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La Mirada de Juliana
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La Mirada de Juliana
Libro electrónico175 páginas2 horas

La Mirada de Juliana

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El romance "La Mirada de Juliana" gira en torno a un amor tan grande que es capaz de atravesar siglos, luchar contra acontecimientos, dificultades y desacuerdos para tener derecho al reencuentro.
Dinámico y dramático, se intercala con momentos de profundo éxtasis, que vibran luminosamente en las almas sensibles.
De sus entresijos surge uno de los problemas humanos más dolorosos, el aborto, como un tema que necesita ser visto con mucha cautela y madurez, ya que involucra un universo de circunstancias diferentes.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 oct 2023
ISBN9798223791508
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    La Mirada de Juliana - Saara Nousiainen

    LA MIRADA DE JULIANA

    SAARA NOUSIAINEN

    Traducción al Español:      

    J.Thomas Saldias, MSc.      

    Trujillo, Perú, Octubre, 2023

    Título Original en Portugués:

    O Olhar de Juliana

    © Saara Nousiainen, 2006

    World Spiritist Institute

    Houston, Texas, USA      

    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Del Traductor

    Jesús Thomas Saldias, MSc, nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80s conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Perú en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, habiendo traducido más de 250 títulos, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    Índice

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Capítulo 27

    Capítulo 28

    Capítulo 29

    Capítulo 30

    Capítulo 31

    Capítulo 32

    Capítulo 33

    Capítulo 34

    Capítulo 35

    Capítulo 36

    Capítulo 1

    Juliana terminó de maquillarse, se arregló el cabello y volvió a mirar su look. Ella sonrió, sintiéndose feliz, cogió su bolso, su maleta y se fue, dirigiéndose al ascensor.

    Hermosa, sus ojos de un azul profundo, que contrastaban con su piel morena clara y su cabello castaño, se iluminaban cuando sonreía, una sonrisa franca y plena, la clase de alguien que está feliz con la vida. De mediana estatura, el uniforme de azafata que resaltaba su bien formada figura le daba un toque de clase. Pero lo que más llamó la atención fue un atisbo de nobleza en la expresión de su rostro y en sus maneras amables y educadas, pero que no ocultaban firmeza y decisión. Hija de un juez paulista y de un médico cearense, a los 18 años había aprobado el examen de ingreso a Medicina, pero al mismo tiempo fue llamada por una aerolínea para realizar el curso de azafata de vuelo, que había sido solicitar. Eligió la segunda, entendiendo que la Medicina se podía hacer más tarde, a cualquier edad. Por ahora, los senderos aéreos le parecían más seductores.

    Al llegar al lobby del hotel, observó que la tripulación, afuera, ya estaba subiendo al auto que los llevaría al aeropuerto, mientras Anabel, una colega, se dirigía hacia ellos.

    - Hola Anabel... ¿Estás de vacaciones?

    - Nada. Solo unos días de descanso.

    - Me moría por verte - exclamó Juliana -. Imagínate... Conseguí un traslado a la base de apoyo aquí en Fortaleza.

    - ¿Es cierto? - Preguntó Anabel, con una sonrisa feliz -. Entonces vas a volver a casa... ¡Eso es genial!

    - Sí... estoy pensando en alquilar un apartamento y... podríamos compartirlo. Vives más aquí que allá.

    - Es una buena idea.

    Las jóvenes no se dieron cuenta que se habían detenido justo en medio de un set, donde un equipo estaba grabando un comercial.

    - No es posible... - refunfuñó André, que dirigía la grabación. Y volviéndose hacia Geni, su asistente, le preguntó:

    - Geni, saca a esta gente del cuadro.

    Geni suspiró, se encogió de hombros y se quedó en el mismo lugar, terminando de poner película en la cámara, con la que pretendía tomar fotografías del avance de la obra. Molesto, André se dirigió a las jóvenes:

    - Por favor, señoritas...

    Su mirada se encontró con la de Juliana. Se estremeció levemente, interrumpiendo lo que estaba a punto de decir.

    Algo en los ojos de la joven lo conmovió fuertemente. Juliana también sintió una sensación extraña e indefinible, pero Anabel la interrumpió diciendo:

    - Lo siento, hombre… nos estamos interponiendo, ¿no?

    André quedó como clavado en el suelo y sin palabras. Al observar que la tripulación la estaba esperando, Juliana se apresuró a decir:

    - Vuelvo el viernes, Anabel. Búscame, ¿vale? Me quedaré con mamá. ¿Aun recuerdas dónde está?

    - ¡Imagínate si lo olvidara! Tu madre es una buena persona.

    - Tengo que irme, dijo Juliana apresuradamente, mirando de nuevo a André, de reojo -. Búscame el sábado, en casa de mamá. No lo olvides, ¿vale?

    - Sí, lo haré, Juliana. Puedes dejar...

    Juliana se dirigió rápidamente hacia el auto. Al llegar a la puerta se dio vuelta y al ver que André la miraba disimuló y siguió adelante.

    André quedó muy impresionado, pero no queriendo mostrar lo que realmente había en su alma, le dijo a Geni:

    - ¿Viste, Geni? Esta mujer es el tipo ideal para ese comercial sobre turismo... Corre tras ella y consigue el número de teléfono, la dirección...

    Geni lo miró extrañado y, al darse cuenta que estaba tratando de ocultar su interés por la azafata, dijo un tanto groseramente:

    - Yo no. Ve tú, si quieres...

