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UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL
UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL
UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL
Libro electrónico125 páginas2 horas

UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL

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Información de este libro electrónico

Es la historia de una mujer llamada Ernestina, la cual desde muy joven desarrollo habilidades muy especiales que mas adelante le salvaran la vida y la de su familia. Fue muy religiosa, tuvo un acercamiento con el que fue el papa Benedicto del Vaticano. Amo mucho a su familia, los dejo muy unidos entre ellos con ciertas tacticas que uso, sobre todo ayudandoles en lo que mas pudo. Fallecio a los 101 anos, exactamente el dia en que nacio.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 dic 2023
ISBN9781662496721
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    UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL - Victor A. Ruiz

    cover.jpg

    UN LEGADO DE AMOR Y UNION SIN IGUAL

    Victor A. Ruiz

    Derechos de autor © 2023 Víctor A. Ruiz

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2023

    ISBN 978-1-6624-9658-5 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-6624-9672-1 (Versión Electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Introducción

    Primera parte

    Segunda parte

    Sobre el Autor

    Introducción

    Empiezo diciendo que yo no soy ni novelista ni escritor ni nada que se le parezca, pero creo que cualquier persona que hubiera tenido la fortuna y gran dicha de tener una madre como la mía, habría logrado escribir esta historia tan hermosa, fantástica y sobre todo llena de un inmenso amor, enorme trabajo, lucha constante por sobrevivir y sacar adelante a su familia y una gran dosis de religiosidad y caridad para con las personas que de ella, alguna vez necesitaron.

    El nombre de la mujer de quien me refiero en esta historia es Ernestina Espinoza Franco, su madre se llamaba Dolores Franco, y su padre Manuel Espinoza Córdoba. Ernestina nació un 12 de enero de 1918 en la ciudad de Guayaquil–Ecuador, dicen que desde que era muy pequeña comenzó a dar muestras de ser una niña muy inteligente y sobre todo muy inquieta y extrovertida; estudió la primaria en una escuela de monjas católica y al parecer esas enseñanzas religiosas penetraron profundamente en su corazón y su mente que jamás se separaron de ella, y siempre tuvo la fuerte convicción de la existencia de un gran Dios supremo. Después de terminar la primaria ingresó a un colegio llamado José Joaquín de Olmedo, allí estudió 6 años y aprendió taquigrafía y mecanografía, se graduó de taquimecanógrafa profesión que en realidad nunca la ejerció, ya que al parecer aunque se graduó de eso no le gustaba, y en vez de buscar algún trabajo en esa profesión se puso a ayudar a su madre en el negocio que esta tenía (su mamá), que era un pequeño restaurante donde ayudaba a atender a las personas que llegaban a comer, y era algo que le gustaba, compartir y conversar con la gente, en realidad eso lo hacía desde que estudió la secundaria, o sea que era una jovencita.

    Dicen que por esa época ya se vendían unas pequeñas escopetas que no eran armas de fuego, sino de unos balines llamados motas, por eso se llamaban escopetas de motas con las que las personas practicaban el tiro al blanco, que consistían en un círculo con un punto en el centro donde las personas trataban de clavar la mota lo más cerca posible, a Ernestina le llamó poderosamente la atención este juego y logró convencer a su mamá de que le comprara una de esas escopetas y comenzó a practicar mucho. El restaurante de su mamá tenía en la parte de atrás un patio y allí Ernestina había puesto un círculo dibujado en una cartulina grande con su punto en el centro del círculo, había pegado esto en una pares del patio de atrás del restaurante, ella practicaba con su escopeta. Pronto las personas que llegan a comer al negocio se dieron cuenta del entretenimiento de Ernestina y comenzaron a observarla, sobre todo porque ella había logrado una gran destreza y ya casi no fallaba, ya que siempre le daba al centro del círculo.

    Ella era zurda, o sea, todo lo hacía con su mano izquierda, entonces comenzaron algunos a desafiar, a querer competir contra ella, y como siempre ocurre, hasta hacían apuestas, Ernestina no apostaba, pero había algunos que si lo hacían por ella. Así transcurría el tiempo hasta que un día alguien llegó al restaurante con la noticia de que había llegado a la ciudad una academia de tiro americano, eso sí, era con armas de fuego. Revolver y carabina y como era de suponer, Ernestina comenzó a pedirle a su madre que la matriculara en esa academia porque quería aprender a disparar armas de fuego. A propósito me disculpan que haya pasado por alto un detalle muy importante, y es de que estoy hablando de Ernestina y su madre y no menciono a su padre, lo que pasa es que ella no lo tenía porque las abandonó a ella, a su madre, y a una hermanita que era muy pequeñita, y por eso Ernestina creció solo junto a su madre.

    Retomando la historia, cuando Ernestina le pidió a su mamá que la matriculara en esa academia de tiro, inmediatamente esta se negó porque le dijo que eso era muy peligroso, pero ella como siempre le rogó tanto que terminó convenciéndola. Y fue así como Ernestina ingresó a la mencionada academia, dicen que los instructores que le enseñaban a disparar eran muy exigentes, y desde el comienzo sometían a los estudiantes a muchas pruebas para ver si tenían aptitud para desarrollarse en esa disciplina. Fue así que Ernestina comenzó a tomar esas clases convirtiéndose en una de las mejores por su gran destreza y puntería para dominar ese tipo de armas de fuego, ella nunca compitió ni participó en ningún tipo de juegos o competencias de tiro como existe en nuestros tiempos modernos, pero por cosas del destino jamás se imaginó que el haber aprendido esa disciplina algún día salvaría hasta su propia vida.

