Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.: Cuentos Cortos/Vinetas para leer sin apuro, #1
Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.: Cuentos Cortos/Vinetas para leer sin apuro, #1
Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.: Cuentos Cortos/Vinetas para leer sin apuro, #1
Libro electrónico79 páginas59 minutos

Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.: Cuentos Cortos/Vinetas para leer sin apuro, #1

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Cuentos Cortos / Viñetas es un libro pequeño que fue escrito desde 1983 a 2020.

Las historias abarcan varios temas entre ellos : El amor, la muerte, la felicidad, la frustraciòn, la enfermedad.

Además, tiene poemas y viñetas cortas. Estos cuentos han sido un trabajo de años, en los cuales hay algunos aspectos autobigráficos.

 

El retrato corresponde al artista Brandon John Koonjly, 2023.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 abr 2023
ISBN9798223485223
Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.: Cuentos Cortos/Vinetas para leer sin apuro, #1
Autor

Consuelo Miranda A

Mujer transgresora, interdisciplinaria que ama viajar y sus perros. Escribir es importante para mi. Escribo desde muy niña. Publiqué mis primeros textos en la revista de mi colegio, en Santiago de Chile. Luego, he continuado escribiendo y publicando en diferentes países como Chile, USA, y Canadá. Tengo una fuerte inclinación por el teatro y en mi condición de escritora bilingüe, dos de mis obras fueron producidas en Eugene, OR y Albany, OR. "The Dance of the Condor" y "One Day Older". Estos Cuentos Cortos / Viñetas son una recopilación de sucesos y experiencias, algunas  autobiográficas, como el cuento "C", que escribí en un curso sobre Autobiografía en la Universidad de Oregon. Y otras reflexiones e historias orales escuchadas  durante mi viaje a Brazil, como "Acamari". "Los Franceses", en una historia muy querida porque fue real y la escuché en boca de mi madre en mi infancia. Nunca la olvidé. Estos cuentos reflejan emociones, conflictos y circunstancias entre la transición de mi juventud y adultez. Durante años, han ido madurando hasta dejarlos ir y compartirlos con los lectores de habla Hispana en las bibliotecas del Condado de Multnomah..  Tengo el propósito de seguir escribiendo y quiero volver a  escribir teatro. Agradezco el tener esta habilidad, la cual me ha ayudado y acompañado durante mi vida a seguir luchando y a contrarrestar las  vicisitudes  de mi destino. Además, me ha dado la alegría de poder comunicarme con otros y hacerme cada día más "humana".. Ya que los libros vuelan y cambian la vida de las personas.

Relacionado con Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.

Títulos en esta serie (1)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Relatos cortos para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro.

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Cuentos cortos & Viñetas para leer sin apuro. - Consuelo Miranda A

    C.

    Soy una C compacta, nada de contrahecha y mi fisonomía es, desde el principio al fin, controlada. El contrabando es una de mis características ya que tomé algo de la Q, de la O y casi, casi la G fui yo y yo fui G. Esto me ha contrariado sólo un poco, lo cual ya es una contradicción. Nacer C pudo haber sido un error, pero no lo fue, con ciertas habilidades propias y otras adquiridas yo he contrarrestado los avatares innatos de mi condición de C. Por lo tanto, aquello que pareció un contrasentido, sobre todo a mis hermanos mayores, llegó a ser una consolación para mis padres y unos pocos afligidos con los cuales he compartido mi cama, mi casa, mi cariño.

    Y en este oficio de ser C llevo ya cuarenta años. Pero no se engañen que la literatura, como el amor, miente. Mis rasgos me fueron dados por el azar y la genética. Acepté esa parte del contrato. El resto no lo dejé a las coincidencias. Es así que confié en mi intuición, mi competencia y rechacé el sentirme condenada en medio de tanta confusión.

    ¿Acaso era una ambición inalcanzable el querer conducir y confeccionar mi camino? ¿O por el contrario mi condición de C me obligaba a escuchar a tanto conferenciante estúpido que confabulaba congelando mi congénita curiosidad? Si se trata de confesar, debo decir que esa parte del convenio no me pareció del todo convincente.

    Me sentí convicta en el claustro de los convencionalismos. ¿Debía sentirme culpable por desear ser una C consagrada? Fueron muchas las citas, cláusulas y cobranzas con las cuales la sociedad, mi familia y la iglesia me censuraron. Ciertamente, al caerme llegué al cementerio, lo cual no es sinónimo de cielo.

    Es por eso que no creo en cronologías, cronómetros, cronistas, porque el tiempo nos engaña con su silencio. El año que aparece en mi certificado de nacimiento corresponde al de mi muerte. Y el año de mi certificado de defunción corresponde al de mi nacimiento. ¡Qué complicación tan complicada! Sin duda, ustedes saben que para vivir es necesario morir. La ley de los contrarios es tan vieja como la Esfinge.

    Es cierto que mi fisonomía es compacta, pero también es cierto que mi alma es un crucigrama. Acepté ese compromiso, así como acepté el compromiso que nos impone la creación. Y tantos otros, que se cruzan como hilos en un mantel de punto cruz.

    Durante los años que estuve muerta, el castañeo de mis dientes era el sonido de mi pobreza y mi hambre. En ese cuartito, tan tuyo, tan mío y, sólo a veces, tan nuestro. Los cuadros del cubrecama eran similares a los cuentos que tú me contabas: coloridos. De no haber existido tú, habría muerto mucho antes y aunque tu abandono me colgó de frentón, hacía ya años que yo me venía muriendo al igual que mis creencias frente a Dios, la familia, el país y yo misma. Las mismas mentiras se renovaban cada año como las estaciones ya que me apoyaba en ellas para creer que al menos había tenido un pasado, ya que me era imposible vislumbrar cualquier presente o futuro.

    En mi calidad de C, yo sabía que mi contienda era desigual porque a mi sexo le determinaron ciertos atributos que me limitaban y me relegaban al tercer patio. ¿Es posible renegar de la propia esencia? Yo morí porque en realidad nunca existí. Mi país me negó mi calidad de ciudadana, me negó mis derechos civiles y dejó mi civilidad marginada incluso antes de brotar. La comedia consistía en creerse libre, no acepté la coima. Yo deseaba ser considerada como ser humano pero la sociedad me consideraba sólo como mujer y como tal debía responder y conducirme. Yo aspiraba a una igualdad que nunca recibí y de la cual en verdad nunca tuve buen ejemplo, sólo los que me otorgaron los libros del Castor.

    Fue así como morí, como tantas otras, Carolinas, Celestes y Consuelos, prisionera sin rejas gritando por una libertad que sentía, me habían arrebatado sin consultarme. Una violación no sólo de derechos sino de ser. Morí, sí, sin competencia ni gloria como tantas otras conciudadanas, en las cuales pienso a menudo. ¿Habrá para ellas también una segunda vuelta? Mi corazón les corresponde la cortesía de cartearnos.

    Ignoro si fueron mis cacareos o mis arrebatos de ira que me llevaron a arrancarme los cabellos, los cuales hicieron que el castigo fuera conmutado y concluido como un cigarro que se consumió. ¿Quién dio esa orden? No quiero pensar que fue la casualidad, quiero creer que fue el clamor y la claridad con la cual presenté mi cuestionario. Lo conciso fue que se me dio otra ciudadela, otra ciudadanía, otra vida, pero esta vez sin custodia ni crédito: la única condición fue la vida conyugal. ¡Qué sorpresa! ¡Yo casada! ¡Pues sí! ¿Qué letra escogería? Pues bien, la F, de forastera.

    A veces es porfía o

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1