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Un corazón pensante
Un corazón pensante
Un corazón pensante
Libro electrónico167 páginas2 horas

Un corazón pensante

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Información de este libro electrónico

Un corazón pensante es la historia del camino espiritual de una niña distinta de las demás, que amaba la soledad y se formulaba numerosas preguntas; una niña que buscaba lo sagrado en cada detalle cotidiano, que sabía sorprenderse ante la naturaleza, sus leyes y sus maravillas.
Susanna Tamaro sigue así ofreciendo a sus lectores un personalísimo diario de su propia alma, que se lee como una novela y que deja al desnudo, como nunca había hecho hasta ahora, su espiritualidad personalísima, que no sacrifica la realidad al misterio, pero que acoge el misterio en la realidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 feb 2017
ISBN9788432147258
Un corazón pensante

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    Un corazón pensante - Susanna Tamaro

    SUSANNA TAMARO

    UN CORAZÓN

    PENSANTE

    EDICIONES RIALP, S. A.

    MADRID

    Título original: Un cuore pensante

    © 2016 by SUSANNA TAMARO

    © 2016 de la versión española por ELENA ÁLVAREZ,

    by EDICIONES RIALP, S. A.

    Colombia, 63. 28016 Madrid

    (www.rialp.com)

    Preimpresión: produccioneditorial.com

    ISBN: 978-84-321-4725-8

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Dejad que yo pueda ser

    el corazón que piensa en esta barraca.

    ETTY HILLESUM

    Cuando buscas a Dios,

    Dios es la mirada de tus ojos.

    JALAL AL-DIN RUMI

    ÍNDICE

    PORTADA

    PORTADA INTERIOR

    CRÉDITOS

    CITAS

    PRIMERA PARTE. PRUEBAS DE VUELO

    ¡UNA NIÑA!

    UNA ANTENA CON LOS CABLES AL AIRE

    EL NOMBRE DE UNA PISTOLA

    LAS PREGUNTAS

    RESPLANDORES EN LA NOCHE

    EL TIGRE Y EL ACRÓBATA

    LAS LÁGRIMAS

    MASCULINO, FEMENINO

    DESEO, LUEGO EXISTO

    DE CINTURA PARA ABAJO

    ¿QUÉ ES, EN REALIDAD, EL HOMBRE?

    EL VIAJE DEL ALMA

    NOCHES DE INSOMNIO

    NIÑOS SIN MÁS

    LOBOS Y CORDEROS

    ¿UN CAPRICHO DEL DESTINO?

    DEMASIADAS TARAS

    INDIVIDUOS Y PERSONAS

    TRISTES CARNAVALES

    COMO TODAS LAS DEMÁS

    HIJOS DE LA COMPLEJIDAD

    UNA VARIEDAD SIN LÍMITES

    NECESIDAD DE ORDEN

    EL NÚMERO DE LOS NÚMEROS

    DEL VIVIENTE AL NO VIVIENTE

    LA MENTE Y EL CORAZÓN

    ¡NO SOMOS SOLO POLVO!

    EL LLANTO DE MI PADRE

    SEGUNDA PARTE. LA PARTE NO MEDIBLE

    UNA VOZ

    LAS RUINAS DEL AMOR

    UN MUNDO CONSTRUIDO SOBRE ARENA

    ¡TIENES QUE SUBIR!

    LA DESNUDEZ

    LAS RAÍCES DE MI PAZ

    ¿POR QUÉ CREAR PARA LUEGO DESTRUIR?

    EL DON DEL ESTUPOR

    EL ENCUENTRO CON LA RELIGIÓN

    PADRES QUE MATAN A SUS HIJOS

    LAS CUENTAS NO SALEN

    UNA DENSIDAD DISTINTA EN EL AIRE

    ¿HASTA DÓNDE LLEGA UN AGUILUCHO?

    UN SUTIL HILO ROJO

    ¡ALGUIEN TIENE QUE PAGAR!

    VAGABUNDEOS

    ¡HÁBLAME!

    EL ADVERSARIO

    FE Y RELIGIÓN

    NOSTALGIA DE LA ETERNIDAD

    BIEN Y BIENESTAR

    EL FULGOR DE LA FE

    ABRIRSE AL ENCUENTRO

    TERCERA PARTE. UN FARO EN LA NOCHE

    HERMANO SOL, HERMANA LUNA

    UN ALIENTO MAYOR

    OJOS FIJOS EN LA CRUZ

    UNA VOZ COMO UNA FLECHA

    BIEN PRÊT-À-PORTER

    PODER VS. AMOR

    LA LUZ Y LAS TINIEBLAS

    UN CAMINO ANTE NOSOTROS

    LOS AÑOS DE OSCURIDAD

    UNA HERIDA PERMANENTEMENTE ABIERTA

    EL PRIMER COMBATE VERDADERO

    LA TARANTELLA Y LA ESPADA

    EL MAL ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS

    LA LLAMA QUE ARDE

    BALLENAS Y ZANAHORIAS

    HACIA LA SANTIDAD

    UN RÍO CÁRSTICO

    UN HAZ DE LUZ

    LA DISONANCIA PRESTABLECIDA

    MONOTONÍA QUE HIERE

    VIVIR COMO MUERTOS, MORIR COMO VIVOS

    EL DON DE LA VISIÓN

    LA NATURALEZA NO AMA EL VACÍO

    LA FRAGILIDAD DE DIOS

    UN POCO MENOS QUE LOS ÁNGELES

    SIN FILTROS NI BARRERAS

    REIVINDICO, LUEGO EXISTO

    DIOS ES UN NIDO

    SUSANNA TAMARO

    PRIMERA PARTE

    PRUEBAS DE VUELO

    ¡UNA NIÑA!

