Frío en el celuloide
El tercer hombre
l inicio de la Guerra Fría aparece ya perfilado en Rodada –sobre un guion de Graham Greene que adapta su propia novela– en 1949, cuatro años después del final de la Segunda Guerra Mundial, la trama sugiere las tensiones y desencuentros de las fuerzas aliadas tras la derrota del Tercer Reich. Viena es en este caso el escenario del artificioso reparto territorial consecuencia del la fobia por lo soviético, a pesar de que el largometraje sea crítico con todo y con todos. En varias secuencias aparece la decepción de los liberados vieneses que, si bien han dejado de padecer la tiranía de los nazis, se encuentran ahora bajo el mandato y directrices de unos desconocidos que ni hablan su lengua ni parecen querer entenderse con ellos. Resulta, sin duda, una crítica excelente a los pacificadores y también a las consecuencias de la guerra sobre la población civil, además de seguir a pie juntillas la estructura y los personajes del mejor cine negro de la posguerra (y con la inolvidable música de Anton Karas resaltando la acción).
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