Cuando las leyes se vuelven atemporales o somnolientas

Por Marta Garcês

Cuando las leyes se vuelven atemporales o somnolientas es un pequeño poemario repleto de dualismos, pasión y un canto al amor más interno en unión con la vida.
Bajo las alas de las leyes o principios que rigen la vida humana (mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo causa-efecto y género), la autora se mimetiza con estas para hacer unos bellos escritos ante las tinieblas que se acercan, y crear una atmósfera espiritual y a la vez real sobre el amor y el dolor.

• Idioma: Español
• Editorial: ChiadoEditorial
• Fecha de lanzamiento: 15 abr 2016
• ISBN: 9789895136360

Marta Garcês

Marta Garcês nació en Barcelona en mayo de 1984, aunque su vida siempre ha estado estrechamente ligada a Huesca, ciudad de sus antepasados y a la que guarda un inmenso cariño. Es licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona, y en la actualidad trabaja como profesora especialista de Educación Infantil y Primaria. Ha participado en algunos recitales en su ciudad natal, colaborado con sus letras con escritores y compositores nacionales y en antologías tales como Versos desde el Corazón (2015), La Isla de la Palabras Perdidas (2015), Y lo demás es silencio (Chiado, 2015), entre otras. Además colabora con asiduidad en revistas online especializadas. En enero de 2015 salió a la venta su primer poemario autoeditado, Días de vinos y de Espinas, una pequeña recopilación de poemas y escritos viscerales y con una visión muy personal de las sensaciones humanas. Cuando las leyes se vuelven atemporales o somnolientas es un paso hacia esa “emancipación interior” que la autora busca haciendo lo que más lo gusta, saldar sus deudas mediante la palabra escrita.

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AGRADECIMIENTOS

A Miguel Ángel, por su amor incondicional, su paciencia, sus consejos pero sobre todo por la manera en la que sus ojos me siguen mirando después de tantos años. Cómo sólo él sabe.

A Silvia Zaragoza por dejarme siempre con la lágrima asomando cuando intentamos arreglar el mundo con una copa de vino en la mano (o dos).

A Roc, la razón por la que creo en la inocencia humana de nuevo. Y a sus papás, Pere y Núria, por sacarme a bailar cuando me duelen los pies y me obligan a deshacerme de los tacones de la tristeza.

A Mari Carmen, mi mamá. La persona que conoce más de mí que yo misma. Porque cualquier momento es el idóneo para celebrarlo. Y no importa el lugar.

A mis padres, Ana e Isidro, que