    APRENDÍ A CALLAR bastante pronto.

    Cada vez que abría la boca provocaba un auténtico desconcierto, por lo que era mejor permanecer callada, o decir solo aquellas cosas que los demás esperaban que dijera. Intentaba mimetizarme, aspirar a lo que aspiraban todos a mi alrededor, tratando de transformar el tigre que llevaba dentro en un gato doméstico, o en una muñeca de trapo. Pero era gorda y torpe, y era demasiado fácil que mis imaginaciones se vinieran abajo.

    Para mí, la diversidad no era motivo de orgullo. Al contrario, habría estado más que dispuesta a liberarme de ese peso.

    Me ponía muy contenta en las raras ocasiones en que lograba hacer creer a todos que era normal. A mí también me encantaba engañarme, durante algunas fracciones de segundo: divertirme con lo que se divertían los demás, o llorar por lo que lloraban. Se trataba de mantener los papeles, dejar que los adultos fueran adultos, mientras yo solo era un niño. Es más, una niña.

    ¡Una niña!

    ¿Podía existir algo más radicalmente alejado de mi ser más profundo?

    A una niña tenían que encantarle el color rosa y las puntillas, cuidar de las muñecas y divertirse imitando a las mujeres adultas; se esperaba que echara mano, a escondidas, del maquillaje de su madre, que se pusiera sus zapatos e hiciera equilibrios sobre los tacones; tenía que gustarle la charla ligera, y la competición exhibicionista con sus compañeras.

    Una niña debía ser, por entonces, bonita y servicial. «La mujercita de casa», decía mi abuelo, con orgullo, cada vez que venía a visitarnos.

    ¿Será posible, me preguntaba yo, que nadie vea mi cola, larga y suave, moverse con una lentitud amenazadora? ¿Será posible que nadie, al mirarme a los ojos, caiga en la cuenta de las brasas ardientes que llevo en lo más profundo del corazón?

    ¡El tigre se veía obligado a hacer de muñeca!

    UNA ANTENA CON LOS CABLES AL AIRE

    HASTA QUE COMENCÉ en la escuela infantil, me llamaba a mí misma no con mi nombre, sino con uno masculino. Después, sentada tras el pupitre, tuve que someterme a la despiadada costumbre de pasar lista. Con vergüenza infinita —acrecentada por un quesito que llevaba mi nombre, de moda en aquella época— empecé a vivir bajo el yugo de quien todo lo resulta extraño.

    Si hubiera podido elegir por mí misma me habría llamado Electra, porque siempre he percibido un hormigueo de electricidad correteando por mi cuerpo y por mi mente, y que me convierte en una antena con los cables al aire.

    ¡Qué gran misterio encierra el momento en que los padres eligen el nombre de ese ser cuyo rostro aún no conocen! Tengo la convicción de que existe un ángel encargado de hacerlo; el mismo que, a lo largo del camino, se inclina y se acerca al oído de la madre para susurrarle esa sucesión de letras, hasta entonces desconocida.

    En el fondo, cualquier nacimiento va precedido por una pequeña anunciación. El ángel susurra el nombre, y ese nombre será la puerta que cada uno deberá cruzar para entrar en su propio destino.

    Solo con el paso de los años, al crecer, he comprendido que era realmente Susanna desde el mismo instante en que la blástula empezó a aumentar, y que ese nombre sería la cruz y la gracia en mi camino.

    Susanna, en hebreo, significa «lirio blanco»: una flor que, en la iconografía cristiana, simboliza la pureza.

    El episodio bíblico narrado en el libro de Daniel confirma la historia de una inocencia traicionada. Lo hace aún más el mundo de la naturaleza, que ha creado un simpático coleóptero de uniforme rojo que solo vive en los lirios, pero no para embriagarse de su perfume y su belleza, sino para usarlos como refugio. A no ser que se usen antiparasitarios, es muy difícil encontrar un lirio que no esté marcado por sus persistentes manchas marrones.

    En el mundo hay una energía empeñada en ensuciarlo todo, en corromper lo que no está ni sucio ni corrupto. Siguiendo los indicadores de alarma que proporciona la psicología, nos hemos olvidado tal vez demasiado deprisa de la presencia de esta fuerza omnipresente, de su deseo constante de ahogar lo bello y hacer opaco la verdadero.

    EL NOMBRE DE UNA PISTOLA

    AUNQUE HAN TRANSCURRIDO más de veinte años desde la muerte de mi abuela —y sus últimos seis los pasó en la penumbra de la demencia—, todavía siento que existe entre nosotras un vínculo especialmente fuerte.

    Ella fue el faro que iluminó mi infancia y mi adolescencia. Su luz intermitente impidió muchas veces que naufragara en plena tempestad.

    Mi abuela ya había leído a Freud cuando en Italia era un desconocido, y dominaba mucho más que la Biblia las moneditas del Ching y el Libro de las mutaciones taoísta, traducido por su tío, Bruno Veneziani. No obstante, la Biblia seguía siendo su libro preferido. Era una mujer muy guapa, de gran carácter, y le encantaba la literatura. A los ochenta años seguía recibiendo ramos de flores de sus admiradores. Culta e inquieta, lo único que lamentaba era no haber podido sacar partido a su gran inteligencia, a causa de la época y del ambiente en que le había tocado nacer. Había sido una pésima madre, pero supo dar lo mejor de sí misma como abuela.

    Gracias a su agudeza psicológica, una Navidad encontré bajo el árbol un traje de cowboy igual al de mi hermano.

    Todavía recuerdo mi trepidación al ponerme el cinturón, ajustándolo por los lados, y al sujetar al jersey la estrella de hojalata del sheriff. No quería quitármela ni para dormir. Cuando descubrí que la pistola llevaba grabado mi nombre —Susanna— mi

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