    Ernestina, también dicen, que tenía otras inquietudes y aptitudes, sabía tocar un poco la guitarra y cantaba muy bonito. Por esa época había dos hermanas de apellido Mendoza–Sangurima que eran cantantes profesionales; un día llegaron al restaurante y fue cuando Ernestina les pidió que la escucharan cantar, y al parecer a las hermanas artistas les gustó mucho su voz y trataron de introducirla en el ambiente musical, pero esta vez su madre se opuso rotundamente porque creía que ese ambiente de farándula no era el adecuado para su hija.

    Como ya lo he mencionado anteriormente, Ernestina hacía diferentes cosas, también sabía bordar y tejer, además, aunque era bajita de estatura, era muy bonita y simpática, por esa razón tenía muchos admiradores y pretendientes. De todas esas cualidades y talentos que Dios le había dado, ella no se imaginó jamás, como mencioné anteriormente, que lo que más le ayudaría posiblemente a salvar su vida y la de su familia, que tendría más tarde, era el haber aprendido a disparar armas de fuego, ya que lo que le depararía la vida más adelante sería muy duro donde tendría que derrochar mucho coraje, valor, inteligencia, sangre fría, carácter muy fuerte para salir adelante ella con su familia.

    Un día que Ernestina estaba ayudando a su mamá en la rutina diaria del negocio del restaurante, apareció un joven con muy buena apariencia, andaba en un automóvil, de los pocos que había en esa época, y pidió algo de comer. Al parecer ambos jóvenes se miraron y hubo una conexión entre ellos. Desde ese momento el joven comenzó a ir todos los días al restaurante; se hicieron amigos, hablaban mucho entre ellos, hasta que un buen día se hicieron novios.

    Él se llamaba Víctor Manuel Ruiz, y trabajaba en una compañía bananera sudamericana, en esa época comenzaba a tener una gran importancia la producción del banano en Ecuador. Los dos jóvenes siguieron con su noviazgo, ella ayudando a su mamá en las labores diarias del restaurante, y él en su trabajo en la compañía donde trabajaba Víctor, y de esa manera es que se habían hecho buenos amigos. Pero un desgraciado día, por una serie de circunstancias, los países de Ecuador y Perú se enfrentaron en una guerra, y un señor, que era de origen peruano radicando en Ecuador por muchos años con su familia, decidió abandonar el país y puso en venta sus propiedades, y esta fue la razón por la que le propuso a Víctor Manuel, que era su amigo, venderles su hacienda a un precio módico y así dejar sus propiedades en buenas manos, Víctor aceptó la oferta y de esa forma adquirió esa hacienda.

    La vida de Ernestina continuaba normalmente con la misma rutina de siempre, y a pesar de que ya tenía novio, siempre le salían admiradores, porque como lo mencioné anteriormente, era una muchacha muy bonita. Entre esos admiradores hubo uno en especial que era músico y compositor de canciones ecuatorianas, y que al parecer estaba enamorado de Ernestina, aunque lo único que hubo entre ellos fue amistad. Al parecer, cuando se enteró de que ella ya tenía su compromiso con Víctor Manuel se alejó para siempre de ella, no sin antes componerle dos canciones, una de las cuales llevaba por título "Perdónala, señor".

    Por su parte Víctor Manuel, que como mencioné anteriormente. había comprado la hacienda, decidió que lo mejor para él era dejar el trabajo que tenía en la compañía bananera y mudarse al campo para dedicarse por completo a sacar adelante las propiedades que había adquirido. Fue así que un buen día se presentó en el restaurante para encontrarse con Ernestina y le contó todo lo que había pasado sobre la adquisición de sus tierras, y que él tenía que dejar la ciudad y hacerse cargo de sus propiedades, pero que ella tenía que decidirse si irse con él a vivir al campo o terminar con su relación. Ella le pidió que la esperara un día porque tenía que hablar con su mamá y que al siguiente día le daría una respuesta definitiva, él aceptó y así en la noche Ernestina habló con su madre sobre ese asunto.

    La mamá al principio le dijo que no le gustaba eso, primero porque la iba a dejar sola, y en segundo lugar porque le dijo que la vida en el campo era muy dura, le explicó que como ella había nacido y se había criado en el campo sabía cuan dura y difícil, y hasta peligrosa era la vida en esos sectores alejados de la ciudad, ya que Dolores, que era el nombre de la madre de Ernestina, se crio junto a sus padres y hermanos en el campo, conocía muy bien como era la vida en ese lugar, según ella en esa época en los campos había familias y personas de diferentes condiciones, unas eran buenas, pero había también personas muy malas algunos ladrones y asesinos que aprovechaban la situación de esa época, en la cual no había suficientes autoridades que protegieran a los campesinos. Se dedicaban a robarles los productos que los campesinos cosechaban, y animales como aves de corral, lo mismo que ganado, caballos, y cerdos que estos poseían, asaltaban sus casas y hasta en ocasiones los asesinaban.

    Por todas estas razones que Dolores le planteó a su hija, fue que se opuso a que Ernestina, que, por el contrario, a su madre nació y crio en la ciudad, se fuera a vivir al campo, considerando que allí su vida iba a ser muy dura y correría peligro, y para reafirmar lo que le estaba diciendo le dijo: "No te vayas, que ese lugar es un

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