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El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible
El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible
El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible
Libro electrónico307 páginas4 horas

El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible

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Los niños explosivos responden a los problemas comunes con una extrema frustración: lloran, gritan, maldicen, patean, golpean, muerden, escupen, destruyen propiedad, y peor. Sus padres han intentado varias estrategias—razonar, explicar, castigar, gráficos con calcomanías, terapia, medicamentos—pero aún no tienen mucho qué mostrar por sus esfuerzos y se sienten frustrados, asustados, preocupados, y desesperados por obtener ayuda verdaderamente efectiva.

Dr. Ross Greene, un psicólogo clínico distinguido y fundador en el tratamiento de niños con desafíos sociales, emocionales, y de comportamiento, ha trabajado con miles de niños explosivos, y él les tiene buenas noticias: estos niños no quieren llamar la atención, ni son manipulativos, y sus padres no son unos disciplinarios pasivos o permisivos. Más bien, a los niños explosivos les hace falta algunas habilidades en las áreas de flexibilidad/adaptabilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas, y ellos requieren un estilo de crianza muy diferente.

A través de este libro compasivo, detallado, y práctico, Dr. Greene ofrece un nuevo marco conceptual para entender las dificultades de ellos. Él explica por qué los estilos tradicionales sobre la crianza de los niños y los tratamientos que también se han utilizado tradicionalmente, por lo regular no funcionan con estos niños. Él también describe qué hacer en lugar de usar estos viejos métodos. En vez de confiar en sistemas de premios y castigos, el modelo de Resolución de Problemas en Colaboración creado por el Dr. Greene promueve el trabajar con niños explosivos para resolver los problemas que causan episodios explosivos, y enseñarles las habilidades que ellos no tienen.

IdiomaEspañol
EditorialiUniverse
Fecha de lanzamiento29 abr 2013
ISBN9781475974935
El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible
Autor

Ross W. Greene

Ross W. Greene, Ph.D., es Profesor Asociado Clínico en el Departamento de Siquiatría de Harvard Medical School y es el creador de la Resolución de Problemas en Colaboración, un método para ayudarle a los niños con desafíos sociales, emocionales, y de comportamiento. Él trabaja extensivamente con familias, escuelas de educación general y de educación especial, centros residenciales, instituciones con pacientes internados, y con los sistemas de detención juveniles. Él también da conferencias en todo el mundo. Dr. Greene vive cerca de Boston con su esposa y dos hijos.

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  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    Me parece un punto de vista extraordinario, es decir, fuera de la manera convencional de ver el problema. Aporta información muy valiosa que permite una mayor comprensión del fenómeno. Proporciona herramientas eficaces para el manejo terapéutico clínico con la colaboración del entorno. Este último factor, indispensable en la resolución del problema, ya que sería una labor titánica y prácticamente imposible la de responsabilizar al niño o niña de su incapacidad para resolver un conflicto por demás complicado.
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    Libro muy interesante y con ejemplos que resultan muy clarificadores.

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El Niño Explosivo - Ross W. Greene

El Niño

EXPLOSIVO

Un nuevo modelo para comprender y criar al

niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible

Ross W. Greene, Ph.D.

iUniverse, Inc.

Bloomington

El Niño EXPLOSIVO

Un nuevo modelo para comprender y criar al niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible

Copyright © 2013 Ross W. Greene, Ph.D.

Todo los derechos resvervados. Ninguna parte de este libro puede ser usada ni reproducida por cualquier medio, gráfico, electrónico, mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento de recuperación de información sin el permiso escrito de la editorial excepto en el caso de citas breves en artículos críticos y reseñas.

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ISBN: 978-1-4759-7492-8 (carátula blanda)

ISBN: 978-1-4759-7493-5 (libro electrónico)

El Número del Biblioteca del Congreso Control: 2013902142

iUniverse fecha de revisiones: 4/18/2013

Cualquier persona puede enojarse, eso es fácil…

pero enojarse con la persona correcta, al grado correcto, a la hora correcta, por el propósito correcto, y de la manera correcta…esto no es fácil.

—Aristotle

¿Si yo no hago por mí, quién hará por mí?

Pero si hago sólo por mí, ¿qué soy?

Y si no ahora, ¿cuándo?

—Hillel

Las ilusiones son las verdades por las que vivimos hasta que sepamos mejor.

