Novela de guerra: Crónicas del campo de batalla, triunfos, sacrificios y la lucha por la victoria

Por Fouad Sabry

Qué es la novela de guerra

Una novela que trata sobre la guerra se conoce como novela de guerra o ficción militar. Es una novela en la que la acción principal tiene lugar en un campo de batalla o en un entorno civil, y los personajes están consumidos por los preparativos para la guerra, soportando los impactos de la guerra o recuperándose de la guerra a lo largo de la historia. Hay muchas novelas históricas sobre batallas.

Cómo te beneficiarás

(I) Información y validaciones sobre los siguientes temas:

Capítulo 1: Novela de guerra

Capítulo 2: Ficción de espías

Capítulo 3: Ficción histórica

Capítulo 4: Evelyn Waugh

Capítulo 5: Henri Barbusse

Capítulo 6: Novela inglesa

Capítulo 7: Matadero Cinco

Capítulo 8: John Cowper Powys

Capítulo 9: La Primera Guerra Mundial en la literatura

Capítulo 10: Casa de Muñecas

(II) Respondiendo a las principales preguntas del público sobre la novela bélica.

Para quién es este libro

Profesionales, estudiantes de pregrado y posgrado, entusiastas, aficionados y aquellos que quieran ir más allá del conocimiento o la información básica para cualquier tipo de novela de guerra.

 

• Idioma: Español
• Editorial: Mil Millones De Conocimientos [Spanish]
• Fecha de lanzamiento: 24 jun 2024

Vista previa del libro

Capítulo 1: Novela bélica

Una novela que trata sobre la guerra se denomina novela bélica o ficción militar. En este tipo de libro, la acción principal tiene lugar en un campo de batalla o en un entorno doméstico (a veces conocido como el frente interno), y los personajes están consumidos por los preparativos para la guerra, soportando los impactos de la guerra o recuperándose de la guerra. Un gran número de novelas bélicas son novelas históricas.

La poesía épica de los períodos antiguo y medieval, en particular La Ilíada de Homero y La Eneida de Virgilio, así como sagas como el Beowulf inglés antiguo y la literatura artúrica, son las fuentes de inspiración para el libro de batallas. Todas estas epopeyas se preocupaban por preservar la historia o mitología de las luchas que ocurrían entre varias sociedades, al mismo tiempo que creaban una narrativa que era fácilmente comprensible y tenía el potencial de fortalecer la memoria colectiva de un pueblo. Otras inspiraciones significativas para el libro de guerra fueron las tragedias escritas por dramaturgos como Eurípides, Séneca el Joven, Christopher Marlowe y Shakespeare, entre otros. La obra de Eurípides Las troyanas es una pieza tremendamente angustiosa que se centra en el tema de las miserias de la guerra y parece ser crítica con el imperialismo de los atenienses. Enrique V de Shakespeare, que se concentra en los acontecimientos que ocurrieron inmediatamente antes y después de la batalla de Agincourt (1415) durante la Guerra de los Cien Años, sirve como ejemplo de cómo la historia, la táctica y la ética de la guerra podrían mezclarse dentro de un marco que es esencialmente imaginario. Los romances y sátiras escritos en la Europa de la Edad Moderna, como el poema épico La reina de las hadas de Edmund Spenser y el libro Don Quijote de Miguel de Cervantes, por citar sólo dos ejemplos, tienen aspectos que afectaron al desarrollo de las novelas bélicas en los siglos siguientes. En términos de imágenes y simbolismo, muchos libros de guerra contemporáneos, particularmente aquellos que abogan por una postura que se opone a la guerra, están influenciados por la descripción de Dante del Infierno en el Infierno, la narración de John Milton de la guerra en el Cielo en el Paraíso Perdido y el Apocalipsis tal como se describe en el Libro bíblico del Apocalipsis. Uno de los ejemplos más notables de una novela de guerra escrita por un autor no occidental es el Romance de los Tres Reinos de Luo Guanzhong.

