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Cuentos Surrealistas
Cuentos Surrealistas
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Libro electrónico59 páginas43 minutos

Cuentos Surrealistas

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Cuentos Surrealistas es un libro de cuentos y microrrelatos. Las historias allí relatadas son fruto en su mayoría de mi imaginación mescladas con la realidad. También, historias que se transmitieron de generación en generación. Las historias son de lectura rápida, sencilla pero que invitan también a la reflexión. Me apasiona escribir y poder transmitir un poco de eso en cada historia y que el lector se pueda ver involucrado en cada obra. Los invito a leer Cuentos Surrealistas y espero lo disfruten tanto como yo al escribirlos
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 jul 2021
ISBN9789878031163
Cuentos Surrealistas

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    Cuentos Surrealistas - Sabrina Ivana Avigliano

    Imagen de portada

    Cuentos surrealistas

    Cuentos surrealistas

    Sabrina Ivana Avigliano

    Servicop

    Índice

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Adiestramiento

    Al costado de la ruta

    Ataque sorpresa

    El Despertar

    El sueño del ángel

    Un frío viento de invierno

    Historias de Familia

    La biblioteca

    La cena de Navidad

    En busca de la civilización Mumbac

    La decisión

    La despedida

    La hormiga

    La huida

    La llamada

    La loca del pasillo

    La mosca

    La Muerte y el Río

    La villerita

    Los malos amores

    Los pasteles de la heladera

    Mensaje en la botella

    Nicanor

    Nunca te olvidaré

    Sr. Thomas

    Sucedió en otoño

    Un delirio de amor y locura

    Viaje a lo profundo

    Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión en forma idéntica sin la autorización expresa de la autora.

    ©2021. Sabrina Ivana Avigliano

    Primera edición en formato digital: junio de 2021

    Versión: 1.0

    Digitalización: Proyecto 451

    Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

    Adiestramiento

    Sara fue educada, como todas las mujeres, para pensar poco y enfocarse en su deber de casarse y tener hijos. Pero, mientras más crecía Sara, más le repugnaba la idea. Sin embargo, el día llegó. Se casó y al poco tiempo llegaron los gemelos. Una noche, mientras bañaba a sus bebés, no los sacó de la bañera y ambos murieron. Sara fue encarcelada por asesinato agravado por el vínculo. ¿Castigo justo? preguntó el psicólogo, ¿o en realidad no queremos ver que las mujeres son adiestradas desde que nacen para cumplir con su deber, pero no todas quieren hacerlo?. A las descarriadas, se las condena por desobediencia.

    Al costado de la ruta

    Durante años saboreé la amargura del odio y el rencor, pero eso me ayudó a superar aquella noche. Desde aquel día, planeo mi venganza contra aquellos que tanto mal me hicieron.

    Era una noche oscura y presagiosa. No debí haber ido a la fiesta; mi madre me lo advirtió, pero no hice caso. Bebí bastante. Pero no estaba borracha. Conocí a alguien que me invitó a ir a un lugar más privado y acepté. No sabía lo que iba a ocurrir, dada la ingenuidad de la adolescencia. Cuando llegamos cerca del río, solo sentí un fuerte golpe en la cabeza. Luego me metieron en un maletero para más tarde arrastrarme a un descampado. Aunque estaba semi inconsciente, jamás podré olvidar los rostros de mis atacantes: eran cuatro, y todos tomaron turno para violarme y luego golpearme hasta casi morir. Después de un tiempo, creyeron que estaba muerta y me tiraron al costado de la ruta antes de irse. Un patrullero de la policía me encontró desnuda, sangrando y muerta de frío. Me llevaron al hospital, me atendieron y estuve unas semanas internada. Mi madre me lo advirtió; ahora las dos lloramos. La policía nunca encontró a los culpables y sospecho que nunca los buscaron. En mi pueblo, si un rico ataca a un pobre, se sale con la suya. El dinero otorga poder y lava las culpas.

    El tiempo pasó, terminé el secundario. Me mudé a la ciudad y estudie en la Universidad. Cuando me recibí de abogada, traté por todos los medios legales de llevar a mis atacantes a juicio, pero lamentablemente el caso había prescrito. No planeaba darme por vencida.

    Fue entonces cuando conocí a Eduardo, un líder de la mafia narcotraficante. Inmediatamente, empecé a trabajar para él como abogada. Luego de ganarme su confianza, le confié

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