—Nancy Gibbs

Índice

Prólogo

1 El Episodio Del Waffle

2 Los Niños Hacen Bien Si Pueden

3 Habilidades Rezagadas Y Problemas Sin Resolver

4 Drama En La Vida Real

5 La Verdad Sobre Las Consecuencias

6 Tres Planes (Uno En Particular)

7 Problemas En El Paraíso

8 Escenas B

9 Ayuda Adicional

10 Asuntos Familiares

11 El Dinosaurio En El Edificio

12 Mejor

Prólogo

Bienvenidos a la cuarta edición de El Niño Explosivo, la cual viene doce años después de la primera edición que fue publicada en 1998. Una de las cosas más fascinantes sobre este enfoque diseñado para ayudar a los niños difíciles definido en estas páginas es que continua evolucionando mientras intento hacerlo lo más claro y accesible posible para los adultos que viven y trabajan con niños con desafíos de comportamiento. Esta edición refleja las actualizaciones más recientes al modelo.

Muchas veces la gente pregunta, ¿Cómo puedo saber si mi hijo es explosivo? Por supuesto, no existe un análisis de sangre. Explosivo es una metáfora para los niños que se frustran mucho más fácilmente, con más frecuencia, y de maneras mucho más extremas- gritan, maldicen, escupen, golpean, patean, muerden, destruyen propiedad- que niños ordinarios. Estos son los niños que llegan al borde más fácilmente y responden de manera mucho menos flexible. Mientras que el título de este libro sugiere que solamente se trata de niños explosivos, en realidad se puede aplicar a cualquier niño que exhibe comportamientos problemáticos.

Por supuesto, los niños explosivos han sido representados de varias maneras: difíciles, caprichosos, manipulativos, queriendo llamar la atención, tercos, o sin motivación. Ellos pueden ser diagnosticados con varios trastornos siquiátricos tal como trastorno de oposición desafiante (ODD), trastorno bipolar, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), trastorno explosivo intermitente, trastorno de Tourette, depresión, trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez, síndrome de Asperger, o trastorno obsesivo-compulsivo. Mientras que estos diagnósticos pueden ser útiles de algunas maneras- tal vez si la meta es ayudarle a la gente a tomar en serio los desafíos de comportamiento de los niños- no son muy útiles para ayudarle a la gente a entender estos desafíos ni para saber qué hacer con ellos.

Por mucho tiempo la opinión predominante era que los comportamientos difíciles de los niños eran simplemente una consecuencia de prácticas de crianza pasivas, permisivas, e inconsistentes de parte de los padres. Pero hemos aprendido bastante sobre los niños difíciles durante los últimos treinta años, y los resultados sugieren que las dificultades de estos niños son mucho más complejas de lo que se pensaba anteriormente. Debemos asegurarnos de que lo que hagamos para ayudarles a los niños difíciles refleje lo que sabemos sobre ellos hoy en día.

Al escribir esta y las ediciones anteriores de El Niño Explosivo, mi meta ha sido proveer un entendimiento sobre estos niños y describir un enfoque práctico y comprensivo dirigido a disminuir las interacciones contradictorias entre los niños difíciles y los adultos que cuidan de ellos, para poder mejorar las capacidades de estos niños en las áreas de flexibilidad, tolerancia a la frustración, comunicación, resolución de problemas, y auto-regulación.

Como siempre, el único requisito es tener una mente abierta.

Ross W. Greene, Ph.D.

Boston, Massachusetts

CAPÍTULO 1

El Episodio del Waffle

J ennifer, once años de edad, se despierta, tiende su cama, se asegura de que todo en su cuarto esté en su lugar, y se dirige hacia la cocina para desayunar. Busca dentro del congelador y saca una caja de waffles, y cuenta seis waffles. Dirigiéndose a sí misma, se dice, me como tres para el desayuno hoy, y tres mañana. Jennifer prepara sus tres waffles y se sienta a desayunar.

Momentos después, su mamá y hermanito de cinco años, Adam, entran a la cocina, y su mamá le pregunta a Adam qué le gustaría desayunar. Waffles, le responde Adam, y su mamá saca los waffles del congelador. Jennifer, quien había estado escuchando atentamente, explota.

Él no puede comerse los waffles!, grita Jennifer, su cara enrojeciéndose rápidamente.

¿Por qué no?, pregunta su mamá, su tono de voz aumenta, sin tener una explicación sobre el comportamiento de Jennifer.

¡Yo me iba a comer esos waffles mañana para mi desayuno!, grita ella y brinca de su silla.

¡No le voy a decir a tu hermano que no puede comerse los waffles!, le grita su mamá.

¡No se los puede comer!, grita de nuevo Jennifer, ahora cara a cara con su mamá.

La mamá, precavida de la agresión física y verbal de la cual es capaz durante estos momentos, desesperadamente le pregunta a Adam si podría haber alguna otra cosa que consideraría comer.