En el siglo XVII, cuando la forma realista de la novela comenzaba a ganar popularidad, la novela bélica comenzó a adoptar su forma contemporánea. Sin embargo, la mayoría de las novelas que presentaban conflictos eran sátiras picarescas en lugar de imágenes verdaderamente realistas de combates. Simplicius Simplicissimus, de Hans Jakob Christoffel von Grimmelshausen, que es una crónica semiautobiográfica de la Guerra de los Treinta Años, es un ejemplo de una obra que entra en esta categoría.

La cartuja de Parma (1839) de Stendhal, que representa la batalla de Waterloo, Guerra y paz (1869) de León Tolstói, que trata sobre las guerras napoleónicas en Rusia, y La insignia roja del coraje (1895) de Stephen Crane, que trata sobre la Guerra Civil estadounidense, son ejemplos de obras que contribuyeron al desarrollo de la novela bélica durante el siglo XIX. En cada uno de estos libros se incluye una descripción realista de batallas importantes, escenas de terror y atrocidades durante el combate, y conocimientos vitales sobre la naturaleza del heroísmo y la cobardía, así como la investigación de las preocupaciones morales.

Durante la Primera Guerra Mundial, autores de países de ambos bandos escribieron una cantidad sin precedentes de novelas bélicas. Estas novelas fueron escritas por estos autores. Por ejemplo, la novela del novelista y soldado francés Henri Barbusse Le Feu (también conocida como Bajo fuego), que se publicó en 1916, fue una de las primeras y más influyentes de estas obras. La escritura antibélica fue una tendencia que floreció después de la guerra, y la obra de Barbusse, con su franca crítica de la ortodoxia nacionalista y el fracaso militar, fue la novela que marcó el comienzo de este movimiento.

De igual importancia es la obra autobiográfica de Ernst Jünger, La tormenta de acero, publicada en Stahlgewittern (1920).

A diferencia de obras de ficción como Im Westen nichts Neues (Sin novedad en el frente), de Barbusse y Erich Maria Remarque, que se publicaron en años posteriores, Jünger escribe sobre la guerra como un héroe valiente que abrazó el combate y la hermandad a pesar del horror.

La obra no solo ofrece una perspectiva de la guerra que actualmente está infrarrepresentada, sino que también, además de esto, arroja luz sobre la perspectiva alemana de que nunca fueron realmente vencidos durante la Primera Guerra Mundial.

Después de 1918, se escribieron una amplia variedad de novelas de guerra durante este período de tiempo, como The Return of the Soldier (1918) de Rebecca West, que se considera una serie de novelas del frente interno, sobre el desafiante proceso de reintegrar a un soldado que fue conmocionado por un bombardeo en la cultura británica; Clérambault (1920), de Romain Rolland, sobre la furiosa manifestación contra el militarismo francés llevada a cabo por un padre desconsolado; y la novela Tres soldados (1921) escrita por John Dos Passos, la primera de un número relativamente modesto de novelas escritas en los Estados Unidos sobre la Primera Guerra Mundial.

También durante el período de tiempo posterior a la Primera Guerra Mundial, el tema de la guerra se aborda en un número cada vez mayor de libros que se consideran modernistas, la mayoría de ellos no eran novelas de guerra en el sentido tradicional de la terminología, por otro lado, que retrataban personajes cuya angustia psicológica y desconexión de la sociedad eran causadas directamente por sus experiencias durante la propia guerra.

Una novela escrita por Virginia Woolf que es un ejemplo de este estilo de libro es Mrs.

Dalloway, publicada en 1925, en la que una de las subtramas más importantes se centra en el sinuoso camino que toma un joven veterano, Stephen Warren Smith, Septimus, Acercándose a la locura y a la muerte por suicidio.

En 1924, después de completar su novela de guerra personal, Laurence Stallings la publicó, Plumes.

