Redención del Vaquero

Por Nicole Simon

La búsqueda de Jackson Turner para encontrar a su amor perdido, Amelia Montgomery, le lleva a una peligrosa misión a través del salvaje Oeste. En su implacable búsqueda del amor, Jackson debe enfrentarse a pueblos polvorientos y cañones traicioneros, al tiempo que se enfrenta a forajidos despiadados. Mientras la traición acecha en cada esquina y los obstáculos amenazan con destrozar sus sueños y esperanzas, el valor de Jackson se pondrá a prueba en una carrera contrarreloj. ¿Conquistará el amor todo, o será el salvaje Oeste el que reclame sus deseos? Descúbrelo en "Cowboy's Redemption", una apasionante historia de amor y determinación en la que el destino pende de un hilo.

• Idioma: Español
• Editorial: Nicole Simon
• Fecha de lanzamiento: 15 feb 2024
• ISBN: 9798224075355

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Nicole Simon

Redención del Vaquero

Un Misterio Romántico del Oeste

Copyright © 2024 by Nicole Simon

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First edition

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Contents

Capítulo 1: La desaparición

Capítulo 2: Un rastro de pistas

Capítulo 3: El misterioso desconocido

Capítulo 4: Secretos de los Montgomery

Capítulo 5: Problemas en el rancho

Capítulo 6: Descubrir el pasado

Capítulo 7: Persiguiendo sombras

Capítulo 8: Enfrentarse al peligro

Capítulo 9: Cierre

Capítulo 10: Nuevos comienzos

Capítulo 1: La desaparición

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El viento gemía al azotar las ramas yermas que arañaban el cielo, proyectando sombras espeluznantes sobre el suelo. Un cuervo graznaba siniestramente desde su percha, portador de oscuras noticias. La melancólica atmósfera se cernía sobre la pequeña ciudad, reflejando la agitación que asolaba los corazones de sus habitantes. Amelia Montgomery, la querida hija de los propietarios del rancho Montgomery, había desaparecido sin dejar rastro.

Jackson Turner acababa de ir a visitar a su madre, Margaret, que lo recibió en la puerta con expresión preocupada. Jackson, querido, creo que deberías atender esta llamada. Es la segunda vez hoy que llaman aquí buscándote.

¿Quién es? preguntó Jackson, secándose el sudor de la frente y desenredando los dedos de las riendas de su caballo. Ató al animal fuera y entró en el cálido abrazo de la modesta casa.

Es el Sr. Montgomery, respondió Margaret, con voz baja y urgente. Le pasó el auricular del teléfono, con las manos temblando ligeramente.

¿Sr. Montgomery? Hacía tiempo que no le veía, dijo Jackson, con la confusión instalada junto al cansancio que pesaba sobre él. Su mente se agitó, luchando por encontrar alguna razón para una llamada tan abrupta.

Jackson, ¿eres tú? El rico barítono del padre de Amelia retumbó a través de la línea telefónica, llenando la habitación de una urgencia que encendió una chispa de preocupación en el pecho de Jackson.

Sí, señor, soy yo, balbuceó Jackson, agarrando el auricular con más fuerza. ¿Qué puedo hacer por usted?

Amelia ha desaparecido, Jackson. Lleva desaparecida dos días y no tenemos ni una sola pista. Sabes lo unidos que estabais cuando erais pequeños… Siempre hemos admirado tu ingenio y tu inventiva. Eres la única persona en la que puedo confiar para llegar al fondo de esto. Por favor, hijo, te lo ruego, ayúdame a encontrar a mi hija.

Cuando las palabras salieron de la boca del Sr. Montgomery, la desesperación de su voz tocó una fibra sensible en lo más profundo del alma de Jackson. Amelia había sido algo más que una amiga de la infancia. Llevaba años enamorado de ella y la consideraba la encarnación de todo lo bueno y puro de las llanuras polvorientas que llamaban hogar.

Por supuesto, respondió Jackson sin vacilar. Haré todo lo que esté en mi mano para encontrarla. Lo prometo.

En el momento en que terminó la llamada, la mente de Jackson se agitó como una locomotora a toda velocidad. No podía quitarse de la cabeza la imagen de Amelia, su hermoso pelo castaño bailando al viento mientras jugaban juntos en aquellos interminables días bañados por el sol. Apretó los puños y los dientes, decidido a no dejar que su amiga desapareciera sin dejar rastro.

Amelia, te juro que te encontraré, murmuró en voz baja, con una mezcla de rabia y firme resolución.

A toda prisa, Jackson recogió lo imprescindible -su fiel revólver, munición y un desgastado sombrero de vaquero de cuero- y ensilló a su leal yegua, Butterscotch. El sol aún estaba bajo en el cielo, proyectando largas sombras sobre el árido paisaje mientras se dirigían hacia el rancho Montgomery. Mantenía sus pensamientos fijos en Amelia, reviviendo sus recuerdos juntos, alimentando su determinación de traerla de vuelta sana y salva.

A medida que el terreno rodaba bajo sus pies, suaves tonos naranjas y rojos pintaban el cielo de Montana, insinuando el vibrante mundo que aguardaba más allá de la escarpada extensión del salvaje oeste. El aire estaba impregnado del aroma de la artemisa y el polvo, que transportaba susurros de historias desconocidas de la tierra que el tiempo había olvidado.

Por fin se divisó la grandiosa entrada del rancho Montgomery. Sus puertas de madera se alzaban altas y orgullosas, flanqueadas por dos pilares de piedra adornados con el emblema de la familia: una M intrincadamente tallada entrelazada con una herradura dorada.

Cuando Jackson se acercó a la entrada, las puertas se abrieron con un chirrido, dejando ver a un hombre de rostro estoico cuyos ojos reflejaban a la vez gratitud y aprensión. Jackson, gracias por venir, dijo, tendiéndole la mano para ayudarle a desmontar. "Te estábamos esperando.

Gracias, respondió Jackson, asintiendo secamente mientras aceptaba la ayuda. Su corazón se aceleró con anticipación mientras sus agudos ojos escudriñaban el rancho, en busca de cualquier pista que pudiera conducirle al paradero de Amelia.

La opulencia del rancho Montgomery era evidente en cada detalle, pero bajo ese barniz de riqueza y extravagancia, una tensión inquietante impregnaba el aire, como si las mismas paredes contuvieran la respiración.

Jackson, dijo una voz suave, sacando a Jackson de sus pensamientos. Una mujer de pelo castaño y ojos que reflejaban los de Amelia estaba ante él, con las manos retorciéndose nerviosamente. Me alegro mucho de que hayas venido.

Sra. Montgomery, contestó Jackson, cogiendo con suavidad la mano que le ofrecía. Haré todo lo que esté en mi mano para encontrar a Amelia.

Gracias, susurró ella, con lágrimas en los ojos. Todos estamos perdidos. No entiendo cómo pudo desaparecer sin dejar rastro.

A veces, empezó Jackson, con voz firme y tranquilizadora, son los detalles más pequeños los que pueden llevarnos a la verdad. Hizo una pausa, estudiando los rostros preocupados de los familiares y amigos de Amelia reunidos a su alrededor. Estaba claro que depositaban sus esperanzas en él.

Empecemos por seguir los pasos de Amelia el día de su desaparición, sugirió, mirándoles a los ojos con determinación. "Necesito saber todo lo que hizo, adónde fue y con