Yo quiero waffles, tímidamente contesta Adam, escondiéndose detrás de su mamá.

Jennifer, quien su frustración y agitación están en un pico, empuja a su mamá fuera de su camino, arrebata la caja de waffles congelados, avienta la puerta del congelador, empuja una silla de cocina, arrebata su plato de waffles tostados, y se marcha a su cuarto. Su mamá y hermano comienzan a llorar.

La familia de Jennifer ha soportado cientos de episodios similares. En muchos casos, las explosiones son más prolongadas e intensas e involucran mas agresión física y verbal de la cual se describió anteriormente (cuando Jennifer tenía solo ocho años, pateó la ventana del carro de su familia). Los doctores le otorgaron una variedad de diagnósticos a Jennifer: trastorno oposicional-desafiante, trastorno bipolar, trastorno explosivo intermitente. Pero para los padres de Jennifer, otro simple diagnóstico no comienza a capturar la agitación, confusión, y trauma que sus episodios de enojo han causado…y no les ayuda a entender a su hija, ni cómo ayudarla de la mejor manera posible.

Sus hermanos y madre le tienen miedo. Su inconsistencia e inflexibilidad extrema requiere vigilancia constante y enorme energía de parte de su madre y padre, la cual consume la atención que los padres quisieran poder dedicar a los hermanos de Jennifer. Sus padres alegan frecuentemente sobre la mejor manera de manejar su comportamiento, pero los dos están de acuerdo sobre el gran estrés que Jennifer le pone al matrimonio. Jennifer no tiene amigos cercanos; los niños que inicialmente hacen amistad con ella luego encuentran su personalidad rígida muy difícil de tolerar.

A través de los años, los padres de Jennifer han solicitado ayuda de varios profesionales de salud mental, la cual la mayoría les han aconsejado que debieran poner en acción límites más firmes y ser más consistentes en manejar el comportamiento de Jennifer. Ellos les han instruido como implementar estrategias formales de premios y castigos, usualmente utilizando visuales con calcomanías y castigos breves. Cuando tales estrategias no funcionaron, Jennifer fue medicada con múltiples combinaciones de drogas, sin efectos dramáticos. Después de ocho años de consejos, límites más firmes, programas motivacionales, y medicina, Jennifer ha cambiado muy poco desde que era una niña, cuando sus padres por primera vez se dieron cuenta que había algo diferente acerca de ella. De hecho, sus arranques son más intensos y más frecuentes que nunca.

La mayoría de las personas no se pueden imaginar lo vergonzoso que es tenerle miedo a su propia hija, dijo la mama de Jennifer un día. La gente que no tiene un hijo como Jennifer no tienen idea lo que es vivir así. Créame, esto no es lo que me imaginé cuando soñaba con tener hijos. Esto es una pesadilla.

No se puede imaginar la vergüenza que paso cuando Jennifer pierde el control alrededor de otras personas que no la conocen, siguió su madre. "Me siento con ganas de decirles, ‘tengo dos niños en casa que no se comportan así– ¡en realidad sí soy buena madre!

"Yo sé que la gente ha de pensar, ‘Qué padres tan débiles ha de tener…lo que esa niña en realidad necesita es una buena paliza.’ Créame, hemos intentado todo con ella. Pero nadie nos ha podido decir como ayudarla… ¡nadie nos ha podido decir qué es lo que le pasa a ella!

"Odio la persona en la que me he convertido. Yo me creía una persona amable, paciente, y compasiva. Pero Jennifer me ha causado que actúe de una manera que nunca me sentí capaz. Estoy emocionalmente cansada. No puedo seguir viviendo así.

"Yo conozco muchos otros padres que tienen hijos con dificultades…usted sabe, niños que son hiperactivos o que les cuesta trabajo poner atención. ¡Yo quisiera tener un niño que solamente fuera hiperactivo o que tuviera dificultad con prestar atención! ¡Jennifer pertenece a un grupo completamente diferente! Me hace sentir muy sola.

La verdad es que la madre de Jennifer no está sola; hay muchos niños como Jennifer en el mundo. Los padres de estos niños frecuentemente descubren estrategias que usualmente son efectivas para formar el comportamiento de otros niños-tales como explicar, razonar, asegurar, redirigir, insistir, ignorar, premiar, y castigar-cuales no logran el mismo éxito con sus ‘Jennifers’. Hasta los medicamentos que son recetados usualmente no producen un mejoramiento satisfactorio. Si usted ha comenzado a leer este libro porque tiene una Jennifer propia, usted ha de entender como se sienten los padres de Jennifer: frustrados, confusos, enfadados, amargados, llenos de remordimiento, abrumados, cansados, y desesperados.

