sentó en el salón de la casa a pensar qué sabía hacer. Pasó tres días allí sin comer, pensando, hasta que se decidió por una nueva profesión. Cuando salió de su encierro, traía una sonrisa en los labios y comunicó su decisión a toda la familia, que esperaba ansiosa. Desde aquel día se dedicó a hacer quesos con agujeros.
La verdad es que también estos agujeros se le daban muy bien. No había en el mundo queso