Rescatada Por El Rebelde

Por Shaw Hart

Hará cualquier cosa por ella. 
Me gustan los perros.
¿Cómo acabé acogiendo a quince gatos?
La respuesta es Winnie Mae.
Dirige el refugio de animales local, y cuando alguien provoca un incendio allí, la rescato a ella y a los gatos.
Cuando me dijo que no tenían adónde ir, me ofrecí a cuidarlos.
¿Por qué iba a hacerlo?
Bueno, porque estoy enamorado de Winnie.
Ahora, necesito mantener a mi mujer a salvo... y convencerla de que está destinada a ser mía.

• Idioma: Español
• Editorial: Shaw Hart
• Fecha de lanzamiento: 16 may 2024
• ISBN: 9798224623631

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UNO

Aldis

—¿Algo más que haya que discutir? —Pregunto mientras me dispongo a dar por terminada esta reunión del Club.

Algunas personas mueven la cabeza o murmuran que no, y yo suelto un suspiro de alivio mientras doy por terminada la reunión y me dispongo a marcharme. Mi chica debe estar a punto de volver a casa, y me gusta seguirla. Solo para asegurarme de que llega sana y salva.

—¿Vas a acosar a tu chica? —Drak pregunta mientras salimos, y yo le miro.

—No la estoy acosando —argumento.

—Tampoco es tu chica —señala, y yo le gruño.

Levanta las manos en señal de rendición y yo me adelanto pisando fuerte hacia mi moto. Conocí a Drak en la Marina. Yo era un SEAL, pero él era un no-operador junto con Triton y Chance, otros dos miembros del MC. Todos son tipos sólidos.

Tampoco se equivoca. Winnie no es mía. Apenas reconoce que existo. Parece que no puedo llamar su atención, y créeme, lo he intentado.

Me mudé a Maplewood, Texas, hace un año. Me habían disparado en mi último despliegue y me dieron el alta médica. Sabía que no quería volver a Nuevo México ni a mi familia, así que lancé un dardo a un mapa y cayó en Maplewood.

Me arrepentí un poco cuando llegué aquí, pero entonces encontré el Rebel Hearts MC y me uní. Siempre me habían gustado las motos y la conducción. La emoción del viento al pasar, la adrenalina, la libertad. Me encantaba todo eso. El club encajaba perfectamente y, por primera vez, sentí que pertenecía a algún sitio. Dios sabe que nunca lo había sentido de niño.

Dos meses después de mudarme a la ciudad, asumí el cargo de Presidente cuando se fue el último. Fue una sorpresa cuando me votaron, pero siempre he sido un líder nato. Al menos, eso es lo que me han dicho todos los instructores y sargentos.

Las cosas iban bastante bien hasta que hace tres meses llegó a la ciudad un nuevo refugio de animales. En ese momento no le di mucha importancia. No hasta que un día fui a la ciudad y la vi.

Winnie Mae.

Estaba haciendo la compra en el supermercado de la ciudad y yo había pasado a comprar algunas cosas. Ella sonreía dulcemente a la cajera, y yo me detuve en seco y me quedé mirándola.

Era perfecta. Una larga melena pelirroja trenzada que le colgaba de un hombro. Sus ojos verdes brillaban a la luz del sol que entraba por la ventana y juro que parecía que resplandecía. Parecía literalmente un ángel. Un ángel hermoso y con curvas al que me encantaría hacerle guarradas.

Desde ese momento, puso patas arriba mi rutina. Supe que era para mí desde el momento en que la vi. Había algo en ella que encajaba conmigo. Estaba obsesionado desde la primera mirada, pero ella nunca me vio. Salió del supermercado, haciendo malabarismos con las bolsas, y no se dio cuenta de que yo estaba de pie junto a unos limoneros.

Intenté aprender todo lo que pude sobre ella. Esperaba que se fijara en mí para invitarla a salir, pero aún no lo he conseguido.

Lo que sé de ella es que es guapísima, muy reservada, le encantan los animales y es vegetariana. Pasa la mayor parte del día en el terreno que compró cuando se mudó aquí. Todo el día cuida de los animales. Llega todas las mañanas a las ocho y se va todas las noches a las seis.

Me aseguro de estar allí para vigilarla mientras se va. Han pasado muchas cosas raras en el pueblo. Robos, ataques e incluso algún incendio provocado. Aún no hemos podido probar nada, pero tengo una idea de quién está detrás. Todavía no han puesto sus ojos en Winnie, pero es mejor prevenir que lamentar.

—¿Alguna pista nueva sobre las cosas de la ciudad? —me pregunta Drak en voz baja mientras agarro el casco de la moto.

—No, todavía no. La policía no tiene ni idea.

—No me sorprende —gruñe, y yo asiento con la cabeza.

La policía de esta pequeña ciudad es igual de pequeña. No tienen recursos para ocuparse más que de algunos delitos menores.

—¿Quieres que alguno de nosotros lo investigue más? —Ofrece Drak, y me paro a pensar.

—Puedes intentarlo, pero no parece haber una conexión o razón para los ataques. Es un robo aquí, luego alguien siendo atacado a kilómetros de distancia en el otro lado de la ciudad. Tenemos que averiguar por qué esos lugares. Quiero decir, la tierra y los negocios no han valido mucho. Ninguna de las personas tiene nada en común además de vivir en Maplewood.

Drak asiente, frunciendo el ceño mientras reflexiona sobre el enigma de lo que ha estado ocurriendo por aquí.

—Tiene que ser la Familia del Crimen Vásquez —señala al cabo de un momento, y yo asiento con la cabeza.

—Lo sé, pero no sabemos quién en la ciudad está trabajando para ellos o cuál es su plan. Tenemos que averiguarlo. Y rápido.

Asiente y me pongo el casco. Tengo que ponerme en marcha si quiero alcanzar a Winnie antes de que se