Niños como Jennifer se distinguen por unas cuantas características- una inflexibilidad notable, baja tolerancia a la frustración, y mínimas habilidades hacia la resolución de problemas- cuales logran hacerles la vida mucho más difícil a ellos y a los demás que interactúan con ellos. Estos niños tienen una enorme dificultad pensando bien las cosas cuando se encuentran frustrados y frecuentemente contestan con una extrema rigidez y agresión física o verbal hacia hasta los cambios o las demandas más pequeñas.

Por propósitos de exposición en este libro, me refiero a tales niños como explosivos, pero el enfoque que se describe en este libro se puede aplicar a niños quienes exhiben cualquiera variedad de comportamientos desafiantes.

¿De qué manera son los niños explosivos diferentes a otros niños? Echemos un vistazo a la manera en que diferentes niños responden a un escenario de familia el cual es bastante común. Imagínese que Niño 1- Michael- está viendo la televisión, y su mamá le pide que ponga la mesa para la cena. A Michael no le cuesta mucho trabajo cambiar de actividades según su agenda personal- ver la televisión-a la agenda de su madre- poner la mesa para la cena. Por lo tanto, en respuesta a Michael, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena, él probablemente respondiera, Está bien, mamá, estoy yendo, y comenzaría a cumplir con lo que se le ha pedido.

Niño 2-Jermaine-es un poco más difícil. A él le cuesta más trabajo cambiar de su agenda a la de su madre, pero es capaz de manejar su frustración y cambiar de actividad (a veces con la asistencia de una amenaza). Por lo tanto, en respuesta a Jermaine, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena, Jermaine inicialmente podría gritar, ¡De ninguna manera, no quiero hacerlo! o podría él quejarse, ¡Tu siempre me pides algo precisamente cuando estoy haciendo algo que me gusta! Sin embargo, con un poco de ayuda (Madre: Jermaine, si no apagas la televisión y vienes a poner la mesa para la cena en este momento, te vas a merecer un tiempo fuera), estos niños más difíciles" sí pueden adaptarse mejor a los cambios.

Y luego, tenemos a Jennifer, Niño 3, la niña explosiva a la cual adaptarse a los cambios- de su agenda a la de su madre- a menudo induce un rápido, intenso, y debilitante nivel de frustración. En respuesta a Jennifer, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena, es imposible saber qué podría ella hacer o decir en ese momento.

Niños explosivos vienen de todas formas y tamaños. Algunos revientan docenas de veces cada día; otros, tal vez solo unas pocas veces a la semana. Muchos pierden el control solamente en casa; otros, solamente en la escuela; y aún otros, en ambos escenarios.

Un tal niño, Richard, energético y carismático de catorce años, quien fue diagnosticado con Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD), comenzó a llorar durante nuestra primera sesión cuando le pregunté si él pensaba que era buena idea que nosotros empezáramos a ayudarle a manejar su frustración para que se lleve mejor con su familia. Otro niño, Jack de diez años -inteligente pero frecuentemente de mal humor, a quien diagnosticaron con trastorno bipolar-tenía un patrón confiable de convertirse inflexible e irracional sobre asuntos tan insignificantes; sus groserías y gritos en el medio de su frustración provocaban comportamientos similares de parte de sus padres. Otro niño, Marvin de ocho años -inteligente, activo, impulsivo y fácil de enfadecer quien fue diagnosticado con el Síndrome de Tourette, depresión, y ADHD-reaccionaba a los cambios inesperados con una gran intensidad (y ocasionalmente con violencia física). En una ocasión, el padre de Marvin inocentemente apago una luz que no se necesitaba en el cuarto donde Marvin estaba jugando videojuegos, provocando un increíble apagón que duró una hora.

Algo que va a quedar muy claro al leer este libro es que estos niños tienen estupendas cualidades y tremendas posibilidades. De muchas maneras, sus habilidades cognitivas se desarrollaron a paso normal. Pero la inflexibilidad, inhabilidad de tolerar frustración, y la dificultad de resolver problemas frecuentemente esconden las cualidades más positivas de estos niños, y causan bastante dolor para ellos mismos y a los de su alrededor. No me viene a la mente otro grupo de niños más malentendido que estos. Sus padres por lo regular son cariñosos y con buenas intenciones, pero a menudo se sienten culpables de que no han logrado ayudarles a sus hijos.