En la década de 1920, hubo un período de tiempo conocido como el boom de los libros de guerra, que ocurrió cuando un gran número de hombres que habían servido en el ejército durante la guerra finalmente estaban preparados para escribir abierta y críticamente sobre sus experiencias durante la guerra. La novela de Erich Maria Remarque Im Westen nichts Neues (Sin novedad en el frente) se convirtió en un gran éxito de ventas en todo el mundo en 1929. Esto se debió en gran parte al hecho de que era una descripción brutalmente precisa de los horrores de la guerra de trincheras desde la perspectiva de un soldado de infantería alemán. La novela griega anterior La vida en la tumba, escrita por Stratis Myrivilis, se publicó inicialmente por entregas en el periódico semanal Kambana (abril de 1923 - enero de 1924), y luego en 1930, en una forma revisada y mucho más amplia. Aunque no es tan conocida, el relato de la novela sobre los horrores de la guerra de trincheras es igual de impactante. Adiós a las armas (1929) de Ernest Hemingway, Muerte de un héroe (1929) de Richard Aldington, Der Streit mmm den Sergeanten Grischa (1927) de Arnold Zweig (El caso del sargento Grischa), y Los generales mueren en la cama (1930) de Charles Yale Harrison fueron todas obras importantes de la literatura. Company K (1933), que fue escrita por William March.

La década de 1930 vio una disminución en el número de novelas que se centraron en la Primera Guerra Mundial; Sin embargo, esta década vio un aumento en la popularidad de las novelas históricas que se centraron en guerras anteriores. Lo que el viento se llevó, escrita por Margaret Mitchell en 1936, es un ejemplo de una obra que ejemplifica este patrón. La novela es un recuerdo de la Guerra Civil Americana. Los invictos (1938) es la única novela escrita por William Faulkner que se centra en los años de la Guerra Civil; sin embargo, trata el tema de las largas secuelas de la guerra en otras obras, como El sonido y la furia (1929) y ¡Absalón, Absalón! (1936).

En la década de 1990 y principios del siglo XXI, hubo un resurgimiento de las novelas sobre la Primera Guerra Mundial. La trilogía Regeneration de Pat Barker, que incluye Regeneration (1991), The Eye in the Door (1993) y The Ghost Road (1995), así como Birdsong (1993) de Sebastian Faulks, un autor inglés, y más recientemente, Three to a Loaf (2008) de Michael Goodspeed.  un autor canadiense, se encontraban entre las novelas que se publicaron durante este período de tiempo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo un aumento en el número de novelas de guerra contemporáneas publicadas. Los libros de la Segunda Guerra Mundial fueron escritos en gran número por escritores estadounidenses, que hicieron que la batalla en el aire, en el mar y en teatros cruciales como el Océano Pacífico y Asia fueran vitales para la novela de guerra. Esto contrasta con las novelas de la Primera Guerra Mundial, que estaban dominadas por autores europeos. El motín del Caine de Herman Wouk, De aquí a la eternidad de James Jones y Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, la última de las cuales es una novela que tiene lugar durante la Guerra Civil Española, se encuentran entre las novelas de guerra de mayor éxito financiero escritas en los Estados Unidos.

Hierro en el alma fue el título original de la novela Sueño turbulento, que fue escrita por Jean-Paul Sartre y publicada en 1949, la tercera parte de la trilogía Les chemins de la liberté, Los caminos que conducen a la libertad, ilustra la caída de Francia en el año 1940, ... las emociones agónicas de un grupo de franceses cuya pasividad de antes de la guerra da paso a la toma de conciencia de la dignidad de la resistencia individual -a la ocupación alemana y al destino en general- y a la solidaridad con personas que son igualmente perseguidas en todo el mundo. Autor y filósofo francés del libro El bombardeo de Londres en 1940-1941 es el tema de tres libros escritos en el Reino Unido y publicados en 1943. Estas novelas son El ministerio del miedo de Graham Greene, Sin dirección de James Hanley y Atrapado de Henry Green de Henry Green.

Fair Stood the Wind for France es una novela escrita por H. E. Bates en 1944. La historia gira en torno a un piloto de un bombardero Wellington que sufre una grave lesión en el brazo cuando estrella su avión en la Francia ocupada por los alemanes durante el apogeo de la Segunda