    André corrió detrás de Juliana, pero ya era demasiado tarde, el auto ya se había ido. De pie en la puerta del hotel, viendo alejarse el coche, sintió una vaga sensación de pérdida, la impresión de revivir algo que ya había sucedido antes, y esto le produjo una extraña desesperación, una sensación de fin.

    De origen humilde, André logró estudiar y ascender social y profesionalmente. Un chico guapo y atlético, dueño de una pequeña productora de vídeos comerciales y corporativos, y a los 28 años todavía estaba soltero. Puro y soñador, sólo quería una relación más seria cuando encontrara a la persona adecuada, su alma gemela, como decía en broma.

    Miró nuevamente en dirección al auto en el que había salido Juliana, murmurando:

    - Esa mirada... ¡Dios mío, cómo me conmovió!

    Por su parte, Geni miró la foto que le había tomado a las azafatas cuando conversaban en medio del set, apareciendo Juliana, en primer plano, en el momento en que André les hablaba. Con ella en la mano se dirigió a recepción sin reparar en Anabel que estaba de espaldas a ella esperando la llave.

    - ¿Cómo se llama esa azafata que acaba de salir? - Preguntó a la recepcionista.

    - Creo que es... Juliana.

    Anabel, volteándose, observó a Geni, tratando de reconocerla.

    - ¿Qué quieres con Juliana? - Preguntó con recelo.

    Geni había reconocido a Anabel, pero al no querer demostrarlo respondió, tratando de disimular el tono de su voz y su forma de hablar.

    - André, dueño de la Productora, quiere hacer un comercial con ella.

    Anabel pensó un poco y respondió:

    - No sé si estará de acuerdo... pero te daré la dirección de su madre, la Dra. Telma.

    Al ver que Anabel buscaba un papel, Geni le ofreció el reverso de la foto, donde la joven escribió el nombre y la dirección de la Dra. Telma.

    - ¿Yo te conozco de algún lugar? - Preguntó Anabel devolviéndole la foto. Geni fingió no oír. Miró el nombre y la dirección y comentó:

    - Dra. Telma Muñoz... es médico, ¿no?

    - Sí, sí… ¿lo sabes?

    La respuesta de Geni fue fría.

    - No, no la conozco. Gracias por la dirección.

    Al regresar al set, Geni colocó la foto debajo de otros papeles en su portapapeles y se apresuró a encontrarse con André. No quería que viera a Anabel y fuera a buscar información sobre Juliana.

    - ¿Que pasa contigo? - Preguntó André, encontrando extraño el accionar de la joven.

    - Nada nada. Intenté conseguir su número de teléfono...

    - ¿Lo lograste? - Preguntó ansioso.

    - Todavía no... pero puedes dejarme hacerlo. Ven, aprovechemos para grabar, ahora que está tranquilo.

    Al observar que Geni tenía razón, prefirió dejar el asunto para más adelante.

    - Está bien. Pero luego quiero tener una conversación seria contigo. No me gustan nada tus actitudes.

    Haciendo una reverencia burlona, Geni respondió con un ligero tono de ironía.

    - ¡Está bien, Señor André!

    Capítulo 2

    En su departamento del hotel, Anabel veía las noticias en la televisión. Mulata, de origen popular, era una belleza tropical que llamaba la atención. De cuerpo bien formado, cabello negro y ondulado marcando las líneas perfectas de su rostro, impuso su presencia con su manera decidida y una honestidad que afloraba a la superficie. Sabía exactamente lo que quería, sin que eso la volviera insensible.

    De repente se estremeció. En la pantalla, una foto mostraba a varios adolescentes frente a una casa antigua, mientras el locutor narraba la infancia y adolescencia de un delincuente que acababa de escapar espectacularmente desde la prisión. Luego, otra foto lo mostró en una pose de galán de favela, medio hacia un lado con una mano en la cintura.

    Anabel contuvo la respiración para no perderse ni una palabra de lo que decía el locutor.

    - Se llama Rico Chaves, pero se le conoce como Riquiño, porque desde adolescente siempre le gustó estar bien vestido. Comenzó a cometer pequeños hurtos para comprar ropa y zapatos que su madre, partera de un barrio proletario, no podía darle. Terminó ingresado en la Febem, pero se fugó antes de cumplir 17 años. Vivió de pequeños hurtos, hasta involucrarse en robos y tráfico de drogas…

    Anabel sintió como si en aquellas fotos regresara todo un pasado. Recordó la tarde en que se los llevaron. Su padre, borracho como siempre desde que murió su madre, no quería que ella se quedara en la calle. Pero su hogar era angustioso. ¿Sería realmente un hogar? Su corazón adolescente comenzaba a despertar junto con su cuerpo tomando forma de mujer, y ese hombre, allí, con un vaso en la mano, parecía mirarla extraño, como si deseara su sexo floreciente. Pero... era su padre. No había nada que temer… ¿o sí?

    Cuando el padre se preparó en la mesa, salió y se unió a los demás que jugaban pera, uva o manzana.

    Recordó la emoción que sintió cuando Riquiño la eligió. Su corazón latía con fuerza y su voz se ahogaba en su garganta. Por el rabillo del ojo, pudo observar la mirada de celos que le dirigió Geni.

    Riquiño estaba saliendo con Geni, pero él era el galán de los sueños de las chicas del

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