Sabes, decía la madre de Jennifer, "cada vez que me hago ilusiones…cada vez que tengo una amable interacción con Jennifer…me permito ser más optimista y la comienzo a querer de nuevo…y luego todo esto se me derrumba con su siguiente explosión. Me da pena decirlo, pero por la mayor parte del tiempo ella no me cae bien, y definitivamente no me gusta lo que le está haciendo a la familia. Estamos en un eterno estado de crisis.

Claramente, hay algo diferente acerca de las Jennifers de este mundo. Esta es una realización crítica a la que deben llegar los padres y los demás. Pero aún, sí hay esperanza, siempre y cuando los padres, maestros, y terapeutas sean capaz de entender una segunda realización: que los niños explosivos requieren un enfoque a la disciplina así como también el establecimiento de límites que es diferente a lo que requieren otros niños.

El tratar con niños explosivos más efectivamente requiere, en primer lugar, una comprensión de por qué estos niños se comportan de esa manera. Ya sabiendo el porqué, las estrategias para ayudar a mejorar las cosas con estos niños se hacen evidentes. En algunos instantes, logrando una comprensión más exacta acerca de las dificultades del niño puede en sí mismo llevar a cabo un mejoramiento en las interacciones entre adulto y niño, mucho antes de que cualquier otra estrategia formal se intente. Los primeros capítulos de este libro son dedicados a ayudarlo a usted a entender por qué estos niños se adaptan tan mal a los cambios y las demandas, se frustran tan fácilmente, y explotan tan rápidamente y a menudo. Usted aprenderá por qué las estrategias populares que se han usado para tratar al niño difícil, son en realidad menos efectivas de lo esperado. En los capítulos finales, usted va a leer sobre las estrategias alternativas que les han beneficiado a muchos niños, familias, y maestros con los que yo he trabajado durante los años.

Si usted es el padre de un niño explosivo, este libro le puede ayudar a restaurar un poco de cordura en su familia y ayudarlo a que usted sienta que en realidad sí puede manejar las dificultades que tiene su hijo con confianza y competencia. Si usted es un maestro, familiar, amigo, o terapeuta, este libro, por lo menos, lo ayudará a entender. No existe un remedio. Pero sin duda hay motivos para tener optimismo y esperanza.

CAPÍTULO 2

Los Niños Hacen Bien Si Pueden

U nas de las cosas más sorprendentes y gratificantes de ser padre es ver a su hijo desarrollar nuevas habilidades y dominar cada vez más complejas tareas con cada mes y año que pasa. El bebé primero gatea, progresa a caminar, y luego avanza a correr; balbucear se desarrolla lentamente en hablar; el sonreír se avanza hacia formas más sofisticadas de la socialización; aprender las letras del alfabeto prepara el escenario para leer palabras enteras, luego frases, párrafos, y libros.

No hace falta decir que los niños desarrollan estas, y una serie de otras habilidades, a ritmos muy diferentes. Este desarrollo es frecuentemente irregular en el mismo niño; por ejemplo, algunos niños aprenden a leer más fácilmente que aprender a sumar y restar. Cuando los niños no aprenden una habilidad tan rápidamente o fácilmente como se esperaba, a veces es porque no han sido expuestos al material (por ejemplo, tal vez Steve no puede golpear una pelota de béisbol muy bien porque nadie le enseño cómo hacerlo). Más común es que niños tengan dificultades en aprender una habilidad en particular a pesar de que tienen el deseo de dominarlo y han recibido la instrucción general necesaria para hacerlo. No es que ellos no quieren aprenderlo; es simplemente que ellos no aprenden tan fácilmente como se esperaba. Cuando esto sucede, a menudo les damos una ayuda especial (por ejemplo, ofrecemos asistencia correctiva en matemáticas o instrucción especial en golpear una pelota de béisbol).

Así como algunos niños tienen dificultad en la adquisición de ciertas habilidades académicas o deportivas, otros- los niños que tratamos en este libro- tienen dificultad en otras áreas de habilidades críticas: flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas. Interactuar bien con otras personas y manejar los problemas de la vida sin descontrolarse requiere la capacidad para adaptarse, la competencia en la resolución de problemas, la capacidad para resolver los desacuerdos de forma amistosa, y la modulación de las emociones que el niño experimenta cuando se siente frustrado. No hay muchas situaciones en el día de un niño que no requieran flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas. Cuando dos niños están en desacuerdo sobre cual juego jugar, esperamos que ambos tengan los conocimientos necesarios para resolver el conflicto de una manera mutuamente satisfactoria. Cuando los padres son forzados a cancelar un viaje al parque de atracciones, esperamos que el niño tenga la capacidad de expresar su decepción apropiadamente, considerar arreglos alternativos, y

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